sábado, 29 de abril de 2023

                            Confederación Imperial Galáctica


Libro - 19

Diplomacia


4











Fecha estelar - 5345

4º Cuadrante Militar del Imperio

Sistema Strela

Parque Natural Strela

Strela III

 

 

El séptimo día el grupo llego al primero de los Fuerte de Colonización en donde pasarían un par de días para descansar, fue allí donde Jhored decidió que su lanzadera personal fuese a buscarle para llevarle al Represor, donde atendería, en primer término, a los embajadores de Vega y la Republica Tharkana… Jhored sabía perfectamente lo que ambos embajadores querían, y lo cierto es que no estaba dispuesto a concedérselo así como así, les pensaba hacer sudar antes de aceptar hasta cierto punto sus peticiones.


La Mancomunidad Federada de Vega quería que las fuerzas fronterizas de la Confederación Imperial reforzasen sus inspecciones a cualquier nave que se dirigiese hacia Vega y bloquease o informasen de cualquier elemento potencialmente peligroso, justo como se hacia antes de que pusiesen en la picota a su Alteza, con la diferencia, de que en esta ocasión si que no querían que las fuerzas de la Confederación Imperial decidiesen la ruta que debían de seguir los cargueros.

Para explicarlo un poco, digamos que desde la Confederación Imperial existen cuatro rutas principales en dirección a la Mancomunidad Federada. Las ordenes que Jhored dio a las fuerzas de control fronterizo fue de controlar el trafico de mercancías, inspeccionar el mayor numero posible de naves, y enviar a cada nave por la ruta que por su destino les correspondiese, les gustase o no, por las buenas o por las malas… Realmente este ultimo punto fue el que sentó francamente mal a muchas de las principales compañías Veganas. Así mismo, fue lo que provocó que el Embajador Vol-Tiaplos decidiese ir contra su Alteza para congraciarse con esas “potencias” económicas de Vega y cuya ayuda le podría ir muy bien para su carrera…

Las nuevas órdenes de su Alteza relajaron las inspecciones, además de reforzar la presencia de la Flota por el incremento de naves Veganas en el Sector, crearon ciertos puntos ciegos por los que cualquiera que fuese intrépido y tuviese suficiente arrojo podría pasar de un lado a otro sin que aparentemente nadie les controlase. La disposición de las patrullas había creado un estrechísimo pasillo entre los distritos segundo y tercero que cubrían las fronteras Veganas y Razors… Dicho pasillo, como por casualidad era permeable en dirección a Vega, sin embargo, estaba perfectamente cubierto hacia la Frontera Razors, y las patrullas del tercer sector eran lo bastante contundentes al disparar primero y preguntar después, como para que nadie quisiese correr el riesgo de atravesar en aquella dirección.

El problema de la Flota Vegana desplegada la frontera, es que dicho pasillo parecía tener vida propia, pues su punto ciego se movía erráticamente entre una veintena de diferentes sistemas del sector, y el número de naves necesario para cubrirlo era inviable. Además, nada les garantizaba que simplemente esa brecha no se moviese en otra dirección, lo único seguro es que cubrirlo por completo solo provocaría un incremento de tensión en la Frontera. Solo tres meses después de que esas nuevas ordenes entrasen en vigor, los servicios de seguridad Veganos detectaron un alarmante incremento en el rearme de los rebeldes Razors, y todo apuntaba hacia la frontera de la Confederación Imperial.

Jhored también tenia noticias de la presencia de miembros de la inteligencia Vegana en el planeta Lasht, sede del consejo de Clanes Razors en la Confederación Imperial. Los servicios de inteligencia Veganos habían estado tanteando la situación, encontrándose con la desagradable sorpresa de que prácticamente ningún Razors residente en la Confederación Imperial quería ni oír hablar de sus antiguos “amos” del Imperio. Desde que estaban en la Confederación, económicamente habían mejorado como nunca pensaron que conseguirían, sus planetas tenían escudos defensivos, las tropas desplegadas en sus mundos eran de sus propios clanes Razors y hacia poco que los primeros cadetes de su Raza habían sido admitidos en una de las mejores Academias de la Flota o el mismo ejército. Además, cuando había existido algún riesgo para ellos la Confederación respondió mejorando sus defensas. Además, también gracias a su Alteza Imperial, sus fuerzas de defensa habían sido entrenadas por varias de las mejores unidades de la Confederación Imperial, y en especial por los famosísimos “Cazadores de Hiperbórea”, algo que tenían muy en cuenta.

Si la gente de a pie no quería saber nada de los “antiguos métodos”, las direcciones de los diferentes clanes menos aún. La inteligencia Vegana también detecto que, si bien la gente de a pie le era leal a la Confederación Imperial, sus dirigentes, por todo lo que este parecía haber hecho por ellos, le eran aun mas leales a su Alteza Imperial el Príncipe Jhored. Todo esto dejaba fuera a estos clanes Razors de cualquier posible ecuación en contra de la Confederación Imperial… De hecho, varios agentes del Imperio Razors habían sido denunciados por la población y ejecutados de forma inmediata por las autoridades de Lasht, Capital de los Mundos Razors en la Confederación Imperial. Todo esto junto con su brillante idea para poner en “apuros” a su Alteza Imperial, había ayudado a colocar la cabeza del Embajador Vol-Tiaplos en la picota…

Jhored estaba dispuesto a modificar las ordenes de la Flota y las fuerzas fronterizas, incluso a terminar con el pasillo ciego que había creado, pero no tenía la menor intención de solucionarle a Vega sus actuales problemas con el contrabando de material “complicado”. Evidentemente la resistencia Razors se resentiría, pero no lo bastante como para que pudiese ser fácilmente vencida o no les terminasen por llegar suficientes suministros como para poder continuar con sus revueltas. Jhored era más que consciente de que mientras que buena parte de las fuerzas de la Mancomunidad de Vega estuviesen comprometidas allí, su gobierno procuraría evitar en lo posible provocar ningún conflicto con la Confederación Imperial, máxime cuando sabia además que algo semejante seria sin duda aprovechado por la Liga de Mundos Libres para atacarles. Tras cuatro horas de “arduas” negociaciones, el muy contento embajador Vol-Tiaplos consiguió prácticamente todo lo que quería de su Alteza Imperial, dejando perplejo al embajador Korsic de la Republica Tharkana…

Por su parte el embajador Tharkano quería algo mucho mas simple, el libre acceso de sus naves comerciales a las puertas de Gusano de la Confederación Imperial y así poder incrementar su comercio con esta. La Republica Tharkana estaba constreñida entre la Liga de Mundos Libres y la Mancomunidad Federada de Vega, los cuales se llevaban a matar. La situación económica de la Republica era complicada pues tenía que hacer juegos malabares entre ambos para sobrevivir económicamente, pero la presencia de las Puertas y el posible acceso por ellas al territorio de la Confederación, o a otras zonas inaccesibles hasta ahora a través suyo, les habría un enorme mercado. En cierto modo era un riesgo, porque la Confederación podría llegar a convertirse en un soporte económico para el punto mas vulnerable entre ambas potencias, Vega y La Liga, con las cuales, además, también tenía frontera. No obstante, y aunque era una situación que Jhored estimaba como beneficiosa a largo plazo, tampoco tenía la menor intención de ponérselo fácil al embajador...

Por el contrario, a las Vikaras, a las otras legaciones que en esos instantes se dirigían a Strela III o al inepto de Vol-Tiaplos, el embajador Korsic era extremadamente inteligente y llevaba mucho tiempo con puesto fijo en Capital, por lo que conocía más que de sobra a Jhored. Su Alteza Imperial sabía que con él no funcionaria su cuidadosa puesta en escena de los últimos meses, el embajador Korsic no se tragaría ni por un solo segundo cualquier presunta “negligencia” o posible “estupidez” por su parte… Por ello Jhored, una vez Vol-Tiaplos salió de la sala de reuniones cambio su expresión relajada, fue directo y conciso con las condiciones que ofrecía a la Republica Tarkhana antes siquiera de que el embajador Korsic tuviese tiempo de decir nada. Las condiciones que su Alteza ofrecía eran muy buenas para la Republica Tarkhana, de hecho, incluso se mejoraba lo que esta apuntaba como el máximo posible a conseguir…

Como ya se ha dicho, el embajador Korsic no era ningún estúpido, y conocía perfectamente las capacidades de su Alteza Imperial. Ante tan excelentes condiciones no dudo ni por un solo instante que su Alteza con esto conseguía algo que era obvio que nadie en su delegación parecía haber visto venir… Korsic le pidió a su Alteza tiempo a solas con sus subordinados para poder estudiar la propuesta que habían recibido, algo que Jhored acepto, aunque también le especifico al embajador que era la única propuesta que iban a recibir por su parte, si no estaban conformes deberían de tratar con el servicio diplomático de la Confederación y no con él. El embajador apenas tardo un par de horas tras estudiar detenidamente la oferta en darse cuenta de cual era la intención de su Alteza a largo plazo. Si aceptaban esta oferta tan beneficiosa para ellos, su economía podría despegar de un modo que ni siquiera se habrían atrevido a soñar, pero esto les planteaba un problema obvio cuando todo se estudiaba en detalle…

Si o si, si aceptaban este acuerdo terminarían por depender de la Confederación Imperial y tendrían que alinearse con ella de forma firme en cualquier problema que esta tuviese con Vega o con la Liga de Mundos Libres… o terminarían en la más absoluta ruina… En realidad, no era eso exactamente lo que Jhored pretendía, lo que en realidad quería era poner un problema en la retaguardia de la Liga de Mundos Libres y de la Mancomunidad Federada de Vega en caso que hubiese problemas con cualquiera de ambos, bien para la Confederación o para la propia Republica… Pero no tenía la menor intención de convertirse en el soporte militar de la seguridad de la Republica.

Jhored no pretendía convertir a la Confederación Imperial en una superpotencia de la zona, lo que pretendía era crear una situación estable en la que para cualquiera con dos dedos de frente la posible opción de un enfrentamiento les presentase más de una docena de muy posibles problemas insolubles. Y serian las puertas de gusano las que le proporcionasen esta “estabilidad” forzada. Jhored quería estabilidad sin tener que convertirse en el matón del barrio, lo que implicaría un considerable incremento en los gastos militares y que a largo plazo podría terminar por carcomer la economía de la Confederación Imperial.

Con la limitación de uso de la puerta de gusano del sistema Capital que Jhored instauro desde el comienzo de su uso, les fue mostrando un caramelo a todos los que habían construido la suya, y era justo ahora cuando estaba apunto de comenzar a sembrar los beneficios calculados para el largo plazo. Quien había construido su puerta había tenido en todo momento dos cosas en mente, que dicha puerta no quedase bajo ninguna circunstancia fuera del alcance del gobierno, y que esta estuviera en un lugar que pudiese ser fuertemente protegido. Esto hizo que prácticamente todos construyesen sus puertas en sus sistemas capitales, o como mucho, en uno adyacente en donde además establecieron importantes bases para sus fuerzas armadas…

Para poder hacer lo mismo que con la puerta de Capital, todo el mundo había llegado a dos posibles opciones, rechazar las direcciones estelares de determinadas puertas, o simplemente que se aceptasen unas direcciones concretas… La primera opción tenia el problema de que desde cualquier punto no registrado podrían establecer la conexión, mientras que, con la segunda, el numero de direcciones estaba restringido por los sistemas de control, no mas de media docena en el mejor de los casos y con una garantía de funcionar dudosa… El principal problema es que sus puertas estaban situadas en lugares extremadamente sensibles para su propia seguridad, y quien más quien menos, tenía varios enemigos que estarían mas que encantados de poder acceder con sus flotas de guerra por dichas puertas… La solución creada por Jhored y los servicios de inteligencia para ese problema en casi todos estos pueblos era obvia, mientras que ellos únicamente poseían una puerta de gusano, la Confederación Imperial tenia un total de doce, de las cuales, la de Capital era la única restringida y a la que únicamente se podía acceder desde la del primer distrito militar. Por cierto, recordad que, si bien en realidad existen 13 puertas, la del sistema Cruxars no era aún conocida por nadie…

Todo esto podría parecer que había sido perfectamente planificado por su alteza, y sin embargo no era así del todo, se había visto obligado a adelantar un poco sus planes debido a cierta información en relación al sistema de micro puerta de los Chin que unos meses antes le hizo llegar el profesor Jarkon. Toda esta situación iba a distraer a todo el mundo de lo que en realidad quería ocultar su Alteza, y por “todo el mundo” se refería en especial a su tío y sus colaboradores… especialmente Selena… que no le perdía de vista ni un solo segundo. Jarkon había establecido la posibilidad de construir una nave que fuese capaz de crear un microagujero, lo que usado en combinación con el estabilizador situado en el Represor podría dar absoluta movilidad a la flota de la Confederación Imperial…

En realidad, tal y como el profesor le comunico a su Alteza, si todos los datos que poseía eran correctos, en la Confederación Imperial ya existía una nave con la capacidad suficiente como para operar el nuevo sistema de microagujero “móvil”, la UEP Estrella Oscura con sus tres sistemas de energía. Y dado que ya habían sido actualizados, se informó a Jhored que tan solo necesitarían de un pequeño reajuste para poder operar el nuevo sistema en el mismo momento es que este fuese instalado… En esos momentos, la UEP Estrella Oscura con el sistema de microagujero plenamente operativo, las dos UNEX y la flota del Almirante Tagard ya estaban en el espacio Chin sin que nadie se hubiese dado cuenta de que la nave ahora poseía esa pequeña capacidad adicional… Por cierto, que una vez que Tagard y Stratos partieron de Mar-Shagan, en la base comenzaron su serie programada de ejercicios rutinarios de alertas de emergencia, lo que implicaba poner practicamente a todas las naves de la reserva de la flota situadas allí en “activo”, listas para partir en menos de 24h desde que se les facilitase las ordenes… Eso suponía casi dos centenares de naves de guerra de todo tipo con sus correspondientes transportes de tropas… ¿casualidad?...

Gracias al lio que había en Strela III junto con el escalonamiento claro en la partida de Stratos, Tagard y el profesor Jarkon de Mar-Shagan esto había pasado completamente desapercibido para “todo el mundo”, que no habían profundizado más allá de lo aparente. El profesor había regresado a su laboratorio, lejos de donde crear posibles “problemas”, lo que por ese lado tranquilizo a todos de inmediato. Tanto el Emperador, el gobierno, Selena, la Almirante Tanya, los generales Mao y Gzak y por supuesto Kilara, tenían sus cinco sentidos sobre Jhored. Todos ellos tratando de averiguar que era lo que estaba tramando con todas estas reuniones “diplomáticas”, prácticamente en medio de la nada y mientras estaba de “vacaciones”, algo que por cierto siempre había odiado cordialmente y que la presencia de los gemelos no terminaba de ser suficiente como para hacerlo totalmente “tragable” …  Todos estaban casi seguros de que Jhored estaba tramando alguna cosa…

La reunión de Jhored con la Vikaras comenzó a dar un bosquejo de las verdaderas intenciones de Jhored, aunque, aun así, sus colaboradores y Kilara seguían sin terminar de ver nada claro que era lo que pretendía en realidad. Por decirlo suavemente, Jhored había tragado con cosas que para cualquier diplomático de carrera resultaría totalmente infumable, no habría por donde cogerlo, tras esto su carrera estaría totalmente acabada. Sin embargo, su Alteza consintió en ello con “aparente” alegría y la convicción de estar haciendo un gran “negocio”. Cualquiera que conociese a Jhored sabría en el acto que se tenia que haber dado cuenta instantáneamente del nivel de estupidez que implicaba el acuerdo que pretendían las Vikara…

De hecho, la respuesta inicial de su Alteza a la embajadora de la delegación Vikara cuando estas declararon sus intenciones y lo que querían fue la esperada, un “no” detrás de otro ante cada punto. Fue después de esto cuando se comenzó a torcer y ninguno de ellos conseguía entender que pretendía realmente su Alteza.

-        Señora embajadora, desde luego no estamos dispuestos a aceptar ninguno de sus puntos… y creo que usted es perfectamente consciente de ello desde el mismo momento de presentarlo… -replico Jhored tras estudiar la propuesta Vikara-.

-        Alteza, le aseguro que se pagara generosamente por el acceso a sus puertas de gusano…

-        Embajadora, de eso no tengo la menor duda, pero en todo caso, el pago seria por “uso individual” y no por paquetes de tiempo. Nave que quiera cruzar una puerta, tendrá que pagar el canon correspondiente y punto.

-        Bueno, esto se puede estudiar, dado que no usaremos sus rutas comerciales…

-        Embajadora, aquí no hay nada que estudiar. Si quieren usarlas pagaran el canon estipulado, especialmente puesto que “no” piensan comerciar con nosotros. Además, olvídense de ser ustedes quienes decidan que puertas si, o que puerta no será usada para entrelazarse con la suya…

-        Alteza, le aseguro a usted y a su gobierno que… -fue interrumpida por Jhored-.

-        Embajadora, ahórrese los circunloquios, ambos somos muy conscientes del porque y de los motivos. Y parte usted de un error básico… la Confederación Imperial posee un total de 12 puertas, obviamente con la puerta de Capital son ustedes muy conscientes de que no podrán contar de ninguna de las maneras… -dijo socarrón Jhroed-.

-        Alteza, somos conscientes de que únicamente 11 de las puertas podrían ser usadas por nosotros…

-        Error embajadora… las puertas del primer y cuarto distrito Militar también están vedadas a toda puerta que no pertenezca a nuestra propia Red. Por lo que únicamente 9 puertas son aptas para el uso de naves comerciales procedentes del Exterior de la Confederación Imperial, sea cual sea su matrícula o nacionalidad, incluidas las nuestras propias.

-        Lo entendemos, no tenemos ningún problema en elegir cualquiera de las puertas restantes, incluso aceptaríamos el pago individual por el paso por sus puertas hasta destino…

-        Embajadora, mi tiempo es limitado, de modo que no me voy a andar con rodeos, nuestras condiciones son muy claras y no admito negociaciones. Sus naves pagaran por cada salto que realicen en una de nuestras puertas, no en conjunto, nosotros seremos quienes asignemos la puerta a la que se entrelazaran, y además, tendremos un consulado en el sistema de su puerta cuyo presupuesto saldrá de sus arcas…

-        Alteza, el consulado no será posible si… -Jhored interrumpió-.

-        Embajadora, el consulado es innegociable y desde luego también lo es la elección de embajador. Hace tres años se les planteo lo mismo dejando a su discreción el visto bueno del cónsul que enviaríamos y lo desestimaron.

-        Alteza, en ese momento no tenia el menor sentido que… -fue nuevamente interrumpida-.

-        Embajadora, no estoy negociando, o aceptan o no hay paso para sus naves es así de claro. Toda nave que atraviese nuestras puertas debería de llevar un salvoconducto expedido por el consulado, no nos importa lo que lleven o a donde, pero sí que queremos saber que van a mover por nuestro territorio…

-        Alteza, le aseguro que todo esto es por evitar que no se colapse ninguna de sus puertas con un exceso comercial por culpa nuestra o de nuestros asociados comerciales… en cuanto a saber que llevan los cargueros entendemos el motivo. Le aseguramos que no llevara nada que no sea estrictamente “civil”.

-        Embajadora, voy dejarlo claro ya que como les dije mi tiempo es limitado. Es obvio que pretenden que sus naves y las naves que comercien con ustedes procedan siempre de dos puertas diferentes de nuestro territorio, lo que garantizaría que ninguna Flota les podría atacar a través de la puerta sin tener que pasar antes por al menos dos de nuestras puertas, algo que evidentemente no toleraríamos de ninguna manera… En cuanto a lo que lleven sus naves, sinceramente nos da igual, por nosotros como si quieren que lleven armamento. Pero siempre y cuando lo sepamos de antemano, por supuesto también que se transporte bajo nuestras estrictas condiciones de seguridad, lo cual no es negociable, o aceptan o se termina esta reunión ahora mismo… ¿Le queda más claro así?

-        Si Alteza, determinantemente claro… me gustaría poder estudiar detenidamente la propuesta antes de decidir…

-        Esta en su derecho, dejare mi parte firmada y autentificada, cuando decidan mi mano derecha, el General Mao, cerrara con usted el acuerdo, yo debo de regresar con mi familia… Señora embajadora, señoras… -Jhored hizo una inclinación ante la delegación Vikara y abandono la sala de reuniones-.

-        Alteza, no entiendo, aunque pueda no parecerlo a primera vista, prácticamente les ha concedido todo lo que querían -indago Selena cuando abandonaron el Represor en la Lanzadera-.

-        Lo sé, y la embajadora también es perfectamente consciente de ello, por lo que se apresurara a firmar en cuanto sepa que yo ya he partido. Oficialmente, se ha salido con la suya con unas pocas mínimas modificaciones, aunque ciertamente molestas, como el establecimiento del consulado, cuyo presupuesto decidiremos y controlaremos nosotros, pero pagaran ellas -sonrió Jhored-.

-        Alteza, sinceramente, no lo entiendo…

-        Pues querida Selena, menos lo entenderás cuando llegue el resto de comitivas, porque excepto dos o tres, el resto pretenden básicamente lo mismo que las Vikaras, y todas y cada una de ellas van a recibir el mismo “acuerdo” por nuestra parte -se rio Jhored-.

Básicamente, el acuerdo en líneas generales establecía que las naves comerciales Vikaras y cualquier otra con destino a su territorio, deberían de limitarse a atravesar un mínimo de dos puertas diferentes en todos sus viajes en uno y otro sentido. Obviamente, toda nave que usase las puertas de la Confederación Imperial pagaría por cada uno de los saltos entre puertas que realizase. Las Vikaras y muchos otros pueblos de su sector, para comerciar entre ellos debían de atravesar un amplio espacio conocido como “el laberinto”, por donde pululaban todo tipo de seres desagradables, además de piratas, corsarios varios, etc. Las puertas evitaban ese camino, con lo que las naves se ahorrarían en tiempo, seguro y garantías de su seguridad, compensarían mas que de sobra el gasto por el uso de las puertas. Añadiendo a esto, que, si la puerta del sistema principal Vikara seria fijada exclusivamente a una de las puertas de la Confederación Imperial, y que nadie podría acceder allí directamente sin pasar antes por otra puerta de la misma Confederación Imperial. Era muy obvia la intención de asegurarse de que ninguna flota de sus posibles enemigos seria capaz de sorprenderlas sin antes tener serios problemas con las Flotas de Distrito del CIG, frente a cuyas bases principales se encontraban dichas puertas.

 

 

CONTINUARA


4 comentarios:

  1. Jolines 4 capítulos en 4 días, estas que te sales. Ahora solo faltaría un nuevo capítulo de Lilim.

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  2. Muchísimas gracias por el relato!! Cada vez estoy más convencido de la genialidad de tus relatos. Un abrazo!!

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  3. ¡¡ Que lastima, ya solo queda uno. !!

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