Confederación Imperial Galáctica
Fecha estelar - 5345
4º Cuadrante Militar del Imperio
Parque Natural Strela
Strela III
El séptimo día el grupo llego al primero
de los Fuerte de Colonización en donde pasarían un par de días para descansar,
fue allí donde Jhored decidió que su lanzadera personal fuese a buscarle para
llevarle al Represor, donde atendería, en primer término, a los embajadores de
Vega y la Republica Tharkana… Jhored sabía perfectamente lo que ambos
embajadores querían, y lo cierto es que no estaba dispuesto a concedérselo así
como así, les pensaba hacer sudar antes de aceptar hasta cierto punto sus
peticiones.
La Mancomunidad Federada de Vega quería
que las fuerzas fronterizas de la Confederación Imperial reforzasen sus
inspecciones a cualquier nave que se dirigiese hacia Vega y bloquease o
informasen de cualquier elemento potencialmente peligroso, justo como se hacia
antes de que pusiesen en la picota a su Alteza, con la diferencia, de que en
esta ocasión si que no querían que las fuerzas de la Confederación Imperial
decidiesen la ruta que debían de seguir los cargueros.
Para explicarlo un poco, digamos que desde
la Confederación Imperial existen cuatro rutas principales en dirección a la
Mancomunidad Federada. Las ordenes que Jhored dio a las fuerzas de control
fronterizo fue de controlar el trafico de mercancías, inspeccionar el mayor
numero posible de naves, y enviar a cada nave por la ruta que por su destino
les correspondiese, les gustase o no, por las buenas o por las malas… Realmente
este ultimo punto fue el que sentó francamente mal a muchas de las principales
compañías Veganas. Así mismo, fue lo que provocó que el Embajador Vol-Tiaplos
decidiese ir contra su Alteza para congraciarse con esas “potencias” económicas
de Vega y cuya ayuda le podría ir muy bien para su carrera…
Las nuevas órdenes de su Alteza relajaron
las inspecciones, además de reforzar la presencia de la Flota por el incremento
de naves Veganas en el Sector, crearon ciertos puntos ciegos por los que
cualquiera que fuese intrépido y tuviese suficiente arrojo podría pasar de un
lado a otro sin que aparentemente nadie les controlase. La disposición de las
patrullas había creado un estrechísimo pasillo entre los distritos segundo y
tercero que cubrían las fronteras Veganas y Razors… Dicho pasillo, como por
casualidad era permeable en dirección a Vega, sin embargo, estaba perfectamente
cubierto hacia la Frontera Razors, y las patrullas del tercer sector eran lo
bastante contundentes al disparar primero y preguntar después, como para que
nadie quisiese correr el riesgo de atravesar en aquella dirección.
El problema de la Flota Vegana desplegada
la frontera, es que dicho pasillo parecía tener vida propia, pues su punto
ciego se movía erráticamente entre una veintena de diferentes sistemas del
sector, y el número de naves necesario para cubrirlo era inviable. Además, nada
les garantizaba que simplemente esa brecha no se moviese en otra dirección, lo
único seguro es que cubrirlo por completo solo provocaría un incremento de
tensión en la Frontera. Solo tres meses después de que esas nuevas ordenes
entrasen en vigor, los servicios de seguridad Veganos detectaron un alarmante
incremento en el rearme de los rebeldes Razors, y todo apuntaba hacia la
frontera de la Confederación Imperial.
Jhored también tenia noticias de la
presencia de miembros de la inteligencia Vegana en el planeta Lasht, sede del
consejo de Clanes Razors en la Confederación Imperial. Los servicios de
inteligencia Veganos habían estado tanteando la situación, encontrándose con la
desagradable sorpresa de que prácticamente ningún Razors residente en la
Confederación Imperial quería ni oír hablar de sus antiguos “amos” del Imperio.
Desde que estaban en la Confederación, económicamente habían mejorado como
nunca pensaron que conseguirían, sus planetas tenían escudos defensivos, las
tropas desplegadas en sus mundos eran de sus propios clanes Razors y hacia poco
que los primeros cadetes de su Raza habían sido admitidos en una de las mejores
Academias de la Flota o el mismo ejército. Además, cuando había existido algún
riesgo para ellos la Confederación respondió mejorando sus defensas. Además,
también gracias a su Alteza Imperial, sus fuerzas de defensa habían sido
entrenadas por varias de las mejores unidades de la Confederación Imperial, y
en especial por los famosísimos “Cazadores de Hiperbórea”, algo que tenían muy
en cuenta.
Si la gente de a pie no quería saber nada
de los “antiguos métodos”, las direcciones de los diferentes clanes menos aún.
La inteligencia Vegana también detecto que, si bien la gente de a pie le era
leal a la Confederación Imperial, sus dirigentes, por todo lo que este parecía
haber hecho por ellos, le eran aun mas leales a su Alteza Imperial el Príncipe
Jhored. Todo esto dejaba fuera a estos clanes Razors de cualquier posible
ecuación en contra de la Confederación Imperial… De hecho, varios agentes del
Imperio Razors habían sido denunciados por la población y ejecutados de forma
inmediata por las autoridades de Lasht, Capital de los Mundos Razors en la
Confederación Imperial. Todo esto junto con su brillante idea para poner en
“apuros” a su Alteza Imperial, había ayudado a colocar la cabeza del Embajador
Vol-Tiaplos en la picota…
Jhored estaba dispuesto a modificar las
ordenes de la Flota y las fuerzas fronterizas, incluso a terminar con el
pasillo ciego que había creado, pero no tenía la menor intención de solucionarle
a Vega sus actuales problemas con el contrabando de material “complicado”.
Evidentemente la resistencia Razors se resentiría, pero no lo bastante como
para que pudiese ser fácilmente vencida o no les terminasen por llegar
suficientes suministros como para poder continuar con sus revueltas. Jhored era
más que consciente de que mientras que buena parte de las fuerzas de la
Mancomunidad de Vega estuviesen comprometidas allí, su gobierno procuraría
evitar en lo posible provocar ningún conflicto con la Confederación Imperial,
máxime cuando sabia además que algo semejante seria sin duda aprovechado por la
Liga de Mundos Libres para atacarles. Tras cuatro horas de “arduas”
negociaciones, el muy contento embajador Vol-Tiaplos consiguió prácticamente
todo lo que quería de su Alteza Imperial, dejando perplejo al embajador Korsic
de la Republica Tharkana…
Por su parte el embajador Tharkano quería
algo mucho mas simple, el libre acceso de sus naves comerciales a las puertas
de Gusano de la Confederación Imperial y así poder incrementar su comercio con
esta. La Republica Tharkana estaba constreñida entre la Liga de Mundos Libres y
la Mancomunidad Federada de Vega, los cuales se llevaban a matar. La situación
económica de la Republica era complicada pues tenía que hacer juegos malabares
entre ambos para sobrevivir económicamente, pero la presencia de las Puertas y
el posible acceso por ellas al territorio de la Confederación, o a otras zonas
inaccesibles hasta ahora a través suyo, les habría un enorme mercado. En cierto
modo era un riesgo, porque la Confederación podría llegar a convertirse en un
soporte económico para el punto mas vulnerable entre ambas potencias, Vega y La
Liga, con las cuales, además, también tenía frontera. No obstante, y aunque era
una situación que Jhored estimaba como beneficiosa a largo plazo, tampoco tenía
la menor intención de ponérselo fácil al embajador...
Por el contrario, a las Vikaras, a las
otras legaciones que en esos instantes se dirigían a Strela III o al inepto de
Vol-Tiaplos, el embajador Korsic era extremadamente inteligente y llevaba mucho
tiempo con puesto fijo en Capital, por lo que conocía más que de sobra a Jhored.
Su Alteza Imperial sabía que con él no funcionaria su cuidadosa puesta en
escena de los últimos meses, el embajador Korsic no se tragaría ni por un solo
segundo cualquier presunta “negligencia” o posible “estupidez” por su parte… Por
ello Jhored, una vez Vol-Tiaplos salió de la sala de reuniones cambio su
expresión relajada, fue directo y conciso con las condiciones que ofrecía a la
Republica Tarkhana antes siquiera de que el embajador Korsic tuviese tiempo de
decir nada. Las condiciones que su Alteza ofrecía eran muy buenas para la
Republica Tarkhana, de hecho, incluso se mejoraba lo que esta apuntaba como el
máximo posible a conseguir…
Como ya se ha dicho, el embajador Korsic
no era ningún estúpido, y conocía perfectamente las capacidades de su Alteza
Imperial. Ante tan excelentes condiciones no dudo ni por un solo instante que
su Alteza con esto conseguía algo que era obvio que nadie en su delegación
parecía haber visto venir… Korsic le pidió a su Alteza tiempo a solas con sus
subordinados para poder estudiar la propuesta que habían recibido, algo que
Jhored acepto, aunque también le especifico al embajador que era la única
propuesta que iban a recibir por su parte, si no estaban conformes deberían de
tratar con el servicio diplomático de la Confederación y no con él. El
embajador apenas tardo un par de horas tras estudiar detenidamente la oferta en
darse cuenta de cual era la intención de su Alteza a largo plazo. Si aceptaban
esta oferta tan beneficiosa para ellos, su economía podría despegar de un modo
que ni siquiera se habrían atrevido a soñar, pero esto les planteaba un
problema obvio cuando todo se estudiaba en detalle…
Si o si, si aceptaban este acuerdo
terminarían por depender de la Confederación Imperial y tendrían que alinearse
con ella de forma firme en cualquier problema que esta tuviese con Vega o con
la Liga de Mundos Libres… o terminarían en la más absoluta ruina… En realidad,
no era eso exactamente lo que Jhored pretendía, lo que en realidad quería era
poner un problema en la retaguardia de la Liga de Mundos Libres y de la
Mancomunidad Federada de Vega en caso que hubiese problemas con cualquiera de
ambos, bien para la Confederación o para la propia Republica… Pero no tenía la
menor intención de convertirse en el soporte militar de la seguridad de la
Republica.
Jhored no pretendía convertir a la
Confederación Imperial en una superpotencia de la zona, lo que pretendía era
crear una situación estable en la que para cualquiera con dos dedos de frente
la posible opción de un enfrentamiento les presentase más de una docena de muy
posibles problemas insolubles. Y serian las puertas de gusano las que le
proporcionasen esta “estabilidad” forzada. Jhored quería estabilidad sin tener
que convertirse en el matón del barrio, lo que implicaría un considerable
incremento en los gastos militares y que a largo plazo podría terminar por
carcomer la economía de la Confederación Imperial.
Con la limitación de uso de la puerta de
gusano del sistema Capital que Jhored instauro desde el comienzo de su uso, les
fue mostrando un caramelo a todos los que habían construido la suya, y era
justo ahora cuando estaba apunto de comenzar a sembrar los beneficios
calculados para el largo plazo. Quien había construido su puerta había tenido
en todo momento dos cosas en mente, que dicha puerta no quedase bajo ninguna
circunstancia fuera del alcance del gobierno, y que esta estuviera en un lugar
que pudiese ser fuertemente protegido. Esto hizo que prácticamente todos
construyesen sus puertas en sus sistemas capitales, o como mucho, en uno
adyacente en donde además establecieron importantes bases para sus fuerzas
armadas…
Para poder hacer lo mismo que con la
puerta de Capital, todo el mundo había llegado a dos posibles opciones,
rechazar las direcciones estelares de determinadas puertas, o simplemente que
se aceptasen unas direcciones concretas… La primera opción tenia el problema de
que desde cualquier punto no registrado podrían establecer la conexión,
mientras que, con la segunda, el numero de direcciones estaba restringido por
los sistemas de control, no mas de media docena en el mejor de los casos y con
una garantía de funcionar dudosa… El principal problema es que sus puertas
estaban situadas en lugares extremadamente sensibles para su propia seguridad,
y quien más quien menos, tenía varios enemigos que estarían mas que encantados
de poder acceder con sus flotas de guerra por dichas puertas… La solución
creada por Jhored y los servicios de inteligencia para ese problema en casi
todos estos pueblos era obvia, mientras que ellos únicamente poseían una puerta
de gusano, la Confederación Imperial tenia un total de doce, de las cuales, la
de Capital era la única restringida y a la que únicamente se podía acceder
desde la del primer distrito militar. Por cierto, recordad que, si bien en
realidad existen 13 puertas, la del sistema Cruxars no era aún conocida por
nadie…
Todo esto podría parecer que había sido perfectamente
planificado por su alteza, y sin embargo no era así del todo, se había visto
obligado a adelantar un poco sus planes debido a cierta información en relación
al sistema de micro puerta de los Chin que unos meses antes le hizo llegar el
profesor Jarkon. Toda esta situación iba a distraer a todo el mundo de lo que
en realidad quería ocultar su Alteza, y por “todo el mundo” se refería en
especial a su tío y sus colaboradores… especialmente Selena… que no le perdía
de vista ni un solo segundo. Jarkon había establecido la posibilidad de
construir una nave que fuese capaz de crear un microagujero, lo que usado en
combinación con el estabilizador situado en el Represor podría dar absoluta
movilidad a la flota de la Confederación Imperial…
En realidad, tal y como el profesor le
comunico a su Alteza, si todos los datos que poseía eran correctos, en la
Confederación Imperial ya existía una nave con la capacidad suficiente como
para operar el nuevo sistema de microagujero “móvil”, la UEP Estrella Oscura
con sus tres sistemas de energía. Y dado que ya habían sido actualizados, se
informó a Jhored que tan solo necesitarían de un pequeño reajuste para poder
operar el nuevo sistema en el mismo momento es que este fuese instalado… En
esos momentos, la UEP Estrella Oscura con el sistema de microagujero plenamente
operativo, las dos UNEX y la flota del Almirante Tagard ya estaban en el
espacio Chin sin que nadie se hubiese dado cuenta de que la nave ahora poseía
esa pequeña capacidad adicional… Por cierto, que una vez que Tagard y Stratos
partieron de Mar-Shagan, en la base comenzaron su serie programada de
ejercicios rutinarios de alertas de emergencia, lo que implicaba poner practicamente
a todas las naves de la reserva de la flota situadas allí en “activo”, listas
para partir en menos de 24h desde que se les facilitase las ordenes… Eso
suponía casi dos centenares de naves de guerra de todo tipo con sus
correspondientes transportes de tropas… ¿casualidad?...
Gracias al lio que había en Strela III
junto con el escalonamiento claro en la partida de Stratos, Tagard y el
profesor Jarkon de Mar-Shagan esto había pasado completamente desapercibido
para “todo el mundo”, que no habían profundizado más allá de lo aparente. El
profesor había regresado a su laboratorio, lejos de donde crear posibles
“problemas”, lo que por ese lado tranquilizo a todos de inmediato. Tanto el
Emperador, el gobierno, Selena, la Almirante Tanya, los generales Mao y Gzak y
por supuesto Kilara, tenían sus cinco sentidos sobre Jhored. Todos ellos
tratando de averiguar que era lo que estaba tramando con todas estas reuniones
“diplomáticas”, prácticamente en medio de la nada y mientras estaba de
“vacaciones”, algo que por cierto siempre había odiado cordialmente y que la
presencia de los gemelos no terminaba de ser suficiente como para hacerlo
totalmente “tragable” … Todos estaban
casi seguros de que Jhored estaba tramando alguna cosa…
La reunión de Jhored con la Vikaras
comenzó a dar un bosquejo de las verdaderas intenciones de Jhored, aunque, aun
así, sus colaboradores y Kilara seguían sin terminar de ver nada claro que era
lo que pretendía en realidad. Por decirlo suavemente, Jhored había tragado con
cosas que para cualquier diplomático de carrera resultaría totalmente
infumable, no habría por donde cogerlo, tras esto su carrera estaría totalmente
acabada. Sin embargo, su Alteza consintió en ello con “aparente” alegría y la
convicción de estar haciendo un gran “negocio”. Cualquiera que conociese a
Jhored sabría en el acto que se tenia que haber dado cuenta instantáneamente
del nivel de estupidez que implicaba el acuerdo que pretendían las Vikara…
De hecho, la respuesta inicial de su
Alteza a la embajadora de la delegación Vikara cuando estas declararon sus
intenciones y lo que querían fue la esperada, un “no” detrás de otro ante cada
punto. Fue después de esto cuando se comenzó a torcer y ninguno de ellos
conseguía entender que pretendía realmente su Alteza.
-
Señora
embajadora, desde luego no estamos dispuestos a aceptar ninguno de sus puntos…
y creo que usted es perfectamente consciente de ello desde el mismo momento de
presentarlo… -replico Jhored tras estudiar la propuesta Vikara-.
-
Alteza, le
aseguro que se pagara generosamente por el acceso a sus puertas de gusano…
-
Embajadora, de
eso no tengo la menor duda, pero en todo caso, el pago seria por “uso
individual” y no por paquetes de tiempo. Nave que quiera cruzar una puerta,
tendrá que pagar el canon correspondiente y punto.
-
Bueno, esto se
puede estudiar, dado que no usaremos sus rutas comerciales…
-
Embajadora, aquí
no hay nada que estudiar. Si quieren usarlas pagaran el canon estipulado,
especialmente puesto que “no” piensan comerciar con nosotros. Además, olvídense
de ser ustedes quienes decidan que puertas si, o que puerta no será usada para
entrelazarse con la suya…
-
Alteza, le
aseguro a usted y a su gobierno que… -fue interrumpida por Jhored-.
-
Embajadora,
ahórrese los circunloquios, ambos somos muy conscientes del porque y de los
motivos. Y parte usted de un error básico… la Confederación Imperial posee un
total de 12 puertas, obviamente con la puerta de Capital son ustedes muy
conscientes de que no podrán contar de ninguna de las maneras… -dijo socarrón
Jhroed-.
-
Alteza, somos
conscientes de que únicamente 11 de las puertas podrían ser usadas por
nosotros…
-
Error embajadora…
las puertas del primer y cuarto distrito Militar también están vedadas a toda
puerta que no pertenezca a nuestra propia Red. Por lo que únicamente 9 puertas
son aptas para el uso de naves comerciales procedentes del Exterior de la
Confederación Imperial, sea cual sea su matrícula o nacionalidad, incluidas las
nuestras propias.
-
Lo entendemos, no
tenemos ningún problema en elegir cualquiera de las puertas restantes, incluso
aceptaríamos el pago individual por el paso por sus puertas hasta destino…
-
Embajadora, mi
tiempo es limitado, de modo que no me voy a andar con rodeos, nuestras condiciones
son muy claras y no admito negociaciones. Sus naves pagaran por cada salto que
realicen en una de nuestras puertas, no en conjunto, nosotros seremos quienes
asignemos la puerta a la que se entrelazaran, y además, tendremos un consulado
en el sistema de su puerta cuyo presupuesto saldrá de sus arcas…
-
Alteza, el
consulado no será posible si… -Jhored interrumpió-.
-
Embajadora, el
consulado es innegociable y desde luego también lo es la elección de embajador.
Hace tres años se les planteo lo mismo dejando a su discreción el visto bueno
del cónsul que enviaríamos y lo desestimaron.
-
Alteza, en ese
momento no tenia el menor sentido que… -fue nuevamente interrumpida-.
-
Embajadora, no
estoy negociando, o aceptan o no hay paso para sus naves es así de claro. Toda
nave que atraviese nuestras puertas debería de llevar un salvoconducto expedido
por el consulado, no nos importa lo que lleven o a donde, pero sí que queremos
saber que van a mover por nuestro territorio…
-
Alteza, le
aseguro que todo esto es por evitar que no se colapse ninguna de sus puertas
con un exceso comercial por culpa nuestra o de nuestros asociados comerciales…
en cuanto a saber que llevan los cargueros entendemos el motivo. Le aseguramos
que no llevara nada que no sea estrictamente “civil”.
-
Embajadora, voy
dejarlo claro ya que como les dije mi tiempo es limitado. Es obvio que
pretenden que sus naves y las naves que comercien con ustedes procedan siempre
de dos puertas diferentes de nuestro territorio, lo que garantizaría que
ninguna Flota les podría atacar a través de la puerta sin tener que pasar antes
por al menos dos de nuestras puertas, algo que evidentemente no toleraríamos de
ninguna manera… En cuanto a lo que lleven sus naves, sinceramente nos da igual,
por nosotros como si quieren que lleven armamento. Pero siempre y cuando lo
sepamos de antemano, por supuesto también que se transporte bajo nuestras
estrictas condiciones de seguridad, lo cual no es negociable, o aceptan o se
termina esta reunión ahora mismo… ¿Le queda más claro así?
-
Si Alteza,
determinantemente claro… me gustaría poder estudiar detenidamente la propuesta
antes de decidir…
-
Esta en su
derecho, dejare mi parte firmada y autentificada, cuando decidan mi mano
derecha, el General Mao, cerrara con usted el acuerdo, yo debo de regresar con
mi familia… Señora embajadora, señoras… -Jhored hizo una inclinación ante la
delegación Vikara y abandono la sala de reuniones-.
-
Alteza, no
entiendo, aunque pueda no parecerlo a primera vista, prácticamente les ha
concedido todo lo que querían -indago Selena cuando abandonaron el Represor en
la Lanzadera-.
-
Lo sé, y la
embajadora también es perfectamente consciente de ello, por lo que se
apresurara a firmar en cuanto sepa que yo ya he partido. Oficialmente, se ha
salido con la suya con unas pocas mínimas modificaciones, aunque ciertamente
molestas, como el establecimiento del consulado, cuyo presupuesto decidiremos y
controlaremos nosotros, pero pagaran ellas -sonrió Jhored-.
-
Alteza,
sinceramente, no lo entiendo…
-
Pues querida
Selena, menos lo entenderás cuando llegue el resto de comitivas, porque excepto
dos o tres, el resto pretenden básicamente lo mismo que las Vikaras, y todas y
cada una de ellas van a recibir el mismo “acuerdo” por nuestra parte -se rio
Jhored-.
Básicamente, el acuerdo en líneas
generales establecía que las naves comerciales Vikaras y cualquier otra con
destino a su territorio, deberían de limitarse a atravesar un mínimo de dos
puertas diferentes en todos sus viajes en uno y otro sentido. Obviamente, toda
nave que usase las puertas de la Confederación Imperial pagaría por cada uno de
los saltos entre puertas que realizase. Las Vikaras y muchos otros pueblos de
su sector, para comerciar entre ellos debían de atravesar un amplio espacio
conocido como “el laberinto”, por donde pululaban todo tipo de seres
desagradables, además de piratas, corsarios varios, etc. Las puertas evitaban
ese camino, con lo que las naves se ahorrarían en tiempo, seguro y garantías de
su seguridad, compensarían mas que de sobra el gasto por el uso de las puertas.
Añadiendo a esto, que, si la puerta del sistema principal Vikara seria fijada
exclusivamente a una de las puertas de la Confederación Imperial, y que nadie
podría acceder allí directamente sin pasar antes por otra puerta de la misma
Confederación Imperial. Era muy obvia la intención de asegurarse de que ninguna
flota de sus posibles enemigos seria capaz de sorprenderlas sin antes tener
serios problemas con las Flotas de Distrito del CIG, frente a cuyas bases
principales se encontraban dichas puertas.
CONTINUARA
Jolines 4 capítulos en 4 días, estas que te sales. Ahora solo faltaría un nuevo capítulo de Lilim.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por el relato!! Cada vez estoy más convencido de la genialidad de tus relatos. Un abrazo!!
ResponderEliminar¡¡ Que lastima, ya solo queda uno. !!
ResponderEliminarMe encanta
ResponderEliminar