Confederación Imperial Galáctica

Libro - 18

Los Chin

5

Fecha estelar - 5344

Brazo de la Galaxia

Sistema Chin

Orbita Media sobre Chin

Superacorazado "Thalos"

 

 

Finalmente, una semana después de que la Flota llegase a Chin, se recibió en el planeta una comunicación del gobierno Corians solicitando una reunión con la Embajadora Lady Dalemar. La Torpedera Acorazada aún seguía en el sistema monitorizando todo movimiento en el mismo, y hasta el momento no había informado de ninguna anomalía más allá de los viajes de naves Corians hasta los restos retorcidos de lo que fue la flota de la Heredad. Se decidió que Lady Dalemar acudiría a la reunión fijada en Corians a bordo de su nave, el Crucero Ligero B-52 escoltado por tres destructores, mientras que el resto de la Flota del Almirante Alkard permanecería a tan solo tres sistemas de distancia por si surgía algún tipo de problema. Mientras esto ocurriese, el Alto Mando Chin decidió por su parte retener en las cercanías de su sistema a su Flota para evitar en lo posible cualquier tipo de interferencia, conscientes de la importancia que tendría para ellos el poder abrir un canal de comunicaciones diplomáticas estable con los Corians aunque fuese mediante el intermedio de la Confederación Imperial, que era lo que parecía tener toda la pinta de suceder.

Lady Dalemar tenía absoluta libertad para tomar decisiones que incluso pudiesen de un modo u otro comprometer a futuro a la Confederación Imperial, pero siempre dentro de unas delimitaciones muy estrictas y "extrañas" a su modo de ver impuestas por su Alteza Imperial. Las conversaciones duraron cuatro días, según la Embajadora resultaron ser muy instructivas, y si, ciertamente tuvo que reconocer que su Alteza parecía saber muy bien lo que se hacía cuando impartió unas ordenes tan tajantes como estrictas al respecto de los Corians. Obviamente fue muy poco tiempo como para poder sacar algo en claro o favorable, pero si el suficiente como para poder vislumbrar por su parte hasta qué punto su Alteza había conseguido desestabilizar la forma habitual de pensar de los Corians con respecto a la Confederación Imperial.

En palabras de la embajadora Lady Dalemar cuando finalmente se reunió con el Almirante Alkard, su Alteza con sus instrucciones en tan solo media hora había conseguido reventar por completo todas las expectativas diplomáticas y consideraciones habituales de los Corians para con otros pueblos. Según lo que pudo observar en esos cuatro días, los Corians tenían muy claro lo que ellos querían, también lo que pensaban que la Confederación podía estar tratando de conseguir, pero que sin embargo y tras hablar con la embajadora siguiendo esta las ordenes de su Alteza, ahora para ellos también era muy obvio que no solo les no interesaba, sino que tampoco tenían el menor interés en nada… Decir que cuando se terminó el tiempo preestablecido para las conversaciones fue lo mejor que les pudo haber pasado a los Corians, seria quedarse cortos, porque su gobierno a esas alturas ya no sabía muy bien por donde salir, a todo lo que pensaron que podía estar interesando a la Confederación Imperial, resulto rechazado de plano por la embajadora sin además mostrar el menor interés en absolutamente nada de nada que pudiesen tratar de sugerir.

Para sorpresa generalizada de todo el mundo, en la siguiente petición para una reunión de Lady Dalemar con los Corians dos semanas después, estos también solicitaron la presencia en las mismas de un embajador del gobierno Chin. Misteriosamente y como por una de esas extrañas casualidades afortunadas en las que ya nadie creía, su Alteza había tenido a bien enviar de regreso a Chin en el Crucero B-52 B, a Dama Mei, casualmente con el tiempo justo como para poder incorporarse como enviada de Chin a las conversaciones con los Corians. Toda una afortunada casualidad que nadie se tragó, y que puso muy nerviosos a mucha gente en el gobierno Chin, porque ni en sus más optimistas conclusiones habrían esperado que los Corians les incluyesen en las conversaciones, algo que según parecía, cierta persona desde media galaxia de distancia era muy obvio que si parecía haber previsto.

La única persona que pareció estar disfrutando con la desazón que tan agradable sorpresa del retorno de Dama Mei en tan oportuna situación provoco en el Gobierno Chin, fue la Emperatriz. Por cierto, creo que debo de aclarar también, que la Emperatriz Chin desde "la visita" de su Alteza, solía mantener una más que numerosa correspondencia con él. Por supuesto, todo ello se hacía con una Alta codificación que tan solo la Emperatriz conocía y había prohibido a inteligencia interceptar bajo pena de perder la cabeza, dicho de un modo bastante literal, por lo que aquello que hablasen entre ambos, permanecía en la más completa oscuridad, lo que según diría Lady Dalemar, ponía nervioso a bastante gente.

Según el parecer de Lady Dalemar, la Emperatriz Chin, desde la visita de su Alteza y muy probablemente también por esa "correspondencia", estaba sufriendo algunos cambios bastante sutiles que comenzaban a darle a su comportamiento, salvando las distancias, un cierto parecido a una persona muy específica de la Confederación Imperial que era un completo dolor de cabeza para sus más cercanos colaboradores y todo aquel que se cruzase en su camino. De momento la Emperatriz parecía haber desarrollado un enorme potencial para las preguntas incomodas a su gobierno cuando estos menos se lo esperaban, de hecho, en nueve de cada diez ocasiones ni las veían venir, y digamos que las consecuencias de no ser capaces de responder adecuadamente también eran desagradables… Por fortuna para su gobierno y círculo cercano, la Emperatriz, de momento, no parecía tener excesiva curiosidad más allá de cosas muy puntuales…

Tanto el centro de inteligencia del Thalos, como el de los otros dos Superacorazados de la Flota, consiguieron extraer valiosos datos de las bases capturadas a la Heredad. Obviamente, nada comparado con lo que hizo la Central la inteligencia de la Confederación tras transmitirles todo lo que se logró rescatar de las naves asaltadas. Sin embargo, para sorpresa de todo el mundo, pese a que los datos conseguidos permitirían cuanto menos abrir un par de líneas de investigación muy prometedoras para poder encontrar los últimos reductos de la Heredad, su Alteza Imperial, ratifico sus órdenes iniciales para la Flota del Almirante Alkard, impidiéndole de ese modo poder tomar ninguna iniciativa en su contra. De hecho, su Alteza fue muy tajante en ello, incluso le ratifico las instrucciones que se recibieron originalmente para las diez Torpederas Acorazadas, nueve de las cuales seguían en el Sector Chin atacando toda nave perteneciente a los Xgord o sus aliados que entrasen dentro de sus límites.

Según entendió el Almirante Alkard, su Alteza estaba dando absoluta prioridad a conseguir que los Chin lograsen estabilizarse como potencia dominante en su sector, pero restringiendo en lo posible su expansión más allá de este. En esta ocasión, el Crucero Ligero B-52 llevaría a su reunión a Dama Mei y Lady Dalemar, con la escolta de tres Destructores de la Confederación y uno de los Cruceros Pesados de la flota Chin. Siguiendo ciertos "consejos" que por lo que dijo Dama Mei, le había transmitido su Alteza cuando partió, la escolta a distancia, la haría esta vez la Flota del Almirante Yue Fei, quien esperaría acontecimientos a dos sistemas de distancia del planeta Corians. Mientras la flota del Almirante Alkard permanecía en un sistema adyacente a Chin. La idea principal de la misión seguía siendo que al menos una de ambas no se alejase nunca de la zona de seguridad de Chin, y que ninguna de las dos estuviese "localizable" para el adversario.

Mientras el Almirante Yue Fei se encargaba de la protección de ambas embajadoras, el Almirante Alkard dedico su tiempo a trazar un nuevo plan de ataque contra los intereses Xgord y de sus aliados. En lo único que su Alteza cambio las órdenes del Almirante Alkard, fue en la prohibición de bombardeos masivos de mundos habitados Xgord, le restringió le hecho a elementos militares e industriales, pero le dejo las manos libres para poder hacer lo que considerase oportuno en ese sentido. En su forma de confirmar las ordenes anteriores, era muy evidente que a su Alteza Imperial el intento Xgord de bombardeo masivo indiscriminado del mundo Chin no le había hecho la menor gracia. Es más, según el parecer del Almirante Alkard, ya podían dar gracias los Xgord, de que según lo que transmitió Dama Mei al llegar, su Alteza Imperial parecía tener toda su atención centrada en los problemas existentes en las Colmenas Karasasn y en la Frontera de estos con los Shilrrurs.

El Almirante Alkard siguiendo "las restricciones" impuestas por su Alteza, que con respecto a los Xgord no iban mucho más allá de evitar masacrar a su población civil, diseño un plan para la flota, la cual se dividiría en tres grupos a cuyo frente estaría uno de los Superacorazados con una de las Corbetas de Exploración asignada para cada uno, el resto de la Flota se dividió de forma más o menos homogénea entre los tres. Cada grupo tenía marcados sus propios objetivos particulares cada uno de los sistemas Xgord asignados para el ataque, que como en anteriores ocasiones, estaría regido por estrictos límites de tiempo. El objetivo de Alkard era causar tal cantidad de problemas a los Xgord, que estos se olvidarían del Sector Chin durante una buena temporada. Una vez que el Almirante Yue Fei informase de su retorno a Chin sin incidencia alguna, el Almirante Alkard se pondría en marcha con su Flota.

Por otro lado, la estancia de Dama Mei y Lady Dalemar como embajadoras en el mundo Corians resulto ser bastante interesante e instructiva para ambas. Si bien nuevamente en esta reunión no se sacaron acuerdos de ningún tipo, sí que se avanzó considerablemente en las conversaciones para un posible "acercamiento" diplomático entre Chin y el pueblo Corians. A ninguna de las dos Embajadoras al finalizar la visita les había pasado por alto la jugada de su Alteza con los Corians. Básicamente su Alteza había conseguido que los Corians desearan establecer al menos unas comunicaciones mínimas con la Confederación Imperial, la cual había dejado muy claro su nulo interés, pero como por descuido sí que les dejo más o menos visible una posible puerta abierta a través de los Chin… Desde luego, las dos embajadoras eran conscientes del arduo trabajo que tendrían por delante para conseguir algún tipo de acuerdo con los Corians. De momento, estos les habían "asegurado" que, si de algún modo obtenían noticias sobre la Heredad, estas serían transmitidas a Chin a modo de compensación por la ayuda de la Confederación Imperial. Esta aparente menudencia ya era mucho más de lo que nadie había conseguido obtener nunca de los Corians.

Una vez el Crucero B-52 con su Escolta llego al punto de espera de la Flota del Almirante Yue Fei, este transmitió un código de seguridad al Almirante Alkard para informarle de que ya podía dar comienzo a sus operaciones cuando lo estimase conveniente. Menos de una hora después de recibir dicho código, los tres grupos se pusieron en marcha rumbo a sus objetivos. Mientras que los otros dos grupos tenían como blancos dos sistemas coloniales Xgord en la periferia de sus territorios, justo en la zona Fronteriza con sus enemigos declarados, los Creons. Por su parte, el Grupo del Almirante Alkard tenía como objetivo el sistema Xlarids, en el que estaban localizadas las mayores minas de mineral de los Xgord junto con, según la inteligencia Chin, aproximadamente el 82% de su industria de procesamiento del mismo.

Inicialmente la derrota de la Flota Xgord por parte del Almirante Tagard (Libro 15) pareció que le daría una amplia ventaja a los Creons y otros posibles adversarios, quienes podrían poner en jaque a sus adversarios Xgord, situación que finalmente no se vio confirmada, por lo que ahora el Almirante Alkard con el beneplácito implícito de su Alteza, pensaba ir un poco más allá con el único fin de desnivelar esa balanza en contra de los Xgord. Si lograba destruir gran parte de la industria de proceso de mineral e inutilizar las minas, los Xgord tendrían enormes problemas para la construcción y reparación de naves de guerra y otros elementos vitales de sus ejércitos, sin olvidar del enorme problema generado también a su economía. Si el Almirante Alkard tenía algo claro, es que, para poder estabilizar de modo firme a los Chin en su sector, los Xgord debían de desaparecer del mismo, al menos por un tiempo, y en las condiciones actuales, eso no ocurriría…

Un problema añadido y por el que se decidió por este plan, era el corto número de Torpederas Acorazadas que tenía destinadas en su Flota. Inicialmente el número de diez era más que suficiente para la misión que pensaba que desarrollarían. Sin embargo, en esos instantes, una ya estaba comprometida monitorizando el sistema estelar Corians, y otras tres estaban ya ocupando posiciones para controlar los sistemas en los que la Flota atacaría. Esto dejaba al Almirante Alkard con tan solo seis Torpederas Acorazadas para atacar el comercio de los Xgord y su Aliados en el sector de Chin, algo que, si no se hacía algo como lo planeado, seria a todas luces insuficiente, porque sería una constante cada vez que intentaran algo contra los Xgord o sus aliados. El solicitar más unidades a la Flota no era tampoco una opción, en esos instantes su Alteza estaba ocupado con el problema de las Colmenas, lo que descartaba el uso del Represor para acompañar nuevas Torpederas, y el que nuevas unidades hiciesen un viaje "convencional" tampoco aliviaría la presión dado el tiempo que tardarían en llegar. En esos instantes, salvo que hiciese algo, estaba claro que tenía más trabajo para las Torpederas del que su número podía realizar.

El problema actual es que esas naves "enemigas" en el Sector Chin tras los ataques sufridos anteriormente por las torpederas, cuando entraban al sector estaban comenzando a moverse en grupos con algún tipo de escolta junto a ellas. Si bien a las Torpederas con sus potentes sensores pasivos y los sistemas de interferencia electrónica les resultaba muy fácil pasar desapercibidas en cualquier sistema, todo eso cambiaba cuando el enemigo sabía con certeza que estaban por allí. Una Torpedera tras realizar un ataque, por su propia seguridad dada su vulnerabilidad, debía de romper el contacto y desaparecer para después volver nuevamente a iniciar todo el proceso. Esto provocaba que, tras un ataque, esa Torpedera quedase fuera de juego durante al menos un periodo de 24 a 48h hasta volver nuevamente a alcanzar una posición valida, sin olvidarnos de que también de vez en cuando debían de pasar por la Genius para reabastecerse.

Esto anterior fue el principal motivo de que el Almirante Alkard pusiese este plan en marcha con el fin de solucionar de una vez por todas las injerencias Xgord en el sector de Chin. Cuarenta minutos después de que las otras dos Flotillas enviasen el mensaje codificado de que comenzaban su ataque, el Almirante Alkard dio órdenes a su Grupo de saltar al sistema Xlarids. Un minuto después de aparecer dio órdenes de comenzar el despliegue y dar inicio a los ataques según lo planeado. De inmediato el Thalos puso en el espacio sus tres escuadrones de Cazas Escorpión y los dos Escuadrones de Bombarderos Sable. Los dos escuadrones de bombarderos, escoltados cada uno por un escuadrón de cazas, se dirigieron a toda velocidad en dirección a las dos principales minas de mineral del sistema. El tercer escuadrón de Caza continuo junto con el Thalos, los cuatro Acorazados, las cuatro Fragatas de Protección y los Destructores que componían el Grupo.

Mientras el Thalos con los Acorazados, Fragatas y Destructores se dirigían a toda velocidad hacia el planeta con la sana intención de ejecutar un bombardeo orbital sobre la industria pesada de refinación de los Xgord, los Cinco Cruceros de Batalla, seis Cruceros Pesados y 4 Cruceros Ligeros se dedicaron a cazar a cuenta nave hubiese en el sistema. Estos se dividieron en cinco grupos de tres naves frente a cada uno de los cuales se encontraba uno de los Cruceros de Batalla. El tiempo estimado del ataque fue de cuarenta y cinco minutos, una vez terminado el tiempo, la Flotilla debería de reunirse en un punto acordado para retirarse a un sistema en territorio chin donde se reunirían con los otros tres grupos. Mientras que las dos Torpederas situadas en los sistemas de los otros dos grupos se retirarían con estos rumbo a sus misiones anteriores, la que estaba estacionada en el sistema Xlarids debería de permanecer allí otras 72h reuniendo inteligencia sobre los daños causados en el sistema y la reacción de los Xgord.

El Planeta habitable del sistema sobre el papel parecía que estaba bien protegido por grupos de Caza, pero la realidad era bastante diferente con respecto a la Flota de la Confederación. Para su infortunio, tan solo un total aproximado de unos 280 de estos aparatos, tenían la capacidad de lanzarse al espacio, el resto eran únicamente atmosféricos que no se podían alejar del planeta más de unos pocos kilómetros. Frente a esto, los 25 Cazas Escorpión del 3 escuadrón del Thalos podrían parecer insuficientes, pero sus escudos, potencia de fuego y superior maniobrabilidad les daban cierta ventaja, máxime cuando su misión en realidad, no era interceptarlos. Esos 280 aparatos iban a llevarse la sorpresa de poder llegar sin oposición hasta la flota, donde se deberían de enfrentar a las baterías de los Destructores y Fragatas, específicamente diseñadas para tratar con ese tipo de naves. Los Cazas Escorpión del tercer escuadrón del Thalos tenían la misión de terminar de dar la puntilla a aquellos que sobreviviesen al fuego cruzado de las defensas de las naves de la Flota.

Según todos los datos de inteligencia, el planeta contaba con aproximadamente unas 12.000 naves entre los tipos caza y bombarderos, más que suficiente como para que un enemigo se pensase dos veces la idea de invadir el planeta o bombardearlo con naves tipo caza, algo que frente a las flotas habituales del Brazo habría sido más que suficiente para que cualquiera se lo pensase dos veces. Desafortunadamente para ellos este no era el caso, y salvo el par de cientos con capacidad estelar, el resto sería incapaz de enfrentarse a la Flota de la Confederación cuando comenzase su bombardeo desde el exterior a las orbitas más altas, en una posición en la que esas naves planetarias, según sus especificaciones obtenidas por la inteligencia Chin, estarían incapacitadas para alcanzar. Los 280 cazas estelares no tuvieron la menor oportunidad frente a los cañones de los 18 Destructores y 4 Fragatas del Grupo apoyados por las defensas del Thalos y los Acorazados. La treintena de ellas que sobrevivieron a su primera inmersión en el grupo con el objetivo de atacar al Thalos y los Acorazados, situados en el centro de la formación, fueron cazadas por los Cazas Escorpión del tercer escuadron tras salir del fuego cruzado de las escoltas.

El ataque causó daños leves en dos de los Destructores al estrellarse tres de los cazas contra ellos, los escudos del Thalos y el resto de Acorazados resistieron los impactos de las armas de los cazas sin el menor problema. En realidad, los Xgord cometieron un error bastante grave al decidir dividir su ataque entre los cinco Acorazados y no centrarse únicamente en una nave, lo que disperso su capacidad de daño permitiendo a los escudos resistir el bombardeo sin problemas. El Thalos fue el que sufrió el mayor ataque, y sus escudos no llegaron en ningún momento a bajar del 81% de efectividad. Tras estudiar el ataque de las naves Xgord, se estimó que, de haber concentrado todo su fuego en una sola nave, podrían haber causado algunos daños en su blindaje en el caso de los Acorazados y posiblemente daños graves en el de los destructores o la Fragatas. Desafortunadamente para ellos, nunca tuvieron una segunda oportunidad para poder corregir su error.

Por otro lado, los Bombarderos Sable por su parte destrozaron las minas, las cuales tenían unas defensas poco menos que testimoniales. Según la inteligencia Chin, los cañones de las minas estaban más orientados a que ninguna nave que aterrizase en sus atracaderos pudiese escaparse que a defender un ataque exterior. El principal temor de los Xgord en las minas era una posible fuga de esclavos algo que por cierto se produjo, pues cuando comenzaron los bombardeos lo primero que cayo fueron los pocos cañones existentes, seguido por los acuartelamientos de los guardias. Bajo la cobertura de los cazas varios cientos de esclavos tomaron el control de las cuatro naves de carga que en esos momentos ocupaban los atraques de carga. Las cuatro naves partieron de las minas rumbo al exterior del sistema, siendo escoltadas en todo momento por una escuadrilla de cazas hasta saltar fuera del sistema para evitar posibles malentendidos con otras naves del Grupo de Alkard.

Por su parte, mientras los bombarderos y Acorazados destrozaban minas e industria, los cinco grupos de los Cruceros de Batalla deban caza a cuanta nave se movía por el sistema. La táctica a seguir era muy simple, el Crucero de Batalla cañoneaba el blanco pasando después a otro objetivo, tras lo cual uno de sus dos acompañantes se encargaba de terminar de rematarlo. La Torpedera Acorazada por su parte permanecía inmóvil en su posición con la totalidad de sus sistemas de protección activos sin intervenir en el ataque, ya que como se dijo antes, aun tendría que continuar monitorizando el sistema al menos 72h más tras el ataque. Una vez se cumplió el tiempo límite, la Flotilla se reunió, recuperando el Thalos sus escuadrones de Caza y Bombardeo, para partir de inmediato rumbo al encuentro con los otros dos grupos, dejando tras ellos un sistema estelar completamente devastado.

 

EPILOGO

 

En general, el principal problema de los Xgord o sus aliados, es que sus defensas estaban orientadas a enfrentarse a las Flotas de los pueblos del Brazo, siempre excluyendo por supuesto a los Ukur-Uruk, contra los que no hubiesen tenido la menor oportunidad. Los pueblos del Brazo solían atacar principalmente con Cazas, Bombarderos y naves ligeras, todo lo contrario, a lo que hacia la Confederación Imperial y ahora la Flota Chin, para las que Cazas y Bombarderos solo eran medios auxiliares, por lo que el 80% de los sistemas defensivos de los Xgord y sus aliados, eran completamente ineficaces contra los grandes Superacorazados, Acorazados y Cruceros de Batalla.

Los dos ataques de distracción sobre la frontera Creons atrajeron de inmediato las naves de guerra Xgord más próximas al sistema Xlarids y que de otro modo hubiesen podido acudir en su ayuda, las cuales para cuando quisieron enmendar su error fue tarde, pues para entonces la flota del Almirante Alkard ya había abandonado el sistema. El objetivo del ataque al sistema Xlarids fue un éxito, la destrucción de las minas y más del 97% de la industria en el sistema provoco un retraso de entre dos y tres años en el programa de rearme de la flota Xgord, además de general un serio problema de abastecimiento de metales. Mientras los Xgord no pudiesen reabrir sus minas y disponer nuevamente de su industria de procesado incluso algo tan simple como las reparaciones de daños en las zonas menos importantes de las naves de su Flota estaba comprometido. Enemigos como los Creons aprovecharon la oportunidad para ir golpeándoles y hacer retroceder su frontera, recuperando territorios antaño perdidos a manos de los Xgord.

Tras esto y mientras la flota Xgord estaba ocupada defendiendo sus fronteras, las Flotas de los Almirante Alkard y Yue Fei se dedicaron a dar caza de forma abierta a toda nave Xgord o aliada que entrase en el sector Chin. Las torpederas por su parte, recibieron nuevas órdenes, se les envio a atacar indiscriminadamente las rutas comerciales de los Xgord y sus aliados en cualquier zona adyacente al Sector de Chin. Si bien ambas flotas se dedicaron a destruir toda nave "enemiga" que se adentrase en su sector, una de ambas siempre estuvo situada de modo que pudiese acudir en apoyo de Chin o de la colonia de forma inmediata. No hubo ningún ataque contra Chin o su colonia, por un lado, los Xgord bastantes problemas tenían defendiendo sus fronteras como para preocuparse de eso, y por otro, sus aliados fueron muy conscientes de las represalias que se tomaron sobre quienes atacaron a los Chin colaborando con los Xgord. Pese a todo, su Alteza continúo confirmando las órdenes del Almirante Alkard, impidiendo que pudiese tratar de investigar lo descubierto sobre la Heredad… en palabras de su Alteza en su última negativa, "aún no era el momento adecuado para tomar acciones en su contra".

Por otro lado, los Corians, tras arduas negociaciones, aceptaron instalar una embajada en Chin, pues tanto Dama Mei como Lady Dalemar, siguiendo los velados consejos que alguien tuvo a bien dar a Dama Mei antes de su partida de Capital, se negaron en todo momento a abrir una delegación diplomática en Corians. El sorprendente resultado fue que no solo se había conseguido abrir una muy deseada vía diplomática con los Corians, sino que habían sido además ellos mismos quienes aparentemente tuvieron que luchar a brazo partido para poder conseguirlo. Y aún más pareció costarles a los Corians el que tanto Chin, como por su intermediación, la Confederación Imperial, se comprometiesen a apoyarles militarmente en caso de sufrir un nuevo ataque. Dama Mei y Lady Dalemar cuando las conversaciones terminaron, casi se daban de cabezazos contra la pared pensando en su Alteza Imperial y sus manejos, pues los principales objetivos que ambos gobiernos querían obtener de los Corians, en realidad habían sido estos los que de un modo u otro tuvieron que luchar a brazo partido para conseguir "obtenerlos". Para colmo y terminar de rematarlo, los Corians se marcharon de las conversaciones enormemente contentos al haber obtenido una importante sensación de victoria por lo que tras una dura batalla diplomática habían "conseguido" de ambos Gobiernos sumado al establecimiento en Chin de una embajada.

Dama Mei regreso a Capital tan solo un mes después de cerrarse las negociaciones con los Corians. De hecho, se podría incluso decir que fue prácticamente obligada a continuar en su puesto de embajadora en Capital. Digamos que tras quedar claro para el gobierno Chin quien había manejado los hilos con los Corians, nadie quería ni oír hablar de un puesto que implicase la posibilidad por remota que fuese de tener que interactuar con su Alteza Imperial… El importantísimo puesto de Embajador en la Confederación Imperial, por obra y gracia de su Alteza, con el que inevitablemente habría que verse las caras, si antes ya era considerado como algo deseable de evitar a toda costa entre los altos mandatarios Chin, ahora se había transformado en poco menos que un letal campo de minas al que nadie quería acercarse ni por casualidad…

Dama Mei tras las negociaciones con los Corians inicialmente pensó incluso en dimitir, pues considero que estaba ya en el cenit de su carrera. Para su "sorpresa" tras planteárselo al área diplomático del gobierno, se encontró con un importante ascenso, con que la embajada de Capital también aumento de rango con el fin de que pudiese hacerse cargo de la misma, y ella enviada de regreso allí con multitud de palmaditas en la espalda a modo de felicitaciones por… "su buena suerte". Como diría Lady Dalemar al enterarse, casi ni se notó que en el Gobierno Chin nadie quería acercarse a menos de media galaxia de distancia de su Alteza Imperial…

 

FIN