Confederación Imperial Galáctica
Hermanos Perdidos
Fecha estelar - 5342
2º. Cuadrante Militar
Entrando al Sistema
Nave de Combate "Represor"
Pese a que todo parecía encajar
aparentemente con la situación, Selena no terminaba de fiarse de su Alteza.
Encontraba bastante raro la repentina decisión de Jhored de dirigirse a Kidona
III, el planeta natal de la Princesa Kilara, con esta y sus hijos a disfrutar
de un poco de tranquilidad. Si esto hubiese salido de alguna idea de Kilara
como había sido lo habitual cada vez que lo hicieron, se encontraría mucho más
tranquila, porque, o no conocía bien a su Alteza, o este sin duda debía de
estar tramando algo. Por otro lado, con el problema existente en el Brazo de la
Galaxia, tampoco era lógico que fuese su propia Alteza quien ofreciese el viaje
en vez de preocuparse por intentar estar lo más cerca posible de la frontera,
conociéndolo no cuadraba con lo que sería lógico… Lo comentó con el General Mao
que los acompañaba, y con la Almirante Tanya, si bien ambos opinaron que
tratándose de su Alteza todo podía ser posible y a ellos tampoco les cuadraba
todo esto, en este caso concreto, por mucho que miraron, revisaron e indagaron,
no dieron con nada de nada, lo cual incluso también podría haberse definido
como "extraño" con Jhored de por medio.
Lo que no le hizo mucha gracia a la
Almirante, fue la decisión de Jhored de acercarse a Kidona III únicamente con
el Superacorazado Sol Negro, uno de los Cruceros Ligeros y tres destructores.
El argumento fue que pretendían estar tranquilos y pasar desapercibidos, algo
inviable si el Represor fuese detectado en la órbita. Aunque no le gustó, la
Almirante aceptó, no obstante, también decidió que dos de los Cruceros de
Batalla con dos de los Cruceros Pesados orbitasen Kidona IV, que era el planeta
más cercano, puesto que Kidona II y Kidona I en esos momentos estaban en el
plano opuesto de la estrella del sistema. Mientras el Represor con el resto de
la escolta orbitarían el planeta más exterior del sistema.
Otra de las cosas que hizo saltar todas
las alarmas de Selena, fue el hecho de que el mismo Jhored decidiese que se
quedarían en la casa de las montañas en lugar de en la vivienda principal de la
hacienda. Si bien esto para la seguridad de todos era lo mejor que podía
hacerse por su situación sumado al medio circundante, a Selena le pareció
extremadamente raro el que no quisiese optar por la casa principal. La vivienda
principal había sido preparada para esto tras la boda, es más, incluso dada la
extensión de los terrenos que la rodeaban, se podría acantonar allí una
división completa y lograr sin mucho esfuerzo que nadie notase su presencia…
Instalarse la familia en la vivienda principal, acompañados de una compañía
completa de Marines de Asalto reforzada, e incluso una docena de Cazas
Escorpión y lanzaderas, no llamaría la atención de nadie, cosa que ya habían
hecho en anteriores ocasiones que visitaron la propiedad, quedándose siempre
allí hasta ahora. Es por esto que Selena se comenzó a preocupar, empezó a tener
la sensación de que por algún motivo desconocido Jhored pretendía estar aún más
por debajo del radar que de costumbre… Tratándose de su Alteza,
indefectiblemente significaba que tramaba algo y eso antes o después,
implicaría problemas…
Durante la siguiente semana, Kilara
pareció estar muy ocupada haciendo visitas a sus conocidos y amistades en la
región en tanto que Jhored se ocupaba de entretenerse con los Gemelos, quienes
se lo estaban pasando a lo grande con su padre. Selena encontraba muy extraño,
tanto el repentino aumento de vida social de Kilara, como la total pasividad de
Jhored excepto con sus hijos, aquello no le cuadraba con nada que se pudiese
considerar como normal. Cada vez estaba más convencida de que pasaba algo, o más
bien, que su Alteza Imperial estaba a la espera de alguna cosa que tendría que
suceder, sino en el mismo Kidona III, si muy cerca. Al final logró averiguar lo
que estaba ocurriendo, o más bien, lo que creía que podía estar esperando,
aunque lo cierto es que ello no le sirvió para hacerse ni siquiera una pequeña
idea de lo que estuviese tramando Jhored…
Selena averiguó por qué gracias a la repentina
actividad por parte de Kilara, además con el beneplácito y la cooperación del
Barón Von Grigoreki… Por lo visto alguien estaba comprando enormes extensiones
de terreno en Kidona III a precios bastante elevados para lo que marcaba el
mercado desde hacía ya algunas décadas, lo que no tenía el menor sentido.
Kidona III es un planeta eminentemente ganadero, aparte de explotaciones de
este tipo, solo el sector servicios tenía cabida en el debido a sus
limitaciones legales… Comprando el terreno a esos precios, el instalar una
explotación y recuperar la inversión llevaría un periodo de tiempo extremadamente
alto, lo que en un negocio resultaba del todo, tan ilógico como ruinoso… El
principal motivo de inmiscuirse la Princesa Kilara y el Barón en ello, fue que
descubrieron que tras esas compras se encontraban los duques de Kildoniare y
Koldionar junto con un grupo de asociados que resultaron ser gente poco
recomendable para entablar negocios con ellos… Ese conjunto fue lo que preocupo
a los dos, el principal motivo por el que Kilara tenía interés en viajar hasta
sus posesiones y por lo que se mostró tan encantada con la idea de su marido…
Kilara y el Barón se mostraban
tremendamente intranquilos con lo que iban averiguando, algo que Selena podía
comprender perfectamente a tenor de lo que sabían ya al respecto. Ambos
pensaban que aparte de estar organizando un negocio evidentemente lucrativo,
sin duda también estarían aprovechando la ocasión para tomarse venganza de la pérdida
del escaño en la cámara que tanto daño les estaba causando… Lo que más
sorprendía de todo esto a Selena, era el distendido comportamiento de su
Alteza, al cual todo esto no parecía preocuparle en lo más mínimo, lo que
conociéndole significaba que ya sabía cómo lidiar con ello en caso de
necesidad… Un par de días después, una Kilara visiblemente fatigada se sentó
junto a Jhored, quien se encontraba en el porche de la casa con los dos niños
dormidos encima suyo…
-
Estoy agotada… no
consigo nada… esos cabrones van a destrozar el planeta si se salen con la suya…
Los hijos de puta quieren abrir varias explotaciones mineras a cielo abierto…
contaminaran tanto el terreno como el agua…
-
¿Y el Barón que
dice?
-
Está tratando de
encontrar el modo de pararlos, sin éxito de momento… Cariño, ¿tú no podrías…?
-
¿Pararlos yo?...
¿Y para qué?, el estatuto de colonización de este planeta es muy estricto en
sus especificaciones. Solo ganadería, nada de industria pesada, media o minería,
incluso las grandes edificaciones están prohibidas… Pueden aburrirse de comprar
tanto terreno como deseen…
-
¿Quieres decir
que no van a poder abrir minas? -preguntó sorprendida Kilara-.
-
Sin violar la
carta de colonización no, y ese es un delito capital… ellos verán que hacen,
son sus cabezas…
-
¿Estas
completamente seguro de que no van a poder?
-
Del todo,
completamente seguro de que como lo hagan serán ejecutados en el acto por esta
amable señorita que esta justo detrás de mí, mirándome con cara de no entender
nada de nada… -señaló a Selena-.
-
Bueno, entonces
puedo estar tranquila… gracias… me voy a descansar un rato, que estoy molida…
-se levantó, dando un beso a Jhored antes de retirarse-.
Selena se quedó mirando como Kilara se
marchaba hacia sus habitaciones con evidentes muestras de cansancio. Cuando
hubo desaparecido se dirigió a Jhored…
-
Perdón alteza,
pero no acabo de comprender lo que ha explicado. Entiendo, que, si quisiesen
abrir alguna mina en Kidona III, simplemente tendrían que modificar la carta de
formación de la colonia… -replico Selena un poco sorprendida-.
-
Si, es lo más
obvio, si quieres hacer lo que ellos pretenden, solo tendrían que modificar la
carta de creación colonial… -acepto Jhored para sorpresa de Selena-.
-
Pero usted le ha
dicho a la Princesa que no ocurriría…
-
Si, y lo
mantengo, no ocurrirá…
-
Pero Alteza, el
parlamento del sistema podría aprobar esos cambios… -replico Selena sin
entender nada-.
-
En circunstancias
normales si en el caso de Kidona IV, pero no en el de Kidona II, y Kidona III…
Recuerda que las cartas de colonización se establecieron durante el primer
Imperio, y que luego se han mantenido al ver que realmente funcionaban… Pero no
es igual condicionalmente hablando, una extendida durante ese primer periodo,
que durante el post Imperio, la Pre Confederación o la ya Confederación
Imperial… -Jhored sonrió para sí, conocedor de que él o su Tío sí que podrían
pararlo todo legalmente llegado el caso de ser necesario-.
-
La verdad es que
con el post Imperio y la Pre Confederación siempre me lio, nunca he conseguido
determinar donde comienza uno y termina otro… Pero entonces entiendo, que,
dependiendo del periodo, las cartas funcionan de un modo u otro… -afirmo Selena
pensativa-.
-
Básicamente si,
así es, dependiendo del periodo ciertos apartados son muy distintos. Con
respecto al Post Imperio y Pre Confederación, es simplemente una majadería que
un imbécil se inventó para darse a conocer, y algún gilipollas con ganas de
medilla lo oficializó… En realidad, debería de tomarse ambos periodos como un
único espacio de transición entre el Imperio original y la Confederación… pero
bueno, así está estipulado y no creo que nadie tenga el menor interés en
desliar la madeja…
-
Pero Alteza, aun
siendo de la época que sea, ha de existir algún modo de modificar una carta de
colonización… más que nada por si las circunstancias cambiasen en un momento
dado, ¿no?
-
Por supuesto que
existe… pero hay que ser muy consciente de los requisitos que exige, porque el
equivocarse puede suponerle a alguien perder la cabeza, literalmente hablando…
y me parece que, en este caso, gente que parece muy inteligente, en realidad
está resultando bastante estúpida -sonrió Jhored de forma ladina-.
-
Si me permite
preguntarle, ¿Por qué no interviene entonces para pararlos?... -indagó Selena
sorprendida-.
-
¿Y porque voy a
parar sus operaciones? -sonrió sarcástico-. De hecho, lo que quiero es que
sigan gastando aún más dinero, todo el que sea posible… Contra más dinero
inviertan, mejor me lo pienso pasar yo… Además, incluso quizá con un poco de
suerte pueda ver como dos imbéciles Ducales pierden sus cabezas…
Selena se centró en su trabajo, pensando
a toda velocidad en todo lo que sabía al respecto y en que se estaría basando
su Alteza para decir algo como eso. Pero lo cierto, es que Selena ni por un
solo instante puso en duda lo dicho por Jhored, ya le había visto decir algo
semejante antes en situaciones aparentemente imposibles, y finalmente, hacerse
realidad lo que predijo. Por ello estaba claro que esos idiotas de los duques,
en algún punto de todo el entramado que tenían montado estaban metiendo la pata
hasta extremos inconcebibles, y no había nada más peligroso que el que su
Alteza diera con ello con ganas de fastidiar, y más aún, si encima le tenía una
cierta animadversión al susodicho… Normalmente eso, con su Alteza, solía
resultar letal. Selena sabia de sobra que lo que más le gustaría su Alteza
desde que conoció a su esposa, era clavar la cabeza de ambos Duques en sendas
picas, y no precisamente como una metáfora…
Un par de horas después de esta conversación,
el Barón se comunicó con su Alteza por un canal de máxima seguridad, y al igual
que Kilara, estuvo hablando con él con la esperanza de que intercediese para
evitar el desastre que se avecinaba sobre Kidona III. Jhored al igual que con
Kilara, le tranquilizo, aunque a su pregunta de cómo pensaba evitarlo, solo le
respondido con una sonrisita siniestra de las que ponía cuando desmantelo el
gobierno de la Confederación, y con la que Selena aún tenía pesadillas… Si
anteriormente ya auguraba que a los dos duques no les esperaba nada bueno, al
ver esa sonrisita tuvo la certeza de que les aguardaba un auténtico desastre de
niveles galácticos, y sus cabezas peligraban de verdad…
Tres días después, estando Jhored
tranquilamente sentado mientras revisaba diversos documentos, se acercó una
Kilara con evidente gesto de enojo. Se sentó frente a Jhored, carraspeando tres
veces para que la hiciese caso… finalmente Jhored levanto la mirada justo
cuando a Selena le dio la impresión de que la Princesa estaba a punto de
saltarle a su Alteza a la yugular…
-
¿Si Kilara? -se
dirigió a ella-.
-
No piensas hacer
nada… ¿vas a estar todo el día ahí sentado? -preguntó indignada-.
-
¿Hacer que…?
-preguntó Jhored, mostrando lo que Selena denominaba como "falsa
sorpresa"-.
-
Lo que sea que
pienses hacer para terminar con todo este enredo de esos dos cerdos… -replicó
airada refiriéndose a ambos Duques-.
-
No, no voy a
hacer absolutamente nada hasta que no sea el momento, y da la casualidad, de
que aún no lo es… Tú estate tranquila, no te signifiques, y limítate a calmar a
quien se dirija a ti. Te recuerdo que la carta no les dejara hacer lo que
quieren…
-
¿Pero y si la
modifican? -preguntó tensa-.
-
Pues si lo
hiciesen evidentemente si podrían abrir sus minas y demás proyectos, pero para
ello, tienen que modificarla, hasta que no lo consigan, no podrán hacer nada
sin cometer un delito capital.
-
Entonces…
-
Kilara vale… ya…
se terminó… Déjales, no les molestes, quiero que sigan gastando dinero y
comprando terrenos. A muchos de tus conciudadanos ese dinero les está viniendo
muy bien, la mayor parte de esos terrenos son baldíos, apenas servirían para el
ganado pese a tener unas extensiones enormes…
-
¿Entonces me
prometes que no se saldrán con la suya…?
-
Si, siempre que
no hagas alguna estupidez como descubrir mi presencia aquí… Relájate, te
prometo que no se saldrán con la suya, pero necesito que no hagas absolutamente
nada y no les enfrentes por mucho que te crispe los nervios. Limítate a calmar
a tus conocidos…
-
Está bien… porque
confió en ti… -se acercó, dando a Jhored un beso y marchándose después-.
Solo cuatro días después, la Almirante
Tanya se comunicó con Jhored, informándole de la entrada al sistema del
Superacorazado Heros Parca junto con una escolta de seis destructores. Jhored
suspirando le ordeno que tomase el mando del grupo y se uniese a ellos,
reuniéndose la flotilla al completo sobre Kidona III, efectuando la operación
habitual para mantener oculta la archiconocida silueta del Represor. Selena
evidentemente pregunto a su Alteza sobre si ocurría algo que ella debiese de
conocer, indicándola este que no se preocupase, que solo era una visita… Solo
cuatro horas después, Selena vio cómo se acercaban Kilara y el Barón Von
Grigoreki hacia su Alteza, además ambos con unas caras bastante largas…
-
Van a abrir las
minas… -espetó Kilara nada más acercarse a Jhored-.
-
No, no van a
poder… -replicó este mientras seguía revisando informes-.
-
Perdón Alteza,
pero en dos días se votará en el sistema la decisión sobre modificar la carta
de colonización de Kidona III… y será aprobada por mayoría…
-
Sin el refrendo
del parlamento de Kidona III no vale para nada… -replico Jhored, dejando
momentáneamente a un lado lo que estaba haciendo-.
-
Han sobornado a
varios de los representantes… lo aprobarán… y luego ambos Duques lo
refrendaran… -explicó el barón-.
-
¡Ahh!, muy
interesante… ¿Y? -preguntó su Alteza-.
-
Como que… ¿Y? -le
espetó Kilara-. No entiendes que van a aprobar el cambio y abrirán las putas
minas…
-
Pues no… no lo
veo…
-
Perdón Alteza,
pero está diciendo… ¿Qué siguen sin poder hacerlo? -pregunto sorprendido el
barón-.
-
Pues sí, eso
mismo es lo que estoy diciendo… que no van a poder… o al menos, no sin que
cometan un delito capital y terminen ejecutados… lo cual me alegraría
enormemente -replicó Jhored muy serio-.
-
Perdón Alteza,
pero no lo entiendo… y creo que no soy el único -señalo a Kilara y la propia
Selena, quienes miraban a Jhored con gestos de incomprensión-.
-
Pues creo que está
muy claro… Para hacerlo legalmente necesitan modificar la carta de colonización
del Planeta. En el caso de Kidona III, para ello tienen que conseguir la
mayoría en las cámaras del sistema, del planeta y la aquiescencia del noble más
representativo de este sistema… o lo que es lo mismo, el que tenga el título
más elevado que cumpla con los requisitos exigidos…
-
Si, y te estamos
diciendo que las dos cámaras lo van a aprobar, y que ambos Duques también…
-interrumpió Kilara cabreada-.
-
Pero vamos a ver… ¿vosotros de verdad que
habéis repasado todos los requisitos precisos…? -preguntó Jhored sonriendo
irónico-.
-
Si, lo hicimos…
incluso Selena… -replicó Kilara-.
-
Pues no lo
parece… Si os digo Sahed I, Sahed II y Sahed III, ¿sabéis de que estoy hablado?
-preguntó socarrón Jhored-.
-
Por supuesto… la
estirpe maldita, los peores Emperadores que hemos tenido… inútiles,
incompetentes y por si eso fuese poco, enfermos mentales… Estuvieron a punto de
Destruir el Imperio… -dijo Selena, interviniendo por primera vez-.
-
Estoy de acuerdo
con todo lo dicho, excepto en el caso de Sahed III, hubiese sido un muy buen
emperador de no ser por su enfermedad… pero aun así en sus momentos de lucidez
logro hacer cosas interesantes… Creo que nadie se ha molestado nunca en
estudiar su periodo como príncipe heredero, y sus intentos por arreglar los
estropicios de su padre o abuelo -sonrió Jhored-.
-
Pues no sé el
que… -replicó el Barón, siendo interrumpido con gesto hastiado por Jhored-.
-
Por su
comentario, deduzco que nadie se ha tomado la molestia de mirarse detenidamente
la carta de colonización del sistema Zero y Capital, ¿a qué no? -se rio
Jhored-.
-
No veo que tiene
que ver el sistema Zero con el de Kidona… -replicó Selena sorprendida-.
-
¡Ahhh, vamos!,
que según vosotros -les señalo a los tres-, la carta Imperial maestra de
colonización que rige todas las demás desde su publicación por Sahed II, no
tiene nada que ver… interesante… -sonrió sarcástico-.
-
Alteza… las
cartas están regidas por la ley de… -el Barón fue interrumpido-.
-
La Ley es un
extracto de la Carta del Sistema Zero, tal y como marca el Anexo tras las
firmas, al que dado su increíblemente complejo lenguaje legal nadie hace caso e
interpreta como le da la gana…
-
Perdón alteza,
pero ese Anexo es tan interpretable que resulta ridículo, ya sabe que cuando ha
salido a relucir ha generado una amplia polémica, por decirlo de modo educado…
-
Claro que sí, por
eso precisamente bajo las órdenes de Sahel III, cuando aún era príncipe
heredero, se redactó así. Aunque si se mirasen la Carta del sistema Zero el
problema se terminaría rápido, pues verían que está marca de forma clara y
contundente que es la carta maestra sobre las que las demás deben de
reflejarse, y para ello se hace un extracto de los puntos más importantes de la
misma en la Ley de colonización que incluye un "anexo" bajo las
firmas reflejando el hecho, y que no obstante queda totalmente supeditada a lo
escrito en el Texto de colonización del Sistema Zero… -Jhored miró socarrón a
los tres, quienes le miraban con la boca abierta-.
-
¿Quiere decir que
ese puñetero anexo fue una trampa de Sahel III? -preguntó el Barón tras
recuperarse de la impresión-.
-
Efectivamente, por
eso mismo ese Anexo es tan… interpretable, para que nadie busque mas allá. En
esa época el poder cada vez estaba más en manos de las principales casas
nobles, e ideo esto de la Carta Maestra para ponerlos bajo su control cuando
subiese por fin al trono si en algún momento se desmadraban, la carta del
Sistema Zero le permitiría hacer prácticamente casi cualquier cosa. Aunque lamentablemente,
luego enfermo y ya sabemos todos como termino la cosa… Pero sea como sea, sigue
siendo de plena vigencia… Y, por cierto, que es donde quería llegar en este
caso concreto, también de ella procede, junto a otras varias más, la ley
nobiliaria que marca el registro de los títulos de un sistema, la cual si la
han visto alguna vez, sabrán que también tiene otro Anexo
"interpretable" sobre su origen… -explicó aún más socarrón-.
-
No entiendo…
-replicó Kilara-.
-
Según esta ley
ninguno de ambos Duques, cumplen con el periodo establecido como para que los
títulos sean considerados como "locales". Esos títulos originalmente
se concedieron en otros sistemas estelares, incluso su origen está fuera del
sector… y aunque por poco, aún no cumplen con el plazo temporal requerido como
para ser válidos para este tipo de circunstancia…
-
Entonces no
podrán votar, y eso haría del Marquesado de Volterra el principal título
nobiliario del Sistema… Kilara, la decisión está en tus manos… -se rio el
Barón, contagiando a Kilara-.
-
Perdón… pero yo
no he dicho eso… los Duques sí que podrán votar, puesto que ambos sí que cumplen
con una parte muy importante de la ley nobiliaria, la de asociación… lo que
convierte a sus Ducados en títulos representantes validos… -replicó sonriente
Jhored-.
-
Explícate… porque
no te entiendo… -masculló una Kilara que estaba enfadándose con su esposo por
momentos-.
-
Bueno, ambos
duques poseen también dos insignificantes Baronías, y esos si son títulos
locales, los cuales pueden ser asociados a los Ducados, lo que los habilita
para la votación… -sonrió irónico-.
-
¡¡¡Ahhh!!!, ahora
entiendo… -sonrió Selena asintiendo con la cabeza-. Alteza, esas ganas de jugar
con su esposa algún día le traerá problemas…
-
Bueno, para
evitar que me tire algo a la cabeza si se enfada en exceso estas tu… -se rio
Jhored-.
-
Princesa… por
favor… yo se lo explico -replicó Selena interponiéndose al ver a Kilara irse a
por Jhored con cara de querer matarlo despacio y de forma que sufriese mucho-.
Cuando estuve investigando este lio, entre otras me fijé en esa ley, y vi lo
referente a la asociación de Títulos. Según dicha ley existen dos modos de
hacerlo, una por herencia, que es el caso de los dos Duques, y la otra por
matrimonio… que es el suyo propio… -señaló a Kilara-.
-
Entonces… -Kilara
abrió mucho los ojos-.
-
Su Alteza
Imperial, la Princesa Kilara Volterra… título asociado por matrimonio al
Marquesado de Volterra que es de tu titularidad y además, nativo originalmente
del sistema Kidona por creación del mismo… Luego tú, eres en realidad, quien
tiene la última palabra sobre esto… -sonrió Jhored-.
-
¿Y no hay modo de
evitar esto? -preguntó Kilara con los ojos muy abiertos-.
-
Solo uno -replicó
Selena-. El único es que el Príncipe aquí presente, como propietario legitimo
del mismo a su vez votase en contra de usted, solo en ese caso su voto no
tendría validez.
-
Bien, bien, bien…
-salto de alegría Kilara mirando al Barón con un brillo maligno, quien a su vez
sonrió con un gesto aún más malicioso que el de ella-.
-
De bien nada… los
dos os vais a quedar aquí sin moveros hasta que todo esté listo para el
ejercicio del derecho de decisión con ambos Duques… hasta ese momento nadie se
debe de enterar de esto… -replicó serio Jhored-.
-
¿Y si en la
cámara me lo niegan?... -replicó Kilara-.
-
El
desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento. Desde el momento en que
tú reclames tu derecho y ejerzas tu opinión es vinculante por ley… Si aun así
aprueban la modificación, todo el que firme el acta será castigado por
violación de la carta… Que es exactamente lo mismo que va a ocurrir con todos
los representantes públicos que han aceptado sobornos y emitido su voto en la cámara
-replicó Jhored en tono extremadamente duro-.
Jhored hacía mucho tiempo que decidió que
todo cargo público de cierta relevancia que usase su puesto o el poder que este
le otorgaba en beneficio propio, moriría del modo más cruel y expeditivo que se
le pudiese ocurrir. Obviamente de esto no dijo nada, y lo que tampoco explicó
Jhored a ninguno, fue cual era en realidad la verdadera trampa tendida en el
Acta Maestra de Colonización que era el sistema estelar Zero contra la nobleza.
El Futuro Sahel III se aseguró de que se estipulase en la misma, que tanto la
propia Corona Imperial, como el título de príncipe Heredero estuviesen
considerados como naturales por derecho propio con capacidad de veto, en
cualquier territorio pasado, presente o futuro bajo el amparo y control del
gobierno ejercido por el emperador. Al no mencionar al Imperio en sí, y si
únicamente al dominio del trono, eso convertía a cualquier acta de colonización
posterior al del sistema Zero a disposición de que la corona fuese capaz de tener
siempre la última decisión sobre modificaciones de dichas cartas. Lo único que,
hacía falta, es que de modo voluntario uno de ambos ejerciese su derecho, y no
necesariamente antes de que la carta se modificase… lo que permitiría ejecutar
legalmente a los nobles.
En realidad, el desconocimiento de este
hecho se debía a una particularidad, en los más de dos mil años de vigor de las
cartas de colonización, en únicamente tres ocasiones se habían modificado la
misma, y fue por motivos perfectamente aceptables. Es por eso que no resultaba
raro el desconocimiento de ciertas particularidades, y por ello en realidad, era
un aspecto legal que resultaba muy extraño para cualquiera. Además, el Planeta
Capital era la sede del gobierno, este estaba en el sistema estelar Zero, por
lo que se consideraba como un área restringida de máxima seguridad ya desde el
desastre de los Orent, y evidentemente, tampoco estaba permitido ningún tipo de
ocupación o asentamiento en el mismo. Por lo que nadie, absolutamente nadie por
razones evidentes, le hacia el menor caso a sus "cartas de
colonización" desde los inicios del Imperio, ya que fueron expedidas con
posterioridad a la colonización real del Sistema. Estas quedaron como un simple
documento histórico creado por la mente enferma de Sahed II, y para casi todo
el mundo, sin más valor que ese. Aunque esto realmente no significaba que pese
a todo no fuesen legales y completamente válidas. Eran una de esas leyes
antiguas, "inservibles", desconocidas, en desuso, pero que nadie
nunca derogo, y que a Jhored le encantaba desempolvar y revisar por si en algún
momento le podían ser útiles…
Jhored pretendió parar la modificación de
la carta de colonización de Kidona III desde el mismo instante de ser informado
de que había sobornos por medio para hacerlo, sin embargo, no quería recurrir a
la Carta del Sistema Zero, pues tenía un enorme valor en su desconocimiento. La
Carta permitía ejercer un control absoluto de la corona sobre un buen número de
leyes, por ello empujo sutilmente a que fuese Kilara quien se implicase y lo
parase. De ese modo, no tendría que descubrir la capacidad legal del Trono para
ejercer su voluntad sobre cualquier carta de colonización y otras varias leyes
importantes. Su intención desde el principio fue dejar que todo el mundo se
pusiese la soga al cuello, los inversores gastando un dinero que no podrían
recuperar ni en cien años, y los que aceptaron el soborno actuando de modo que
luego no pudiesen alegar nada en su defensa. A los primeros procuraría
conducirlos si era posible a la bancarrota, y a los segundos, como
representantes electos, pretendía hacer un escarmiento público con sus cabezas sobre
lo que le ocurría al que aceptaba un cargo de esa índole para enriquecerse
ilegalmente… La policía ya tenía sus instrucciones para detenerlos, y el SISI,
la tan temida Guadaña, para asegurarse de que fuesen condenados. Después serian
trasladados públicamente a las prisiones de Inferno o Hibernia, de donde dejarían
meridianamente claro a la opinión pública, que además de vivir lo que
aguantasen del modo más miserable posible, nunca volverían a salir de allí con
vida…
La verdadera intención de Jhored en este
caso, era por un lado eliminar a todos los que aceptaron soborno del peor modo
que se le ocurriese como drástico método de advertencia para altos cargos
gubernamentales, a la par que darle un golpe casi letal a la economía de ambos
Duques. El gasto realizado para la compra de los terrenos, sería imposible de
recuperar con la explotación normal de ganado. Gracias a esto, incluso no
descartaba la posibilidad, de que ambos Duques pudiesen ser asesinados por sus
socios, algo que no pensaba permitir que se impidiese, ya que ello le ofrecería
al SISI un motivo perfectamente válido para comenzar legalmente una cacería que
por orden expresa suya, sería letal para los todos los miembros de sus
organizaciones, con las que en esta ocasión y por orden expresa de su Alteza, no
habría ni prisioneros, ni detenciones… Como ya se dijo, Jhored ya había
decidido hace mucho tiempo, que su nivel de empatía en determinados casos seria
incluso inferior al cero más absoluto…
CONTINUARA
En serio. Qué profundidad de ideas. Muy maquiavélico y absorbente su lectura. Felicidades y esperamos más capítulos.
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