sábado, 10 de julio de 2021

                                 Confederación Imperial Galáctica


Libro - 14

Hermanos Perdidos


1









Fecha estelar - 5342

1º Cuadrante Militar del Imperio

Sistema Zero

Planeta Capital

Palacio Imperial

 

Se encontraban en la Gran Biblioteca privada del Emperador asistiendo a una clase de Protocolo que estaban dando a los Gemelos de sus Altezas Imperiales el Príncipe Jhored y la Princesa Kilara. En la sala además del profesor, se encontraban el Emperador, Jhored, Kilara y por supuesto Selena, la sombra de su Alteza, todos ellos mirando a los dos niños con gesto divertido. Todos observaban a los dos niños dando clase con su profesor de protocolo, mientras estos miraban de reojo a su padre con evidente enfado. Los gemelos continuamente se las arreglaban muy bien para traer de cabeza a sus guardias, a su madre y a su Abuelo, el Emperador. Tan solo patinaban con una persona, con su Padre, el Príncipe Jhored, el cual sistemáticamente y sin aparente esfuerzo conseguía truncar todas sus travesuras muchas veces incluso antes de que pudiesen ponerlas en práctica. Esto había llegado a tal punto, que el único momento en que todo el mundo estaba tranquilo con los gemelos, era cuando Jhored estaba cerca, pues entonces se comportaban como si nunca fuesen a ser capaces de romper un plato en su vida.


Apenas hacia cuatro horas que el Represor atraco en la Base estelar Zero, partiendo de inmediato su Alteza a ver a su esposa e hijos. Selena se sorprendió, cuando a punto de entrar en la habitación de los gemelos, Jhored comenzó a retroceder con sumo cuidado procurando no hacer el menor ruido. No pudo dejar de fijarse en la sonrisita irónica que este mostraba mientras se retiraba. Conociendo Selena como eran los Gemelos, supuso que algo andarían tramando y que su padre se iba a encargar de frustrar. Ella era la más consciente posiblemente de todos los escoltas, hasta qué punto estando su padre cerca, los gemelos variaban su actitud. Supuso lo que ocurría cuando Jhored reunió en la Gran Biblioteca a su Tío, a su esposa y al profesor de Protocolo de los gemelos, cuya clase empezaría apenas unos minutos después. Jhored estuvo con este último hablando casi todo el tiempo sobre las clases y como les iba a sus hijos.

Los gemelos llevaban una semana entera planeando como escapar de la clase de protocolo, la cual aborrecían. Era evidente que ambos sabían que serían castigados por su madre en cuanto esta recibiese la queja de su profesor, pero a sus ocho años, ya eran unos expertos en manipularla, tanto a ella como a su Abuelo el Emperador. Los dos eran plenamente conscientes de que podían o no hacer, conocían perfectamente los límites de hasta donde llegar con sus trastadas para que su Madre y su Abuelo luego de imponerles el castigo correspondiente, fuesen más o menos "manejables" y poder rebajar la sanción. Curiosamente, el único que nunca les había castigado, porque jamás habían logrado hacer ninguna de las suyas cuando estaba presente, era su Padre, al que temían como al diablo, porque parecía que supiese incluso antes que ellos lo que estuviesen pensando. Tan solo tres minutos antes de la clase los dos gemelos se colaron en la biblioteca, riéndose entre dientes, haciendo comentarios jocosos entre ellos sobre la cara que se les quedaría a todos cuando no les pudiesen encontrar para dar la clase.

Esto les duro lo que tardaron en levantar sus sonrientes caras y fijarse en toda la gente que estaba allí reunida, incluyendo su profesor, quien, sonriendo irónicamente, les felicito por entrar en clase unos minutos antes. Los Gemelos solo necesitaron ver a su padre sentado en uno de los sofás, mirándolos sonriente, para saber quién era el que les acababa de chafar un plan que llevaban madurando tanto tiempo… Por sus lastimeras expresiones, ninguno de los presentes tuvo la menor duda, que de haberse enterado con tiempo de la presencia de su padre, nunca se les habría ocurrido tratar de hacerlo, y que lo hubiesen pospuesto para más adelante, cuando él no estuviese cerca para chafarles el plan.

Los gemelos querían con locura a su padre, es más, procuraban pasar todo el tiempo posible con el cuándo se encontraba en Palacio o en la Capital. Pero no por ello dejaban de encabronarse los dos con él y hacer un escándalo cada vez que no conseguían salirse con la suya en algo, o más bien, tratándose de su padre, es que no se salían con la suya ni una sola vez, iban literalmente de berrinche en berrinche. Selena cuando los dos estaban con Jhored no podía evitar observar cómo ambos estudiaban detenidamente a su padre, absorbiendo cada cosa, cada gesto, cada movimiento que hacía con ellos o como interactuaba con otras personas. A ojos de Selena, los gemelos pensaban igual, se entendía entre ellos sin necesidad siquiera de mirarse, eran astutos, inteligentes y taimados, lo único positivo es que solo tenían ocho años. Lo malo es que ya veía en ellos los primeros indicios de tener delante a dos futuros Jhored en potencia, lo que le daba un dolor de cabeza espantoso solo de pensar en cuando fueran más mayores, aunque también era consciente que para que esos dos alcanzasen a su padre en algo, aun les quedaba muchísimo por sudar. Aunque una cosa era cierta, tras cada encontronazo con su padre, Selena tenía que reconocer que sus trastadas mejoraban en su planificación y desarrollo, pese a que con su Alteza presente seguían fracasando como siempre.

Del mismo modo, los Gemelos sabían muy bien en todo momento en que lugar estaban, su comportamiento viraba 180º de cuando estaban en Palacio a cuando viajaban con sus padres en el Represor, nuevamente gracias al príncipe Jhored, quien poco a poco fue guiándolos en ello. En la nave los dos eran circunspectos en todas sus acciones, pegándose bien a su padre, a su madre, a la almirante Tanya o a los generales Mao o Gzak, el que estuviese en esa ocasión, como lapas todo lo que podían, observando detenidamente todo lo que estos hacían, decían o como. Incluso alguna vez habían hecho sus pinitos entrenando con los Marines de Asalto del Represor, quienes los trataban como unos mini marines. Eso sí, con una indulgencia evidente, pero haciéndoles sudar y "reforzándoles" en su ambición por alcanzar sus límites, obviamente teniendo siempre en cuenta quienes eran, además de su edad. La primera vez que los gemelos aparecieron por el área de entrenamiento, y estos les pidieron permiso para unirse, aceptaron, jugando con ellos más que otra cosa. Eso cambio cuando el segundo día aparecieron con su padre para mostrarle orgullosos de lo que eran capaces, y este tras observar detenidamente como trataban a sus hijos, con un solo gesto dejo claro a los Marines lo que opinaba de tratar a los gemelos con guante de seda y sobretodo, el dejarles ganar con facilidad o malacostumbrarles cuando querían algo.

Casi al finalizar la clase de los gemelos, en la biblioteca fueron entrando diversos miembros del gobierno, del Alto estado mayor, el Baron Von Grigoreki, los tres principales líderes de la oposición y los directores de los servicios de inteligencia, así como el del SISI para hablar sobre los problemas del Brazo de la Galaxia, y adelantar trabajo para la próxima reunión plenaria conjunta de ambas cámaras. Fue el presidente del gobierno, una vez que los gemelos terminaron la clase y el profesor se marchó, mientras Jhored estaba sentado sobre las piernas de su madre, la pequeña Kilara lo hacía sobre las de su padre, quien pregunto a su Alteza si pensaba permanecer muchos días en Palacio, arrancando las risas del príncipe, de su esposa y de su tío el Emperador.

-        Qué pasa señor presidente, ¿qué no me quieren cerca? -preguntó jocoso Jhored-.

-        Lo cierto alteza, es que creo que tanto yo como todos los líderes de los partidos preferirían que su Alteza no estuviese para la sesión plenaria -señalo a sus sonrientes colegas en la oposición, que asintieron levemente-.

-        ¿Tanto miedo le tienen ustedes a mi marido? -preguntó divertida Kilara-.

-        O no alteza, a su marido no, pero si a los idiotas que siempre y de forma inevitable, tenemos en nuestras filas respectivas ocupando un escaño. Por alguna razón no parecen terminar de comprender hasta que no es demasiado tarde, que a su Alteza se le escucha y si se es inteligente, cuando no se está completamente seguro al mil por mil de lo que va a decir, "que es nunca", se calla uno antes de que lo silencie él, a lo que habitualmente le suele seguir un ridículo bastante considerable… A esos sí les tememos cada vez que abren la boca con su Alteza delante -replicó sonriente uno de los líderes de la oposición-.

-        Y no son los únicos… su Alteza genera sicosis por donde pasa… Aunque pienso que hay una cosa que su Majestad sí que le debería de agradecer a su Alteza, porque nunca he visto a ningún político dar los vivas y los larga vida a su Majestad con tanta energía, carga emocional y convicción de creer en ello o desearlo con tanto énfasis, con tan enorme intensidad, como desde que el príncipe Jhored tuvo a bien ocuparse de su puesto durante su convalecencia -expuso irónico el ministro del interior-.

-        ¿Aún no se les ha pasado el susto? -preguntó perplejo Jhored-.

-        Alteza, lamento decirle que su impronta fue muy profunda, diría que más bien rallando con el pánico. Créame si le digo que "aún" se sigue escondiendo de usted todo el que le ve aparecer con tiempo suficiente… -replicó sarcástica Selena-.

-        Bueno… no me había fijado -replico Jhored con cara de inocente, que por cierno no se creyó nadie, ni sus propios hijos-.

-        Papa… tienes que aprender a mentir mejor… se te nota mucho -le reprendió la pequeña Kilara mirándole, mientras el pequeño Jhored asentía firmemente dándole la razón a su hermana, arrancando las carcajadas de todos los presentes-.

Jhored por todo comentario, les preguntó a los dos niños si les apetecía hacer un viaje a los terrenos familiares de su madre en Kidona III y pasar allí un par de meses. Sin la menor vacilación los dos gritaron que sí, incluso saltaron del regazo de sus padres con la intención de ponerse ya mismo en marcha. Fue su madre quien riéndose les chafo la fiesta al recordarles que el ahora significaba dentro de unos días, porque tenían primero que ver que se llevaban, quienes de sus profesores los acompañarían y que no pensarían en serio que no iban a estudiar por estar allí… Lo cierto es que pese al chasco que se llevaron los dos, aún seguían muy contentos de poder ir allí, especialmente porque lo harían con su padre en el Represor. Salieron corriendo hacia sus habitaciones para ver qué era lo que se iban a llevar en el viaje… Fue salir los dos y levantarse Kilara para ir tras ellos…

-        Os dejo, me voy tras estos dos… No han protestado por lo de los profesores, así que voy a ver qué es lo que están tramando… -dijo Kilara riendo mientras salía tras los gemelos-.

-        Alteza, de la situación expuesta por el Almirante Tagard… -indagó el presidente tras la salida de Kilara, poniéndose de inmediato serio todo el mundo-.

-        Pese a que el objetivo principal, que era la destrucción de Tigenium, se ha logrado de forma determinante, lo que nos ha trasmitido me preocupa y mucho. El comportamiento de esa nave que capturaron y los datos recabados de sus sistemas implica un serio problema con la Heredad…

-        No entiendo… -replico el Emperador-.

-        Bueno, obviamente era imposible que escapasen de la flota dado en punto en que aparecieron en el sistema según la telemetría que nos envió el Almirante, pero eso es lo único normal en el comportamiento de esa nave.

-        Si, lo cierto es que tratar de lanzar un ataque en esa situación quizá no fuese lo más inteligente, pero dada su situación, poco más podrían haber hecho… -dijo el jefe del Estado mayor-.

-        Ese es el problema precisamente, lo que no hicieron. Eligieron combatir hasta el final, lo cual es muy loable, pero lo hicieron de un modo nada inteligente y si muy descuidado. Cualquier capitán de nave medianamente competente sabe que hay dos lugares durante un asalto que se deben de proteger a cualquier precio, el puente y el reactor… Ellos no lo hicieron, es más, ni siquiera planificaron su resistencia, por los informes se dedicaron a tratar de matar cuantos más marines mejor…

-        Pero eso sería lo normal, ¿no? -preguntó el Emperador-.

-        Para nada, dados los antecedentes de la Heredad, lo normal es que hubiesen hecho saltar la nave por los aires en cuanto se viesen perdidos, en ese sistema, con Tigenium allí, eso debería de haber sucedido según entraron los primeros marines. Pero no solo no lo hicieron, sino que cuando trataron por fin de volar la nave por los aires, lo hicieron con explosivos convencionales. Sin duda de haberlo conseguido habrían causado daños tan serios que la nave no sería recuperable, sin embargo, lo importante aquí es que no hubiese sido en modo alguno lo suficiente como para impedir nuestro posterior acceso a la mayor parte de sus bancos de datos, algo de vital importancia a evitar y que sabe incluso el más tonto de nuestros cadetes de la flota.

-        Es raro en ellos, estoy de acuerdo, con lo que sabemos debió de haber una planificación para volar la nave con tiempo en cuanto se abordó… Además, es algo implícito en cualquier nave de guerra sea de la raza que sea, y su forma de actuar debería de proceder de nosotros mismos -replicó un Almirante del estado mayor-.

-        He estudiado los datos que nos han enviado, así como multitud de informes de cuando fueron expulsados de nuestro espacio, y en ambos se advierte un patrón de comportamiento férreo, sin alteraciones. En la época de la expulsión podría haber tenido un sentido, pero si lo sumamos al visto en esa nave, la cosa cambia. Una vez encargada una misión van hasta el final, o lo logran, o sucumben… Creo que es posible que sea un efecto secundario de su adoctrinamiento y la alteración mental que sufrían en Tigenium.

-        Pero eso implicaría que su número de bajas seria altísimo… su reposición no sería nada sencilla y dudo que puedan adoctrinar el número de seres que quieran… deben de estar limitados… -dijo pensativo un general del estado mayor-.

-        Exacto, esta nula flexibilidad implica una cantidad de bajas enorme aun en el caso de que se logre llevar a cabo, y posiblemente ese sea el principal motivo por el que aún no hubiésemos tenido noticias suyas.

-        ¿Cree que sus fuertes pérdidas les ha impedido hacerse lo bastante poderosos como para permitirles venir a por nosotros? -indago el jefe del Estado Mayor-.

-        Tanto en los datos que han sido enviados procedentes de esa nave, como en los informes que he estado revisando de aquella época, en todos los casos eso es lo que ocurre aun cuando vencen. La resistencia que les oponen tienden a rebasarla con asaltos frontales, generando un número de bajas propias que sería del todo insoportable para la moral de cualquier ejercito… -afirmo Jhored-.

-        Pero ellos son fanáticos, por lo que podríamos incluso asumir que esto no les afecta…, pero otro asunto debería de ser la cantidad de bajas que reponer cada vez, ¿no? -preguntó el jefe del SISI-.

-        Eso es, no les afecta moralmente, pero eso no quita para que el reponer sus fuerzas les resulte sumamente oneroso. Por lo que estuve investigando en los bancos de datos de esa nave y cotejándolo con lo que se pudo salvar de la otra, ese ha debido de ser su principal problema.

-        Bueno, existen muchas formas en las que poder conseguir esos acólitos sin necesidad de enfrentar perdidas en su captura… -replico el Barón-.

-        Si, y así lo hacían. Según deduzco, al principio compraban esclavos, de ese modo incrementaban sus efectivos sin casi perdidas, pero a un ritmo que suponía un volumen económico tan alto que termino llamando la atención de quienes no debían…

-        Les atacaron con el fin de saber de dónde sacaban sus fondos… -intervino el Emperador-.

-        No exactamente, no queda muy claro que ocurrió, aunque por los datos recuperados puedo suponérmelo. Ellos conseguían sus fondos saqueando planetas de baja capacidad tecnológica, y si de paso se podían llevar a algunos de sus habitantes secuestrándolos mejor que mejor. Pero en un momento dado sufrieron tal magnitud de ataques que decidieron cambiar de táctica y crear esos cargueros armados con el fin de ser ellos mismos quienes capturasen el producto a la vez que saqueaban. Dado que según parece estaban en una especie de guerra contra alguien, esto ralentizo sus esfuerzos bélicos al reducirse la incorporación de reemplazos.

-        Si no fueron atacados por el dinero que estaban desembolsando por los esclavos, imagino que saquearían el mundo que no debían, enojando a alguien lo bastante poderosos como para ser capaz de tomar medidas drásticas contra ellos… -dijo el ministro de interior-

-        Si, eso es lo que pienso, que se equivocaron de blanco y fue cuando comenzaron a darles caza. Pero me preocupa más su cambio de política, el pasar de comprar, a ser ellos mismos quienes secuestren a sus futuros acólitos. No es difícil de suponer las tropelías han debido de cometer en esa zona, sin contar con que, dada su forma de actuar cuando pierden miembros de sus tripulaciones, han podido sembrar medio brazo de la galaxia con armas, dejándolas en manos de quienes cuando vean llegar extraños van a disparar primero y preguntar después…

-        Eso quiere decir que cree que cuando terminaban de secuestrar individuos en un planeta, no recogían las armas de sus caídos en los enfrentamientos con los soldados de esos mundos, ¿no?… -indago el jefe del estado mayor mirando a Jhored sorprendido-.

-         Eso mismo, según los datos de esta nave, tras cada ataque se elevaba una petición para reemplazar tanto las bajas de personal, como todo el equipo y armas necesarios para pertrechar a los nuevos reemplazos. Los reemplazos eran entregados en Tigenium en forma de nuevos acólitos mientras que las armas se transferían al pasar el resto de estos a la nave con la que se encontraban, siempre en puntos diferentes…

-        Lo que quiere decir que no recogían el armamento de los caídos, y que tienen algún planeta o base en la que fabricar tanto naves, como armas… -replicó un general del estado mayor muy serio-.

-        O las fabrican ellos, o las compran… de cualquier modo, tendremos que dar por supuesto que en esa zona habrá muchísimos mundos hostiles a cualquier nave alienígena que se les acerque… - Jhored fue interrumpido-

-        …Y que posiblemente, con esos antecedentes, como usted ha dicho, primero disparen y después pregunten, que es lo que haría cualquiera con un mínimo de cerebro en esa situación -termino la frase el Barón-.

-        Sin contar con que cualquier planeta medianamente industrializado capaz de replicar los equipos que abandonasen, se habrán armado hasta los dientes para combatir futuros posibles asaltos a su mundo -replicó Jhored-.

-        En otras palabras, que podría existir un auténtico caos ahí afuera… -dijo el presidente-.

-        Si nos ponemos en la peor situación… la Heredad secuestraba o compraba esclavos y los fanatizaba, eso implicaría que miembros de unas razas atacarían los planetas de otras. Cuando tras clonar lo que la Heredad perdiese u otros les vendiesen, estos se encuentren los unos con los otros, va a ser un problema de ver quien dispara primero al pensar estar ante sus agresores… -replicó Jhored-.

-        Y el almirante Tagard con su flota va a estar en medio de esa situación… y tú vas a proponer algo que no nos va a gustar… -dedujo el emperador-.

-        No exactamente, poco puedo aconsejar salvo ir con cuidado… Pero sí que sería conveniente que fuesen preparando un embajador para que se reúna con el Almirante Tagard, porque antes o después lo vamos a terminar necesitando.

-        Y en quien pensaste -replicó el Emperador mirando a su sobrino con sospecha, igual que el resto de los presentes-.

-        A mí no me miren, aunque me gustase hacerlo y ya les digo de antemano que sería la opción ideal, en este momento es inviable del todo. Los gemelos son pequeños, y si algo le ocurriese a mi Tío, Kilara aun habiendo aprendido ya mucho, todavía no está preparada para asumir una regencia. Eso me inmoviliza aquí, no me puedo permitir el lujo de irme tan lejos y quedar fuera de contacto -negó Jhored con la cabeza mientras hablaba-.

-        Las distancias son enormes, y lo serán aún más a medida que vayan avanzando. El viaje del embajador sería un problema, sin contar el hecho de tener que encontrarse con la flota de Tagard en un espacio que no controlamos… -replicó el Barón-.

-        Por eso no deben de preocuparse, los encuentros con Tagard serian preacordados mediante misiles de frecuencia… y el Crucero experimental B-52 es más que capaz de hacer el viaje con extraordinaria rapidez, casi tanta con lo haría un misil de frecuencia… Por esa parte está solucionado…

-        Pero solo hay uno de esos cruceros, esto implicaría su uso intensivo, y si no recuerdo mal sus mantenimientos suelen ser complicados gracias precisamente a su motor… Habría que modificar un crucero ligero para contar con una segunda unidad -replicó pensativo el jefe del Estado mayor-.

-        Olvídese de esa opción, es prácticamente inviable, no se puede modificar un crucero, ni ligero, ni pesado. En primer lugar, los costes no se sostendrían, y en segundo está el problema de su reconfiguración, no quedaría más remedio que construirlo nuevo. Una modificación de un crucero, sea el que sea, en un modelo B-52, sería de 1.2 a 1.4 veces más caro, se tardaría un 70% más de tiempo que si se construye desde cero y sin garantía de éxito.

-        No lo entiendo… ¿Cómo puede ser más caro y tardarse más? -replicó el emperador mirando a su sobrino-.

-        Pues es muy simple, primero habría que construir un motor y un reactor específico para el modelo, en eso da igual que sea una nave nueva o a reformar, el único de que disponemos ya lo está usando la unidad B-52 en servicio. Antes de instalarlo una vez construido, habría que reforzar estructuralmente la nave que se decidiese modificar para aguantar tanto el empuje de su motor como la presión del reactor en sus sistemas, especialmente los de enfriamiento del núcleo si no queremos que los tripulantes terminen asados vivos. Y por último, una vez montado todo, tendríamos que rebajarla de peso hasta alcanzar el óptimo para el que está preparado su propulsión, con la tripulación y el armamento incluidos. Y aun así no habría garantía ninguna de que fuese posible al no haber sido construida inicialmente con unas características muy específicas para este cometido en particular…

-        Efectivamente, y solo por encima, sin meterme mucho en problemas con sus especificaciones, ya puedo afirmar que eso sería muy costoso… Como dice su Alteza, mucho más que si esa nave se construyese de nueva -afirmó el ministro de Defensa que había estado usando su unidad portátil para verificar datos-.

-        Bien, pero eso podría esperar aún un tiempo, no hace falta apresurarse, con la unidad que tenemos en servicio del B-52 nos vale de momento, cuando este con la flota se moverá a velocidades estándar, lo que no castigara sus sistemas.

-        Pero no dejaría de ser un problema, con una sola unidad, en cuanto haga dos o tres viajes de ida y vuelta con el embajador u otras circunstancias, necesitara de una revisión… Y son bastante aparatosas, estaría fuera de servicio al menos un par de meses, siempre claro, que no haya contratiempos de ningun tipo -replicó el jefe del Estado Mayor-.

-        Si, pero todavía no nos urge, ahora mismo cuenta como con cero viajes, sin embargo, en lo que sí que deberían de ponerse todos ustedes, es en tratar de llegar a un acuerdo para nombrar un embajador… Eso si, por favor, asegúrense todos de que el elegido no sea un imbécil que nos pueda meter en un lio aun mayor… o clavare sus cabezas en la puerta de sus respectivos despachos -replicó Jhored señalando tanto a los miembros del gobierno como de la oposición-.

-        No se preocupe Alteza, a todos nos interesa que esto salga bien, no estamos como para complicarnos la vida con algo que nos pilla tan a desmano -aseguro el presidente, asintiendo los líderes de la oposición-.

-        Muy bien, pues vayan pensándoselo porque no creo que tardemos mucho en comenzar a necesitar ese embajador… Tagard se debería de estar acercando ya a los primero posibles contactos…

Lo que Jhored no había dicho, es que envió nuevas órdenes al Almirante Tagard junto con algunos refuerzos específicos. Si lo que le había pedido que hiciese confirmaba sus sospechas, las cosas aún se complicarían más de lo que los miembros del gobierno y oposición se podían imaginar. Jhored era consciente de que posiblemente lo mejor sería que fuese el mismo, pero desgraciadamente todo lo que dijo sobre los impedimentos a que se enfrentaba, eran absolutamente ciertos, y de momento, salvo que ocurriese algo tremendamente grave que le obligase a ello, le inmovilizaban para este problema en particular.

 

CONTINUARA


3 comentarios:

  1. GRACIAS por volver y deleitarnos.
    El titulo del libro da para muchas interpretaciones; se perderán los gemelos por el brazo de la galaxia, encontraran la décimotercera colonia (Galactica).

    Un saludo,
    VGG

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por el nuevo libro.......... expectación.
    ¿ de que ira con ese titulo ?

    ResponderEliminar
  3. Gracias por las continuaciones!!!!

    ResponderEliminar