martes, 25 de abril de 2017

                        Confederación Imperial Galáctica

Libro - 8

Hiperbórea


2



Fecha estelar - 5332
1º Cuadrante Militar del Imperio
Sistema Belal
Base-Deposito de Mar-Shagan
Oficina del Almirante Stratos
Tras la corta conversación mantenida con su Alteza Imperial, el Príncipe Jhored, el Almirante Stratos se recostó sobre su asiento, cruzando los brazos bajo su pecho y alzando su mirada hacia el techo. Recordaba perfectamente su reacción cuando cuatro años antes el Príncipe le presentó el Plan Orión Omicrom Verde con sus diferentes alternativas, lo único que le faltó llamarle para tratar de disuadirle del costo que esa majadería podía suponer, fue idiota. Ahora veía como una vez más, con el Príncipe Jhored se veía forzado a tragarse sus propias palabras, cada vez comprendía menos como aun podía existir alguien que tratase de jugársela con la astucia. El Príncipe Zordak si no frenaba en seco con sus intenciones, iba directo a cavarse su propia tumba en el Planeta Hiperbórea, una tumba construida a su medida cuatro años antes. Tras incorporarse, inmediatamente se puso en contacto con el General Xartgie en el Centro Principal de mando de la 110ª División, la DECH (División Especial de Cazadores de Hiperbórea), y al que únicamente tuvo que transmitir el mismo código que le fue enviado a él por el Príncipe, para que en el planeta todo el mundo se empezase a poner en marcha de inmediato. Tras esto, lo siguiente fue llamar a su despacho al Vicealmirante Tagard.


El Almirante estudio con calma las especiales características del Sector Hiperbóreo, en el que iba a tener que actuar. Su principal problema es que debido a la particularidad de que el Sistema Hiperbórea fuese excesivamente pequeño y el centro físico de los otros diecisiete sistemas estelares que formaban el sector, era que toda nave en tránsito por el Interespacio por cualquier parte de esa zona, terminaba inexorablemente expulsada al espacio normal dentro del sistema central, Hiperbórea. Cualquier nave o Flota que tratase de forzar el paso debería hacerlo en el espacio normal, dentro del sistema, y por su tamaño, relativamente cerca de un planeta habitado, con tres lunas fuertemente armadas y unos escudos planetarios de primer orden con alcance suficiente además como para poder cubrir bajo su protección su tres baluartes defensivos. El Planeta junto con sus lunas, era capaz de resistir un bombardeo orbital durante más tiempo del que algunos se pudiesen llegar a creer como posible gracias a sus especiales características internas. Las mismas que además lo convertían en la trampa perfecta para cualquier invasor...
Hiperbórea tenía una gravedad de 1.05g sobre el estándar, un diámetro de 20.158km, cuya superficie está cubierta en un 55% por agua. La tierra se encuentra exclusivamente en su cinturón ecuatorial, conformada por dos grandes continentes y tres grandes archipiélagos de Islas que los separan entre si, dos por un extremo y el que conforma su capital, en el otro. La Temperatura media del planeta en toda su superficie es de unos 18º, gracias a su centro magmático hipercaliente que hace que el agua de sus océanos sea templada. Este mismo núcleo es el que alimenta gracias a su energía calórica/magnética los dos grandes generadores de escudos con que cuenta el planeta, y que están situados en la zona central de ambos continentes bajo sendas cordilleras de rocas ultraduras, enterrados ambos a más de 30km de profundidad y protegido cada uno por una brigada completa de la DECH compuesta exclusivamente por T.lal, expertos en la lucha en cavernas y túneles, a los que la superficie no es que les entusiasmase precisamente. Mientras que el Regimiento ceremonial defiende el edificio Principal de Control del Escudo Planetario y las Defensas Lunares situado en una pequeña isla fortificada en un extremo del Archipiélago Capital, y precisamente donde residía la trampa de su Alteza.
La Tercera Brigada destinada en Hiperbórea, y también compuesta exclusivamente de T’lal estaba acantonada en uno de los otros dos archipiélagos, en la Isla de Q’thalal bajo el extinto gran Volcán Q’utal. Lugar con de se protege la base secundaria de gobierno del Escudo y las defensas planetarias. Es un sistema ingenioso de verdad, en caso de alerta de seguridad máxima, los miembros del Regimiento ceremonial de la DECH encargado de la protección del centro principal de control, devolverá este a los dos generadores de escudo, que a su vez, reensamblaran sus sistemas para que pasen a ser controlados desde la más protegida bajo tierra, segunda base de control. Una vez cerrado este circuito, para romperlo tendrían que tomar la base de control intacta, si es que supiesen donde esta exactamente. Tan solo el 5% del territorio terrestre está habitado, el resto está cubierto por una espesa y muy densa Jungla o enormes bosques en sus zonas más al norte o sur de ambos continentes. Si bien desde las Lunas no se puede disparar contra el Planeta pues la artillería planetaria apunta hacia el espacio, sí que son un magnifico punto de observación para el control de aeronaves y bombardeos artilleros a ras de suelo. Cualquier fuerza que trate de tomar el Centro de Control de Defensa y fallase en su intento, en cuestión de minutos se vería encerrada dentro de una enorme jaula planetaria, en una posición muy vulnerable y cuya mejor baza seria escapar a las profundas junglas o bosques, los cuales son el coto preferido de “caza” para la DECH. Sin embargo para Hiperborea, su principal vulnerabilidad es que incluso las bases de Caza y bombarderos estelares de las Lunas dependían completamente de que el centro de control estuviese operativo, sin este todo el tinglado ofensivo y defensivo del Planeta, se venía abajo en el acto. Y qué decir del destino que sufrirían las fuerzas que hubiese en camino en ese momento para poder completar con garantías la toma de Hiperbórea en caso de que el centro de mando fuese aun operativo, cuando se alzase nuevamente el escudo impidiéndoles tomar tierra, y si todo funcionaba como esperaba su Alteza, dejando sus avanzadillas casi inermes dentro de una jaula. Mientras, sus naves con los tan necesarios refuerzos quedarían al alcance de la reforzada Flotilla del “Represor” con el apoyo de las baterías de defensa planetaria situadas en las lunas, una situación ciertamente desagradable para cualquiera…
El Almirante sonrió, ya que su Alteza Imperial no solo pensaba barrer un buen número de fuerzas del Príncipe Zordak, si no también colocar de un plumazo a La Tarharsa, una de las divisiones mejor preparadas y más temidas del universo conocido en una situación poco menos que de indefensión antes de eliminarla por completo del tablero. No solo se iban a enfrentar a una unidad de combate de primer orden que les iba a duplicar en número de efectivos y con un entrenamiento igual de riguroso que el suyo, sino que además de no estar en el mejor habitad para la lucha, para sus enemigos los E’lal de la DECH, luchar allí era casi como jugar en el patio trasero de su casa, para quienes los bosques y las junglas trabajarían a su favor. Para complicárselo aún más, si las fuerzas de la Tarharsa tratasen de salir a terreno montañoso con intenciones de protegerse, deberían de tener también cuidado con cada agujero que se abriese bajo sus pies, pues de allí podrían salir a cientos los soldados T’lal de la defensa Planetaria. En Hiperborea los E’lal se desplazan entre sus ciudades por tierra, mar o por Aire, mientras que los T’lal lo hacen exclusivamente bajo tierra o bajo el mar… y quien quiera sojuzgar Hiperbórea tendrá que mantener bajo su bota a ambas razas, algo en lo que según entendía Stratos, muy poquita gente se detenía a pensar. Los T’lal podían trasferir rápidamente gran cantidad de tropas de un sitio a otro usando sus redes de túneles de comunicación sin ser detectados.
Cuando el Vicealmirante Tagard llegó, el Almirante Stratos le invito a sentarse y ponerse cómodo. Pero antes de hacerle partícipe del encargo que les había hecho su Alteza Imperial…
·         ¿Cómo va el B-52? –indago el Almirante Stratos.
·         Bufff… mal, vamos a necesitar más tiempo, en las últimas pruebas hemos reventado doce de las dieciséis bobinas estabilizadoras inerciales del sistema de impulsión. Según los ingenieros el responsable fue un desvío de calibración de una milmicronesima entre la sexta y séptima bobina. Si la aceleración hubiese sido progresiva no hubiese existido el menor problema, pero al concentrar toda la potencia para que el Crucero salga disparado a máxima velocidad casi en el acto… bueno, no admite fallos…
·         Hablé con su Alteza Imperial, hemos conseguido tres meses más de tiempo…
·         Me alegro, porque esa nave es una auténtica m…, no sé cómo todos están tan entusiasmados con ella. Entiendo que el Príncipe decidiese guardar todos los proyectos secretos que fracasaron y a los que podía verles una utilidad, aunque fuese remota… Pero sinceramente Almirante, este Crucero Ligero es una pesadilla…
·         Una pesadilla que tiene que funcionar si queremos conseguir nuestra misión, todo lo demás está preparado, tenemos la información precisa, pero tan solo el Crucero B-52 es capaz de proporcionarnos la velocidad que vamos a necesitar en la segunda parte del plan.
·         Lo entiendo, se han invertido muchísimos recursos en este plan, los nuevos laboratorios en el extremo de la base, el traslado de toda la tripulación de la Fragata XR-88 junto con sus familias a Belal IV, el lanzamiento de tantos satélites de exploración y detección avanzada, los satélites especiales que mandó la Estrella Oscura a través del agujero de gusano de la “raza Extraña”, la puesta a punto del B-52… -el vicealmirante meneo la cabeza.
·         Si, y todo este entramado depende de que el B-52 funcione a la perfección. O más bien, de que sean capaces de encontrar un modo de que las bobinas de inercia aguanten durante el paso brusco de parada a aceleración máxima… o su tripulación estará muerta en cero coma un segundos.
·         Si, ya, al menos los sistemas de comunicaciones  y sensores funcionan perfectamente. Bueno Almirante, nos ha conseguido un margen de tres meses más… y eso es algo que por aquí todo el mundo apreciara…
·         Bueno, digamos que más que conseguirlo yo, lo ha hecho la Liga de Mundos Libres por nosotros. Tenemos una nueva misión, todo lo demás de momento queda aparcado, y me refiero exclusivamente a cualquier orden relativa a nuestros respectivos mandos… Te estoy transmitiendo tus nuevas órdenes, tendrás que poner tus Cruceros de Batalla en orden en un plazo mínimo de doce horas…
·         Ya están listos… -contestó el Vicealmirante mientras leía atentamente sus instrucciones-. Está bien, pondré en movimiento mis Cruceros, en un par de horas los tendré desplegados y controlando todo el sistema, no se moverá una partícula de polvo estelar sin que nosotros nos enteremos. También ordenare que todas las escoltas vayan siendo lanzadas según sean operativas excepto las Fragatas, que esperaran a partir junto con los Transportes.
·         ¿Qué opinas del plan, alguna idea?
·         No, y opino que no me gustaría estar en el pellejo de quien vaya a meterse en esta trampa. Porque esto es una muy refinada trampa, y si no me equivoco mucho, huele por todos lados a su Alteza Imperial. ¿Cuánto tiempo?
·         ¿Lleva montada? –el Vicealmirante asintió-. Cuatro años. Se preparó con extrema minuciosidad hace cuatro años, y confieso que pensé que era una majadería. Pero… nuevamente me he tenido que comer mis palabras…
·         Si, tratándose del Príncipe Jhored es lo que suele pasar, tiene una alarmante y desagradable tendencia a tener razón que no es normal… Bueno Almirante, me pondré en marcha de inmediato, quiero poner al día a mis oficiales y ver como lo hacemos…
Cuando el Vicealmirante Tagard salió del despacho, Stratos no pudo por menos que sonreír, ya que esta nueva misión ayudaría a relajar un poco los ánimos en la base y entre los hombres. El otro asunto, el llamado “Plan de Adquisición y advertencia” o “PAA” tenía a todo el mundo nervioso por los problemas surgidos con el Crucero Experimental tipo B-52 y que ponía en peligro buena parte de la operación. Stratos confiaba en que el tiempo adicional, más el que todo el que en esos momentos no tenía nada que hacer se tuviese que centrar en la misión en Hiperbórea mejorase toda la situación general. Por su parte el Almirante convoco a la tripulación de la UEP Estrella Oscura en la nave para comenzar a rearmarla para la nueva misión, ya que había sido despojada de sus misiles de Antimateria, que ahora deberían de retornar a sus respectivos Silos en lo más profundo de la Blindada panza de la Fragata. Diez minutos después de que el Almirante se dirigiese hacia su nave, la Base-Deposito de Mar-Shagan entro en modo de Alerta Total, lo que significaba tan solo un nivel más abajo del estado de Pre-Guerra.
Los cuatro Cruceros de Batalla del Vicealmirante Tagard se desplegaron en formación de diamante, con sus sensores en máximo alcance, a una distancia de poco más de un millón y medio de kilómetros de Shagan, la Gran Luna de Belal IV, orbitando la cual se encontraba la Enorme Base Deposito. Apenas dos horas después de tomar posiciones, los hipersensibles sensores de los Cruceros de Batalla pudieron detectar la partida a toda velocidad de un total de dieciséis Torpederas completamente armadas con dirección a sus destinos de espera en las proximidades del Sector Hiperbóreo… A la vez, comenzaron los movimientos de las lanzaderas y cualquier nave capaz de tomar tierra realizando el transporte de tropas y su material entre el Planeta y la Base-Deposito. Tagard era consciente de que en las siguientes 18h, 35.000 Soldados con toda su impedimenta, armamento, medios aéreos propios, suministros, etc… tendrían que ser transportados a las enormes bodegas de los gigantescos transportes que habían sido sacados de la Reserva y puestos rápidamente en servicio para esta operación. Si en un principio Tagard pensó que la escolta era imponente, pronto voló la alegría, justo lo que tardo en conocer que escoltarían a 29 de esas gigantescas moles, ante las que incluso un Acorazado en algunas ocasiones podía parecer un juguete… Según sus cálculos, con tan solo diez, doce doblando sus suministros, de esas naves se podía trasladar perfectamente a la división al completo, pero según el Almirante Stratos, la falta de tiempo había provocado que se asignase casi el triple de naves de las estrictamente necesarias con el fin de acelerar tanto el embarque como luego el desembarco en destino aumentando el número de lanzaderas operativas en cada una de ellas, sin contar un numero realmente anormal de medios de artillería para las milicias defensivas del Planeta. Todo tipo de piezas habían sido puestas en orden para su traslado desde la parte de medios terrestres de la base depósito de Mar-Shagan situada sobre la superficie de la Luna... o más bien, en sus entrañas, en enormes cavernas construidas para permanecer fuera del alcance de ojos indiscretos.
Justo treinta y cuatro horas después del inicio de la cadena de ordenes procedente de su Alteza Imperial, la Flota de Transporte del Vicealmirante Tagard se ponía en marcha. Tan solo una hora después del salto al Interespacio de la Flota, la UEP Estrella Oscura abandonaba también a su vez el Sistema Estelar Belal con rumbo a su posición fijada dentro del Sector Hiperbóreo. Por su parte, del mismo modo el Grupo reforzado del Represor también se había puesto en marcha en dirección hacia su posición prevista en las operaciones. También por fin el Alto Estado Mayor Conjunto había decidido como continuar el despliegue inicial de fuerzas, estimando conveniente que la Flota de Defensa del 6º Cuadrante se desplegase por completo sobre las principales rutas comerciales, con especial incidencia en las arterias que se adentraban en territorio de la Liga de Mundos Libres. Establecieron los grupos de control en un mínimo de diez naves de Guerra con una fuerza mínima por grupo de al menos Dos Cruceros Pesados, lo que hacía que cualquier aspiración a sacar partido de la situación saqueando naves, resultase aún más peligroso de la habitual. El Nivel de Alerta establecido por el Alto Mando en el 6º Cuadrante Militar, significaba que las naves de la Flota, a la menor complicación, prácticamente dispararían primero y preguntarían después. En el Resto de Distritos se aumentó la alerta en dos niveles, lo que significo duplicar las patrullas militares en todas las rutas comerciales.
El Vicealmirante Tagard se encontraba en el puente de mando del Crucero de Batalla “Elemental del Viento” cuando dio la orden de salto para toda su flotilla. Conocía de punta a punta el plan tejido por su Alteza Imperial unos pocos años antes, ahora una vez puesto en marcha solo quedaba esperar, porque lo problemático del asunto, es que la opción elegida, la Roja, en su opinión era con mucho la más “aleatoria” de todas. Si todo salía como se esperaba, serian cuatro días de Interespacio hasta llegar al Sistema Hiperbórea, un día más para situar la Flota en Órbita y comenzar la descarga, tanto de tropas como de material bélico, otro día para terminar y luego ponerse de nuevo en marcha, las escoltas al punto de reunión con su Alteza Imperial, y los Transportes de regreso a Mar-Shagan. A todo esto, y según la planificación original, aun se le podía añadir al plan un día más de margen. Pero transcurridos estos nueve días, al décimo, ocurriría lo que fuese que la Liga tuviese organizado hacer, o más bien, como pensaba su Alteza, lo que el Príncipe Zoltek hubiese planeado para Hiperbórea y todo su sector.
A Tagard el sistema Hiperbóreo le recordaba a una Gran Flor, una zona central donde estaba prácticamente concentrado todas sus formas de vida, rodeándole en forma de pétalos se encontraban los restantes sistemas del Sector, todos rotando sobre Hiperbórea. Y lo que lo convertía en algo realmente especial, que cualquier nave que quisiese entrar o salir del Interespacio, debido a las durísimas condiciones de algo llamado  intergravedad, y que según parecía estaba formada por la conjunción de los diferentes sistemas estelares del sector, hacía que al igual que una flor, cualquier cosa, las mercancías, el comercio, la sabia de cualquier Flor, llegase a través del tallo. Del mismo modo, en el Sector, todo salía o terminaba en el Sistema Estelar Hiperbórea, en la zona central del Sector, desde donde únicamente se podía acceder mediante los saltos intersistema a los demás sistemas que lo conformaban. Por ello al Sector Hiperbóreo a nivel militar se le conocía como “El Embudo”. Estaba pensando en todo esto, cuando el Coronel Trayev, capitán al mando del Elemental del Viento le interrumpio con un carraspeo. Tagard se volvió de inmediato, y junto al asiento de mando del Coronel, vio en posición de Firmes a un joven Teniente, haciendo memoria lo reconoció como el nuevo encargado de las lanzaderas del Crucero de Batalla.
·         Si, ¿Coronel?
·         Vera señor, el Jefe Mbunda, escucho una conversación del Teniente Sorens con otro grupo de jóvenes oficiales mientras estos recibían instrucciones sobre nuestro destino, donde a su juicio este expresaba una interesante idea y creyó conveniente ponerme al tanto.
·         Entiendo, señor Sorens, por favor… su idea… -ordenó Tagard, mientras veía al Teniente cambiar nerviosamente su peso de pie una y otra vez.
·         Vera señor, solo pensé, que seriamos aún más rápidos, si en el primer salto programado, en lugar de dirigirnos hacia Hiperbórea por el Sistema Arterial de Comercio dando otros tres saltos más, hiciésemos un salto Directo sobre el Sector… Su propia particularidad terminaría por sacarnos directamente en Hiperbórea.
·         Y dígame señor Sorens, ¿es usted consciente de cuál es el principal problema de ese planteamiento, verdad?
·         Sí señor, que al saltar en formación acabemos saliendo en el sistema Hiperbórea solo para terminar chocando unos contra otros. Pero señor, eso sería muy fácil de prevenir, una formación dispersa abierta con +7 grados de rotación entre naves, sumado a un margen entre salto individual de al menos un minuto y solucionamos el problema. De ese modo las naves tendrían 15sg para que los sistemas focalicen su lugar de aparición, donde existen más naves y aun restarían 45sg mas para poder pasar a velocidad máxima y alejarse de la zona de entrada del resto de la Flotilla. Y puesto que toda la frontera con la Liga de Mundos está en alerta, dudo mucho que el Sistema Hiperbórea tenga ni siquiera una fracción de su tráfico estelar habitual.
·         No teniente, lo que usted ha explicado, es el modo más obvio y efectivo de poder llevar a buen término su idea, no su principal inconveniente.
·         ¿Señor?, perdón Vicealmirante –no pudo evitar decir el Teniente ante la contestación de Tagard.
·         No tiene nada por lo que disculparse teniente. Dos cosas señor Sorens, para la próxima, introduzca la variable de si el sistema cuando la Flota salga del Interespacio seguirá estando en nuestras manos o por el contrario, nos encontraremos con fuerzas hostiles. Nunca de por hecho ninguna de ambas opciones. Y segundo, cuando vuelva usted a tener una idea, le parezca a usted una estupidez o no, háblele sobre ella a su superior, para estar destinado en mi flotilla, la timidez o la soberbia no son precisamente dos de las mejores cualidades, si es que se quiere progresar en su carrera. ¿Me he explicado bien teniente?
·         Sí señor, perfectamente claro.
·         Pues venga, vuelva usted a sus ocupaciones. ¿Y teniente…?
·         ¿Señor?
·         Buen trabajo con su idea y su desarrollo…
·         A sus órdenes –el teniente Sorens giro sobre sus talones y se marchó del puente con paso rápido.
·         ¿Entonces? –preguntó el Coronel Trayev
·         La idea del Teniente me parece muy buena, ¿sabes cuál sería la estimación temporal
·         Si, lo calcule en cuanto me lo dijeron, supuse que querría saberlo. Llegaríamos a nuestras posiciones de operaciones en Hiperbórea entre 24 y 41 horas antes. Aun en su rango mínimo y que saliésemos muy dispersos, esas 24h podrían llegar a ser determinantes.
·         ¿Efecto de la salida del Interespacio sobre la flota…?
·         Prácticamente el mismo que en el caso de una salida de emergencia por un fallo en los motores o la fuente principal de energía, puede que algunas bobinas o amortiguadores de inercia sufriesen daños. Con la tripulación tendríamos que ver el modo en que los menos posibles estén “sueltos” para cuando se produzca el desfase y el frenazo posterior.
·         Para eso creo que tengo la solución, me preocupa más que alguno de los transportes pueda saltar por los aires. Para cuando entremos dentro del posible rango de salida por la atracción gravitacional, quiero a todas las naves en alerta amarilla, fuera de sus camas a la menor cantidad de personal posible y su gravedad interna en 0.15g. Aun así posiblemente sea inevitable la presencia de heridos leves, establezca un despliegue de los medios médicos de cada nave en función de las zonas de riesgo, y que estos permanezcan siempre sujetos a la estructura. Le quedan tres horas para prepararlo todo…
·         Sí señor, me pongo a ello enseguida.
Mientras el Coronel Trayev comenzaba a poner en marcha las medidas de protección y organizar el nuevo punto de salto de la Flota en cuanto esta saliera del Interespacio, Tagard por su parte seguía con su mente fija en el plan conjunto de esta operación. Había algo que no le terminaba de encajar del todo, pero no precisamente en los movimientos posibles de la Liga o incluso del maldito Príncipe Zordak, los cuales podían tener su sentido dentro de una cierta estructura de pensamiento, pero sin embargo, no ocurria igual con la planificación realizada por su Alteza Imperial. Y no porque la trampa no fuese brillante, que lo era, pero no le veía continuidad más allá del revés que infringirían a la Liga o al Príncipe Zordak, según quien se moviese, en el Sector Hiperbóreo. Desde su forma de verlo se habían gastado un número muy elevado de recursos económicos para esta trampa, asumiendo en todo momento un riesgo elevado, para obtener únicamente en el mejor de los casos, un rendimiento realmente ridículo, y ese era el problema que tenía, que dudaba muchísimo que su Alteza Imperial se conformase con tan poco. Tagard por más que miraba y analizar no era capaz de sacar más de lo que había, por más que conociendo a su Alteza, “supiese” de modo indiscutible que allí tenía que existir algo que se le estaba escurriendo de entre las manos…

CONTINUARA



3 comentarios:

  1. Buenas Shadow, como siempre un nuevo capítulo genialmente pensado para intrigados a todos con como seguirá el resto del libro. Solo quisiera comentarte una cosilla de la que no me di cuenta en el anterior capítulo de Hiperborea por mencionarse muy poco a Tagard, pero tambien ocurre lo mismo que en este capítulo. Si no recuerdo mal en el epílogo del anterior libro terminadas contando como Tagard es ascendido a Almirante y destinado a Mar Shagan, pero en este libro vuelves a ponerle el tratamiento de Vicealmirante, tanto en este capítulo como en el anterior. No se si será una confusión mía por tiempo cronológico o un despierte de tu parte.
    Un saludo y sigue así, se echaba de menos leerte.
    P.D: Tiene buena pinta el tema del B-52 y me imagino que puede tener referencia con el siguiente libro y los "extraños" del libro anterior.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si, lo has visto bien, Tagard continua apareciendo como Vicealmirante, pensé que nadie se daría cuenta hasta que se publicase el Capítulo, donde viene una somera explicación del motivo. Mi enhorabuena, te diste cuenta del detalle...

      PD. Voy a pasar por alto tanto al Crucero Ligero B-52, como a los "extraños"... ;-) jajajajajaja.

      Eliminar
    2. Quedaré en espera de dicho capítulo entonces jejeje
      Por cierto buena respuesta a la postdata jajaja

      Eliminar