lunes, 16 de mayo de 2016

                           Confederación Imperial Galáctica

Libro - 7

El Brazo de la Galaxia


3




Fecha estelar - 5329
1º Cuadrante Militar del Imperio
Sistema Capital
Planeta Capital
Palacio Imperial


El Príncipe Jhored se encontraba en su despacho oficial del palacio Imperial debido a una llamada personal del propio Emperador, instándole a acudir a la Capital debido al asunto de la aparición de la nave "Xferas Tyrrell". Tanto el general Mao, como el General Gzak acababan de entrar al despacho portando las últimas novedades...


      ¿Y bien? -pregunto Jhored.
      Tenía usted razón, aun no pudiendo desencriptar la mayor parte de los datos de su bitácora, si hemos logrado extrapolar lo suficiente como para pensar que puede usted tener razón -digo Gzak.
      Se calcula una posibilidad del 54% positiva de que la tripulación de esa nave estuviesen buscando a "La Heredad de MUM"... o más concretamente, los restos de los que lograron huir hace 240 años de las Grandes Purgas y que provoco su exterminio en toda la Confederación -concluyo Mao.
      ¿El 54%?
      Si, dada la alta fragmentación de lo obtenido hasta el momento de la Bitácora, y la gran cantidad de información en esta que aun continua resistiéndose, es imposible dar una estimación porcentual por encima de esa. Es el máximo posible...
      Entiendo, ¿equivalencia de la estimación sin modificadores negativos? -pregunto su Alteza.
      Entorno al 82,59% de probabilidades de que ese fuese su verdadero objetivo... el resto hasta alcanzar un 99,64% se centra en que no fuese únicamente esa su razón y falte algún dato que lo complemente... Concretamente en que su búsqueda no se restringiese solo a un aspecto meramente arqueológico... y tratándose de una corporación Minera, sería lo lógico.
      Resumiendo, todo parece apuntar a que buscaban "La Heredad de MUM" por algún oscuro motivo... y que pensaban encontrársela de un modo u otro.
      Sí, eso parece Alteza, o quizá es como usted sospeche, que en realidad estén buscando el mítico "Tigenium"... -la mirada de ambos generales era expectante.
      ¿Caballeros, debo de suponer que me han estado espiando? –sonrió sarcástico.
      Evidentemente Alteza, solemos monitorizar por costumbre todo aquello por lo que usted se muestre especialmente... uhmmm... digamos que "intenso" -explicó con una sonrisa el General Gzak- Nos evitamos futuras sorpresas.
      Y nos pareció realmente curioso su repentino interés por ello tras las primeras informaciones preliminares sobre esa nave y lo que hubiese estado haciendo..., especialmente después de que la información recibida también apuntase nuestras sospechas hacia la ridícula posibilidad de que estuviesen tras la "Heredad de MUM".
      La Heredad tuvo que ser exterminada debido a su fanatismo, ¿pero hasta qué punto conocen ustedes sobre ello realmente? –preguntó su Alteza.
      Sabemos que fue debido a una alteración en sus cerebros de las ondas Kappa del mismo. No se encontró cura para ello, lo cual hacia que fuese imposible del todo recuperarlos a la normalidad, las opciones para tratar con ellos eran muy limitadas, y en ese momento, la Heredad planteaba ya un problema considerable muy capaz de desestabilizar la Confederación por sí misma.
      He desempolvado transcripciones de los antiguos interrogatorios a sus miembros, y en todos ellos hay constancia de dos hechos puntuales... El primero es que eran "convertidos" en creyentes y después conformados como tal en un único santuario Místico al que todos describen más o menos del mismo modo, el mítico Tigenium. El segundo es que todos hacían referencia a viajes hasta allí escondidos en lo más profundo de naves cargueras contrabandistas que en realidad eran propiedad de la Heredad, pues debían de atravesar por “territorio hostil”, y enfatizo el término.
      Y usted sospecha de la posible ruta de esas naves, cree que si existe, muy probablemente se encuentre en algún punto del brazo inexplorado de la galaxia, ¿me equivoco? -preguntó un pensativo Mao.
      Para nada, para mi es lo único con cierto sentido, ya que el buscar a la Heredad con fines arqueológicos en realidad no reviste el menor interés para una corporación minera, no lograrían ningún beneficio instantáneo o a medio plazo que es como lo miden todo de encontrarse con ellos. Sin embargo, Tigenium sería otra cuestión diferente...e iría incluso más allá del posible aprendizaje sobre manipulación que se pudiese extraer.
      Hoy en día es posible una manipulación y el control mental mediante estimulación química -empezó a decir lentamente Gzak-, es menos problemático, menos complejo y más apto de conseguir con sus medios que lo que fuese que hiciesen en la Hermandad de “MUM”. Aunque con los fármacos sus efectos son reversibles a medio plazo con mayor o menor facilidad, pero lo cierto es que funcionan y son relativamente baratos, con escasas posibilidades de seguirles la pista... Sin embargo, deduzco por lo que dice, que lo que hacía a Tigenium en realidad tan peligroso no era únicamente ese control sobre sus acólitos... -hizo un gesto para indicar que eso era definitivo.
      Eso es precisamente lo que temo, que estuviesen buscando Tigenium más que por sus míticos conocimientos sobre el proceso de control mental, sea sobre el otro mito que corre sobre ella, o mejor dicho, que estaba bajo su mismísimo suelo, sus minas de Oro Diamantino o Diamantes Áureos, como se prefieran denominar. El peligro, es que sería una explotación libre de todo control de su producción que no nos podemos permitir tener… ni nosotros, ni nadie…
      Entiendo, Diamantes áureos. Son las piedras preciosas más caras de la galaxia, con el valor de tan solo un puñado de ellas se podrían comprar gobiernos de sistemas estelares completos. Y lo más importante, es la única moneda de intercambio genérico aceptada como tal en todo el universo conocido… Da exactamente igual cual sea la especie, todas lo aceptan como valor de intercambio seguro y respaldo de las operaciones comerciales con otras especies -arguyó el General Gzak.
      Por eso mismo cualquier gobierno de cualquier estado siempre ejerce un control tan estrecho como exhaustivo sobre cualquier yacimiento que se encuentre y siempre se queda automáticamente con el total de la producción…  -apoyo Mao pensativo.
      Si esa nave por casualidad dio con Tigenium, debemos de encontrarlo, ya sea por una cosa u otra, no podemos permitirnos que caiga en manos de gente equivocada…, y está claro que eso sería cualquiera que no fuésemos nosotros. En todo caso y más allá de nuestras sospechas, visto como termino su misión, hay que encontrar con lo que fuese que se topase, sea lo que sea. Tenemos que saber con qué o quienes se encontró… -remató el general Gzak.
      Si tan solo la mitad de lo que se decía sobre esa mina fuese cierto, su reaparición en manos de un grupo tan potente como “Tirrels Corporal Minera” podría desestabilizar prácticamente toda nuestra economía antes de que supiésemos siquiera que estaba pasando. Pero de todos modos Alteza, el General Gzak tiene razón. Sea lo que sea con lo que se encontrase la “Xferas Tyrrell” hay que dar con ello, investigarlo y evaluar en cómo nos afecta…
      Bien, pues entonces una vez aclarado todo, creo que los tres estamos de acuerdo en esto… Es de vital importancia saber que buscaban exactamente con esa nave, si lo encontró y con que fue con lo que finalmente se topó…
El Vicealmirante Tagard llevaba un par de días pensativo, tras ver el desempeño de funciones de la capitana de la XR-88, y de obtener datos sobre su actual tripulación, había realizado primero un rastreo superficial sobre las tripulaciones de las otras tres Fragatas de las mismas características. Se encontró con más de lo mismo en su mando, pero sí que por casualidad, al fijarse en sus zonas de trabajo y equipos, dio con una anomalía que le llevo a una investigación mucho más profunda sobre la XR-88. Pese a que al final de la Guerra Tagard tuvo sus discrepancias con su Alteza sobre varias cuestiones que provocaron su distanciamiento, este en ningún momento le retiro su absoluta confianza, y como mejor muestra de ello para el Vicealmirante, fue poder comprobar que sus antiguos códigos de acceso aún seguían en vigor. Estos antiguos códigos de acceso facilitados en su día por su propia Alteza, le otorgaban un nivel mucho más alto de prioridad que los que le correspondían por rango y destino en la Flota.
Tras usar su acceso mirar con lupa las cuatro Fragatas de la clase XR, comprendió perfectamente su utilidad para la flota y por qué habían sido recuperadas para el servicio activo, aunque en otro puesto más acorde con sus limitaciones, lejos de sus anteriores responsabilidades. El problema que le llevo a realizar tan exhaustiva investigación surgió al descubrir que sin duda alguna, la Fragata peor situada para integrarse en su grupo en el momento en que se tomó la decisión, era con mucha diferencia la XR-88. La única diferencia actual entre las cuatro que pudiese hacer que el alto mando, o más probablemente su Alteza Imperial, por esta, era la presencia a bordo trabajando de un completísimo equipo de Arqueólogos, y un aún más completo y complejo equipo médico, junto con el habitual en cualquiera de ellas de Geólogos, vulcanólogos, climatólogos, etc., etc., etc…
Todo este equipo y personal extra había penalizado a la XR-88 con una importante reducción de su capacidad operativa planetaria, algo poco conveniente para una misión del tipo de la que llevarían a cabo, ya que por un lado su hangar se había visto reducido, y por otro las habituales lanzaderas habían pasado de 8 a 2, y que dos. Las Lanzaderas de investigación habituales en ese tipo de naves, habían sido reemplazadas por dos novísimas lanzaderas Blindadas de Asalto altamente modificadas, lo que las había hecho “engordar” en tamaño. A estas se unía una pequeña lanzadera muy maniobrable cargada hasta el límite de su capacidad de sensores de todo tipo, y muy útil para el rastreo planetario... Lo que a Tagard le quedó muy claro, es que si bien aún así la XR-88 podía desempeñar perfectamente aquello para lo que supuestamente fueron modificadas ella y sus hermanas, en su actual configuración, podía llevar sus investigaciones muchísimo más lejos y para nada relacionadas con “minería”. Tagard no era ningún estúpido, y sabía que si su alteza había enviado precisamente la XR-88, era porque de algún modo sospechaba que iba a necesitar todo ese equipamiento extra… Ahora solo le quedaban por averiguar dos cosas, qué era lo que de verdad estaban investigado y que narices hacía por allí exactamente aquella nave que tuvo la “fortuna” de encontrarse, porque ahora mismo ya sí que tenía muy claro, que buscar depósitos minerales de recursos valiosos, desde luego no era.
Llevaban ya un par de días detenidos en un sistema estelar cercano a la frontera mientras la XR-88 realizaba una breve pero completa investigación sobre dos de los seis planetas que orbitaban la estrella que se situaba en el centro del sistema estelar, pese a que esa misma cercanía hacia que fuese del todo inviable que la Xferas Tyrrell hubiese sacado algo en claro de alli. Habían desechado el primero de los planetas apenas tres horas antes, y ya se encontraban todos en órbita lejana sobre la segunda de las posibilidades de ese sistema. Mientras el XR-88 Orbitaba el planeta acompañado de cerca por el Destructor “Delin”, los cuatro cruceros se encontraban en posición retardada junto a una de las dos lunas del planeta, usando sus escáneres para rastrear cada rincón de ese sistema. El Crucero Ligero y los otros Tres Destructores se mantenían en una órbita mucho más alta sobre las otras dos naves a modo de escudo y defensa de la XR-88... Durante otras treinta y seis horas más, estuvieron inspeccionando la superficie del planeta sin el menor éxito, por lo que el Vicealmirante decidió continuar con la expedición hacia el siguiente punto.
En esta ocasión sin embargo, mientras que la flotilla en perfecta formación se dirigía hacia el límite del sistema para saltar desde allí, se reunió holográficamente durante un par de horas con la capitana Enya Belara de la Fragata XR-88 para dejarle muy claros los procedimientos de salto en formación de la Flota. Durante casi todo el tiempo, esta se mantuvo firme, sin hablar, asintiendo a lo que escuchaba y con el único gesto visible detener apretadas las mandíbulas. Dado que según todos los datos obtenidos, el siguiente punto de parada de la “Xferas Tyrrell” fue nimio en tiempo y muy parco, Tagard pensó que incluso excesivamente, en informes de incidencias, dispuso para el salto una formación completamente abierta en la cual las naves estaban muy separadas unas de otras, situando sus Cruceros de Batalla en los extremos con el Crucero Ligero en la retaguardia… La XR-88 se situó en Vanguardia con la suficiente distancia de los Destructores como para permitir a estos con tiempo más que suficiente el pasar a velocidad máxima, lo que les alejaría instantáneamente de cualquier maniobra extraña de la Fragata.
El Salto fue perfecto, al igual que la entrada en el sistema, incluyendo a la XR-88 que se mantuvo fiel a las órdenes recibidas sobre el despliegue y la posterior formación que se adoptaría una vez superado el salto. Cinco minutos después de la entrada al sistema, la XR-88 avanzo a velocidad de crucero hacia el interior del sistema, concretamente hacia los tres planetas que lo componían y que orbitaban a una distancia media-alta de la estrella, ninguno de los cuales presentaba señales de ser apto para ningún tipo de vida conocido. Los Cruceros de Batalla avanzaban en formación de diamante tras la Fragata a un octavo de velocidad relativa, mientras que el Crucero Ligero y los Destructores se desplegaban de forma independiente sobre los flancos de la Fragata a varios minutos de distancia de esta…
La Fragata XR-88 fue rastreando pacientemente uno por uno los tres planetas del sistema, no encontrando nada reseñable hasta que estuvo sobre el tercer planeta, justo el más cercano a la estrella, entonces surgió la sorpresa. Los rastreadores de la Fragata en su tercera pasada sobre el planeta, justo sobre el ecuador del mismo y bajo una de sus lunas que obstaculizaba el libre movimiento y uso de los sensores, encontraron una serie de anomalías geológicas que necesitaban de una investigación más profunda para poder determinar de qué se trataba exactamente. El problema de Tagard es que si permitía dicha investigación, deberían de permanecer como mínimo una semana sobre el lugar, tiempo que excedía en más de cinco días del que se mantuvo la “Xferas Tyrrel”, cuyos sensores de rastreo geológico eran muchísimo mejores que los que montaban la fragata en esos instantes. El Vicealmirante decidió conceder ese tiempo al equipo de geólogos para que averiguasen que había exactamente en ese punto, tiempo que pensó de paso en aprovechar para “instruir” a la capitana de la XR-88 en lo que esperaba exactamente de ella en caso de problemas.
La espera por la finalización de las pruebas fue mucho mejor de lo que esperaba, ya que al quinto día el equipo de geólogos fue capaz de entregar un primer informe preliminar con lo que ellos denominaron una información lo suficientemente precisa dado con lo que se habían topado allí abajo. Si en la confederación había un tipo de mineral realmente abundante, estos eran los de tipo férrico, también es cierto que se usaban para casi todo, por lo que su demanda era igual de abrumadora que la oferta y su equilibrio era siempre muy oscilante. Esto hacia que fuese uno de los recursos más golosos para las grandes compañías Mineras, pues era siempre un valor seguro sobre el que poder apoyar toda su infraestructura económica. Por dicho motivo, los yacimientos de este tipo siempre suscitaban el interés de las compañías cuando eran descubiertos. Luego, dentro de los minerales férricos, las compañías los databan en cuatro grupos nomenclados del A al D y de ninguno a tres “mas” (+)  por porcentaje de cantidad de mineral puro de uso por tonelada de desecho en su extracción.
En toda la confederación, tan solo existían dos explotaciones Férricas con la calificación A++, el problema con que se encontró Tagard y el motivo instantáneo por el que el equipo dejo de trabajar de inmediato para emitir su informe, fue que la irregularidad en concreto se trataba de un gigantesco yacimiento de mineral férrico con calificación preliminar parcial completa de A++. Tagard con dicho informe y esa calificación preliminar se encontró en una difícil situación, podía continuar con la investigación sobre el yacimiento y ver hasta donde le llevaba, o seguir con sus órdenes de continuar siguiendo la ruta que realizo la “Xferas Tyrrell”. Tagard estuvo pensándolo detenidamente durante casi quince minutos con la vista clavada en el informe, leyéndolo y releyéndolo una vez tras otra, su formación militar le indicaba una cosa concreta, seguir con la misión, mientras que su sexto sentido o su instinto, como se quiera llamar, parecía gritarle que aquello era importante y debía de terminarse con esa investigación. Al final, opto por hacer caso de su instinto, ordeno a la Fragata que dispusiese de todos los medios a su alcance para terminar en el menor plazo posible una investigación completa y exhaustiva del yacimiento tal como lo hubiese llevado a cabo una nave de exploración minera en operaciones.
Fueron un total de veinte días adicionales los que se requirieron para lograr obtener todos los datos completos sobre el yacimiento de mineral férrico, tal y como lo habría tenido que hacer la “Xferas Tyrrell”, la cual sin embargo lo habría realizado en la mitad de tiempo, el cual fue algo que no se molestó en tomarse según su bitácora, por lo que nunca llego a realizar esta investigación… algo sumamente raro para una nave de sus características y en una supuesta búsqueda de posibles nuevas explotaciones. El informe final fue contundente y absolutamente demoledor con la clasificación de la explotación, se trataba de un yacimiento A+++ rebajado como explotación a calificación final A+ por situación estelar, inversiones preliminares a realizar para su defensa-explotación y costes de transporte a los depósitos de Mineral para introducirlo en los circuitos de venta. Dentro del informe también se especificaba que acorde con las políticas mineras aun si hubiese estado dentro de las Fronteras de la Confederación en los límites del Brazo, los gastos defensivos no podrían rebajarse o minimizarse dada su importancia y riqueza. Aseguraron al Vicealmirante, que un descubrimiento semejante sería considerado por cualquier Corporación Minera como de máximo secreto y prioritario para protección para su explotación inmediata en el acto, cualquier nave de exploración Minera hubiese balizado y regresado de forma inmediata a su base de operaciones.
Quedo claro que ninguna nave de exploración minera de ninguna gran corporación ejerciendo su labor habitual de investigación hubiese pasado por alto la anomalía que se detectó, mucho menos aun habría dejado luego de investigar de modo exhaustivo un yacimiento con un informe preliminar A++ como el que tenía ese. Pero lo que resultaba definitivo era el informe final de la investigación del yacimiento junto con la cercanía del mismo a las fronteras exteriores de la Confederación Imperial. Este descubrimiento para una empresa tan grande e importante como era la “Tirrels Corporal Minera”, suponía el poder asegurarse en una sola explotación, de aproximadamente el 80 a 85% del mineral férrico que necesitaría para apoyar la totalidad de su infraestructura económica. Ante esto, de haberlo detectado, la “Xferas Tyrrell” habría dado media vuelta de forma inmediata, regresando posteriormente en secreto al sistema con naves armadas y personal de seguridad encargados de su defensa de cualquier otra compañía que tratase de “acceder” a una parte del gigantesco pastel. Por otro lado, también el gobierno de la Confederación en este caso se vería obligado a mover ficha y actuar… clavando sus ojos en el acto en la “Tirrels Corporal Minera”, algo que ya era evidente que no les interesaba para nada. En todo caso, el descubrimiento dejaba claro que la mera exploración Minera no era en absoluto la misión de la Xferas Tyrrell.
Tagard no dudo ni por un solo instante, de que la cercanía a la frontera de apenas media docena de sistemas estelares lejanos, la ausencia de entes vivos o una zona fronteriza cercana en ese sector de cualquier otra raza, habría llevado al gobierno de la Confederación Imperial a una pequeña expansión fronteriza de seis o siete sistemas adicionales de profundidad con el fin de englobar en la misma de forma segura la explotación que habían descubierto. Y el motivo era muy simple, semejante riqueza generaría unos más que suculentos impuestos, pero solo mientras estuviese dentro de las fronteras de la Confederación, la cual por otro lado, a nivel estratégico convenía ampliar para que, fuese explotado el yacimiento en esos momentos o no, asegurarlo en esos momentos para la confederación a un costo político cero. Militarmente, si la ampliación fronteriza se hacía con cabeza, tampoco supondría una diferencia real lo suficientemente importante como para necesitar ningún redespliegue de fuerzas problemático salvo quizá a muy largo plazo. Tagard por fin tenía una importantísima pista sobre la “Xferas Tyrrell”, por lo menos ya sabían de cierto, que era exactamente lo que desde luego sí que no estaba haciendo la nave…, buscar nuevos yacimientos. También le quedo claro el motivo de que el informe de la bitácora de la nave cuando lo leyó le había parecido tan “escaso” en todo lo relacionado con la información sobre ese sistema, pues de cualquier modo, la nave debía de haber detectado la anomalía, dejándola marcada para su posterior evaluación e investigación Mineralógica. En caso de encontrar algo interesante, marcar el sistema al no reflejar absolutamente nada, era un modo inteligente de no dejar ninguna información extraña en la bitácora por si al regresar hubiesen sido descubiertos en su viaje e interceptados por alguna nave de la Flota. Una reseña de ese estilo en la bitácora de una nave exclusivamente dedicada a la exploración Minera, como poco, les hubiese sido difícil de explicar. Lo malo es que desde ese instante, Tagard supo que se vería obligado a “mirar” con otros ojos y de una forma mucho más cuidadosa esa maldita bitácora, ahora debía además, investigar y estar atento también, a todo lo que no se dijera en ella.
Tagard dio la orden a su flotilla de entrar en formación y poner rumbo hacia el exterior del sistema con el fin de saltar hacia el siguiente punto a explorar. Cuando llegaron al área de salto, Tagard hizo uso de uno de sus misiles de Frecuencia para notificar en primer lugar el retraso que llevaban, su posición, y un completo informe de todo lo que habían descubierto, así como de sus apreciaciones personales hasta el momento sobre lo que ocurria con la misión que fuese que estuviese llevando a cabo la  “Xferas Tyrrell” para su corporación. Tras asegurarse de que el Misil de Frecuencia había entrado al Interespacio, Tagard dio la orden de salto a la flota con rumbo al siguiente punto del viaje. En esta ocasión, el sistema en el que entraron sí que no guardaba sorpresa alguna, tan solo cinco días después y tras buscar infructuosamente, les alcanzo un Misil de Frecuencia procedente de la Confederación con una comunicación de alta prioridad para el Vicealmirante. En ella, y únicamente para su exclusivo conocimiento, el General Gzak y el General Mao, pusieron al corriente a Tagard de los últimos descubrimientos, así como de las sospechas cada vez más fundadas de lo que realmente parecía estar buscando la “Tirrels Corporal Minera” y los riesgos que entrañaba el que la “Xferas Tyrrell” de verdad pudiese haber dado con ello.
Cuando termino de escuchar la comunicación, Tagard se recostó pensativo sobre el sillón anatómico de su despacho. Fue muy consciente de que si de verdad esa maldita nave se había topado con la “Hermandad de MUM” y sus daños por armas habían sido cosa de ellos y no de alguna otra posible raza “extraña”, entonces la situación de su flota cambiaria muchísimo en caso de encontrarlos. Por fin tenía claro el motivo de que su Alteza le hubiese enviado precisamente la XR-88 y no cualquiera de sus otras naves hermanas, el equipo de expertos arqueólogos que esta llevaba a bordo. También llegó a la conclusión de que las ordenes sobre los métodos de exploración de la superficie llevados a cabo hasta ese instante iban a tener que cambiar para hacerse mucho más rigurosos con la seguridad… y era algo que sabía que no iba a gustar en la XR-88, si bien reconoció para sí, que era también absolutamente imprescindible pese a la orden de confidencialidad, que todos y cada uno de los capitanes de las naves de su flotilla supiesen exactamente con que o con quienes podrían ir a darse de bruces...
Mientras la flota se dirigía hacia el exterior del sistema para realizar un nuevo salto, Tagard se reunió con todos sus capitanes en la sala de juntas holográfica, poniéndolos en antecedentes sobre la mayor parte de las últimas novedades. Las noticias recibidas sobre la “Heredad de MUN” y la mítica Tigenium, tuvo la virtud de conseguir dos cosas en todos los capitanes presentes, primero que compitieran en que se abría más, si sus ojos o sus bocas, y segundo, que la sonrisa inicial con que accedieron a la reunión desapareciese en el acto, pasando a gestos de preocupación cuando se recuperaron de la “sorpresa”, especialmente en el caso de la capitana Enya Belara, de la Fragata de investigación XR-88.  La capitana sabía que era ella quien tenía todas las papeletas de tener el honor de ser la primera en darse de bruces con cualquiera de ambas posibilidades, sino con ambas, y el informe de daños que presentaba la nave Minera al ser recuperada, no ayudaba precisamente a tranquilizarse.


2 comentarios:

  1. un verdadero placer el verte que sigues con esta serie y con la calidad que acostumbras.

    Gracias por escribir y compartir.

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  2. estaba ya con mono del capitulo eres el p. amo sigue asi

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