lunes, 20 de octubre de 2014

                              Confederación Imperial Galáctica

Libro - 5

La Liga de Mundos Libres


2




Fecha estelar - 5328
6º Cuadrante Militar del Imperio
En ruta hacia el Sistema Tione
Destino final, Sistema Caribdis
UEP Estrella Oscura


Tras cortar la comunicación con el General Gzak el Almirante Stratos llamó a la sala de reuniones a sus máximos colaboradores, exponiéndoles la situación y las órdenes que tenían. La primera en hablar fue como de costumbre la primera oficial, la Coronel Sandra Lamar…


      Bueno, creo que está claro que quieren que esperemos la aparición de ese carguero en el interior del sistema Caribdis usando nuestra cobertura…
      ¿Podremos hacer algo así? –preguntó la Coronel Samantha dirigiéndose al Tte. Coronel Ston.
      ¿Si se puede?, bufffff… Por poderse si, pero vamos a trabajar como cabrones para poder hacerlo, no es lo mismo usar el sistema en el espacio normal que junto a un Agujero Negro con su poder de atracción incluso sobre la luz, menos aun con uno tan enorme como es Caribdis. Pero no es solo ese el problema, sino que tendremos también que ajustar todos los demás sistemas, sensores, etc… incluido en esto el de Encubrimiento, aunque solo sea por si acaso lo necesitásemos más adelante…
      No es mala idea, si tenéis tiempo ajustarlo también, pero lo primordial es el de cobertura y los sensores, tenemos que saber qué coño hace esa nave cuando entra en Caribdis…
      Mientras estemos allí quiero que mis hombres practiquen con las armaduras de asalto directo… también solo por si acaso… -dijo la Coronel Samantha.
      Me parece bien la idea… ¿Samuel? –se dirigió directamente Al Tte. Coronel Samuel Rodríguez, responsable de comunicaciones e inteligencia.
      Para comunicarnos con el exterior sin ser “detectados” dentro del sistema Caribdis tendrá que ser por *Misiles de Frecuencia usados en amplio espectro de rango, y de esos solo tenemos diez…
      Entiendo, ¿y los sensores?
      Los sensores deberán de ser también reajustados como dijo Ston, pero de ello puede encargarse mi personal, de ese modo Ston tendrá más tiempo para los demás sistemas. La inteligencia que tenemos sobre esos cargueros es prácticamente nula, en apariencia son absolutamente normales, pero… -se encogió de hombros.
      Pero si navegan constantemente por Caribdis sin sufrir daños, puede resultar que esa apreciación sea francamente optimista, ¿no? –dijo el Almirante Stratos.
      Sí señor, como mínimo sus sistemas estarán perfectamente calibrados para este sitio. La única ventaja es que por lo que dijo el General Gzak, para cuando nosotros lleguemos allí, acabaran de marcharse las Corbetas de Exploración de la Flota que habrán estado escaneando todo ese sistema, por lo que nuestra información en ese momento será la más actualizada que tenemos…  y casi con seguridad estaremos solos cuando entremos -afirmó Samuel.
      Bueno, pues pongámonos en marcha, tenemos según creo dos meses de tiempo para hacer tantos ajustes –dijo sonriendo Ston.
      Creo que te equivocas, en realidad, desde que lleguemos dispondremos sobre seguro de un mes, todo el tiempo sobre ello únicamente es especulativo… Hay que contar con la posibilidad de que ese carguero o su gemelo lleguen en mes y medio, también está el hecho de que quizá allí les esté esperando alguna otra nave para un cambio de lo que sea que lleven o hagan en realidad… Eso podría significar que llegué con antelación para evitarse sustos…
      Es decir… con seguridad, un solo mes para hacer milagros… -replicó Ston.
      Eso es, como siempre… menos tiempo del necesario, por lo que digo lo mismo que tu antes, vamos a ponernos manos a la obra desde ya mismo… De modo, que cada uno a lo suyo –dijo finalmente el Almirante dando por terminada la reunión.
Cuando todo el mundo salió, el Almirante Stratos se quedó pensativo durante un buen rato, tenía muy claro lo que se esperaba de ellos, pero no tan claro que se suponía que tendrían que hacer con lo que averiguasen allí si la cosa era realmente seria. Las comunicaciones serian un problema, una vez que el carguero o su nave de recepción llegase se vería obligado a comunicarlo al General Gzak mediante un misil para evitar que tratasen de ponerse en contacto si no era algo de vida o muerte. Por mucho que quisiese, no podía olvidar lo que la Estrella Oscura llevaba oculto en su más protegido arsenal, el arma más poderosa y terrible de la Confederación Imperial… seis poderosos misiles dotados con Cabezas de Antimateria, más que suficiente, e incluso sobraban para devastar cualquier planeta tal y como la Estrella Oscura ya demostró en su momento. Tenía un mal palpito con toda esta historia… y esos misiles en concreto…
Al llegar al sistema Tione la Estrella Oscura recibió de la Flota toda la información sobre el Sistema Caribdis que habían obtenido tan solo unas pocas horas antes cuatro veloces Corbetas de Exploración de la Flota. Según todo lo que esto indicaba, el sistema estaba completamente vacío excepto por las diferentes boyas ancladas que marcaban los límites de seguridad en torno a ese monstruo capaz de devorar incluso a las mismísimas estrellas. Una vez estudiado todo, el Almirante Stratos dio la orden de saltar directamente al sistema estelar, concretamente a una zona relativamente oscura y alejada del mismo, donde difícilmente entrarían nuevas naves en caso de dirigirse hacia allí, pues estaba alejado de las balizas…
Una vez llegados al sistema se puso en marcha la cobertura, descubriendo que la enorme atracción que ejercía Caribdis pese a la distancia segura a la que se encontraba, provocaba que esta no funcionase de forma adecuada, siendo incapaz de ocultar la nave de forma perfecta. Mientras el personal del Tte. Coronel Ston se encargaba de hacerlo funcionar de forma adecuada, de momento se desplegaron los diferentes minisatelites de apoyo para reforzar la cobertura y dejar la nave lo más protegida posible. Entre tanto la Coronel Samantha y su regimiento de Marines de Asalto empezaron a su vez a entrenar con sus trajes de vacío, siempre amarrados de inicio a la cubierta para evitar posibles accidentes. Si inicialmente la idea de moverse con sus trajes de Asalto individual ya les pareció complicado a todos los mandos de los Marines, Coronel incluida, esos primeros ejercicios les demostraron que esa primera impresión, se quedaba corta por mucho trecho… al punto de obligar a la Coronel a hablar con el Almirante tras los primeros días de entrenamientos.
      Tenemos un problema Almirante…
      Si, ¿cuál?
      Los trajes de asalto individual, dudo que en este sistema nos sean de alguna utilidad. Existen muchísimos problemas a los cuales no encontramos posible solución…
      ¿Por ejemplo?
      El retorno. Mientras estamos atados y nos separamos, cuando regresamos en la mayor parte de las ocasiones podemos “caer” sobre la nave con “eficacia”, pero esa mayor parte apenas es un 70% de las veces. En este momento están funcionando los microsatélites y siguen tratando de que la cobertura funcione por lo que no se nota mucho nuestras fallas, pero a plena operatividad…
      Tus hombres destruirían emisores al caer, y sin estar sujetos con sus guías el porcentaje de “errores” se dispararía, ¿no?
      Sí, eso mismo. Hicimos un pequeño intento y fue un desastre, veinte Marines, el resultado fueron nueve emisores de onda de la cobertura dañados… por fortuna todos son recuperables, sino creo que Ston me hubiese matado. Los trajes individuales son inoperables desde la nave, por lo menos para poder regresar, y además la gravedad a esta distancia que estamos es lo suficientemente grande como para no arriesgarse sin cables de enganche… Si hubiese que hacer algún asalto de momento le digo que habría que usar una de las dos lanzaderas.
      Entonces de los Asaltos Individuales nos olvidamos, ¿no?
      En esta posición en la que estamos sí. Salvo que quiera un nivel de bajas en torno al 30% como mínimo únicamente como causa de “accidentes”, sí. La atracción del Agujero es excesiva para los propulsores de las mochilas, la franja en la que tendríamos que operar para mantener un mínimo de seguridad de no ser arrastrados por él es muy estrecha, excesivamente estrecha para ser eficaces, solo se corregiría alejándonos más hacia el exterior del agujero, y ahora mismo eso no es viable.
      Entiendo… ¿qué sugiere entonces?
      Cualquier acción tipo asalto sobre un carguero habría que hacerlo fuera de esta zona del sistema tan próxima al agujero, salvo que se quiera hacer usando las lanzaderas… Lo ideal de todos modos, seria asaltarlos fuera del sistema Caribdis... le confieso que ese “bicho” me da repelús…
      Y créeme que no eres la única al que le causa esa sensación. Entonces, sobre los asaltos, o lo que sería lo mismo, abiertamente… nada entonces. Pues que bien…
      Sí, eso es, de asaltos directos nos podemos olvidar –en ese instante llamaron, entrando el Tte. Coronel Samuel.
      Almirante, tenemos un problema…
      Vaya, otro más… parece ser el día de ellos, adelante… y despáchate a gusto cuando quieras -replicó el Almirante invitándole a sentarse junto a Samantha.
      Sam… los trajes de Asalto, inoperantes con el agujero tan cerca ¿no? –se dirigió a esta.
      Del todo, salvo quedarnos sin la mitad de nuestros hombres…
      Joder, pues que bien. Almirante, los sensores se ven muy afectados por el Agujero, para que operasen bien y ser totalmente efectivos deberían de ser como los de las Corbetas de Exploración de la Flota… los nuestros… -se encogió de hombros.
      Ya… pues creo que de esos no tenemos, ¿no? –preguntó sarcástico el Almirante.
      No señor, no témenos… aunque podríamos hacer otra cosa, pero necesitaremos las lanzaderas y a los Marines de la Coronel –sonrió Samuel.
      Adelante, dime… -tanto el Almirante como la Coronel miraron con curiosidad a Samuel.
      Las Boyas… podemos usar un par de ellas… -uso el terminal del Almirante para presentar un plano tridimensional del sistema, en el que se iluminaron dos boyas-, esas dos concretamente, podríamos preparar un sistema de detección pasiva remoto. Con dos sistemas, uno en cada una de esas boyas mantendremos todo el sistema perfectamente cubierto, al ser sistemas pasivos no serían detectables ni aun haciendo un barrido, los propios sistemas de alerta de navegación de las boyas los ocultarían a los escáner…
      Bien, supongo que esto tendrá algún inconveniente, ¿verdad?, porque es imposible que sea tan fácil.
      Si, el problema es que no tendría que tener emisor para ser completamente invisible, pero habría que recoger sus datos una vez acabase todo… y tendríamos que conformarnos con lo que detectaran, no los podríamos corregir si vemos que no son útiles al 100%. Aunque su recogida no es un problema, pues de todos modos habría que hacerlo si queremos tener repuestos para nuestras antenas de sensores por si pasase algo, pues tendríamos que usar todos los que tenemos para que esto funcione…
      Bueno, si de todos modos hay que recogerles… adelante… Uhmmmm, Samuel, una cosa más…
      ¿Qué revise todas las boyas por su alguien hubiese tenido esta misma idea? Pensaba hacerlo señor, también se me había ocurrido esa posibilidad… Ehhh, señor… ¿si encontramos algún sistema?
      Uhmmmm… -se quedó pensativo repasando mentalmente el tratado entre la Confederación y la Liga sobre Caribdis- si fuese de categoría militar minarlo, preparar una trampa explosiva, está terminantemente prohibido en los tratados los sistemas detectores militares. Quiero que cuando vayan a recoger los datos la boya salte por los aires con quien sea que acuda…
      Si señor… ¿y si fuese de tecnología civil?…
      Igual, sea como sea, minadlo… si alguien ha colocado sensores… no puede ser por algo bueno… Pero tomar nota de todo lo que encontréis y sea “extraño”.
      Pensaba hacerlo si ocurria… gracias señor… -tras eso salieron dejando solo al Almirante.
Mientras, en el 1º Distrito Militar de la Confederación, el carguero matriculado CIG-23889245-C,  navegaba con rumbo al cuarto planeta del sistema “Orieste”, su capitán se preguntaba porque narices ellos y su “compañera” de caza estarían vigilando al otro carguero que se encontraba a una distancia de varios miles de kilómetros con el mismo destino que ellos. En realidad, el CIG-23889245-C y su compañera era sendas Naves “Q” de la Flota, y hacía ya una semana que había recibido sus órdenes. El motivo por el que su capitán se hacía aquella pregunta, es porque sus sensores habían detectado una pequeña flotilla de la Confederación en órbita del Sexto Planeta, lo cual podría ser normal, excepto por las cuatro Corbetas de Exploración que en esos momentos estaban desplegadas en el sistema según los datos recibidos por la red de defensa del sistema estelar.
El Capitán Silva tenía experiencia suficiente al mando de naves “Q” como para reconocer, o al menos, para sospechar que todo aquel despliegue no era nada casual, y que estaba relacionado con el carguero que ellos estaban monitorizando desde hacía una semana. Según los datos de amarre tanto ellos como su hermana atracarían en el puerto espacial en sendos diques laterales en relación con aquel carguero, en posiciones perfectas para poder seguir controlando cualquier movimiento realizado en aquella nave. Por otro lado esta había sido enviada a un atracadero exterior, justo al que más expuesto quedaba a los sensores de una de aquellas cuatro Corbetas…
Cinco días después, cuando el Carguero abandono el sistema de nuevo, todas las naves presentes en el sistema mandaron los datos del mismo registrados por sus sensores en el plazo en que estuvo ante ellos, incluso en el caso de las Naves “Q” estacionadas cerca de ella de todo el movimiento registrado sobre el carguero mientras estuvo cargando y descargando su mercancía. Cuando abandono el sistema, y una vez en plena ruta de movimiento comerciar otras dos naves “Q” se hicieron cargo de su vigilancia hasta un par de sistemas de la frontera, ya que en el sistema por el que teóricamente entraría en la Liga de Mundos Libres se hallaban estacionados dos cruceros ligeros que mantuvieron al carguero en todo momento en el centro de mira de sus sensores. Una vez el carguero entro en la Liga, los Cruceros enviaron también sus datos al Mando Central de la Flota en el sistema Capital de la Confederación.
Para ese momento, inteligencia ya había desplegado varios agentes en el sistema Kilmart, que de nuevo aparecía como final de ruta de ese carguero, con instrucciones de conseguir toda la información posible sobre sus movimientos. Por otro lado, el personal de la Embajada de la Confederación Imperial en la Capital de la república Tarkhana hizo a su vez un seguimiento de ese mismo carguero desde que llego al sistema hasta que lo abandono de nuevo, sin embargo, en esta ocasión su ruta no era la misma que la anterior, pues por la información de navegación que facilito a las autoridades hacia un par de paradas comerciales antes de regresar a su sistema base en el Liga, Kilmart... Cuando el General Gzak estudio las dos rutas y comprobó los tiempos de las mismas, empezó a hacerse una pequeña composición de los movimientos de ambas naves.
El sistema de rutas comerciales obligatorio impuesto en la Confederación Imperial Galáctica, salido directamente de la mente del Heredero al trono, era una especie de monstruo que devoraba todo a su paso, integrando en ello todo el comercio y naves que se movían por su territorio. Toda nave comercial, carguero e incluso el transporte de viajeros estaban obligados a usar ciertas rutas específicas por ciertos sistemas hasta una posición cercana a su destino donde les estaba permitido abandonarlo, eran como una especie de autopistas espaciales. Todas estas rutas estaban sembradas de balizas de control, registro, comunicaciones y posicionamiento de naves, lo que provocaba en realidad, que el tiempo de viaje de estas se recortara pese a recorrer mayores distancias, por otro lado, estas rutas estaban muy vigiladas por naves de guerra de la Flota, de hecho fueron fundamentales para terminar con la piratería en el territorio de la Confederación Imperial.
Para entenderlo más o menos, decir que las balizas estaban intercomunicadas entre sí a través de transmisores de interespacio, lo que hacía que estas fuesen prácticamente instantáneas, ya que eran transmisores de categoría militar. Las balizas se establecían sobre una plataforma móvil de defensa cercana y su perímetro estaba fuertemente defendido por la misma, restringiéndose severamente su navegación, cualquier nave no autorizada entrando en el corría un serio riesgo de ser destruida sin previo aviso, y eso era algo que todo capitán de nave a estas alturas ya sabía, pues más de un capitán espabilado había reventado con su nave por las caricias de las armas de las plataformas. Antes cuando una nave entraba en un sistema tenía que moverse dentro de sus fronteras hasta la siguiente ventana de salto hacia el siguiente sistema, pues era casi imposible determinar por los sistemas de una nave la salida más allá del punto de entrada, pero gracias a las balizas instantáneas eso ahora si era viable, pues era la baliza de destino en realidad la que les daba la posición exacta en que debería de aparecer, garantizando de ese modo su seguridad en varios aspectos, ya que no era tampoco extraño que las naves de transporte emergiesen en las cercanías de buques de guerra de la Flota...
Más de una nave pirata al tratar de usar también el sistema en su beneficio había emergido para encontrarse directamente frente a los cañones, de incluso algún acorazado o Crucero de Batalla de la Flota de la Confederación Imperial, que en su mayor parte de las veces, simplemente habían abierto fuego en cuanto sus sistemas de armas pudieron fijar su blanco. El problema e inconveniente del éxito del sistema es que se manejaba tal cantidad de información que salvo que como en este caso se indagase por algo concreto, incluso dos o tres naves usando las mismas “matriculas” o cuyos tiempos no coincidiesen por no respetar sus “rutas” podían pasar desapercibidas con relativa facilidad. Al testar los movimientos del “carguero” fue cuando se vio que solo una de cada cuatro respetaba su ruta “reflejada” en los permisos, las otras tres, vistas las trazas terminaba sistemáticamente en Caribdis. Sin embargo su gran ventaja, es que cuando se buscaba algo específico como en este caso, se obtenía una enorme cantidad de información, y realmente muy poquita gente sabia en la Confederación cuanta, este había sido uno de los grandes enemigos ocultos de las naves piratas, que con trabajo y tiempo, el propio sistema había sido capaz de identificarlas gracias a sus registros.
Cuando al General Gzak le llegó la información sobre los movimientos de ese carguero, se referían únicamente de forma preliminar a los dos últimos años. En realidad, por error el General no especifico tiempo y el sistema hizo acopio de los últimos siete años de movimientos del carguero, cuando ese informe llegó, Gzak se encontró con un serio problema entre sus manos, ya que había un pequeño periodo cuatro años antes, en que según los datos facilitados por el sistema, dos naves a la vez se movieron por el territorio de la Confederación en algún momento… El problema radicaba que cuando ellas lo abandonaron, de seguir su ruta con su previsión, una tercera habría hecho de nuevo su entrada, y si existían realmente tres naves aun, entonces quizá la Estrella Oscura no tenía el tiempo que creían para terminar sus “ajustes” en Caribdis. El General decidió correr el riesgo y advertirle del nuevo descubrimiento al Almirante Stratos. El Acorazado “Talmión” que se movía con un pequeño grupo de naves por la zona, fue el sorprendido encargado de enviar el misil de comunicaciones según las especificaciones que sus órdenes le exigían, tras ello, su grupo fue reasignado al extremo contrario del Distrito Militar, y otras naves de la Flota pasaron a ocuparse de su misión.
Para el Almirante Stratos fue una noticia por demás desagradable, sin contar el susto que se dieron cuando los sistemas automáticos pusieron la nave en alerta de combate al detectar el *Misil de Frecuencia enviado por el Talmión. Este había entrado en el radio de atracción del agujero negro, enviado el microsatélite de comunicación ante él, este transmitió su información ultracomprimída durante un segundo escaso hacia la posición prevista de la Estrella oscura, y posteriormente tanto satélite, como misil detonaron autodestruyéndose. Sus restos fueron dirigiéndose sin posibilidad de escape hacia la boca de Caribdis, siendo engullidos por esta a las seis horas de su aparición. Nada más recibir la información reunió a sus oficiales principales dándoles la noticia de la posible existencia de un tercer carguero junto con los dos confirmados ya.
El Almirante decidió acelerar todos los preparativos, ordeno la colocación de los sistemas pasivos de las boyas con suficiente almacenamiento de datos para al menos dos meses, solo por si debían de dejarlas aprovechar la ocasión, así como el registro del resto de ellas en busca de dispositivos, mientras que al Tte. Coronel Ston le apresuraba para que cuanto menos, estabilizase la cobertura de la Estrella Oscura usando los satélites del sistema, pues considero que no estaban las cosas como para andarse con florituras. El problema de usar la cobertura dependiendo de los proyectores de sus satélites, es que al estar tan cerca de la atracción de Caribdis, la nave no podría moverse pues corría el riesgo de quedar parcialmente al descubierto en ciertos tramos de su casco protegidos por los satélites.
Al final las cosas ocurrieron más o menos como estaban previstas en el plan, a los casi dos meses de estar allí el Estrella Oscura apareció el Carguero en cuestión, los sensores recogieron la mayor cantidad de datos de que fueron capaces desde el mismo instante en que fue detectado. Tan solo seis horas y media después apareció una nueva nave en el sistema, un navío mixto de los usados habitualmente como transportes semipersonales de largo recorrido, con una aceptable cantidad tanto de Bodega de Carga como de Pasajeros y cuya principal característica era la velocidad. Eran naves caras, bastante caras de hecho, algo francamente extraño de ver en un sistema como Caribdis, aunque no se pudiese nunca desechar las locuras que alguien con dinero podría decidir hacer, como por ejemplo un paseo turístico por las cercanías de uno de los mayores agujeros negros de la galaxia.
El asunto es que la idea de un adinerado chalado alquilando semejante nave, como propietario de la misma o incluso como un tour de viaje, pronto quedó descartada, en el mismo instante en que una plataforma de paso quedaba conectada entre el carguero y la nave. Estuvieron de ese modo durante poco más de dos horas y media, por lo que lo que intercambiasen o bien se trababa de personas, de una u otra raza, o bien de materiales no muy voluminosos, pues la amplitud de las esclusas y esa pasarela era, según los sensores, la estándar reglamentaria. Lo que quedaba muy claro es que esos cargueros transportaban alguna cosa y que usaban el sistema Caribdis para hacer los intercambios, los cambios, o lo que fuese que hicieran. Una vez que se separaron, cada una de las naves siguió camino por su cuenta. La Estrella Oscura no empezó a moverse hasta que el Almirante Stratos se aseguró de que en el sistema no quedaba nada ni nadie que fuese capaz de detectarlos.
La primera orden fue recoger los sensores pasivos desplegados en las boyas, dejando estas como si no se hubiesen manipulado, para después, poner rumbo de inmediato hacia el territorio de la Confederación Imperial con el fin de transmitir al General Gzak todos los datos recogidos por los diferentes sensores distribuidos… Si algo tenía claro entonces ya el Almirante, era que todo aquello aún no había terminado ni muchísimo menos, ya que mientras que el Carguero había saltado en dirección hacia su destino final en el sistema Kilmart en el interior de la Liga, la otra nave por el contrario había saltado hacia el interior de la Nébula Tarkhana, y eso, sí que independientemente de lo que estuviesen haciendo, resultaría de lo más interesante para inteligencia…


CONTINUARA



*Misiles de Frecuencia: Estos misiles con capacidad de saltar al interespacio, son creados específicamente para las comunicaciones de emergencia, en su cabeza se encuentra un pequeño satélite que una vez liberado del misil empieza a emitir durante el tiempo y en los ciclos en que sea programado. Tanto el cuerpo del misil, como el propio satélite, una vez concluida su misión ejecutan su autodestrucción, quedando reducidos a poco más que partículas de polvo estelar.

4 comentarios:

  1. Me parece que este libro va a tener una trama bastante movidita jejeje lo único Shadow no se a los demás pero yo he echado en falta la aclaración del asterisco referente a los Misiles de Comunicación que has puesto y al final creo que se te ha podido pasar el poner la explicación cómo nos tienes acostumbrados. Sino el resto como el resto de esta saga perfecta, no me aburrire de decirlo.
    Trancos

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    1. Lo siento Trancos, tienes toda la razón del mundo, se me pasó poner la explicación sobre los Misiles de Frecuencia. Ya lo he corregido, gracias por haberme hecho ver error. Me alegra que os este gustando este nuevo libro.

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  2. Me había perdido el primer capítulo.
    Ya empezaba a extrañar al almirante Stratos (aunque tanto la coronel Selena como el príncipe Jhored dan mucho juego).
    Saludos.

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