Confederación Imperial Galáctica
Libro - 5
La Liga de Mundos Libres
2
Fecha estelar - 5328
6º Cuadrante Militar del Imperio
En ruta hacia el Sistema Tione
Destino final, Sistema Caribdis
UEP Estrella Oscura
Tras cortar la
comunicación con el General Gzak el Almirante Stratos llamó a la sala de
reuniones a sus máximos colaboradores, exponiéndoles la situación y las órdenes
que tenían. La primera en hablar fue como de costumbre la primera oficial, la
Coronel Sandra Lamar…
• Bueno, creo que está claro que quieren que
esperemos la aparición de ese carguero en el interior del sistema Caribdis
usando nuestra cobertura…
• ¿Podremos hacer algo así? –preguntó la Coronel
Samantha dirigiéndose al Tte. Coronel Ston.
• ¿Si se puede?, bufffff… Por poderse si, pero
vamos a trabajar como cabrones para poder hacerlo, no es lo mismo usar el
sistema en el espacio normal que junto a un Agujero Negro con su poder de
atracción incluso sobre la luz, menos aun con uno tan enorme como es Caribdis.
Pero no es solo ese el problema, sino que tendremos también que ajustar todos
los demás sistemas, sensores, etc… incluido en esto el de Encubrimiento, aunque
solo sea por si acaso lo necesitásemos más adelante…
• No es mala idea, si tenéis tiempo ajustarlo también,
pero lo primordial es el de cobertura y los sensores, tenemos que saber qué
coño hace esa nave cuando entra en Caribdis…
• Mientras estemos allí quiero que mis hombres
practiquen con las armaduras de asalto directo… también solo por si acaso…
-dijo la Coronel Samantha.
• Me parece bien la idea… ¿Samuel? –se dirigió
directamente Al Tte. Coronel Samuel Rodríguez, responsable de comunicaciones e
inteligencia.
• Para comunicarnos con el exterior sin ser
“detectados” dentro del sistema Caribdis tendrá que ser por *Misiles de
Frecuencia usados en amplio espectro de rango, y de esos solo tenemos diez…
• Entiendo, ¿y los sensores?
• Los sensores deberán de ser también reajustados
como dijo Ston, pero de ello puede encargarse mi personal, de ese modo Ston
tendrá más tiempo para los demás sistemas. La inteligencia que tenemos sobre
esos cargueros es prácticamente nula, en apariencia son absolutamente normales,
pero… -se encogió de hombros.
• Pero si navegan constantemente por Caribdis sin
sufrir daños, puede resultar que esa apreciación sea francamente optimista,
¿no? –dijo el Almirante Stratos.
• Sí señor, como mínimo sus sistemas estarán
perfectamente calibrados para este sitio. La única ventaja es que por lo que
dijo el General Gzak, para cuando nosotros lleguemos allí, acabaran de
marcharse las Corbetas de Exploración de la Flota que habrán estado escaneando
todo ese sistema, por lo que nuestra información en ese momento será la más
actualizada que tenemos… y casi con
seguridad estaremos solos cuando entremos -afirmó Samuel.
• Bueno, pues pongámonos en marcha, tenemos según
creo dos meses de tiempo para hacer tantos ajustes –dijo sonriendo Ston.
• Creo que te equivocas, en realidad, desde que
lleguemos dispondremos sobre seguro de un mes, todo el tiempo sobre ello
únicamente es especulativo… Hay que contar con la posibilidad de que ese
carguero o su gemelo lleguen en mes y medio, también está el hecho de que quizá
allí les esté esperando alguna otra nave para un cambio de lo que sea que
lleven o hagan en realidad… Eso podría significar que llegué con antelación
para evitarse sustos…
• Es decir… con seguridad, un solo mes para hacer
milagros… -replicó Ston.
• Eso es, como siempre… menos tiempo del necesario,
por lo que digo lo mismo que tu antes, vamos a ponernos manos a la obra desde
ya mismo… De modo, que cada uno a lo suyo –dijo finalmente el Almirante dando
por terminada la reunión.
Cuando todo el
mundo salió, el Almirante Stratos se quedó pensativo durante un buen rato,
tenía muy claro lo que se esperaba de ellos, pero no tan claro que se suponía
que tendrían que hacer con lo que averiguasen allí si la cosa era realmente seria.
Las comunicaciones serian un problema, una vez que el carguero o su nave de
recepción llegase se vería obligado a comunicarlo al General Gzak mediante un
misil para evitar que tratasen de ponerse en contacto si no era algo de vida o
muerte. Por mucho que quisiese, no podía olvidar lo que la Estrella Oscura
llevaba oculto en su más protegido arsenal, el arma más poderosa y terrible de
la Confederación Imperial… seis poderosos misiles dotados con Cabezas de
Antimateria, más que suficiente, e incluso sobraban para devastar cualquier
planeta tal y como la Estrella Oscura ya demostró en su momento. Tenía un mal
palpito con toda esta historia… y esos misiles en concreto…
Al llegar al
sistema Tione la Estrella Oscura recibió de la Flota toda la información sobre
el Sistema Caribdis que habían obtenido tan solo unas pocas horas antes cuatro
veloces Corbetas de Exploración de la Flota. Según todo lo que esto indicaba,
el sistema estaba completamente vacío excepto por las diferentes boyas ancladas
que marcaban los límites de seguridad en torno a ese monstruo capaz de devorar
incluso a las mismísimas estrellas. Una vez estudiado todo, el Almirante
Stratos dio la orden de saltar directamente al sistema estelar, concretamente a
una zona relativamente oscura y alejada del mismo, donde difícilmente entrarían
nuevas naves en caso de dirigirse hacia allí, pues estaba alejado de las
balizas…
Una vez llegados
al sistema se puso en marcha la cobertura, descubriendo que la enorme atracción
que ejercía Caribdis pese a la distancia segura a la que se encontraba,
provocaba que esta no funcionase de forma adecuada, siendo incapaz de ocultar
la nave de forma perfecta. Mientras el personal del Tte. Coronel Ston se
encargaba de hacerlo funcionar de forma adecuada, de momento se desplegaron los
diferentes minisatelites de apoyo para reforzar la cobertura y dejar la nave lo
más protegida posible. Entre tanto la Coronel Samantha y su regimiento de
Marines de Asalto empezaron a su vez a entrenar con sus trajes de vacío,
siempre amarrados de inicio a la cubierta para evitar posibles accidentes. Si
inicialmente la idea de moverse con sus trajes de Asalto individual ya les pareció
complicado a todos los mandos de los Marines, Coronel incluida, esos primeros
ejercicios les demostraron que esa primera impresión, se quedaba corta por
mucho trecho… al punto de obligar a la Coronel a hablar con el Almirante tras
los primeros días de entrenamientos.
• Tenemos un problema Almirante…
• Si, ¿cuál?
• Los trajes de asalto individual, dudo que en este
sistema nos sean de alguna utilidad. Existen muchísimos problemas a los cuales
no encontramos posible solución…
• ¿Por ejemplo?
• El retorno. Mientras estamos atados y nos
separamos, cuando regresamos en la mayor parte de las ocasiones podemos “caer”
sobre la nave con “eficacia”, pero esa mayor parte apenas es un 70% de las
veces. En este momento están funcionando los microsatélites y siguen tratando
de que la cobertura funcione por lo que no se nota mucho nuestras fallas, pero
a plena operatividad…
• Tus hombres destruirían emisores al caer, y sin
estar sujetos con sus guías el porcentaje de “errores” se dispararía, ¿no?
• Sí, eso mismo. Hicimos un pequeño intento y fue
un desastre, veinte Marines, el resultado fueron nueve emisores de onda de la
cobertura dañados… por fortuna todos son recuperables, sino creo que Ston me
hubiese matado. Los trajes individuales son inoperables desde la nave, por lo
menos para poder regresar, y además la gravedad a esta distancia que estamos es
lo suficientemente grande como para no arriesgarse sin cables de enganche… Si
hubiese que hacer algún asalto de momento le digo que habría que usar una de
las dos lanzaderas.
• Entonces de los Asaltos Individuales nos
olvidamos, ¿no?
• En esta posición en la que estamos sí. Salvo que
quiera un nivel de bajas en torno al 30% como mínimo únicamente como causa de
“accidentes”, sí. La atracción del Agujero es excesiva para los propulsores de
las mochilas, la franja en la que tendríamos que operar para mantener un mínimo
de seguridad de no ser arrastrados por él es muy estrecha, excesivamente
estrecha para ser eficaces, solo se corregiría alejándonos más hacia el
exterior del agujero, y ahora mismo eso no es viable.
• Entiendo… ¿qué sugiere entonces?
• Cualquier acción tipo asalto sobre un carguero habría
que hacerlo fuera de esta zona del sistema tan próxima al agujero, salvo que se
quiera hacer usando las lanzaderas… Lo ideal de todos modos, seria asaltarlos
fuera del sistema Caribdis... le confieso que ese “bicho” me da repelús…
• Y créeme que no eres la única al que le causa esa
sensación. Entonces, sobre los asaltos, o lo que sería lo mismo, abiertamente…
nada entonces. Pues que bien…
• Sí, eso es, de asaltos directos nos podemos
olvidar –en ese instante llamaron, entrando el Tte. Coronel Samuel.
• Almirante, tenemos un problema…
• Vaya, otro más… parece ser el día de ellos,
adelante… y despáchate a gusto cuando quieras -replicó el Almirante invitándole
a sentarse junto a Samantha.
• Sam… los trajes de Asalto, inoperantes con el
agujero tan cerca ¿no? –se dirigió a esta.
• Del todo, salvo quedarnos sin la mitad de
nuestros hombres…
• Joder, pues que bien. Almirante, los sensores se
ven muy afectados por el Agujero, para que operasen bien y ser totalmente
efectivos deberían de ser como los de las Corbetas de Exploración de la Flota…
los nuestros… -se encogió de hombros.
• Ya… pues creo que de esos no tenemos, ¿no?
–preguntó sarcástico el Almirante.
• No señor, no témenos… aunque podríamos hacer otra
cosa, pero necesitaremos las lanzaderas y a los Marines de la Coronel –sonrió
Samuel.
• Adelante, dime… -tanto el Almirante como la
Coronel miraron con curiosidad a Samuel.
• Las Boyas… podemos usar un par de ellas… -uso el
terminal del Almirante para presentar un plano tridimensional del sistema, en
el que se iluminaron dos boyas-, esas dos concretamente, podríamos preparar un
sistema de detección pasiva remoto. Con dos sistemas, uno en cada una de esas
boyas mantendremos todo el sistema perfectamente cubierto, al ser sistemas
pasivos no serían detectables ni aun haciendo un barrido, los propios sistemas
de alerta de navegación de las boyas los ocultarían a los escáner…
• Bien, supongo que esto tendrá algún
inconveniente, ¿verdad?, porque es imposible que sea tan fácil.
• Si, el problema es que no tendría que tener
emisor para ser completamente invisible, pero habría que recoger sus datos una
vez acabase todo… y tendríamos que conformarnos con lo que detectaran, no los
podríamos corregir si vemos que no son útiles al 100%. Aunque su recogida no es
un problema, pues de todos modos habría que hacerlo si queremos tener repuestos
para nuestras antenas de sensores por si pasase algo, pues tendríamos que usar todos
los que tenemos para que esto funcione…
• Bueno, si de todos modos hay que recogerles…
adelante… Uhmmmm, Samuel, una cosa más…
• ¿Qué revise todas las boyas por su alguien
hubiese tenido esta misma idea? Pensaba hacerlo señor, también se me había
ocurrido esa posibilidad… Ehhh, señor… ¿si encontramos algún sistema?
• Uhmmmm… -se quedó pensativo repasando mentalmente
el tratado entre la Confederación y la Liga sobre Caribdis- si fuese de
categoría militar minarlo, preparar una trampa explosiva, está terminantemente
prohibido en los tratados los sistemas detectores militares. Quiero que cuando
vayan a recoger los datos la boya salte por los aires con quien sea que acuda…
• Si señor… ¿y si fuese de tecnología civil?…
• Igual, sea como sea, minadlo… si alguien ha
colocado sensores… no puede ser por algo bueno… Pero tomar nota de todo lo que
encontréis y sea “extraño”.
• Pensaba hacerlo si ocurria… gracias señor… -tras
eso salieron dejando solo al Almirante.
Mientras, en el
1º Distrito Militar de la Confederación, el carguero matriculado CIG-23889245-C,
navegaba con rumbo al cuarto planeta del
sistema “Orieste”, su capitán se preguntaba porque narices ellos y su “compañera”
de caza estarían vigilando al otro carguero que se encontraba a una distancia
de varios miles de kilómetros con el mismo destino que ellos. En realidad, el
CIG-23889245-C y su compañera era sendas Naves “Q” de la Flota, y hacía ya una
semana que había recibido sus órdenes. El motivo por el que su capitán se hacía
aquella pregunta, es porque sus sensores habían detectado una pequeña flotilla
de la Confederación en órbita del Sexto Planeta, lo cual podría ser normal,
excepto por las cuatro Corbetas de Exploración que en esos momentos estaban
desplegadas en el sistema según los datos recibidos por la red de defensa del
sistema estelar.
El Capitán Silva
tenía experiencia suficiente al mando de naves “Q” como para reconocer, o al
menos, para sospechar que todo aquel despliegue no era nada casual, y que
estaba relacionado con el carguero que ellos estaban monitorizando desde hacía
una semana. Según los datos de amarre tanto ellos como su hermana atracarían en
el puerto espacial en sendos diques laterales en relación con aquel carguero,
en posiciones perfectas para poder seguir controlando cualquier movimiento
realizado en aquella nave. Por otro lado esta había sido enviada a un
atracadero exterior, justo al que más expuesto quedaba a los sensores de una de
aquellas cuatro Corbetas…
Cinco días
después, cuando el Carguero abandono el sistema de nuevo, todas las naves
presentes en el sistema mandaron los datos del mismo registrados por sus
sensores en el plazo en que estuvo ante ellos, incluso en el caso de las Naves
“Q” estacionadas cerca de ella de todo el movimiento registrado sobre el
carguero mientras estuvo cargando y descargando su mercancía. Cuando abandono
el sistema, y una vez en plena ruta de movimiento comerciar otras dos naves “Q”
se hicieron cargo de su vigilancia hasta un par de sistemas de la frontera, ya
que en el sistema por el que teóricamente entraría en la Liga de Mundos Libres
se hallaban estacionados dos cruceros ligeros que mantuvieron al carguero en
todo momento en el centro de mira de sus sensores. Una vez el carguero entro en
la Liga, los Cruceros enviaron también sus datos al Mando Central de la Flota
en el sistema Capital de la Confederación.
Para ese momento,
inteligencia ya había desplegado varios agentes en el sistema Kilmart, que de
nuevo aparecía como final de ruta de ese carguero, con instrucciones de
conseguir toda la información posible sobre sus movimientos. Por otro lado, el
personal de la Embajada de la Confederación Imperial en la Capital de la
república Tarkhana hizo a su vez un seguimiento de ese mismo carguero desde que
llego al sistema hasta que lo abandono de nuevo, sin embargo, en esta ocasión
su ruta no era la misma que la anterior, pues por la información de navegación
que facilito a las autoridades hacia un par de paradas comerciales antes de
regresar a su sistema base en el Liga, Kilmart... Cuando el General Gzak
estudio las dos rutas y comprobó los tiempos de las mismas, empezó a hacerse
una pequeña composición de los movimientos de ambas naves.
El sistema de
rutas comerciales obligatorio impuesto en la Confederación Imperial Galáctica,
salido directamente de la mente del Heredero al trono, era una especie de
monstruo que devoraba todo a su paso, integrando en ello todo el comercio y
naves que se movían por su territorio. Toda nave comercial, carguero e incluso
el transporte de viajeros estaban obligados a usar ciertas rutas específicas
por ciertos sistemas hasta una posición cercana a su destino donde les estaba
permitido abandonarlo, eran como una especie de autopistas espaciales. Todas
estas rutas estaban sembradas de balizas de control, registro, comunicaciones y
posicionamiento de naves, lo que provocaba en realidad, que el tiempo de viaje
de estas se recortara pese a recorrer mayores distancias, por otro lado, estas
rutas estaban muy vigiladas por naves de guerra de la Flota, de hecho fueron
fundamentales para terminar con la piratería en el territorio de la
Confederación Imperial.
Para entenderlo
más o menos, decir que las balizas estaban intercomunicadas entre sí a través
de transmisores de interespacio, lo que hacía que estas fuesen prácticamente
instantáneas, ya que eran transmisores de categoría militar. Las balizas se
establecían sobre una plataforma móvil de defensa cercana y su perímetro estaba
fuertemente defendido por la misma, restringiéndose severamente su navegación,
cualquier nave no autorizada entrando en el corría un serio riesgo de ser
destruida sin previo aviso, y eso era algo que todo capitán de nave a estas
alturas ya sabía, pues más de un capitán espabilado había reventado con su nave
por las caricias de las armas de las plataformas. Antes cuando una nave entraba
en un sistema tenía que moverse dentro de sus fronteras hasta la siguiente
ventana de salto hacia el siguiente sistema, pues era casi imposible determinar
por los sistemas de una nave la salida más allá del punto de entrada, pero
gracias a las balizas instantáneas eso ahora si era viable, pues era la baliza
de destino en realidad la que les daba la posición exacta en que debería de
aparecer, garantizando de ese modo su seguridad en varios aspectos, ya que no
era tampoco extraño que las naves de transporte emergiesen en las cercanías de
buques de guerra de la Flota...
Más de una nave
pirata al tratar de usar también el sistema en su beneficio había emergido para
encontrarse directamente frente a los cañones, de incluso algún acorazado o
Crucero de Batalla de la Flota de la Confederación Imperial, que en su mayor
parte de las veces, simplemente habían abierto fuego en cuanto sus sistemas de
armas pudieron fijar su blanco. El problema e inconveniente del éxito del sistema
es que se manejaba tal cantidad de información que salvo que como en este caso
se indagase por algo concreto, incluso dos o tres naves usando las mismas
“matriculas” o cuyos tiempos no coincidiesen por no respetar sus “rutas” podían
pasar desapercibidas con relativa facilidad. Al testar los movimientos del
“carguero” fue cuando se vio que solo una de cada cuatro respetaba su ruta
“reflejada” en los permisos, las otras tres, vistas las trazas terminaba
sistemáticamente en Caribdis. Sin embargo su gran ventaja, es que cuando se
buscaba algo específico como en este caso, se obtenía una enorme cantidad de
información, y realmente muy poquita gente sabia en la Confederación cuanta,
este había sido uno de los grandes enemigos ocultos de las naves piratas, que
con trabajo y tiempo, el propio sistema había sido capaz de identificarlas
gracias a sus registros.
Cuando al General
Gzak le llegó la información sobre los movimientos de ese carguero, se referían
únicamente de forma preliminar a los dos últimos años. En realidad, por error
el General no especifico tiempo y el sistema hizo acopio de los últimos siete
años de movimientos del carguero, cuando ese informe llegó, Gzak se encontró
con un serio problema entre sus manos, ya que había un pequeño periodo cuatro
años antes, en que según los datos facilitados por el sistema, dos naves a la
vez se movieron por el territorio de la Confederación en algún momento… El problema
radicaba que cuando ellas lo abandonaron, de seguir su ruta con su previsión,
una tercera habría hecho de nuevo su entrada, y si existían realmente tres
naves aun, entonces quizá la Estrella Oscura no tenía el tiempo que creían para
terminar sus “ajustes” en Caribdis. El General decidió correr el riesgo y
advertirle del nuevo descubrimiento al Almirante Stratos. El Acorazado
“Talmión” que se movía con un pequeño grupo de naves por la zona, fue el
sorprendido encargado de enviar el misil de comunicaciones según las
especificaciones que sus órdenes le exigían, tras ello, su grupo fue reasignado
al extremo contrario del Distrito Militar, y otras naves de la Flota pasaron a
ocuparse de su misión.
Para el Almirante
Stratos fue una noticia por demás desagradable, sin contar el susto que se
dieron cuando los sistemas automáticos pusieron la nave en alerta de combate al
detectar el *Misil de Frecuencia enviado por el Talmión. Este había entrado en
el radio de atracción del agujero negro, enviado el microsatélite de
comunicación ante él, este transmitió su información ultracomprimída durante un
segundo escaso hacia la posición prevista de la Estrella oscura, y
posteriormente tanto satélite, como misil detonaron autodestruyéndose. Sus
restos fueron dirigiéndose sin posibilidad de escape hacia la boca de Caribdis,
siendo engullidos por esta a las seis horas de su aparición. Nada más recibir
la información reunió a sus oficiales principales dándoles la noticia de la
posible existencia de un tercer carguero junto con los dos confirmados ya.
El Almirante decidió
acelerar todos los preparativos, ordeno la colocación de los sistemas pasivos
de las boyas con suficiente almacenamiento de datos para al menos dos meses, solo
por si debían de dejarlas aprovechar la ocasión, así como el registro del resto
de ellas en busca de dispositivos, mientras que al Tte. Coronel Ston le
apresuraba para que cuanto menos, estabilizase la cobertura de la Estrella
Oscura usando los satélites del sistema, pues considero que no estaban las
cosas como para andarse con florituras. El problema de usar la cobertura
dependiendo de los proyectores de sus satélites, es que al estar tan cerca de
la atracción de Caribdis, la nave no podría moverse pues corría el riesgo de
quedar parcialmente al descubierto en ciertos tramos de su casco protegidos por
los satélites.
Al final las
cosas ocurrieron más o menos como estaban previstas en el plan, a los casi dos
meses de estar allí el Estrella Oscura apareció el Carguero en cuestión, los
sensores recogieron la mayor cantidad de datos de que fueron capaces desde el
mismo instante en que fue detectado. Tan solo seis horas y media después
apareció una nueva nave en el sistema, un navío mixto de los usados
habitualmente como transportes semipersonales de largo recorrido, con una
aceptable cantidad tanto de Bodega de Carga como de Pasajeros y cuya principal
característica era la velocidad. Eran naves caras, bastante caras de hecho,
algo francamente extraño de ver en un sistema como Caribdis, aunque no se
pudiese nunca desechar las locuras que alguien con dinero podría decidir hacer,
como por ejemplo un paseo turístico por las cercanías de uno de los mayores
agujeros negros de la galaxia.
El asunto es que
la idea de un adinerado chalado alquilando semejante nave, como propietario de
la misma o incluso como un tour de viaje, pronto quedó descartada, en el mismo
instante en que una plataforma de paso quedaba conectada entre el carguero y la
nave. Estuvieron de ese modo durante poco más de dos horas y media, por lo que
lo que intercambiasen o bien se trababa de personas, de una u otra raza, o bien
de materiales no muy voluminosos, pues la amplitud de las esclusas y esa
pasarela era, según los sensores, la estándar reglamentaria. Lo que quedaba muy
claro es que esos cargueros transportaban alguna cosa y que usaban el sistema
Caribdis para hacer los intercambios, los cambios, o lo que fuese que hicieran.
Una vez que se separaron, cada una de las naves siguió camino por su cuenta. La
Estrella Oscura no empezó a moverse hasta que el Almirante Stratos se aseguró
de que en el sistema no quedaba nada ni nadie que fuese capaz de detectarlos.
La primera orden
fue recoger los sensores pasivos desplegados en las boyas, dejando estas como
si no se hubiesen manipulado, para después, poner rumbo de inmediato hacia el
territorio de la Confederación Imperial con el fin de transmitir al General
Gzak todos los datos recogidos por los diferentes sensores distribuidos… Si
algo tenía claro entonces ya el Almirante, era que todo aquello aún no había terminado
ni muchísimo menos, ya que mientras que el Carguero había saltado en dirección
hacia su destino final en el sistema Kilmart en el interior de la Liga, la otra
nave por el contrario había saltado hacia el interior de la Nébula Tarkhana, y
eso, sí que independientemente de lo que estuviesen haciendo, resultaría de lo
más interesante para inteligencia…
CONTINUARA
*Misiles de Frecuencia: Estos misiles con capacidad de saltar al
interespacio, son creados específicamente para las comunicaciones de emergencia,
en su cabeza se encuentra un pequeño satélite que una vez liberado del misil
empieza a emitir durante el tiempo y en los ciclos en que sea programado. Tanto
el cuerpo del misil, como el propio satélite, una vez concluida su misión ejecutan
su autodestrucción, quedando reducidos a poco más que partículas de polvo
estelar.
Me parece que este libro va a tener una trama bastante movidita jejeje lo único Shadow no se a los demás pero yo he echado en falta la aclaración del asterisco referente a los Misiles de Comunicación que has puesto y al final creo que se te ha podido pasar el poner la explicación cómo nos tienes acostumbrados. Sino el resto como el resto de esta saga perfecta, no me aburrire de decirlo.
ResponderEliminarTrancos
Lo siento Trancos, tienes toda la razón del mundo, se me pasó poner la explicación sobre los Misiles de Frecuencia. Ya lo he corregido, gracias por haberme hecho ver error. Me alegra que os este gustando este nuevo libro.
EliminarMe había perdido el primer capítulo.
ResponderEliminarYa empezaba a extrañar al almirante Stratos (aunque tanto la coronel Selena como el príncipe Jhored dan mucho juego).
Saludos.
Gran serie
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