Confederación Imperial Galáctica
Libro - 9
Los Brimm
2
El sistema estelar Turp en el que se
encontraba la flota, a unas pocas horas de la frontera con la Mancomunidad de
Vega, justo en plena zona de la nébula Tarkhana, ponía nervioso a todo el mundo.
Tanto a los mandos como hasta al último marinero de la Flota, y su temor estaba
más que justificado. Turp era lo que se denominaba como un sistema caníbal, por
eso era evitado como la peste por cualquier capitán con dos dedos de frente,
principal motivo por el que fue elegido como punto de concentración de la Flota.
Todo él estaba lleno de restos de los planetas cuyos sistemas estelares a lo
largo de varios miles de años habían sido devorados por las dos gigantescas
estrellas debido a su extrema gravedad. Era un caso extremadamente anómalo, ya
que la fuerza gravitacional de ambas estrellas podía casi ser considerada como
la de un agujero negro, igual de peligrosa gracias a su altísima densidad, se sabía
de cierto que los dos sistemas más cercanos también serían canibalizados en los
próximos millones de años. Las llamadas rutas de alta densidad de transporte de
la Confederación Imperial, funcionaban gracias a que los centros de
balizamiento de Control del Sistema establecidos todo a lo largo y ancho de
nuestras fronteras, eran capaces de guiar a los cargueros por el Interespacio
más lejos que nada que se hubiese conocido antes, al transmitirles a estos al
inicio de su viaje las pequeñas correcciones que les harían evitar los centros
de gravedad de los sistemas estelares que se cruzaban en su ruta, permitiendo
esquivarles y además, el lugar exacto donde salir en el interior del sistema
sin que corriesen el menor peligro. No obstante a esto, los centros de
balizamiento de los diversos sistemas, tenían también una segunda función, que
era la de asegurarse que cada carguero fuese capaz de seguir las rutas trazadas
sin riesgo a ser atraídos por la gravedad de la estrella o estrellas del
sistema.
Existían lugares en que la distancia
entre sistemas era como tratar de enhebrar una aguja por donde no había más
remedio que salir del interespacio para reorientarse, y otros, donde las
distancias entre ambos eran colosales. En estos casos, aunque sobre un mapa tridimensional
aparentemente las distancias fuesen enormes, en realidad, al navegar por el
Interespacio esta se convertía en ínfima. El problema en estos casos es que por
muchas correcciones que se hiciesen, las naves tendían a ir hacia los centros
gravitatorios, y sin un centro de balizamiento emitiendo su “ping” hacia el
interespacio era imposible de aprovechar. Si bien la distancia entre Turp y el
sistema estelar Aarap, completamente deshabitado y en la frontera de los mundos
Brimm con la Manconunidad de Vega, solo existían cinco sistemas estelares
intermedios, las distancias entre ellos hacían imposible la navegación entre
ambos puntos si verse atraído por al menos tres de los cinco puntos
gravitatorios, o al menos, no sin un centro de balizamiento que permitiese a
los ordenadores de navegación corregir su ruta de acuerdo a su programa de
vuelo. Pero para fortuna nuestra, y desgracia de los Brimm, durante la guerra y
tras el pago por nuestra parte de un abultado chantaje a los Brimm, la sección
9 de inteligencia, se las apaño para instalar un “sencillo” sistema de
balizamiento que era más que capaz de pasar desapercibido ante cualquier
escaneo de las fuerzas de defensa de la Mancomunidad. Desde luego, estos no
eran, ni tan precisos, ni tan potentes, ni tan buenos, ni tan sofisticados como
los centros de control de sistema que existían a lo largo y ancho de las rutas
de navegación comercial de la Confederación Imperial por el simple hecho de
tener que permanecer ocultos y que sus "ping" solo tenían que ser
"escuchados" por los equipos adecuados para ello.
Si bien gracias a la potencia y sensibilidad
de sus sensores, dos Corbetas de Exploración trabajando en pareja era capaces
de transportar una flota completa a través del Interespacio de un extremo a
otro de la Confederación Imperial en pocos días gracias al sistema de
balizamiento existente, sin tener que hacer ninguna parada para
"reorientarse", en este caso con estos balizamientos ocultos, sus
sistemas no eran lo suficientemente "potentes" como para permitir eso.
Desgraciadamente, el tipo de equipos necesarios solo podían ser embarcados en varias
naves de grandes dimensiones, o repartido entre un grupo más numeroso de otras
más pequeñas, demasiadas de hecho para ser algo viable. Al final se tomó la
decisión de ampliar los equipos potenciándolos aún más y meterlos dentro de las
tripas de cuatro Cruceros de Batalla para los que habría que buscar algún
“camuflaje” para que nadie conociese su función real. Además, posteriormente se
creó una versión completa más pequeña, avanzada y compacta para el “Represor”,
lo que le permitiría sustituir a cualquiera de los otros cuatro si alguno de
ellos resultase destruido e incluso gracias a su segundo sistema energético, se
capaz de volar el solo individualmente por el Interespacio de la Confederación
Imperial sin restricciones guiando un Flota, del mismo modo en que podrían
hacerlo dos Corbetas de Exploración. Por ello usando al “Represor” como
sustituto del Elemental de la Tierra, los Cruceros de Batalla del Almirante
Tagard por fin iban a ser usado para aquello para lo que verdaderamente fueron
construidos, para la destrucción metódica y sistemática de cualquier enemigo en
un solo golpe mortal y devastador. Los mundos Brimm, cruzando la Mancomunidad
de Vega sin tener que asomar la nariz en el interior de sus fronteras para
recalcular el viaje nuevamente, iban a ser los conejillos perfectos para probar
la eficacia del sistema y sin necesidad de usar el Plan “C”, que supondría
descubrir que aun sin ningún Crucero de Batalla de Clase Elemental, el "Represor"
por sí mismo y con la ayuda de un mínimo de ocho Corbetas de Exploración como
red de Sensores de apoyo hubiese podido hacer exactamente lo mismo. El coste
del Represor en su momento había sido astronómico, pero guardaba en sus
entrañas una enorme cantidad de secretos, motivo real por el que príncipe
Jhored decidió tras su construcción y las pruebas del mismo, que nunca habría
una segunda nave de su clase, eran una peligrosa arma de doble filo en caso de
caer en las manos equivocadas. Aun por muy remota que pudiese parecer dicha
posibilidad, Jhored considero que era mejor no correr según qué riesgos.
Durante la reunión de mandos, a los que
se informó de la misión que se iba a llevar a cabo y como, estalló un auténtico
pandemónium a cuenta de los Cruceros de Batalla de la Clase Elemental, por los
que repentinamente todo el mundo parecía tener interés. En general los
almirantes llegaron a la correcta conclusión, que sus tan delicados sistemas,
aun con sus limitaciones y sin el apoyo de los poderosos sistemas de
balizamientos, eran más que capaces de llevar durante el salto en el
Interespacio a una flota más lejos de lo
que ninguna otra nave sería capaz, lo que los convertía en un elemento
estratégico y táctico de primer orden para cualquier alto mando de la flota. Evidentemente,
en ningún momento se explicó la presencia del sistema de durmientes, que era
como se llamaba en código a las bases de balizamiento oculto que en su día se
implantó. El Príncipe Jhored tuvo que ponerse firme y llamar la atención para
que todo el mundo se volviese a centrar en la misión, recordando de paso nada
sutilmente por cierto, que dicha información sobre los Cruceros de Batalla de
Clase Elemental estaba clasificada al más alto nivel y que su violación podría
suponer una visita mortal a Hibernia o Inferno, las dos prisiones del SISI, la
temida guadaña, de la que era integrante Serena, su escolta personal, estaba
presente allí mismo, a su espalda, mirando con ojos acerados a todos los
presentes... como un recordatorio vivo de que con ese cuerpo de por medio,
tonterías, mejor ninguna.
En un gran mapa tridimensional desplegable
del espacio Brimm ampliado por sectores fue especificando grosso modo lo que
cada uno de los Almirantes con sus naves asignadas tendrían que llevar a cabo y
los medios emboscados con que contarían. Se realizarían ataques simultáneos en
más de 20 sistemas estelares Brimm, incluyendo la información de despliegue en
tiempo real dentro de dichos sistemas de las cerca de doscientas treinta
torpederas blindadas de última generación, las unidades más modernas de la
Flota y únicas disponibles por el momento junto con otras 180 del modelo
anterior. Los blancos a atacar fueron catalogados en tres colores diferentes,
los primarios en Rojo, lo que significaba su destrucción absoluta y total. Después
venia el Naranja, con los que solo se podía comenzar tras terminar con todos y
cada uno de los rojos, por debajo de este estaban los de color Azul, que eran
los clasificados como “valor mínimo” por su escaso interés, pero que aun así,
fueron marcados por si “sobraba tiempo y municiones”. Por último, en un cuarto
color, el verde, estaban los lugares marcados como terminantemente prohibido
disparar fuese cual fuese la situación sin un permiso específico del alto mando,
es decir, en este caso de su mismísima Alteza Imperial en persona. Tras dar por
finalizada la reunión, toda la flota se preparó para ponerse en movimiento y
saltar al Interespacio en cuando recibiesen la orden del Represor. A la
flotilla habitual de escolta de este se le habían añadido los tres cruceros de
Batalla del Almirante Tagard, dos Superacorazados, veinte acorazados,
veintitrés Cruceros de Batalla más, Cuarenta nuevos Cruceros Pesados, Treinta
nuevos Cruceros Ligeros, cincuenta Destructores, doce Fragatas de protección
con orden de no separase ni del Represor ni de los Cruceros de Batalla de Clase
elemental, y seis veloces corbetas de exploración de la Flota. Pese a tener que
hacer frente al peor adversario al que se tendría que enfrentar la Flota en el
ataque a los Brimm y ser el Planeta Capital de estos, este era el Grupo de
Batalla mas débil de todos…
Se dio la orden se saltó para toda la
flota, una vez alcanzado el sistema Aarat en la Frontera Brimm con la
Mancomunidad Federada de Vega, cada grupo seguiría sus órdenes particulares, y
el del Represor se dirigiría hacia su Objetivo, el Sistema Frexret, uno de los
diez sistemas Brimm más importantes, y sede donde su consejo principal se
reunía para dictar las futuras actuaciones de los clanes Brimm. Las ordenes y
la planificación eran para un total de cinco a siete días estándar según distancias,
finalizados los cuales se suspenderían todas las operaciones estuviesen en el
grado de avance que estuviesen para volver a reagruparse todos en el sistema
Aarat para el retorno a la Confederación imperial. Para evitar que nadie
pensase en “posibles bases secretas” y por si acaso los Cruceros de la Clase
Elemental no terminaban de convencer a alguno de los altos mandos presentes de
ser los únicos responsables de llevarlos hasta allí, se creó un señuelo. Para
fortalecer esta imagen, varias torpederas y Naves Q, para el Alto Mando de la
Flota aparecían sobre el papel como desplegadas en lugares clasificados como de
alto secreto protegidos por los códigos de la Novena Sección de Inteligencia, en
caso de escarbar lo suficiente sin saltar las alarmas, estas aparecerían en
ciertos puntos del trayecto de la Flota por los sistemas de la Mancomunidad de Vega.
La realidad es que estas estaban en sitios lo suficientemente solitarios en el
interior de la Confederación Imperial como para que no fuesen descubiertas por
nadie y si algún Almirante presente en la reunión tras el regreso investigaba,
pensaría en lo obvio de su papel en esta operación. Jhored tenía muy claro que
la red de “durmientes” debía de ser protegida a toda costa, y por varios
motivos, alguno de ellos nada obvio, por cierto. Mientras tanto, en los
Astilleros del Depósito de Mar-Sagan tanto la Estrella Oscura como el Crucero
B-52 estaban poniéndose a punto para un nuevo intento sobre los extraños de
acuerdo a los últimos descubrimientos realizados.
Jhored estaba inquieto pese a estar muy
seguro sobre su planificación y precauciones para ocultar ciertas cosas, este
ataque podría poner en riesgo un numero bastante importante de operaciones
secretas vitales para la Confederación Imperial. Antes o después y gracias a
los Cruceros de Clase Elemental, los almirantes se darían cuenta del posible
uso de las corbetas de Exploración para mover con gran rapidez naves de un
extremo a otro de la Confederación Imperial sin necesidad de salir ni un solo
instante del Interespacio, lo cual no era importante, o al menos, era algo que
no le preocupaba. De hecho, y aunque aún no tenía pensado descubrirlo, ya
estaba preparada una “norma no escrita" para que, a partir de cierto
escalafón en el Mando, limitase en qué situaciones se autorizaba únicamente el
uso de esa “tecnología”, en ese sentido el que hubiese que adelantar su
planificación no era ningún problema.
Pero quizá el secreto que más preocupaba
a su alteza, era el de que La Tierra seguía en su sitio, donde siempre había
estado, y tan rica biológicamente hablando como antes de la "Gran Hecatombe"
lo fue, de hecho, el antiguo sistema conocido como "Sol" era una zona
de las denominadas como de alta protección y para la que se necesitaban
permisos específicos de acceso al tener el tercer planeta del mismo
instalaciones de investigación clasificadas como "sensibles". Irónicamente
en ella se encontraba actualmente el Centro Confederacional para la
investigación de la Terraformación Planetaria junto con un número indeterminado
de laboratorios y almacenes para la protección de la biodiversidad de las
diferentes especies existentes en la Confederación Imperial. Si nadie había
sido aún capaz de descubrirlo, es porque durante los primeros mil años de
Capital, en todos sitios y bases de datos se modificó el sistema solar,
desaparecieron los anillos de Saturno, desaparecieron los dos satélites de
Marte, desapareció el cinturón de Asteroides, y más importante aún, Júpiter intercambio
su posición con Venus, y Saturno con Neptuno, alterando también sus coordenadas
galácticas, de modo que el sistema entero desapareciese en el caos de aquella
época ayudado por el paso del tiempo. La modificación del sistema solar fue
progresiva obviamente, los errores nunca se corrigieron porque todos los
recursos estaban destinados a la supervivencia y los "errores" eran
algo que todos sabían, pero tal y como supusieron quienes lo idearon, nadie se fijó
en el cambio de coordenadas estelares del sistema por otro cuyo planeta en la
posición que La Tierra ocupó había saltado en pedazos por el choque contra otro
cuerpo estelar de gran tamaño y que tras los cambios realizados ahora tenía un
casi idéntico parecido con "el sistema Solar"… Mil años después,
todos aquellos que “lo sabían”, los que se lo transmitieron, modificaron o
quien pudiese darse cuenta, ya habían muerto, y las sucesivas generaciones
dieron por buena la información existente en los sistemas informáticos. El verdadero
sistema Estelar Sol "desapareció" como tal para todo el mundo,
durmiendo el verdadero conocimiento sobre él en lo más profundo de los sistemas
informáticos más secretos de "Capital", a la espera, por si algún día
en el futuro fuese necesario "revivir" a la propia Tierra.
El problema que tenía el Príncipe Jhored
es que el nivel de codificación secreta sobre La Tierra, pese a estar enterrado
en lo más profundo de esos sistemas, estaba al mismo nivel que la red de
durmientes, y una cosa, aunque no sin alguna carambola, podía terminar
conduciendo a la otra, igual que le había ocurrido a él cuando cierto día se
puso a verificar la red para ver de incorporar nuevos puestos, que se topó
accidentalmente con dicha sorpresa. Jhored tenía muy claro lo ocurrido, no le
hizo falta darle muchas vueltas para suponer que la verdad de la Tierra fue en
su día clasificada y modificada para después ser olvidada incluso para quienes
deberían de haber mantenido ese conocimiento bajo su estricto control. Jhored
dudaba que en la actualidad nadie a parte de él, ni siquiera el propio
Emperador, conociese tal hecho, y prefería que siguiese siendo de ese modo. El porqué
de esto, de la perdida de su conocimiento por parte del gobierno, de cierto no
podía saberlo realmente, pero suponer, tenia un par de teorías al respecto, y
por el momento, quién sabe si incluso para siempre, La Tierra estaba mejor
destruida.
Cuando los Brimm hicieron su oferta de
tributo durante la guerra, lo que se estaba haciendo en esos momentos se
propuso, pero en ese entonces no había forma de llegar al espacio Brimm sin
tener que meter naves de combate en territorio de la Mancomunidad Federada de
Vega, cuyas fronteras con la Confederación en esa época por culpa de la guerra,
estaban muy protegidas. Además, en diversas pruebas se confirmó que las
Corbetas con su potencia detectora no serían suficientes como para poder
ejecutar el plan, ni aun en el caso de usar todas las disponibles, sin olvidar,
que se estaba en guerra y que llevar a cabo la planificación en curso de esta
estaba por encima de todo, ya era lo suficientemente difícil de manejar como
para complicarla aún más. Por ello se decidió, especialmente por parte de su
alteza, que los Brimm podían esperar para mas adelante cuando la ocasión
resultase mas propicia.
La aparición de las presuntas mejoras de
la nueva Clase Elemental de Cruceros de Batalla, hizo retomar al Príncipe
Jhored el plan de ataque a larga distancia sobre los Brimm. Si bien,
desgraciadamente las expectativas de la Clase Elemental no se cumplieron para
su función original prevista incluso ya antes de terminar su construcción, si
quedo claro que con algunas modificaciones en sistemas y diseño sí que serían
capaces de realizar la operación que se quería con cierta ayuda. Su intención
original sirvió perfectamente para “ocultar” su verdadero valor, por lo que su
grupo tras su botadura paso a ser rápidamente “independizado” del mando de la
flota. Pese a sus limitaciones, gracias en gran parte a su principal “virtud”
como táctico y estratega, Tagard demostró un uso de esos cruceros francamente
sobresaliente... Sus ultrasensibles sensores pasivos modificados para detectar
los micropulsos de un emisor guía, podían ser tomados por sensores mejorados y
amplificados de Corbetas de Exploración aprovechando el tamaño de los Cruceros
de Batalla, de hecho y por fortuna, también podían ser usados de ese mismo modo.
Por ello, durante la guerra, bajo el mando de Tagard, esos Cruceros de Batalla
actuando los cuatro existentes como grupo independiente dieron más de un susto
y convirtieron la retaguardia enemiga en un infierno.
Con Respecto a los Brimm, se continuaba sin
disponer de un modo de guiar por el Interespacio a las naves que en él se
encontraban para que pudiesen esquivar los pozos de gravedad de los sistemas
planetarios sin perderse en eso que llamábamos… “la nada”. Si existían posibles
modos como era el meter naves camufladas para guiarlas, pero los riesgos se
consideraron como inasumibles, el paso de una flota de esas características
supondría el inmediato incremento de la presencia de naves de guerra en la zona
de paso registrando todas y cada una de las naves que hubiese en ellos. Unos
meses más tarde el fracaso de otro proyecto vino en su ayuda, lo que provocó la
orden inmediata de Rediseño de los Cruceros de Batalla de Clase Elemental y que
aún estaban en sus últimas fases de construcción. El Ministerio de Justicia
tuvo que dar marcha atrás en un novedoso sistema de reinserción de presos
mediante el acondicionamiento mental que desgraciadamente fracasó, dejando a
los presos que fueron intervenidos como una especie de autistas que solo
interactuaban con aquello para lo que habían sido “preparados” con el fin de
poder seguir con su vida normal una vez cumplida su pena. Su Alteza no tardó ni
dos semanas en disponer bajo su control de los responsables máximos del
proyecto metiéndolos en unas instalaciones secretas de investigación de máxima
seguridad, todo ello con un boceto de plan perfilándose ya en su mente con la
ayuda de los "nuevos" Cruceros de Batalla de Clase Elemental.
Pero fue el desarrollo de las estaciones
de emisión pulsar para la red de corredores de navegación de la Confederación
Imperial un año antes lo que marcó el inicio real de la Operación global en dos
fases denominada como “Proyecto Cerberus”… Mientras que para la Confederación
Imperial se desarrollaban a simple vista poderosas estaciones de control de
tránsito fuertemente defendidas y capaces de manejar por si solas el inmenso
flujo comercial al crearse las llamadas “arterias seguras”, ahorrando mucho
tiempo en los trayectos al reducir el número de saltos entre sistemas que
tenían que realizar las naves, además de aumentar la seguridad del tráfico ya
que podían poner frente a cualquier pirata, corsario o enemigo en cuestión de
minutos a una flotilla militar de control. La parte “oscura” de este sistema,
es que se implantaron en territorios “ajenos” una serie de bases con los potentes
emisores de pulso capaces de guiar a los Cruceros de Batalla de Clase Elemental
sin necesidad de salir a ningún sistema, y cruzar como en este caso, el
territorio de la Mancomunidad de Vega sin tener que entrar en ninguno de sus
sistemas para correcciones de ruta. El llamado "programa de
Durmientes" fue el objetivo final de la primera fase del "Programa
Cerberus". El problema insoluble para llegar al objetivo de la primera
fase hasta ese momento radicaba en las posibles averías y mantenimiento de los
equipos de la “base oculta”, la estricta dependencia de sistemas automáticos no
era una opción válida por la inviabilidad de poder cubrir todas las
posibilidades. La suspensión por parte de justicia presionados por la opinión pública
del sistema de acondicionamiento mental, le dio la solución al Príncipe Jhored.
Acondicionar como técnicos para su mantenimiento a los peores enemigos del
estado, espías, asesinos, traidores, etc… Sin embargo, existía un problema
dentro de esta aparente perfecta solución, y es que todos o casi todos ellos
tenían familia que reclamarían sus cuerpos en caso de su muerte o ejecución, por
ello el negarles sus cuerpos no era una opción viable por los problemas que
pudiesen surgir en caso de reclamarlos por vía legal o hacer ruido en la prensa,
eso antes o después llamaría excesivamente la atención poniendo todo el
programa en peligro. La solución para esto llego con la creación de las
Prisiones de Hibernia e Inferno bajo el control del SISI, la tan famosa como
temida Guadaña, donde al contrario que con el resto de prisiones del estado, en
estas dos se condenaba a la gente “a vivir” durante un plazo de tiempo en el
mismísimo infierno y donde los cuerpos raramente podían ser recuperados tras
que los guardias se despreocupasen de “mantenerlos con vida” al cumplir con esa
parte de su pena, precisamente por las características de ambos mundos…
Una vez listas e inauguradas ambas
prisiones, y aunque en paradero ultrasecreto, se dieron a conocer al público
ciertas características de las mismas, desatando el terror ante la posibilidad
por remota que se fuese de terminar en una de ellas, aumentando de ese modo el
temor hacia el SISI. En ellas de acuerdo al proyecto Cerberus se acondicionaron
muchos de los peores criminales como técnicos para las bases del Proyecto Durmientes.
Cuatro criminales por base fueron acondicionados, mantenidos en éxtasis durante
los periodos en que no eran necesarios y rotándolos al despertar para los
mantenimientos o problemas que se produjesen. El cálculo es que los cuatro
“habitantes” podrían mantener las bases seguras y operativas durante los
próximos quinientos años al menos sin necesidad ninguna de mandar nuevos
“ocupantes” gracias a los sistemas automáticos que solo los activarían de ser necesarios,
de su rotación y al sistema de éxtasis.
Actualmente, existían medio centenar de
estas bases repartidas por territorio de los vecinos de la Confederación
Imperial, cada una con cuatro condenados en éxtasis en su interior, cuya vida
en los momentos en que estuviesen despiertos se limitaría simplemente al
mantenimiento de la base, reparación de problemas ayudados por unidades
androides, o en caso de ser descubierta, a su destrucción total. Gracias a la
eficacia inicial del proyecto Cerberus para con estas bases, se marcó el inicio
de la segunda fase tras terminar la Guerra, esta con un nivel de secreto aun
mayor que el anterior, y este si que al nivel del de La Tierra. Una vez el
Trono Imperial se hizo definitivamente con el control del poder político tras
la Guerra. Justo después de esta comenzó la segunda parte del proyecto
Cerberus, y para ello fue necesario modificar de arriba abajo tanto la
organización de la Flota como del Ejército y la Fuerza Aérea de la
Confederación Imperial, por ese motivo no se pudo iniciar anteriormente al
final de la Guerra. Se permitió a los diferentes planetas la creación de sus
propias milicias de Defensa Planetarias, mientras que el alto mando Reducía drásticamente
Efectivos para transformar todas las Tropas Imperiales Terrestres en Unidades
de Elite, las ahora denominadas como Fuerzas de Asalto, fusionando el mando de estas
con el de las Fuerzas Aéromoviles (aéreas para entendernos). De Igual modo, se
permitió a los planetas sus propias flotillas de Patrulleras Fiscales o
Policiales para controlar sus sistemas estelares sin depender de la Flota de
Guerra, la cual también paso directamente bajo el control absoluto del Trono
Imperial. Tanto los miembros a incorporarse al Ejército, Fuerza Aérea como
Flota, tras la reestructuración, debían todos de salir de los diferentes
centros de instrucción y academias creados a lo largo y ancho de toda la
Confederación Imperial, donde todos y cada uno de los cadetes eran levemente
adoctrinados mentalmente para ser única, exclusiva y completamente leales al
Trono. Pero, y eso era lo mejor del sistema, sin llegar al fanatismo, lo que
hubiese terminado por destaparlo todo antes o después. Era algo tan sutil y
siempre realizado únicamente a lo largo de los dos primeros años, que el
sistema únicamente fallaba en menos de un 2 por 10 millones aproximadamente de
los casos, algo que no se tenía en cuenta ni se trataba de “mejorar”, ya que el
método en general funcionaba a plena satisfacción. A quienes presentaban dicha
anomalía, simplemente se procuraba que no coincidiesen nunca como posibles “compañeros”,
por lo que al estar rodeados de “adeptos”, ese problema desaparecía y los
arrastraba en la misma dirección que a sus compañeros.
La parte negativa y paradójica que nadie
era capaz de entender, es que, si bien eran completamente leales al trono, eso paradójicamente,
no los convertía en “buenas personas”, no corruptos, o incluso traidores a la
Confederación Imperial, que no al Emperador. Lo único que garantizaba el
sistema, es que tanto el ejército, como la Fuerza aérea, como la Flota, nunca
se revelaría contra el Trono Imperial, apoyando a este a sangre y fuego si
fuese necesario contra quien fuese. De eso se estaba completamente seguros,
aunque tanto los especialistas como incluso el mismo Príncipe Jhored, no terminaban
de comprender aún muy bien, como alguien supuestamente fanático al extremo del
emperador, era capaz de vender información sensible de la confederación
Imperial al enemigo por ejemplo a cambio de Dinero… Se calculaba que la
totalidad de las Fuerzas Armadas de la Confederación Imperial estaría dentro
del programa en un plazo no inferior a 50 años, habida cuenta de que buena
parte de los actuales mandos y altos mandos eran "preCerberus". Pero
era algo que ciertamente, de momento, se veía como un problema secundario de
algo que funcionaba extraordinariamente bien, y el SISI, cuya lealtad si era
fanática al extremo lo controlaban a la perfección. Jhored estuvo pensando todo
el trayecto hasta el sistema Aarat como proteger todo el nudo de secretos y
desvincular unos de otros lo más pronto posible, modificando todo su entramado
y creando falsos señuelos que los sepultasen aún más.
La llegada al sistema fue un tanto movida,
apenas salió la flota del Interespacio, las Corbetas de Exploración iniciaron
su despliegue con sus sensores a máxima capacidad. En el cuarto planeta estaba
dando inicio lo que tenía toda la pinta de ser una explotación minera ilegal…
Las ordenes de la Almirante Kasinhs fueron tajantes,
destruir todo signo de vida en el sistema, rápidamente ordeno a doce cruceros
de batalla seguidos por una treintena de Cruceros ligeros y un centenar de
Destructores que diesen cuenta de todo lo que estuviese en esa operación.
Prácticamente ni los vieron llegar, la primera información de la presencia de
naves de guerra en el sistema que tuvieron los contrabandistas, llego cuando
sus naves de carga y lanzaderas comenzaron a explotar por causa de las baterías
de las naves despachadas, el resto se desbandó tratando de escapar sin el menor
éxito. Tras arrasar con toda presencia en el sistema, las distintas naves
retornaron a su posición en las diferentes formaciones de las que habían sido
destacadas.
CONTINUARA
*Interespacio:
Se sitúa fuera de límite de atracción, justo entre las fuerzas de gravedad de
los diferentes sistemas estelares, lugar por donde la naves estelares no están
regidas en su movimiento por el espacio y el tiempo, pudiendo viajar incluso
mucho más rápido que la luz, prácticamente de modo instantáneo hasta topar con
algún punto gravitatorio que las hace salir nuevamente al espacio normal dentro
de un sistema estelar. El sistema de la Confederación Imperial de balizamiento
para las rutas de transporte, funciona de modo muy simple, siempre que es
posible, dado que el sistema conoce en todo momento la ruta de la nave, es
capaz de mandar a esta un pulso que le indica hacia donde ir para evitar la
atracción gravitatoria del sistema estelar, aunque obviamente esto tiene
importantes restricciones, los tiempos de los viajes gracias a este avance se
ha visto reducido de forma más que importante, incluso en más de un 300% en
según qué casos y lugares.
Gracias por la publicacion
ResponderEliminarGracias por continuar con tus lectores, creyentes y admiradores
ResponderEliminarGenial la historia. Muy muy buena. Muchas gracias.
ResponderEliminarq
ResponderEliminar