Confederación Imperial Galáctica
Libro - 4
Estabilidad
4
Fecha estelar - 5328
2º Cuadrante Militar del Imperio
Sistema Kidona
Planeta Kidona III
Montañas Altard
Montañas Altard
La situación fue más
lenta de lo que el Príncipe Jhored esperaba, Kilara Volterra se excusó de no
poder acudir al día siguiente a comer y a llevar los aerodeslizadores, achaco
el hecho a una serie de circunstancias personales además de a no haber podido
hacerse con unos modelos aceptables para ellos. Su Alteza sopeso las razones y
las encontró muy válidas, luego acudió a su pequeño despacho montado en la casa
para la ocasión y pidió un buen número de informes. Tras unas cinco horas
leyendo lo que había pedido, puso sobreaviso a Selena para que estuviesen aún más
atentos...
• Perdón Alteza, ¿ocurre algo para que haga esa
advertencia?
• De momento no, pero me temo que no tardando mucho
puede que tengamos compañía aquí arriba.
• ¿Quién vendrá? -Selena apretó los labios pensando
en algún invitado sorpresa de su Alteza.
• No lo sé, pero antes o después aparecerán por aquí
enviados del Duque Koldionar o del Duque Kildoniare. Presupongo que intentaran
comprarnos nuestros derechos sobre el alquiler de este pacifico lugar, en el
que gracias a vosotros estoy pasando unas muy entretenidas vacaciones
-aprovecho para pinchar un poco a Selena sobre la elección del lugar.
• ¿Cree que darán problemas serios o solo nos
intentaran tantear? -pregunto ignorando los comentarios de su Alteza fuera de
la razón en sí para no hacerle el juego y cabrearse.
• Dependerá de como vean la situación, pero es
posible que se pongan bruscos si de verdad deseasen esta ubicación con...
digamos que ansias. Además, estad también preparados para posibles
"exhibiciones" aéreas sobre nosotros llegado el caso...
• Avisare a la Almirante para que la flota este
lista por si acaso -dijo muy seria Selena.
• Estoy de acuerdo contigo, de paso, notifícala que
quiero que los sensores de la Flota sigan a cualquier aparato aéreo que penetre
en los terrenos de la Marquesa de Volterra, y me da igual un aerodeslizador que
un aparato aéreo, los quiero todos junto con su destino final, ¿entendido?
• Si Alteza, por supuesto, veré de dar
inmediatamente las órdenes -dijo Selena saliendo a cumplirlas.
El Príncipe se quedó
en el despacho pensativo, leyendo varios de los informes que solicito sobre el
sistema Kidona, su fauna política y demás bichos de esa especie. Revisando, había
encontrado un buen número de datos sueltos que por sí mismos no tenían nada de
particular, pero que en conjunto y vistos desde un cierto prisma, eran bastante
significativos y porque no decirlo, realmente sorprendentes, por esa misma razón,
quería hablar lo antes posible con el Emperador. Aunque antes de hacer eso, también
quería tratar personalmente con la Marquesa sobre su situación actual para
poder calibrarla, momento que realmente, esperaba con cierta impaciencia...
Su Alteza tuvo la
fortuna de poder comer con la Marquesa al tercer día, eso sí, anterior a tan lúdica
situación, hubo tres días de problemas entremedias. En primer lugar ciertamente
aparecieron los "interesados" en el contrato de alquiler, a los que
para su mala suerte atendió Selena con su graceja habitual y mala leche
encantadora, de hecho estuvo a un tris de desenfundar su arma y eliminarlos.
Pero en lugar de eso, se limitó a sacudir un poco a los tres visitantes cuando
se “soliviantaron” con la negativa por su parte de ser amable y condescendiente
con sus deseos.
Por su parte, la
Flota había informado de la presencia casi constante de algunos
aerodeslizadores por la zona, incluso de algún que otro aparato netamente aéreo
que les estaba poniendo visiblemente nerviosos, incluso en este caso a la propia
Almirante, que dio orden de que si en alguno de ellos se detectaban capacidad
de combate fuese destruido, de inmediato y directamente, por los cañones de la
flota. Luego de eso le propuso a su Alteza cerrar por completo el espacio aéreo
sobre la zona para evitar esas "pasadas", cosa a la que su Alteza se negó
de momento, y aunque visto lo visto, le dio órdenes expresas de no molestarles
si antes no hacían algo agresivo contra alguno de los presentes en tierra o
contra la propia flota, sí que dejo claro de que en ese caso las ordenes
cambiaban, si se llegaba a ese extremo sus instrucciones eran las de
derribarlos en el acto tal y como ella misma había ordenado.
Al tercer día acudió
la Marquesa con los tres aerodeslizadores, bueno en verdad llegó con cuatro,
uno de ellos evidentemente era el que ellos usarían para regresar a la
residencia principal de la finca. A la Marquesa se la veía sumamente
preocupada, junto a ella además de dos de sus capataces estaba un hombre de
mediana edad al que presento como Belton Von Grogoreki, Barón para más señas,
sin lugar a dudas otro noble más del Planeta Kidona IIII. La comida estaba
siendo de lo más entretenida y amable cuando escuchamos un fuerte ruido
procedente de fuera, concretamente de algún Aerodeslizador pasando rasante
sobre el tejado, más para molestar que por otra cosa. La Marquesa apretó los
labios...
• Creo que lo más honrado por mi parte seria
devolverles el ingreso que hicieron cuando les alquile esto, ustedes vinieron
para descansar y es obvio que así no lo vais a conseguir... .mejor que se
alojen en el pueblo, estarán más agosto allí -dijo seria.
• No, realmente no me apetece para nada, incluso estaría
dispuesto llegado el caso de extender un mes más mi residencia monetaria aquí
para continuar "relajándome", y repito, por favor, tutéanos.
• Jhored, te doy las gracias, en serio, de verdad,
pero esto de ahora no ha sido nada, es solo molestar, pero si no consiguen lo
que desean, se pondrán desagradables y no quiero que nadie sufra daños por mi
culpa...
• ¿Por tu culpa? -enarco una ceja-, no entiendo...
-su Alteza simulo estar confundido.
• ¿Escuchaste lo de la elección en las noticias?
-pregunto Kilara.
• Si, bueno, creo que algo escuche en las noticias
y estuve incluso mirando e investigando pro simple curiosidad en qué consistía
eso de la ele... -se quedó a medias mirando a Kilara, luego se dio una palmada
en la frente-. Anda, claro que sí, ahora sé a qué te refieres, ¿no me digas que
eres tú la elegida para desempatar la votación esa ten importante? ¡¡Claro,
Kilara Volterra…!! -afirmó más que preguntó.
• Sí, soy yo, y ese es justamente el problema,
ambos bandos trataran de conseguir el voto y me empezaran a presionar incluso
de malas formas, más todavía si llegasen a sospechar que apoyo al contario,
entonces seguro que se pondrían mucho más "agresivos" conmigo y quien
anda cerca de mí, por eso creo que deberían de irse.
Lo cierto es que
la Marquesa estuvo hablando durante un buen rato, también intervino en la
conversación y las explicaciones, el propio Barón, lo cierto es que ambos se
explayaron a gusto sobre la real situación política en el sistema estelar.
Incluso el Barón tuvo a bien cargar contra el Trono en la persona del mismísimo
Emperador, quien por lo visto no es que le cayese especialmente bien y de quien
no tenía precisamente tampoco una gran imagen que dijéramos. Selena y el resto
de los comensales parecían un tanto apurados por la claridad meridiana de los
términos empleados, todo menos Kilara y por supuesto como no, su Alteza que se
limitaba a mirarlos a ambos divertido, a juicio de Selena, excesivamente
divertido para todas las barbaridades que esos dos estaban diciendo del
Emperador y el Trono ante sus mismísimos morros. Cuando terminaron de
despacharse ambos, su Alteza recondujo de nuevo la conversación al punto que
realmente le interesaba “tratar” para sus planes…
• Por nosotros no se preocupe con eso de la gente
que dice, no somos nada fáciles de asustar, puede incluso que los que acaben
teniendo miedo sean ellos –tanto el Barón como Kilara sonrieron ante la
“Bravata”-. Además me gustaría quedarme hasta que termine la elección, eso no
es algo que se vea todos los días. Pero díganme una cosa que no entiendo, si lo
ven ambos así de mal, ¿porque no pide protección? -pregunto de forma inocente
su Alteza-, al fin y al cabo por lo que he leído, creo que como electora y
mientras esto dure tendría derecho a ella, ¿no?
• Pues... –Kilara miró al Barón, que se recostó
pensativo.
• Creo que sí, es algo a lo que tienes derecho,
podríamos solicitarte unos agentes armados como protección al gobierno del
sistema estelar, no creo que te los denieguen y aunque mandes gente con
intereses, estoy seguro que lo harían con intereses en ambos candidatos…
-terminó.
• Bueno, menos da una piedra y unos por otros, al
menos podremos conseguir que esos aerodeslizadores no puedan hacer lo que
quieran sin arriesgarse a ser detenidos -suspiro.
• Perdonen los dos pero de verdad que no comprendo
donde está el problema con esos aparatos que incordian tanto, según lo poco que
pude leer sobre sus ventajas como electora en esta situación, usted tiene
derecho a protección, y según tengo entendió se podría incluir en tal concepto
la exclusión aérea sobre sus propiedades, especialmente cuando no hay ningún
problema con poblaciones cerca o de interrupción de rutas aéreas planetarias
como es en el caso de estas tierras... Hablo de oídas y por lo poco que he leído,
entendámonos, pero bueno... no creo que por hacer la prueba…
• Si, teóricamente sería posible, pero eso sí que
no me lo va a conceder el gobierno del Sistema, ni aun el Planetario lo haría y
me conocen bien, sería ponerse casi en contra de los dos candidatos, y ninguno
de ambos querrá hacerse significar de ese modo -negó con la cabeza Kilara.
• ¿Y la Flota de la Confederación Imperial?
-pregunto su Alteza otra vez como de pasada.
• ¿La Flota?... –preguntó perpleja Kilara.
• Un momento -dijo de repente el Barón dando un
golpe seco en la mesa-, eso es, la Flota, pues claro que sí, tiene naves
orbitando el planeta en estos instantes... Quizá no directamente, pero sí creo
que podamos conseguir que se decrete por su parte la exclusión aérea de tus
propiedades... -sonrió malicioso el Barón.
• Explícate -dijo repentinamente muy interesada la
Marquesa.
• Es muy simple, elevamos la petición en tu nombre
como electora a los gobiernos tanto planetario como del sistema a la vez que
ante el Alto Mando de la Flota Imperial y a la propia Cámara Alta ante la
constante intrusión de gente "no deseada", notificando a cada uno las
otras peticiones y aduciendo a la presencia aquí en este mismo instante de
elementos armados en órbita que te pueden proporcionar protección instantánea
de cualquier tipo... -Kilara le interrumpió pensativa.
• De ese modo quizá unos por otros pensando en
adelantarse y quedar bien por si los medios se enterasen, alguno termine por
ceder a la petición, ¿no es eso? –preguntó sonriendo la Marquesa.
• Eso mismo Kilara, especialmente si se mete
suficiente ruido público -se rio a carcajadas el Barón-, su misma estupidez nos
lo ha puesto en bandeja, y a ustedes muchas gracias por la idea, no creo que se
nos hubiese ocurrido por nosotros mismos de tan obvia que era.
Selena miro al
General Mao que a su vez clavo sus ojos en ella, luego ambos miraron a su
Alteza fijamente. Los dos sabían que la Almirante Tanya había intentado
conseguir que su Alteza le permitiese cerrar el espacio aéreo sin éxito, ya que
eso descubriría de inmediato la presencia en el planeta del Heredero al Trono
Imperial, sin embargo, en ese mismo instante, el Príncipe Jhored acababa de
hacer que fuese la propia Marquesa quien le sirviese en bandeja de plata la
tapadera perfecta para poder hacerlo sin que su presencia saliese a la luz e
incluso de justificar llegado el caso la presencia de los Marines de su propia
escolta en esas montañas.
El General Mao
cada vez que le veía hacer este tipo de cosas, se preguntaba como todavía existía
quien, conociéndolo bien, aún era capaz de subestimarle y creerse mucho más
inteligente que él. El resto de la comida fue de lo más amena y entretenida,
tanto la Marquesa como el Barón parecían enormemente satisfechos con las ideas
que habían "tenido" en referencia a poner todas las trabas posibles a
ambos Duques, además que hicieron la contra invitación de rigor para ser esta
vez ellos los anfitriones de una nueva comida o cena. Lo negativo especialmente
para Selena y compañía, es que su Alteza le sacó a la Marquesa una invitación
extensa para “aprender” cómo funcionaban sus “negocios” de ganado, y eso que
aún no sabían lo que en realidad pretendía este.
Nada más irse de allí
los invitados, su Alteza habló directamente con la Almirante, informándola de
la más que posible petición que realizaría la Marquesa o el Barón en nombre de
la primera, dio orden de que según llegase a la Flota esta fuese aceptada de inmediata
y se asegurase de que las órdenes oportunas terminasen en la Flotilla. La idea
de su Alteza era simple, unos por otros, ambos Duques estaban tan enemistados y
sus peleas por el puesto tan enquistadas, que confiaba en que cada uno de ellos
pensase que había sido el otro quien consiguiese que aceptasen la idea de la exclusión
aérea para las propiedades de la Marquesa y así negarle la presión necesario al
contrario, lo que implicaba que a la vez pensasen en porque lo habría hecho de
ese modo, que ventaja tendría para hacerlo así... Su Alteza Imperial, en
realidad con tanta maniobra, lo que pretendía es que mirasen en otras
direcciones y no hacia ellos.
Además por eso
mismo había guiado al Barón hasta donde había podido, para que liase aún más la
madeja haciendo varias peticiones ante diferentes autoridades y amenazando
incluso con hacerlo público. En realidad simplemente pretendía asegurarse de
que no fuese fácil discernir desde donde exactamente se había concedido
realmente el permiso o con que apoyos reales contaba la facción contraria, e
incluso que pudiesen aducir el hecho a la presión mediática de llegar a las
noticias. Después de esto, su Alteza hizo que le trasladasen al Represor en una
de las Lanzaderas de Asalto para poder comunicarse desde allí personalmente por
un canal tridimensional de máxima seguridad con el Emperador...
Los datos
obtenidos en los informes que había solicitado le parecían llevar a la intervención
del Emperador en varios intentos de socavar la autoridad de ambas familias
Ducales y quitarles a ambos del asiento en la Cámara Alta. Aunque esto no
estaba muy claro y en realidad no pasaban de ser meras conjeturas de su Alteza,
este considero que era algo que merecía la pena confirmar personalmente...
Cuando consiguió la comunicación con el Emperador, le pregunto a su tío sin
rodeos sobre ello… y obtuvo de este el mismo tipo de contestación.
• En realidad es muy simple, esas dos familias
están metidas en todo tipo de negocios de dudosa legitimidad, pero es imposible
probarles nada, la policía lleva años intentando hacerlo, cualquier cosa, por
nimia que sea, pero sin éxito ninguno hasta el momento. El asiento que obtienen
en la Cámara Alta les parapeta de casi todo debido a su importancia, a las
influencias y a los contactos que les consigue… -dijo el Emperador.
• Entiendo… Uhmmmmm –quedo pensativo unos
segundos-. Tío, dime una cosa, ¿conoces quizá al Barón Belton Von Grogoreki?
• Si, si le conozco, si… ¿Por qué?
• Porque le he tenido aquí invitado junto con la
Marquesa de Volterra a comer, y no parece que te tenga ni a ti ni al Trono
mucha estima que digamos. ¿Qué opinas de él?
• Es un buen hombre, honrado a carta cabal, de lo
más honrado que me he encontrado nunca, su título, aunque modesto, y familia,
proceden de la nobleza más antigua de hecho. Respecto a su opinión… bueno, ha
sido alguien que ha querido que se manejasen las investigaciones contra los
Duques de Koldionar y Kildoniare de otra manera, que hubiesen sido más…
extremas, de hecho gran parte de su resentimiento contra mí o contra el trono,
es mi negativa a usar a los servicios de Inteligencia o al mismísimo SISI para
investigarlos.
• Un momento, un momento, ¿pero no me acabas de
decir que se sabe que esas dos familias están involucradas en hechos
delictivos?
• Si, se sabe, pero no existe ni una mínima prueba
como te dije, y con alguien así, de esa importancia política, nos guste o no, y
en eso te incluyo a ti, necesitamos pruebas para poder operar con contundencia,
pero eso es algo que no tenemos. Inteligencia y el SISI tienen recursos
finitos, no podemos emplearlos únicamente por “saber” pero sin unas pruebas por
mínimas que sean o sin un motivo lo suficientemente valido, aunque en este caso
no te creas que no me hubiese gustado poder hacerlo… Eso sí es algo que me
encantaría poder ordenar, enviar al SISI… a la Guadaña contra esos dos y que lo
pusiesen todo patas arriba a su estilo, con muchos muertos de ambas familias
por delante...
• ¿Y la policía?
• Nada, ninguno de los diversos cuerpos ha logrado
nada, cuando parece que pinchan en hueso reciben presiones para aflojar. Ya he
intervenido personalmente en tres ocasiones contra esa “presión”, y he ejercido
la mía propia en dirección contraria, incluso más de uno que ha presionado
ahora mismo aún está en prisión por orden directa mía, pero nada, la policía no
ha logrado nada en absoluto, incluso sé que han perdido varios agentes en estas
investigaciones por… “accidentes”. Lamentablemente, el asiento en la mesa de la
Cámara Alta genera mucho poder, y esas dos familias saben cómo usarlo…
• Entonces por lo que deduzco, no están tan
enfrentadas como aparentan, colaboran…
• Bueno, digamos que el que ocupa el asiento manda
ya que tiene los contactos necesarios y el poder preciso para protegerse.
Pensamos que la otra familia se ve obligada a pagar un canon por la protección,
pero en definitiva, resumiendo, quien se sienta en el asiento manda… sea quien
sea de los dos… Lleva siendo así desde hace muchísimo tiempo…
• Bien… ¿Y si hubiese un modo de que ninguno de
ellos fuese el elegido, que quizá saliese otro? –sonrió su Alteza, atrayendo de
inmediato el completo interés del Emperador.
• ¿Que estas tramando? Eso es imposible… Nadie
aceptaría siquiera tratar de presentarse, sería su sentencia una vez alguno de
esos dos saliese elegido… Esa opción ya se barajó en su momento pero sin éxito…
• ¿Tío, qué te parecería el Barón Belton Von
Grogoreki como nuevo miembro de la mesa de la Cámara Alta?
• Que firmo ahora mismo por eso. Sería una solución
perfecta para nosotros, pero es imposible del todo…
• No, no sería imposible si la Marquesa lo vota
como su elegido… -se rio el Príncipe.
• Ni aun así Jhored, ni aun así saldría, parece
mentira que digas eso. La marquesa pondría un voto para el Barón, y los Duques
continuarían cada uno con tres votos, después de eso, la Marquesa se vería
obligada a votar si o si entre ambos candidatos mayoritarios, es lo que marca
la ley de voto, eso solo dilataría la elección. Para lo que tú dices tendrías
que hacer variar tres de esos votos hacia el Barón, cosa que es del todo
imposible, aunque sobre el terreno tres de ellos te dijeran que si apoyarían al
Barón, al final ninguno de ellos cambiaria realmente su voto… -meneo la cabeza
el Emperador.
• Sí, eso lo sé, tanto que no cambiarían de voto,
como que solo habría una oportunidad de presentarle como opción, me leí la ley
de votación de cabo a rabo. Pero… ¿y si te digo que existe una forma de que eso
sea posible únicamente con el voto de la Marquesa de Volterra…? –sonrió maligno
su Alteza.
• Explícamelo ahora mismo, ¿cómo? –apresuró el
Emperador, respetaba mucho a su sobrino, y a estas alturas ya lo conocía como
para saber que si este decía que había un modo, es que lo había y él sabía cómo.
• Hace unos doscientos treinta años, al entonces
Marques de Volterra y a su descendencia directa en la cabeza de familia, se le
otorgo la “merced” de ser los votantes decisivos en la silla del sistema Kidona
en la Cámara Alta. Aunque se estipulo que para eso, se debían de cumplir ciertos
requisitos por su parte…
• ¿Estás seguro de esto?
• Sí, es un poco extraño pero veras…, creo que esto
fue una especie de seguro por el entonces Emperador para impedir un uso
indiscriminado de la merced concedida por parte de esta familia… o un modo
quizá de asegurarse que el representante en ese asiento iría en la dirección
adecuada. Recuerda que en esa época el Trono no estaba tan asentado y firme
como hoy en día…, su poder entonces era… un tanto relativo, digamos que algo
volátil para entendernos, ese poder dependía mucho de las cámaras, y
especialmente de la Cámara Alta.
• Está bien, pero ahora dime, ¿qué requisitos son
esos?, porque te garantizo que se cumplirán, si es necesario, me encargare
personalmente de que así sea –sonrió el Emperador por primera vez desde que
empezó la conversación-.
• Son simples, el primero es el más complicado de
conseguir, ya que consiste en que el poseedor en el momento del título del
Marquesado de Volterra debe de pertenecer por derecho legítimo al grupo
elector. Eso es algo que ya se ha cumplido gracias por cierto a ambos Duques
que la declararon como la séptima electora por derecho de nacimiento y título
de forma legal, siguiendo todos los pasos marcados por la ley –sonrió irónico
el Príncipe-.
• El segundo es ejercer su derecho a voto ante el
Emperador, el heredero directo al trono, o alguien debidamente autorizado por el
primero para verificar que dicho voto se realiza sin presiones o de modo
forzado por alguna circunstancia ajena al libre albedrio del votante, algo que
como es obvio en estos instantes no será ningún problema –explicó.
• Y el tercero y definitivo, que del mismo modo el
voto sea validado en el instante de ser emitido por el Emperador, su heredero
directo al trono o alguien debidamente acreditado para tal hecho por el
Emperador. Algo que al igual que con el punto anterior, no habrá excesivos
problemas –al escuchar esto su majestad estalló en carcajadas-.
• Bien, bien, bien… haz lo que creas necesario para
que esas condiciones… “se cumplan”. Si el Barón ocupa el asiento, podrá empezar
a usar su recién adquirida influencia en apoyar con energía y cubrir
eficazmente de interferencias externas las investigaciones policiales en curso
contra ambas familias, y yo personalmente me encargare de “protegerle” a él de
“otras interferencias externas…” -se rio el Emperador.
• Me encargare de que así sea, solo quería estar
seguro de que el Barón era el hombre adecuado y contaba con tu aprobación… dado
el cariño que parece procesarte…
• La tienes Jhored, tienes mi total aquiescencia
con tu idea, créeme que la tienes… Y por el Barón no te preocupes, eso cambiara
con un poco de tiempo en ese asiento, se dará cuenta por sí mismo de que tengo
las manos atadas, pero que el mismo es quien podría ir facilitándome lo
necesario para permitirme actuar con contundencia contra esas lacras…
• Perfecto entonces, me retiro ya… Te mantendré
informado de cómo avanza todo esto…
• De acuerdo, pero ten cuidado, y no bajes la
guardia, esas familias no son ninguna broma, se juegan mucho y si te conozco
bien, no sabrán quien eres en realidad…
• Pues si intentan algo contra mí, van a tener una
vida muy efímera desde ese momento…
• Lo sé, pero dudo que se mancharan las manos en
persona, quizá no se les pueda relacionar con lo que suceda… Quiero que te
antes con cuidado… no eres inmortal…
• Lo sé, y recuerda tú, que conmigo es complicado
tratar de jugar a según qué cosas o con según qué métodos… porque me enfado
bastante… Sabes que eso también es muy peligroso, porque me lo tomo como algo
muy personal y las únicas naves de la Flota presentes aquí son las de mi
escolta… no escaparía nadie -después de esto se despidió y cortó la
comunicación con el Emperador.
Una vez que el Príncipe
Jhored cortó la comunicación, se recostó en su asiento, se inclinó sobre la
mesa y llamo a la Almirante Tanya para que fuese a verle a su cámara. Tenía las
ideas muy claras sobre qué hacer y cómo conseguir que la Marquesa aceptase
elegir al Barón, también estaba convencido de lograr que este se ofreciese
voluntario para ser nominado en la elección para que pudiesen mostrar su
desacuerdo con ambas familias. Pero primero tenía que hacer una importante
serie de preparativos aunque sin prisa, ya que aún quedaban un par de
importantes semanas para que fuese la votación, o por lo menos, la primera de
ellas... Si el Emperador llevaba razón, con el Barón, como se diría en ese
planeta, iba a meterle a la Cámara Alta en las botas un pedrusco de cuidado,
incluso puede que iniciase el mismo antes de irse el descalabro físico de esas
dos familias Ducales a poco que pudiese. Además, por otro lado la Marquesa
estaba resultando una mujer la mar de interesante para él, que al pensarlo no
pudo evitar sonreírse para sí mismo.
CONTINUARA
Fabuloso....
ResponderEliminarHola Sr. Sombra:
ResponderEliminarMe tienes enganchado a tus relatos, este me encanta especialmente por la mala leche que rezuma el príncipe. Me aparece que en esta serie estás especialmente ingenioso.
Muchas gracias por comoartirlo
Cuando vuelves a publicar un relato
ResponderEliminarExcelente
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