jueves, 9 de mayo de 2013


Confederación Imperial Galáctica

Libro - 2

La Guadaña


4





Fecha estelar – 5317
1º Cuadrante Militar del Imperio
Crucero de Batalla “Vengador”
Rumbo al Sistema CIG 0000
Destino: Palacio Imperial

Aún estaba alucinando, y eso que ya llevaba dos días completos a bordo del Crucero de Batalla “Vengador”, en ruta directa hacia el sistema estelar Cero, sistema capital de la Confederación Imperial Galáctica. Había sido el último de los nuevos agentes del SISI que la corbeta “Hades” trasladó, me dejo la última, directamente en la Gran Base de la Flota de Sharthart, en el 1º Cuadrante Militar del Imperio.
Nada más desembarcar de la Hades, me hice a un lado y abrí mis órdenes en mi terminal portátil de alta seguridad, mis instrucciones eran muy simples, una única frase, lapidaria y muy directa:
“Preséntese de inmediato ante el Emperador, Palacio Imperial, Sistema Estelar Cero”.
Podréis imaginaros la cara que se me quedó, era una orden de las de cumplimiento inmediato y por la cuenta que te traía. Nadie que estuviese en su sano juicio haría esperar al Emperador, y eso supondría exactamente el demorar mi viaje en lo más mínimo, de modo que me dirigí de inmediato y directamente, a la comandancia militar de la Base.




Al llegar hablé con la sección de personal, concretamente con el departamento de transportes militares, interesándome por el primer medio que saliese para el sistema Cero, lo que fuese, tanto de carga como de pasajeros. Un problema añadido para ir allí, es que ahora mismo como la guerra ese es un sistema cerrado, para acudir a la Capital Imperial se necesitaban una serie de permisos que yo no tenía en esos instantes, quien me atendió me solicitó mi documentación para la tramitación de los permisos, le extendí de inmediato mi acreditación como agente del SISI, única cosa que me identificase que en esos instantes llevaba encima, puesto que todo los demás documentos nos fueron retirados nada más ingresar en el campamento, y  por lo menos en mi caso, nadie se había tomado la molestia de volver a dármelos.
Lo que ocurrió a continuación me resulto surrealista del todo, el suboficial al que se la entregué, miró la acreditación de arriba abajo, por delante y por detrás con curiosidad, lo que no me extraño en lo más mínimo, puesto que éramos los primeros agentes del SISI, obviamente nadie había visto antes ninguna. Introdujo la acreditación en su terminal, vi como se disponía a iniciar los tramites cuando sus manos quedaron detenidas sobre el teclado, su cara se puso pálida como la de un muerto, se levantó de un salto, murmuro un discúlpeme con voz temblorosa y salió a la carrera en dirección al interior del departamento. Estaba absolutamente perpleja, más aún me quedé cuando le vi regresar acompañado de un Coronel que también parecía estar un poco pálido. El coronel miro un instante el terminal donde estaba mi acreditación, ahí ya se puso pálido del todo, extendió la mano, la retiro de la ranura y con el pulso tembloroso me la extendió, murmurando…
-      Perdone por los inconvenientes, enseguida pondremos una nave a su disposición…
Tan solo un par de horas después de esto, embarcaba en una lanzadera que me llevo directamente al Crucero de Batalla en el que ahora me encontraba. Por lo que había averiguado, el Crucero de Batalla “Vengador” se encontraba en tránsito rumbo al 4º Cuadrante cuando le habían cambiado sus órdenes repentinamente, le habían hecho detenerse para recibirme y trasladarme a máxima velocidad al sistema estelar Cero, concretamente a la Gran Base Estelar Cero desde donde me trasladaría a la Capital.
Creo que entenderéis mi perplejidad, había acudido para que me facilitasen un pasaje en alguna de las naves de enlace con la base estelar Cero, para luego desde allí solicitar autorización de traslado a la capital, y sin embargo, habían desviado de su servicio todo un Crucero de Batalla con el único objeto de trasladarme a mí, a mi destino. Para mayor sorpresa por mi parte, me despidió el propio Almirante al mando de la base estelar donde me encontraba, disculpándose personalmente por no haber podido poner nada más rápido a mi servicio con tan poco tiempo de margen de maniobra. Evidentemente le disculpe en cuanto fui capaz de articular palabra. A todo esto para que entendáis mi estado, podéis añadir que con lo mal que nos iba en la guerra y el creciente número de perdidas, toda nave capital debería de estar solicitadísima, y habían sacado una del circuito para que me llevase a mi…
El “Vengador” me dejo en una dársena de la Base Estelar Cero, también muy sorprendente me resulto encontrarme allí con una escolta de la propia Guardia Imperial que me traslado de forma inmediata a una lanzadera que partió de inmediato hacia la capital, aterrizando tras el vuelo directamente en el Astropuerto del propio Palacio Imperial. Tras pasar el control de seguridad donde tuve que dejar todas mis armas, lo que me pareció una especie de chambelán, secretario o algo así, me condujo directamente a un dormitorio para que según él, descansase y me asease para mi cita tan solo cuatro horas después. Cuando salió por la puerta, me quede en la habitación con cara de tonta, sin saber que hacer o que me esperaba, el porqué de esta repentina convocatoria, estaba bastante preocupada, la verdad, y creo que entenderéis el porqué.
Unas cuatro horas después recibí la comunicación de que en diez minutos irían a buscarme para mi “entrevista”, algo que me pareció debió de ser cronometrado, ya que hubiese podido jurar que justo diez minutos exactos después, tenía en mi puerta al chambelán con una escolta de ocho miembros de la Guardia Imperial. Solo unos pocos minutos después nos deteníamos ante una puerta, volviéndose hacia mí, el chambelán me dijo…
-      Cuando entre, siéntese en cualquiera de los sitios que hay libres sin preguntar nada, le están esperando, ¿desea beber algo especial?
-      ¡Eh!, no, no, nada –respondí un poco aturdida sin terminar de entender a que venía eso.
-      Bien –abrió la puerta y me empujó suavemente para que entrase-, adelante, y recuerde, siéntese en cuanto entre, no espere a que le digan nada –me susurró.
Entre como atontada por completo, empujada por el chambelán. Si al principio me extraño todo lo que hizo el chambelán, empezando por sus instrucciones y su forma de proceder, cuando entré y pude después razonar, entendí el motivo de hacerlo de ese modo. Nada más traspasar el umbral de la puerta, recorrí tres pasos y se abrió una segunda puerta de modo automático, entrando en algo… que no me hubiese podido imaginar ni en mis sueños más extraños y que me hizo quedarme parada unos segundos mirándolo todo con la boca abierta.
Entre en una sala no muy grande, sus paredes rodeadas de estanterías de madera, de fina madera tallada, y en ellas algo que fue lo que me dejó con la boca abierta, ¡¡¡libros!!!!, juraría que cientos de libros de papel, el único espacio que se apreciaba no cubierto por ellos era una especie de chimenea, evidentemente falsa, pero cuyas llamas holográficas daba una gran sensación de calidez a la sala, como una autómata me dirigí a sentarme en un sofá. Si eso dije, ¡¡¡un sofá!!!, uno de esos antiguos de los de verdad, hecho con madera de verdad, no uno de los modernos que los simulan.
Frente a mí, al otro lado de una mesa redonda, con una especie de manta sobre ella y cuya parte baja se encontraba sobre sus piernas, se encontraban dos hombres a los que reconocí de inmediato, su alteza, y el propio Emperador en persona. Rápidamente, mas aturdida aún, hice lo que ellos, coger el extremo de la manta y ponérmela por encima de las piernas, quedando estas cubiertas bajo la mesa, rápidamente una gran calidez pareció apoderarse de ellas. Discretamente y con todo el disimulo que pude, que creo que no fue mucho la verdad, mire lo que había bajo la mesa, encontrando me con una estructura circular en su centro, parecía algún tipo de calefacción, creo que era algo que en algunos planetas denominan, brasero o algo así, por lo que sabía daba calor con ascuas ardientes de madera, aunque obviamente allí lo que habría sería un sistema más eficiente para dar calor.
Su alteza se encontraba con un terminal portátil sobre su regazo, manipulándolo aparentemente concentrado en él, por otro lado, el Emperador permanecía con la cabeza recostada sobre su sofá, con los ojos cerrados y respirando de modo acompasado, como dormitando más que durmiendo. En cuanto salí de mi asombro me di cuenta en el acto de varios detalles que al principio se me habían pasado por alto, en primer lugar el Emperador estaba observándome, con los ojos entrecerrados, y su alteza por su parte, era muy consciente en todo momento de mi presencia allí por muy abstraído que pareciese, es más, en su caso me pareció más un depredador a punto de saltar sobre mí que alguien concentrado en un terminal de datos. Por fin el Emperador pareció reaccionar, abrió los ojos, enderezo la cabeza y se me quedó mirando fijamente.
-      Buenas tardes Capitana –saludo con voz grave el Emperador.
-      A sus órdenes Majestad –dije rápida haciendo intención de levantarme para ponerme firme.
-      Relájese y siga tranquilamente sentada, por favor –habló repentinamente su Alteza, haciendo que me quedase congelada en el gesto, justo a medio camino de levantarme.
-      Ahora mismo le traen algo de beber –continuo el Emperador-, ¡ah!, aquí esta… -en ese momento entró el Chambelán.
El Chambelán entró con varias bebidas de tipo infusión, tanto para mí como para ellos dos, concretamente la mía era Café, esa antigua bebida procedente de nuestra cuna, la Tierra, y para mi sorpresa, observe que también ellos tomaban la misma. Fue entonces cuando mirando lo que me rodeaba logre dar un nombre a esa extraña sala, Biblioteca, parecía salida de una de esas imágenes antiguas de un par de siglos o tres de antes del gran Holocausto que destruyó el planeta, o por lo menos casi toda traza de vida sobre él.
-      Es tal y como decías, creo que ira perfecta, tienes mi aprobación para ello… -el emperador dirigió a su Alteza una sonrisa irónica- aunque yo seré quien delimite sus funciones… si es que lo consigue, claro.
-      Ya, supongo que no podré… –respondió su Alteza
-      ¡¡¡No, no podrás!!! –respondió tajante el Emperador.
-      Lo suponía… -suspiró su Alteza poniendo gesto de resignación.
No entendía nada de nada, pero estaba claro que hablaban sobre mí, eso hasta un memo lo hubiese entendido, no creo que os cueste imaginar lo nerviosa que me encontraba, allí sentada, frente a los hombres más poderosos de la Confederación Imperial, a solas y ambos hablando de mí. Puede que os sorprenda, pero yo, alguien entrenada de forma sádica para ser poco menos que una asesina, era realmente quien se sentía en peligro allí, ante esos dos hombres, y toda esa sensación procedía de su Alteza, por algún motivo todos mis sentidos parecían ponerse alerta ante él, algo que no podía explicar me decía que era un hombre peligroso, pero por él mismo y no solo por su poder. Sorprendida vi como el emperador tomaba un par de sorbos de su bebida, y se volvía a recostar cerrando los ojos, desentendiéndose aparentemente de nosotros dos.
-      Tenga –dijo su alteza tendiéndome su propio terminal de datos.
-      Si señor –me incorpore y lo cogí de sus manos, poniéndolo ante mí para mirarlo.
En la pantalla del terminal vi los datos de un hombre, por lo que podía leer se trataba de un Almirante de dos Lunas, máximo responsable de los Grandes Astilleros Orbitales de TilKrat, en el segundo cuadrante militar del Imperio. Se trataba de un extenso informe, según pude apreciar, procedente de inteligencia, y desde luego, no ponía en muy buena situación que dijésemos al Almirante en cuestión, parecía haber tomado unas decisiones por su propia cuenta y riesgo, que según parecía habían debido de estropear algo, aunque no sabía bien el que. Su alteza me pidió mi opinión, y eso mismo fue exactamente lo que le dije.
-      Bien, veo que efectivamente su expediente procedente de su entrenamiento no miente, es usted inteligente y perspicaz. Si, efectivamente, gracias a ese estúpido, se ha arruinado una cuidadosa planificación. En esos astilleros se están construyendo unos navíos un tanto particulares denominados Unidades de Espacio Profundo o UEP. Necesitábamos esas U.E.P. que se estaban construyendo, ahora mismo únicamente el prototipo, la UEP Estrella Oscura, está en posición de ser usada tal y como estaba previsto, el resto… Bufff… -bufó su Alteza, más que evidentemente enfadado-, no sirven ni como Fragatas. Esa será su primera misión.
-      Perdón señor, ¿pero cuál?, no entiendo a qué… -me interrumpió levantando una mano.
-      Primero quiero que sea usted consciente de que no quiero en ningún ámbito del estamento militar determinadas lacras. Nuestro ejército en cualquiera de sus variantes es la espina dorsal de la supervivencia de la Confederación Imperial, estamos en la situación en la que estamos precisamente por esos… “problemas” a que me refiero. Ustedes tienen la obligación y el deber de erradicarlos de raíz.
-      No se preocupe señor, eso nos lo dejaron muy claro cuando nos graduamos, sabemos que es nuestra principal prioridad, le aseguro que mis compañeros y yo haremos todo lo que podamos por cumplir ese objetivo. ¿Cuál es mi misión en este caso, excelencia?
-      Debe usted de averiguar si el Almirante únicamente es incompetente, en caso de que no solo sea así, tendrá que tomar las medidas oportunas y solucionarlo. Le transmitiremos sus órdenes e informes a su terminal personal. No quiero escándalos que perjudiquen más al ejército ante el pueblo en caso de ser culpable de algo grave, ¿está claro?
-      Sí señor, actuare acorde con la misión genérica encomendada al SISI.
-      Jajajajajajajaja –el Emperador estalló en carcajadas al escuchar las siglas, también su Alteza sonrió irónico, creo que mi cara se puso roja, porque desde luego las siglas... bufffff.
-      Tranquila Capitana –dijo su Alteza-, no se preocupe, no tardaran mucho en dejar de ser conocidos como el SISI, y el apodo que más que probablemente tendrán, créame que no despertara ningún tipo de risas –esta vez la sonrisa de ambos hombres fue maliciosa en extremo, os garantizo que me estremecí al verlas.
-      Sí señor, con su permiso –dije con intención de retirarme, pero antes de que saliese por la puerta…
-      Capitana, usted y sus compañeros tienen una gran autoridad en sus manos, no queremos que abusen de ella, pero tampoco que les tiemble la mano con nadie si el caso es muy grave, sea quien sea y ocupe el puesto que ocupe, incluso si fuese algún ministro del gobierno, ¿está claro?... –dijo el Emperador.
-      Sí señor, muy claro –respondí, saliendo de aquella sala.
Solo diez horas después me encontraba a bordo de nuevo del Crucero de Batalla “Vengador” que según parecía continuaba a mis órdenes, esta vez nos pusimos en ruta hacia el Segundo Cuadrante Militar del Imperio. Mi primera intención fue presentarme de incognito, pero su Alteza me negó la ocasión al ordenar que el Crucero de Batalla Vengador me trasladase, pero sobre todo, al ordenarme actuar con mi cargo en el SISI, de modo abierto y directo. Estuve repasándome todo nuestro reglamento interno de arriba abajo para saber a qué atenerme con ese Almirante si descubría algo, también me entretuve mirando todas las leyes militares que se me ocurrieron. La verdad, estando en guerra como estábamos, la mayor parte de sentencias apropiadas para alguien con ese cargo y responsabilidades, era una, la pena de muerte, y según nuestro reglamento yo tenía la potestad de aplicársela directamente desde el mismo momento en que consiguiese las pruebas necesarias, además se me permitía hacerlo en la forma en que estimase más oportuna según delito y circunstancias, especificando que sin limitaciones de “humanidad”, y con la palabra claramente recalcada.
Me habían proporcionado una ingente cantidad de información clasificada, y por lo que vi, la diferencia entre lo que debería de ser una UEP, y lo que había quedado tras el paso del Almirante por la construcción de esas naves… El resultado era un auténtico desastre que aduras penas serviría para nada como fragata de guerra, puesto que no podrían llegar a desempeñar las labores propias de esas naves tal y como estaban construidas. Pero aun así y todo, pese al enorme recorte sufrido, su coste había sido superior al de un crucero pesado, llegando incluso a rozar el de un Crucero de Batalla como el Vengador. Os digo esto para que os hagáis una idea del desastre económico que todo esto suponía, más allá incluso del propio desastre militar.
Aun no conociendo en profundidad lo que una nave como parecía ser la “UEP Estrella Oscura” pudiese hacer, puesto que muchas de sus características aparecían como confidenciales y a un nivel de seguridad que yo no tenía, me resulto indudable que era una nave de operaciones especiales y no una nave exploradora de territorios desconocidos como parecía indicar sus datos “legales”. El coste de cada una de sus gemelas se había reducido en torno a un 51’34% de lo presupuestado, sin embargo, según los datos de inteligencia, por sus características finales y las pruebas realizadas en la primera unidad salida del astillero, la reducción debería de haber estado marcada en torno a 57%, más o menos. Estime el coste de estas naves, en más del doble, puede que incluso el triple que el de un poderoso Acorazado, que eran las unidades más caras y potentes de cualquier flota.
Si esto era así, si este desajuste en los porcentajes era real, alguien se había embolsado más de un 5% del presupuesto de cada una de esas naves, lo que suponía una cantidad de dinero monstruosamente grande. Durante todo el viaje estuve investigando, viendo manifiesto tras manifiesto de piezas solicitadas y enviadas, manifiestos de salida de piezas de almacenes, manifiestos de entradas de piezas. Tras muchas horas de investigación vi varias irregularidades en la supuesta entrega de piezas para diversos sistemas, se suponía que habían sido instalados unos concretos, que sin embargo, no habían salido de los almacenes en las cantidades en que deberían de haberlo hecho, todo ello en sistemas redundantes de protección, lo que disparaba aún más la reducción real del presupuesto de cada una de las naves, tal y como sospechaba, indicativo también, de que alguien se había embolsado mucho, muchísimo dinero, más de lo que ya de por si había sido evidente.
 Estaba a punto de desembarcar en uno de los mulles de amarre de la Base de los Grandes Astilleros, cuando me llegó una nueva información, esta vez procedente del fisco Imperial, según parecía, algunos familiares directos del Almirante habían visto engrosadas sus cuentas de forma muy sospechosa y realmente escandalosa. Además siempre coincidiendo con ciertas irregularidades contables en los Astilleros, estaba empezando a darme cuenta de la enormidad de trabajo que tendría que realizar en solitario. Recurrí a mi acreditación para solicitar información sobre el responsable de seguridad de la base y los Astilleros, llevándome una sorpresa un tanto… desagradable. Desde hacía seis meses, el responsable era el Coronel Shoten, un hombre que me había detenido en un par de ocasiones durante mis “problemas” anteriores con la ley, incluido el ultimo, por el que me persiguió como un *Krank de presa. No obstante, no me quedaba otra que solicitar su ayuda, porque con lo que había visto y me habían facilitado, tenía más que suficiente como para detener al Almirante, por lo que concerté una entrevista con él para nada más desembarcar.
Según desembarque y pase el control de seguridad hice intención de tomar la salida en dirección al despacho del Coronel Shoten, cuando le vi dirigirse hacia mí, con la misma cara seria y dura de siempre. Si algo tenia de bueno es que sabía por propia experiencia que ese hombre era tan recto como duro, yo podría gustarle o no, pero cumpliría con su deber y seguiría las ordenes le gustasen o no, siempre y cuanto no infringieran ninguna norma, ley o pusiesen en peligro la estación o los Astilleros. Al llegar a mí y antes de que me saludase, fui yo quien le hizo el saludo, pillándole un poco a contrapié por lo que vi, ya que no se lo esperaba, puesto que supuestamente yo, por mi cargo, aun siendo solo Capitán, al ser miembro del SISI, mi autoridad estaba muy por encima de la suya.
-      Coronel, estoy encantada de verle –dije con una sonrisa.
-      Señora, sígame por favor –dijo con el mismo tono en que siempre le había oído hablar.
Según entramos en su despacho, ocupo si sitio mientras con un gesto me indicaba que por favor, ocupase el asiento frente a su gran escritorio.
-      ¿En qué puedo ayudarle?
-      Quiero que sus hombres a detengan al Almirante Narrus, acusado de malversación de fondos y negligencia.
-      ¿Tiene pruebas de ello? –pregunto muy serio el coronel.
-      Desde mi terminal le mande una serie de datos que previamente había preparado, no todos los que sabía, pero si los suficientes como para que el Almirante al menos, si quedase en entredicho.
-      Supongo… -dijo levantando la vista y clavándola en mí- que esto no es de todo lo que dispone contra él, ¿me equivoco?
-      No, pero el resto usted… -me detuve al ver su gesto.
-      No se preocupe, si no me lo ha dicho es que no tengo porque saberlo, ya lo sé y con esto es más que suficiente como para ejecutarle ahora mismo, incluso sin necesidad real de juicio previo. –Me miró fijamente- Señora, me alegro de verdad de que por fin este usando sus dotes para hacer algo bueno para la Confederación, en lugar de estar siempre metiéndose en problemas.
-      Veo que me recuerda –dije sonriéndole.
-      Sí –me devolvió la sonrisa-, siempre me pareció una suboficial que valía la pena de tener en cuenta, solo tenía el problema de su desmedido orgullo. Si de verdad ha logrado controlarlo, como creo por lo poco que he observado, tendrá usted un gran futuro en lo que desee hacer con su vida, tanto en el ejército como fuera de él. Con su permiso, voy a poner en marcha a mis hombres, llevaran al Almirante al centro de detención de la Base enseguida.
-      De acuerdo, muchas gracias por su cooperación.
-      No me las de, son ordenes –dijo-, ahora si me disculpa, hare que alguien le acompañe… También me encargare de que le preparen una oficina… mientras este por aquí…
Seguridad interna de la Base y Astillero me acompaño al centro de detención, tan solo media hora después, seis soldados traían al Almirante con unos cepos magnéticos puestos en las manos y un bonito collar rodeándole el cuello. Parecía que se hubiese resistido, su uniforme presentaba ciertos rotos, y en su cara se apreciaban también un par de golpes, por la pinta parecían culatazos de los fusiles laser de los soldados de la policía militar. Había cosas que nunca cambiarían, si entrenamiento era específico para su función, y la mala leche de estos en cuanto algún prisionero se les insubordinaba, era algo legendario en el ejército, y daba igual de a que rama perteneciesen, todos parecían cortados del mismo patrón.
Cuando le sentaron en la mesa dentro del cuarto de interrogatorios, el personal encargado de ellos ya había puesto todos los sensores físicos de la sala en marcha para distinguir cuando mentía o no, aunque dado su rango, suponía que debía de haber sido acondicionado de algún modo para que de ser capturado por el enemigo, este no pudiese sacarle nada de nada… Su cara expresaba una furia desatada contra mí por haber dado la orden de detención, me miraba con odio…
-      Le juro que en cuanto salga de esta ordenare que sea fusilada y… -su cara giro de forma violenta de un lado a otro por mis guantazos, cuatro concretamente.
-      Cállese hasta que le pregunte –en cuando vi su altanería al entrar decidí cambiar el sistema habitual de interrogatorio.
Durante más de una hora estuve interrogándole sin piedad, y en cada ocasión, cada vez que me interrumpía o decía algo fuera de mis preguntas, mis manos salían disparadas cruzándole la cara con todas mis fuerzas en series sucesivas de guantazos. En ningún momento permití que nadie entrase para poder curarle o auxiliarle en sus daños, me di cuenta de que poco a poco le iba minando. No digo con esto que estuviese dispuesto a hablar, o que fuese a hacerlo, pero sus reacciones empezaban a mostrarse en los equipos de lecturas físicas para interrogación, le había alterado lo suficiente como para resquebrajar su escudo mental y permitirme obtener información.
Una de las peores noticias que tuve que afrontar por ese interrogatorio, es un nombre que salió a relucir y que le afecto sobremanera cuando lo pronuncie, lo malo es que lo hice por desviar el tema de mi verdadero interés, sin pensar en ningún momento en que conseguiría algo, pero el resultado que arrojaban los aparatos era claro, de algún modo, esa familia estaba vinculada al caso que tenía entre manos. Era todo un problema, la familia en cuestión eran los Duques de Lenkhistels, pertenecientes al más rancio abolengo de la Confederación Imperial, cuyo cabeza de familia, para mayor problema para mí, encima pertenecía al Senado Confederal…
Investigué discretamente en el despacho que me habían habilitado en la Base todo lo referente a esa familia, su residencia principal estaba situada justo en el planeta que se encontraba bajo nosotros. La zona donde esta se encontraba era un enorme área rural, y por lo que vi, por allí todo el mundo parecía estar a su servicio, lo que indicaba que me podría ir olvidando de recurrir a las autoridades civiles locales para la detención de varios de sus miembros. Me vería obligado a recurrir a las planetarias, y el hecho de que uno de los miembros a detener fuese precisamente el cabeza de familia, todo un Senador Confederal, era todo un dolor de cabeza y además de los más gordos que me podían haber caído encima.
Me gire en mi asiento pensando, cruzando los brazos bajo mi pecho, mirando por el gran ventanal hacia al espacio, rumiando como poder hacer las detenciones de un modo eficaz. Podía enviar a la Policía Militar, pero dada su nula autoridad legal allí, podría ser recibida con fuego graneado y luego los agresores salir impunes alegando desconocimiento… Algo por otra parte, mucho más que factible de que ocurriese conociendo como conocía ahora los negocios del Senador… Había llamado al Coronel y era consciente de que no le iba a hacer la menor gracia la orden que me iba a ver obligada a darle, la parte buena es que el SISI realmente no tenía ningún límite en su jurisdicción salvo que su Alteza o el Emperador se lo marcasen de modo especifico, y hasta el momento, al menos conmigo, no lo habían hecho.
Me volví a girar encarando de nuevo la mesa del flamante despacho que el Coronel Shoten me había “encontrado”, no pude evitar sonreír irónicamente, ya que ese despacho era precisamente el del director de la Base y los Astilleros, el del Almirante Narrus. Cuando sonó el avisador de la puerta, toque el conmutador que la abría, dando paso al coronel Shoten… Fue entonces cuando me fijé en las dos figuras en modo pasivo que hacían guardia delante de esa puerta, y no pude evitar sonreír malignamente al cruzarse una idea por mi cabeza, ante mis ojos se encontraban dos Robots de combate y custodia SKII que también conocía… y yo tenía precisamente el problema de que nos pudiesen recibir a disparo limpio…


CONTINUARA

*Krank: Especie de Felino del Planeta Valkirr, mide unos dos metros de alzada y aproximadamente cuatro o cinco de largo en su edad adulta. Es absolutamente letal, las Valkirr los domestican para la guerra y para capturar fugitivos, el resultado final cuando esto ocurre suele ser la muerte del susodicho.

7 comentarios:

  1. Muy buen desarrollo, aunque no sé si podrás rematar bien el asunto en un solo capítulo (aún tiene que conocer al almirante Stratos, ¿no?)

    Seguiremos aguardando impacientes los capítulos restantes (la impaciencia no se solucionaría aunque publicases dos capítulos al día, así que no me hagas caso)

    Saludos.

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  2. Como no se como poner mi nick, Jubilado, hago así mi comentario.
    He seguido con gran atención y enorme satisfacción todos los capítulos que has publicado en este Blog.
    Para variar los he encontrado magníficos, aunque ya me lo imaginaba de antemano.
    Este segundo libro me parece aún mejor que el primero. Digamos que la "metamorfosis" de la protagonista es increible. Al principio era casi un "paria" condenada por insubordinación, después de mucho trabajo y penalidades pasadas durante su entrenamiento, ahora es una mujer magnificamente preparada y con un gran poder de mando.
    Joer que bien se está poniendo la historia. Me parece que esos robots SKII van a ser como los jinetes khulgan del tito Val... je je.
    Un saludo y hasta pronto.

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    1. Debajo del cuadro en blanco para el comentario, veras una ventanita que pone "Responder como", solo tienes que pulsar en la pestaña y elegir "Nombre/URL" para que te deje poner "Jubilado" como nick para el comentario.

      Me alegra verte por aquí.

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  3. excelente gracias por el relato esperando el próximo
    saludos

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  4. Excelente historia. Espero con impaciencia la continuacion

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  5. hola si me gustan mucho tus series y me preguntaba si te podrias tomar media hora de tu tiempo y decirme que tal esto que estoy escribiendo http://misrelatosdetodotipo.blogspot.com/

    gracias

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  6. Muchas gracias por compartirlo

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