Confederación Imperial Galáctica
Libro - 2
La Guadaña
4
Fecha estelar –
5317
1º Cuadrante
Militar del Imperio
Crucero de
Batalla “Vengador”
Rumbo al Sistema
CIG 0000
Destino: Palacio
Imperial
Aún estaba
alucinando, y eso que ya llevaba dos días completos a bordo del Crucero de
Batalla “Vengador”, en ruta directa hacia el sistema estelar Cero, sistema
capital de la Confederación Imperial Galáctica. Había sido el último de los
nuevos agentes del SISI que la corbeta “Hades” trasladó, me dejo la última, directamente
en la Gran Base de la Flota de Sharthart, en el 1º Cuadrante Militar del
Imperio.
Nada más
desembarcar de la Hades, me hice a un lado y abrí mis órdenes en mi terminal portátil
de alta seguridad, mis instrucciones eran muy simples, una única frase,
lapidaria y muy directa:
“Preséntese de
inmediato ante el Emperador, Palacio Imperial, Sistema Estelar Cero”.
Podréis
imaginaros la cara que se me quedó, era una orden de las de cumplimiento
inmediato y por la cuenta que te traía. Nadie que estuviese en su sano juicio haría
esperar al Emperador, y eso supondría exactamente el demorar mi viaje en lo más
mínimo, de modo que me dirigí de inmediato y directamente, a la comandancia militar
de la Base.
Al llegar hablé
con la sección de personal, concretamente con el departamento de transportes
militares, interesándome por el primer medio que saliese para el sistema Cero,
lo que fuese, tanto de carga como de pasajeros. Un problema añadido para ir allí,
es que ahora mismo como la guerra ese es un sistema cerrado, para acudir a la
Capital Imperial se necesitaban una serie de permisos que yo no tenía en esos
instantes, quien me atendió me solicitó mi documentación para la tramitación de
los permisos, le extendí de inmediato mi acreditación como agente del SISI,
única cosa que me identificase que en esos instantes llevaba encima, puesto que
todo los demás documentos nos fueron retirados nada más ingresar en el
campamento, y por lo menos en mi caso,
nadie se había tomado la molestia de volver a dármelos.
Lo que ocurrió a
continuación me resulto surrealista del todo, el suboficial al que se la
entregué, miró la acreditación de arriba abajo, por delante y por detrás con
curiosidad, lo que no me extraño en lo más mínimo, puesto que éramos los
primeros agentes del SISI, obviamente nadie había visto antes ninguna.
Introdujo la acreditación en su terminal, vi como se disponía a iniciar los
tramites cuando sus manos quedaron detenidas sobre el teclado, su cara se puso
pálida como la de un muerto, se levantó de un salto, murmuro un discúlpeme con
voz temblorosa y salió a la carrera en dirección al interior del departamento.
Estaba absolutamente perpleja, más aún me quedé cuando le vi regresar
acompañado de un Coronel que también parecía estar un poco pálido. El coronel
miro un instante el terminal donde estaba mi acreditación, ahí ya se puso
pálido del todo, extendió la mano, la retiro de la ranura y con el pulso
tembloroso me la extendió, murmurando…
-
Perdone por los
inconvenientes, enseguida pondremos una nave a su disposición…
Tan solo un par
de horas después de esto, embarcaba en una lanzadera que me llevo directamente
al Crucero de Batalla en el que ahora me encontraba. Por lo que había
averiguado, el Crucero de Batalla “Vengador” se encontraba en tránsito rumbo al
4º Cuadrante cuando le habían cambiado sus órdenes repentinamente, le habían
hecho detenerse para recibirme y trasladarme a máxima velocidad al sistema
estelar Cero, concretamente a la Gran Base Estelar Cero desde donde me
trasladaría a la Capital.
Creo que
entenderéis mi perplejidad, había acudido para que me facilitasen un pasaje en
alguna de las naves de enlace con la base estelar Cero, para luego desde allí
solicitar autorización de traslado a la capital, y sin embargo, habían desviado
de su servicio todo un Crucero de Batalla con el único objeto de trasladarme a
mí, a mi destino. Para mayor sorpresa por mi parte, me despidió el propio
Almirante al mando de la base estelar donde me encontraba, disculpándose
personalmente por no haber podido poner nada más rápido a mi servicio con tan
poco tiempo de margen de maniobra. Evidentemente le disculpe en cuanto fui
capaz de articular palabra. A todo esto para que entendáis mi estado, podéis
añadir que con lo mal que nos iba en la guerra y el creciente número de
perdidas, toda nave capital debería de estar solicitadísima, y habían sacado
una del circuito para que me llevase a mi…
El “Vengador” me
dejo en una dársena de la Base Estelar Cero, también muy sorprendente me
resulto encontrarme allí con una escolta de la propia Guardia Imperial que me
traslado de forma inmediata a una lanzadera que partió de inmediato hacia la
capital, aterrizando tras el vuelo directamente en el Astropuerto del propio
Palacio Imperial. Tras pasar el control de seguridad donde tuve que dejar todas
mis armas, lo que me pareció una especie de chambelán, secretario o algo así,
me condujo directamente a un dormitorio para que según él, descansase y me
asease para mi cita tan solo cuatro horas después. Cuando salió por la puerta,
me quede en la habitación con cara de tonta, sin saber que hacer o que me
esperaba, el porqué de esta repentina convocatoria, estaba bastante preocupada,
la verdad, y creo que entenderéis el porqué.
Unas cuatro horas
después recibí la comunicación de que en diez minutos irían a buscarme para mi “entrevista”,
algo que me pareció debió de ser cronometrado, ya que hubiese podido jurar que
justo diez minutos exactos después, tenía en mi puerta al chambelán con una
escolta de ocho miembros de la Guardia Imperial. Solo unos pocos minutos
después nos deteníamos ante una puerta, volviéndose hacia mí, el chambelán me
dijo…
- Cuando entre, siéntese en cualquiera de los
sitios que hay libres sin preguntar nada, le están esperando, ¿desea beber algo
especial?
- ¡Eh!, no, no, nada –respondí un poco aturdida sin
terminar de entender a que venía eso.
- Bien –abrió la puerta y me empujó suavemente para
que entrase-, adelante, y recuerde, siéntese en cuanto entre, no espere a que
le digan nada –me susurró.
Entre como
atontada por completo, empujada por el chambelán. Si al principio me extraño
todo lo que hizo el chambelán, empezando por sus instrucciones y su forma de
proceder, cuando entré y pude después razonar, entendí el motivo de hacerlo de
ese modo. Nada más traspasar el umbral de la puerta, recorrí tres pasos y se
abrió una segunda puerta de modo automático, entrando en algo… que no me
hubiese podido imaginar ni en mis sueños más extraños y que me hizo quedarme
parada unos segundos mirándolo todo con la boca abierta.
Entre en una sala
no muy grande, sus paredes rodeadas de estanterías de madera, de fina madera
tallada, y en ellas algo que fue lo que me dejó con la boca abierta,
¡¡¡libros!!!!, juraría que cientos de libros de papel, el único espacio que se
apreciaba no cubierto por ellos era una especie de chimenea, evidentemente
falsa, pero cuyas llamas holográficas daba una gran sensación de calidez a la
sala, como una autómata me dirigí a sentarme en un sofá. Si eso dije, ¡¡¡un
sofá!!!, uno de esos antiguos de los de verdad, hecho con madera de verdad, no
uno de los modernos que los simulan.
Frente a mí, al
otro lado de una mesa redonda, con una especie de manta sobre ella y cuya parte
baja se encontraba sobre sus piernas, se encontraban dos hombres a los que
reconocí de inmediato, su alteza, y el propio Emperador en persona. Rápidamente,
mas aturdida aún, hice lo que ellos, coger el extremo de la manta y ponérmela
por encima de las piernas, quedando estas cubiertas bajo la mesa, rápidamente
una gran calidez pareció apoderarse de ellas. Discretamente y con todo el
disimulo que pude, que creo que no fue mucho la verdad, mire lo que había bajo
la mesa, encontrando me con una estructura circular en su centro, parecía algún
tipo de calefacción, creo que era algo que en algunos planetas denominan,
brasero o algo así, por lo que sabía daba calor con ascuas ardientes de madera,
aunque obviamente allí lo que habría sería un sistema más eficiente para dar
calor.
Su alteza se
encontraba con un terminal portátil sobre su regazo, manipulándolo
aparentemente concentrado en él, por otro lado, el Emperador permanecía con la
cabeza recostada sobre su sofá, con los ojos cerrados y respirando de modo
acompasado, como dormitando más que durmiendo. En cuanto salí de mi asombro me
di cuenta en el acto de varios detalles que al principio se me habían pasado
por alto, en primer lugar el Emperador estaba observándome, con los ojos
entrecerrados, y su alteza por su parte, era muy consciente en todo momento de
mi presencia allí por muy abstraído que pareciese, es más, en su caso me pareció
más un depredador a punto de saltar sobre mí que alguien concentrado en un
terminal de datos. Por fin el Emperador pareció reaccionar, abrió los ojos,
enderezo la cabeza y se me quedó mirando fijamente.
- Buenas tardes Capitana –saludo con voz grave el
Emperador.
- A sus órdenes Majestad –dije rápida haciendo
intención de levantarme para ponerme firme.
- Relájese y siga tranquilamente sentada, por favor
–habló repentinamente su Alteza, haciendo que me quedase congelada en el gesto,
justo a medio camino de levantarme.
- Ahora mismo le traen algo de beber –continuo el
Emperador-, ¡ah!, aquí esta… -en ese momento entró el Chambelán.
El Chambelán
entró con varias bebidas de tipo infusión, tanto para mí como para ellos dos,
concretamente la mía era Café, esa antigua bebida procedente de nuestra cuna,
la Tierra, y para mi sorpresa, observe que también ellos tomaban la misma. Fue
entonces cuando mirando lo que me rodeaba logre dar un nombre a esa extraña
sala, Biblioteca, parecía salida de una de esas imágenes antiguas de un par de
siglos o tres de antes del gran Holocausto que destruyó el planeta, o por lo
menos casi toda traza de vida sobre él.
- Es tal y como decías, creo que ira perfecta,
tienes mi aprobación para ello… -el emperador dirigió a su Alteza una sonrisa irónica-
aunque yo seré quien delimite sus funciones… si es que lo consigue, claro.
- Ya, supongo que no podré… –respondió su Alteza
- ¡¡¡No, no podrás!!! –respondió tajante el
Emperador.
- Lo suponía… -suspiró su Alteza poniendo gesto de
resignación.
No entendía nada
de nada, pero estaba claro que hablaban sobre mí, eso hasta un memo lo hubiese
entendido, no creo que os cueste imaginar lo nerviosa que me encontraba, allí
sentada, frente a los hombres más poderosos de la Confederación Imperial, a
solas y ambos hablando de mí. Puede que os sorprenda, pero yo, alguien
entrenada de forma sádica para ser poco menos que una asesina, era realmente
quien se sentía en peligro allí, ante esos dos hombres, y toda esa sensación
procedía de su Alteza, por algún motivo todos mis sentidos parecían ponerse
alerta ante él, algo que no podía explicar me decía que era un hombre
peligroso, pero por él mismo y no solo por su poder. Sorprendida vi como el
emperador tomaba un par de sorbos de su bebida, y se volvía a recostar cerrando
los ojos, desentendiéndose aparentemente de nosotros dos.
- Tenga –dijo su alteza tendiéndome su propio
terminal de datos.
- Si señor –me incorpore y lo cogí de sus manos,
poniéndolo ante mí para mirarlo.
En la pantalla
del terminal vi los datos de un hombre, por lo que podía leer se trataba de un
Almirante de dos Lunas, máximo responsable de los Grandes Astilleros Orbitales
de TilKrat, en el segundo cuadrante militar del Imperio. Se trataba de un
extenso informe, según pude apreciar, procedente de inteligencia, y desde
luego, no ponía en muy buena situación que dijésemos al Almirante en cuestión, parecía
haber tomado unas decisiones por su propia cuenta y riesgo, que según parecía
habían debido de estropear algo, aunque no sabía bien el que. Su alteza me
pidió mi opinión, y eso mismo fue exactamente lo que le dije.
- Bien, veo que efectivamente su expediente
procedente de su entrenamiento no miente, es usted inteligente y perspicaz. Si,
efectivamente, gracias a ese estúpido, se ha arruinado una cuidadosa
planificación. En esos astilleros se están construyendo unos navíos un tanto
particulares denominados Unidades de Espacio Profundo o UEP. Necesitábamos esas
U.E.P. que se estaban construyendo, ahora mismo únicamente el prototipo, la UEP
Estrella Oscura, está en posición de ser usada tal y como estaba previsto, el
resto… Bufff… -bufó su Alteza, más que evidentemente enfadado-, no sirven ni como
Fragatas. Esa será su primera misión.
- Perdón señor, ¿pero cuál?, no entiendo a qué… -me
interrumpió levantando una mano.
- Primero quiero que sea usted consciente de que no
quiero en ningún ámbito del estamento militar determinadas lacras. Nuestro
ejército en cualquiera de sus variantes es la espina dorsal de la supervivencia
de la Confederación Imperial, estamos en la situación en la que estamos
precisamente por esos… “problemas” a que me refiero. Ustedes tienen la
obligación y el deber de erradicarlos de raíz.
- No se preocupe señor, eso nos lo dejaron muy
claro cuando nos graduamos, sabemos que es nuestra principal prioridad, le
aseguro que mis compañeros y yo haremos todo lo que podamos por cumplir ese
objetivo. ¿Cuál es mi misión en este caso, excelencia?
- Debe usted de averiguar si el Almirante
únicamente es incompetente, en caso de que no solo sea así, tendrá que tomar
las medidas oportunas y solucionarlo. Le transmitiremos sus órdenes e informes
a su terminal personal. No quiero escándalos que perjudiquen más al ejército
ante el pueblo en caso de ser culpable de algo grave, ¿está claro?
- Sí señor, actuare acorde con la misión genérica
encomendada al SISI.
- Jajajajajajajaja –el Emperador estalló en
carcajadas al escuchar las siglas, también su Alteza sonrió irónico, creo que
mi cara se puso roja, porque desde luego las siglas... bufffff.
- Tranquila Capitana –dijo su Alteza-, no se
preocupe, no tardaran mucho en dejar de ser conocidos como el SISI, y el apodo
que más que probablemente tendrán, créame que no despertara ningún tipo de
risas –esta vez la sonrisa de ambos hombres fue maliciosa en extremo, os
garantizo que me estremecí al verlas.
- Sí señor, con su permiso –dije con intención de
retirarme, pero antes de que saliese por la puerta…
- Capitana, usted y sus compañeros tienen una gran
autoridad en sus manos, no queremos que abusen de ella, pero tampoco que les
tiemble la mano con nadie si el caso es muy grave, sea quien sea y ocupe el
puesto que ocupe, incluso si fuese algún ministro del gobierno, ¿está claro?...
–dijo el Emperador.
- Sí señor, muy claro –respondí, saliendo de
aquella sala.
Solo diez horas después
me encontraba a bordo de nuevo del Crucero de Batalla “Vengador” que según
parecía continuaba a mis órdenes, esta vez nos pusimos en ruta hacia el Segundo
Cuadrante Militar del Imperio. Mi primera intención fue presentarme de
incognito, pero su Alteza me negó la ocasión al ordenar que el Crucero de
Batalla Vengador me trasladase, pero sobre todo, al ordenarme actuar con mi
cargo en el SISI, de modo abierto y directo. Estuve repasándome todo nuestro
reglamento interno de arriba abajo para saber a qué atenerme con ese Almirante
si descubría algo, también me entretuve mirando todas las leyes militares que
se me ocurrieron. La verdad, estando en guerra como estábamos, la mayor parte
de sentencias apropiadas para alguien con ese cargo y responsabilidades, era
una, la pena de muerte, y según nuestro reglamento yo tenía la potestad de
aplicársela directamente desde el mismo momento en que consiguiese las pruebas
necesarias, además se me permitía hacerlo en la forma en que estimase más
oportuna según delito y circunstancias, especificando que sin limitaciones de
“humanidad”, y con la palabra claramente recalcada.
Me habían
proporcionado una ingente cantidad de información clasificada, y por lo que vi,
la diferencia entre lo que debería de ser una UEP, y lo que había quedado tras
el paso del Almirante por la construcción de esas naves… El resultado era un auténtico
desastre que aduras penas serviría para nada como fragata de guerra, puesto que
no podrían llegar a desempeñar las labores propias de esas naves tal y como
estaban construidas. Pero aun así y todo, pese al enorme recorte sufrido, su
coste había sido superior al de un crucero pesado, llegando incluso a rozar el
de un Crucero de Batalla como el Vengador. Os digo esto para que os hagáis una
idea del desastre económico que todo esto suponía, más allá incluso del propio
desastre militar.
Aun no conociendo
en profundidad lo que una nave como parecía ser la “UEP Estrella Oscura”
pudiese hacer, puesto que muchas de sus características aparecían como
confidenciales y a un nivel de seguridad que yo no tenía, me resulto indudable
que era una nave de operaciones especiales y no una nave exploradora de
territorios desconocidos como parecía indicar sus datos “legales”. El coste de
cada una de sus gemelas se había reducido en torno a un 51’34% de lo
presupuestado, sin embargo, según los datos de inteligencia, por sus
características finales y las pruebas realizadas en la primera unidad salida
del astillero, la reducción debería de haber estado marcada en torno a 57%, más
o menos. Estime el coste de estas naves, en más del doble, puede que incluso el
triple que el de un poderoso Acorazado, que eran las unidades más caras y
potentes de cualquier flota.
Si esto era así, si
este desajuste en los porcentajes era real, alguien se había embolsado más de
un 5% del presupuesto de cada una de esas naves, lo que suponía una cantidad de
dinero monstruosamente grande. Durante todo el viaje estuve investigando,
viendo manifiesto tras manifiesto de piezas solicitadas y enviadas, manifiestos
de salida de piezas de almacenes, manifiestos de entradas de piezas. Tras
muchas horas de investigación vi varias irregularidades en la supuesta entrega
de piezas para diversos sistemas, se suponía que habían sido instalados unos
concretos, que sin embargo, no habían salido de los almacenes en las cantidades
en que deberían de haberlo hecho, todo ello en sistemas redundantes de
protección, lo que disparaba aún más la reducción real del presupuesto de cada
una de las naves, tal y como sospechaba, indicativo también, de que alguien se
había embolsado mucho, muchísimo dinero, más de lo que ya de por si había sido
evidente.
Estaba a punto de desembarcar en uno de los
mulles de amarre de la Base de los Grandes Astilleros, cuando me llegó una
nueva información, esta vez procedente del fisco Imperial, según parecía,
algunos familiares directos del Almirante habían visto engrosadas sus cuentas
de forma muy sospechosa y realmente escandalosa. Además siempre coincidiendo
con ciertas irregularidades contables en los Astilleros, estaba empezando a
darme cuenta de la enormidad de trabajo que tendría que realizar en solitario. Recurrí
a mi acreditación para solicitar información sobre el responsable de seguridad
de la base y los Astilleros, llevándome una sorpresa un tanto… desagradable.
Desde hacía seis meses, el responsable era el Coronel Shoten, un hombre que me había
detenido en un par de ocasiones durante mis “problemas” anteriores con la ley,
incluido el ultimo, por el que me persiguió como un *Krank de presa. No
obstante, no me quedaba otra que solicitar su ayuda, porque con lo que había
visto y me habían facilitado, tenía más que suficiente como para detener al
Almirante, por lo que concerté una entrevista con él para nada más desembarcar.
Según desembarque
y pase el control de seguridad hice intención de tomar la salida en dirección
al despacho del Coronel Shoten, cuando le vi
dirigirse hacia mí, con la misma cara seria y dura de siempre. Si algo tenia de
bueno es que sabía por propia experiencia que ese hombre era tan recto como
duro, yo podría gustarle o no, pero cumpliría con su deber y seguiría las
ordenes le gustasen o no, siempre y cuanto no infringieran ninguna norma, ley o
pusiesen en peligro la estación o los Astilleros. Al llegar a mí y antes de que
me saludase, fui yo quien le hizo el saludo, pillándole un poco a contrapié por
lo que vi, ya que no se lo esperaba, puesto que supuestamente yo, por mi cargo,
aun siendo solo Capitán, al ser miembro del SISI, mi autoridad estaba muy por
encima de la suya.
- Coronel, estoy encantada de verle –dije con una
sonrisa.
- Señora, sígame por favor –dijo con el mismo tono
en que siempre le había oído hablar.
Según entramos en
su despacho, ocupo si sitio mientras con un gesto me indicaba que por favor,
ocupase el asiento frente a su gran escritorio.
- ¿En qué puedo ayudarle?
- Quiero que sus hombres a detengan al Almirante
Narrus, acusado de malversación de fondos y negligencia.
- ¿Tiene pruebas de ello? –pregunto muy serio el
coronel.
- Desde mi terminal le mande una serie de datos que
previamente había preparado, no todos los que sabía, pero si los suficientes
como para que el Almirante al menos, si quedase en entredicho.
- Supongo… -dijo levantando la vista y clavándola
en mí- que esto no es de todo lo que dispone contra él, ¿me equivoco?
- No, pero el resto usted… -me detuve al ver su
gesto.
- No se preocupe, si no me lo ha dicho es que no
tengo porque saberlo, ya lo sé y con esto es más que suficiente como para
ejecutarle ahora mismo, incluso sin necesidad real de juicio previo. –Me miró
fijamente- Señora, me alegro de verdad de que por fin este usando sus dotes
para hacer algo bueno para la Confederación, en lugar de estar siempre
metiéndose en problemas.
- Veo que me recuerda –dije sonriéndole.
- Sí –me devolvió la sonrisa-, siempre me pareció
una suboficial que valía la pena de tener en cuenta, solo tenía el problema de
su desmedido orgullo. Si de verdad ha logrado controlarlo, como creo por lo
poco que he observado, tendrá usted un gran futuro en lo que desee hacer con su
vida, tanto en el ejército como fuera de él. Con su permiso, voy a poner en
marcha a mis hombres, llevaran al Almirante al centro de detención de la Base
enseguida.
- De acuerdo, muchas gracias por su cooperación.
- No me las de, son ordenes –dijo-, ahora si me
disculpa, hare que alguien le acompañe… También me encargare de que le preparen
una oficina… mientras este por aquí…
Seguridad interna
de la Base y Astillero me acompaño al centro de detención, tan solo media hora
después, seis soldados traían al Almirante con unos cepos magnéticos puestos en
las manos y un bonito collar rodeándole el cuello. Parecía que se hubiese
resistido, su uniforme presentaba ciertos rotos, y en su cara se apreciaban
también un par de golpes, por la pinta parecían culatazos de los fusiles laser
de los soldados de la policía militar. Había cosas que nunca cambiarían, si
entrenamiento era específico para su función, y la mala leche de estos en
cuanto algún prisionero se les insubordinaba, era algo legendario en el
ejército, y daba igual de a que rama perteneciesen, todos parecían cortados del
mismo patrón.
Cuando le
sentaron en la mesa dentro del cuarto de interrogatorios, el personal encargado
de ellos ya había puesto todos los sensores físicos de la sala en marcha para
distinguir cuando mentía o no, aunque dado su rango, suponía que debía de haber
sido acondicionado de algún modo para que de ser capturado por el enemigo, este
no pudiese sacarle nada de nada… Su cara expresaba una furia desatada contra mí
por haber dado la orden de detención, me miraba con odio…
- Le juro que en cuanto salga de esta ordenare que
sea fusilada y… -su cara giro de forma violenta de un lado a otro por mis
guantazos, cuatro concretamente.
- Cállese hasta que le pregunte –en cuando vi su
altanería al entrar decidí cambiar el sistema habitual de interrogatorio.
Durante más de
una hora estuve interrogándole sin piedad, y en cada ocasión, cada vez que me
interrumpía o decía algo fuera de mis preguntas, mis manos salían disparadas
cruzándole la cara con todas mis fuerzas en series sucesivas de guantazos. En
ningún momento permití que nadie entrase para poder curarle o auxiliarle en sus
daños, me di cuenta de que poco a poco le iba minando. No digo con esto que
estuviese dispuesto a hablar, o que fuese a hacerlo, pero sus reacciones
empezaban a mostrarse en los equipos de lecturas físicas para interrogación, le
había alterado lo suficiente como para resquebrajar su escudo mental y
permitirme obtener información.
Una de las peores
noticias que tuve que afrontar por ese interrogatorio, es un nombre que salió a
relucir y que le afecto sobremanera cuando lo pronuncie, lo malo es que lo hice
por desviar el tema de mi verdadero interés, sin pensar en ningún momento en que
conseguiría algo, pero el resultado que arrojaban los aparatos era claro, de
algún modo, esa familia estaba vinculada al caso que tenía entre manos. Era
todo un problema, la familia en cuestión eran los Duques de Lenkhistels,
pertenecientes al más rancio abolengo de la Confederación Imperial, cuyo cabeza
de familia, para mayor problema para mí, encima pertenecía al Senado
Confederal…
Investigué
discretamente en el despacho que me habían habilitado en la Base todo lo
referente a esa familia, su residencia principal estaba situada justo en el
planeta que se encontraba bajo nosotros. La zona donde esta se encontraba era
un enorme área rural, y por lo que vi, por allí todo el mundo parecía estar a
su servicio, lo que indicaba que me podría ir olvidando de recurrir a las
autoridades civiles locales para la detención de varios de sus miembros. Me
vería obligado a recurrir a las planetarias, y el hecho de que uno de los
miembros a detener fuese precisamente el cabeza de familia, todo un Senador
Confederal, era todo un dolor de cabeza y además de los más gordos que me
podían haber caído encima.
Me gire en mi
asiento pensando, cruzando los brazos bajo mi pecho, mirando por el gran
ventanal hacia al espacio, rumiando como poder hacer las detenciones de un modo
eficaz. Podía enviar a la Policía Militar, pero dada su nula autoridad legal allí,
podría ser recibida con fuego graneado y luego los agresores salir impunes
alegando desconocimiento… Algo por otra parte, mucho más que factible de que
ocurriese conociendo como conocía ahora los negocios del Senador… Había llamado
al Coronel y era consciente de que no le iba a hacer la menor gracia la orden
que me iba a ver obligada a darle, la parte buena es que el SISI realmente no
tenía ningún límite en su jurisdicción salvo que su Alteza o el Emperador se lo
marcasen de modo especifico, y hasta el momento, al menos conmigo, no lo habían
hecho.
Me volví a girar
encarando de nuevo la mesa del flamante despacho que el Coronel Shoten me había
“encontrado”, no pude evitar sonreír irónicamente, ya que ese despacho era
precisamente el del director de la Base y los Astilleros, el del Almirante
Narrus. Cuando sonó el avisador de la puerta, toque el conmutador que la abría,
dando paso al coronel Shoten… Fue entonces cuando me fijé en las dos figuras en
modo pasivo que hacían guardia delante de esa puerta, y no pude evitar sonreír
malignamente al cruzarse una idea por mi cabeza, ante mis ojos se encontraban
dos Robots de combate y custodia SKII que también conocía… y
yo tenía precisamente el problema de que nos pudiesen recibir a disparo limpio…
CONTINUARA
*Krank: Especie de Felino del Planeta
Valkirr, mide unos dos metros de alzada y aproximadamente cuatro o cinco de
largo en su edad adulta. Es absolutamente letal, las Valkirr los domestican
para la guerra y para capturar fugitivos, el resultado final cuando esto ocurre
suele ser la muerte del susodicho.
Muy buen desarrollo, aunque no sé si podrás rematar bien el asunto en un solo capítulo (aún tiene que conocer al almirante Stratos, ¿no?)
ResponderEliminarSeguiremos aguardando impacientes los capítulos restantes (la impaciencia no se solucionaría aunque publicases dos capítulos al día, así que no me hagas caso)
Saludos.
Como no se como poner mi nick, Jubilado, hago así mi comentario.
ResponderEliminarHe seguido con gran atención y enorme satisfacción todos los capítulos que has publicado en este Blog.
Para variar los he encontrado magníficos, aunque ya me lo imaginaba de antemano.
Este segundo libro me parece aún mejor que el primero. Digamos que la "metamorfosis" de la protagonista es increible. Al principio era casi un "paria" condenada por insubordinación, después de mucho trabajo y penalidades pasadas durante su entrenamiento, ahora es una mujer magnificamente preparada y con un gran poder de mando.
Joer que bien se está poniendo la historia. Me parece que esos robots SKII van a ser como los jinetes khulgan del tito Val... je je.
Un saludo y hasta pronto.
Debajo del cuadro en blanco para el comentario, veras una ventanita que pone "Responder como", solo tienes que pulsar en la pestaña y elegir "Nombre/URL" para que te deje poner "Jubilado" como nick para el comentario.
EliminarMe alegra verte por aquí.
excelente gracias por el relato esperando el próximo
ResponderEliminarsaludos
Excelente historia. Espero con impaciencia la continuacion
ResponderEliminarhola si me gustan mucho tus series y me preguntaba si te podrias tomar media hora de tu tiempo y decirme que tal esto que estoy escribiendo http://misrelatosdetodotipo.blogspot.com/
ResponderEliminargracias
Muchas gracias por compartirlo
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