viernes, 19 de abril de 2013



     
Confederación Imperial Galáctica

Libro - 2

La Guadaña


2






Fecha estelar - 5315
Sistema Desconocido
Planeta Desconocido
Emplazamiento Secreto
Centro de Instrucción para miembros del SISI

Por fin llego el primer día de "clases", y fue auténticamente soporífero del todo. Empezamos corriendo varios kilómetros, continuamos con ejercicio, seguimos con natación, y terminamos corriendo de nuevo. Todos y cada uno de los presentes estábamos en perfecta forma física como quedó demostrado ese primer día, y por lo que pude observar de los miembros de otros barracones con que nos encontramos, no éramos los únicos, todos parecían estar también en plena forma. Durante la primera semana todo lo que hicimos se podría resumir en una sola palabra, "correr".
La segunda y terceras fueron más de lo mismo, hasta el punto de que la gente empezaba a estar descontenta con todo aquello, y las primeras voces se empezaban a escuchar. Al inicio de la cuarta semana, cambio toda la situación, se nos entregaron terminales portátiles con capacidad de proyección tridimensional, y nos facilitaron un tríptico con una serie de horarios de estudios, sin que por ello el esfuerzo físico amainara en absoluto, de hecho si bien disminuyo en tiempo, aumento de forma considerable en intensidad y dureza. A partir de la primera semana al nuevo ritmo, no quedó nadie con fuerzas suficientes como para levantar la voz y emitir la más leve queja, en caso de que alguno nos hubiésemos atrevido, claro.


Estuvimos estudiando todo tipo de legislación imperial, después del segundo mes con ello hubiésemos sido completamente capaces de enfrentarnos a un abogado en un juicio de habernos puesto en esa tesitura. Nadie, en ningún barracón, entendíamos que narices se suponía que estábamos haciendo, creíamos que seriamos los nuevos integrantes de un cuerpo especial, pero aquello que estábamos haciendo, en nuestra opinión no servía para nada. Por fortuna o por desgracia, no sabría decir bien que, todo esto cambio en el tercer mes, todos los alumnos, con independencia del número de barracón fuimos llamados a una reunión, mil personas en una gran explanada, todos y cada uno de nosotros con un microauricular para poder escuchar al "Coronel" en lo que nos tuviese que decir, y desde luego, no tuvo el menor desperdicio.
Nos informó con voz suave, de que todo lo que habíamos estado haciendo y aprendiendo durante estos tres meses, podíamos olvidarlo porque no servía para nada, excepto para confundirnos, enfadarnos, hastiarnos y que nos fuésemos olvidando poco a poco de cualquier idea preconcebida que tuviésemos de acuerdo a nuestras experiencias individuales, en resumen, nos habían sometido a un proceso de lavado de cerebro y embrutecimiento acelerado... hasta cierto punto nada más por lo que nos contó. Según él, desde ese mismo instante empezaba nuestro entrenamiento en serio, y añadió que no todos los presentes lo lograrían terminar con éxito, tras su discurso hizo que todos nosotros fuésemos conducidos a un lugar muy concreto fuera de los límites de la base.
No os quiero decir el efecto que ese sitio tuvo sobre todos nosotros, se trataba de un lugar acotado dentro de la jungla, debidamente protegido y aislado de cualquier tipo de animal que quisiese entrar allí, pero lo que más nos impresiono, fue lo que ese sitio era, un enorme cementerio. Estaba muy ornamentado, en la sección que nos estaban enseñando se veían un total de veinticinco pequeñas edificaciones tumularias, no hacía falta ser muy listo para saber que se trataba de panteones mortuorios, y que cada uno de ellos pertenecía a uno de los barracones de los alumnos. El responsable, profesor, o cómo demonios se quisiese llamar, nos dejó claro que todo ese espacio se iría llenando poco a poco, y que sus primero inquilinos saldrían de nuestra promoción. Después de esto, nos instó a que dejásemos a un lado nuestra forma anterior de pensar y nos abriésemos a los conocimientos que nos serian impartidos, o alguno terminaría en aquel lugar antes de lo que ninguno de nosotros pudiésemos creer, tras decir esto volvió a abrir la marcha para regresar a la base.
Desde el primer día vimos que efectivamente todo el programa había cambiado de forma drástica. Las clases legales fueron sustituidas por clases de táctica, estrategia, investigación, dispositivos de alta tecnología, ingeniería, idiomas y un largo etc de nuevas asignaturas a cual más compleja o complicada. La parte física también sufrió un cambio sustancial, pasamos de correr, a entrenar en tácticas de combate cuerpo a cuerpo, tácticas de combate con armas de proyectiles, laser, repulsaras y manejo de todo lo imaginable que sirviese para matar. El combate cuerpo a cuerpo fue lo más duro al empezar, se trataba de un arte llamado Pikhup-thall, y desde luego era un arte extremadamente duro y agresivo, con él se aprendía a matar en toda la extensión de la palabra, únicamente eso, a matar.
Como Guerrera Valkirr cometí el más grave de los pecados que una Valkirr puede cometer, el de la complacencia y la autosuficiencia. El maestro de Pikhup-thall, un hombre llamado TaoTki, me eligió como contrincante, era un humanoide que daba risa, sobre un metro cincuenta frente a mi metro ochenta y cinco, cuando estuvimos frente a frente le mire por encima del hombro menospreciándole gravemente, además haciéndolo de modo que todos los presentes pudiesen notarlo, el único que no parecía enterarse de ello, era precisamente nuestro maestro. La situación en que me coloco fue para mí de lo más instructiva, y creo que para todos los demás también.
-      Bueno, vean todos ustedes a mi contrincante, una guerrera Valkirr, como verán es tal y como siempre soñamos que son estas mujeres, dos metros de altura, rubia, fríos ojos azules y formidables senos que nos podrían cachondos a todos... jejejejejejeje -dijo mirándome sarcástico.
-      Soy una Guerrera Valkirr -masqué apretando los dientes ante el insulto-, pese a mi aspecto soy una Guerrera, ser inmundo -ataque nada más terminar de hablar.
El combate duro poco, solo segundos, lo primero que el profesor dijo nada más empezar fue que no subestimáramos a nadie, justo lo que yo estaba haciendo con él, así que en solo segundos me dio una durísima lección que sufrí en carne propia. En ese tiempo y pese a que yo "sabia" pelear, me rompió una pierna, me disloco un hombro, y cuatro costillas también sufrieron por sus caricias. Quede tendida sobre el suelo de gimnasio apretando los dientes con fuerza para evitar que ningún sonido de dolor partiese de mí, mientras el profesor se dirigía al resto de la clase...
-      Selena -dijo señalándome con un dedo-, es una Guerrero Valkirr, su bisabuela procedía de otro mundo, ella heredo sus rasgos y no los de su madre, que como cualquier otra Valkirr era Rubia, de ojos azules y más de dos metros de estatura. No obstante, sí que ha heredado de las Valkirr sus peores características, orgullo, orgullo, orgullo y más orgullo, pues bien, esta es su primera lección -dijo mirándome fijamente-, o se olvida de su orgullo o morirá.
Después de eso llamó y vinieron de la enfermería a por mí, para asombro de todo el mundo, la primera yo, hizo que toda la clase siguiese a la camilla repulsora donde era retirada del gimnasio para tratamiento. No sabía a qué podía venir esto de llevarles a todos tras de mí, pero no tardé mucho en averiguarlo. Para cualquier asunto de huesos, incluido para cualquier problemas tras colocar un dislocamiento, existía una maquina casi milagrosa que regeneraba el tejido óseo o cartilaginoso en poco tiempo, eso sí, era terriblemente doloroso, por lo que el paciente siempre se sometía a la maquina en un fuerte estado de sedación, aunque no necesariamente inconsciente.
En mi caso me metieron en la maquina tras inyectarme algo en el hombro que supuse que serían los fuertes sedantes. Como cualquiera desde tiempos inmemoriales no dude en hacer la estúpida pregunta de turno...
-      Eso eran los sedantes, ¿verdad? -pregunté al medido que me los pasó.
-      No, eso solo era un inhibidor para evitar que pierdas la consciencia por el dolor cuando empiece el tratamiento -respondió el profesor para asombro de todo el mundo.
-      Pero... -me interrumpieron al empezar el tratamiento-, ¡¡¡¡¡¡AHHHHHHHHH!!!!! -no puede evitar gritar presa del dolor.
-      Todo alumno que sufra una herida será tratado sin medios calmantes o anestésicos, dependiendo del grado de culpabilidad en ella, incluso en tiempo post-tratamiento también permanecerá sin ellos. De este modo aprenderán ustedes que un error, una distracción, una estupidez, cualquier cosa que les lleve a sufrir un daño, tendrá consecuencias muy desagradables.
Me hubiese gustado poder rebatirle, pero en esos instantes estaba con todo el cuerpo en tensión debido al dolor. Yo tensaba todos mis músculos, mi cuerpo se estremecía, lo que hacía que el tratamiento, por los continuos espasmos que sufría, fuese aún mucho más doloroso. Tras el tratamiento de media hora, el cual por causa de mis continuos movimientos se dilato durante una hora más, fui conducida a mi cámara en el barracón, donde me dejaron para que me recuperara, y como dijo el profesor a los demás en su explicación, sin calmantes de ningún tipo puesto que todo lo sucedido había venido por mi estupidez, todo por mi culpa y negligencia. Resultado dos días en cama entre terribles dolores, mientras todo en mi organismo volvía a su estado normal.
Cuando me reincorpore a las clases de lucha, a la semana el profesor intentó volver a sacarme de mis casillas, y desde luego, esta vez no lo consiguió. Me insultó de formas mucho peores que la primera vez, pero no piqué, no entre en su juego, ni perdí los nervios ni un solo instante. ¿Perdí mi combate?, si, desde luego que sí, pero fue por la diferencia de conocimientos, no por culpa de ninguna imprudencia mía. Al finalizar recibí un saludo de respeto por su parte con una semíinclinación de su torso, justo en el instante que yo iba a imitarlo lanzó su ataque, por fortuna tras la paliza del primer día no me fiaba ya ni de mi sombra, por lo que pude escapar de él, ¡¡ojo!!, escapar, que no pude hacer otra cosa, mi intento de contraataque instintivo a punto estuvo de salirme caro, nuevamente me escape de él por los pelos.
Durante tres meses los entrenamientos con el profesor TaoTki fueron absolutamente brutales, la presión a la que nos sometía era bestial por completo, trabajábamos con el todos los días, además de tener que asistir a un montón de clases, incluida una aburridísima de fauna local que, todos pensábamos del mismo modo, no servía absolutamente para nada, excepto para crearnos problemas y aumentar mucho más aun nuestra carga de trabajo. Resultaba brutal del todo por lo que estábamos pasando, y para terminar de rematarlo las noticias sobre la guerra que la Confederación Imperial estaba librando no eran nada halagüeñas, por lo que nos comunicaban, quedaba claro que estábamos perdiendo, y por lo que parecía, de mala manera. La última noticia que nos había llegado informaba de una nueva emboscada sufrida por la Flota, con la perdida de cinco Acorazados más tres Cruceros de Batalla, junto con un número indeterminado de Cruceros Pesados, Cruceros Ligeros y otras naves menores. La pérdida total de ocho naves capital en un solo golpe era un completo desastre en toda regla. Como comprenderéis la moral no estaba muy allá que dijéramos.
A los seis meses de entrenamiento en serio llego la primera gran prueba para todos los alumnos. Nos suministraron equipo de acampada, brújulas, mapas detallados del planeta, una unidad portátil de imagen tridimensional, diverso equipo de primeros auxilios junto con algunas armas blancas, un machete, dos dagas y una ballesta o arco, según preferencias, con cincuenta proyectiles. También nos dieron una especie de alforja con varias piezas de comida preparada y un par de recipientes con agua, suministros suficientes como para dos o quizá incluso tres días en el exterior. Una vez que todos estuvimos listos, dieron la orden de que nos fuésemos subiendo a las cuatro lanzaderas que nos esperaban. Solo media hora después nos dejaban en algún punto del planeta que desconocíamos, nuestra misión era muy simple: Primero localizar donde nos encontrábamos exactamente para luego completar la segunda parte, regresar a la base.
Lo primero que hice según me dejaron en el suelo, fue situarme en un lugar seguro, luego verificar mi posición exacta, llevándome una desagradabilísima sorpresa, me encontraba a más de dos semanas de la base, y eso si iba rápida, todo lo rápida que pudiese. Estuve analizando la zona en que me habían dejado, intentando refrescar mi memoria sobre los principales depredadores y peligros de la zona en contrato, encontrándome con que así a priori, podía recordar como una media docena de ellos.
Tenía varias opciones para regresar a la base, diversos caminos que me llevarían más o menos rápidos y con más o menos seguridad. Al final opte por uno que me pareció no excesivamente peligroso y lo bastante rápido como estar allí en unas tres semanas, esperaba que algo menos que eso.
Tres días después de estar viajando empecé a comprender la razón de este "entrenamiento", todos estos meses anteriores nos habían pulido físicamente, nos habían, incluso podría llegar a decir, torturado sicológicamente y echo pasar de puta pena, pero sin embargo, en esos momentos es cuando de verdad agradecía todo lo que había pasado. Mi cuerpo se fatigaba por el esfuerzo, pero mis músculos acostumbrados a él se reponían con inusitada rapidez con solo unas pocas horas de descanso. Notaba también como poco a poco mi atención a los detalles en mi camino había mejorado exponencialmente, diría incluso que pudiese ser que a un nivel totalmente subconsciente. En un par de ocasiones me distraje y salí de mi estado de ensoñación de forma brusca, alertada por algo que no habría definir correctamente hasta unos segundos después. Mi estado de alerta era completo.
Durante esas tres semanas que pase de viaje, tuve que hacer uso de mi ballesta y machete, del segundo para abrirme paso, y de la primera para defenderme de depredadores, o para cazar para sustentarme. No diré que entendiese perfectamente la necesidad de todo esto cuando según nos habían explicado al entrar, seriamos un cuerpo de control e investigación, era algo que me tenía completamente desconcertada por completo. Al final logré alcanzar la base, me disponía a entrar por la puerta con toda la calma del mundo cuando los centinelas me indicaron que debía de pasar por el despacho de nuestro responsable según llegase y como llegase, sin cambiarme, lavarme o descansar, directamente, fueron muy claros al respecto. Me dirigí allí, haciéndome pasar de inmediato nada más anunciarme...
-      Bien, veo que por fin llegó.
-      Si señor, ¿podría decirme cuantos han llegado ya?
-      Usted es la trigésimo quinta, en hacerlo. Por favor, su unidad de imágenes, déjela encima de la mesa y retírese. Le aconsejo que se pegué una buena ducha y aproveche para dormir en una auténtica cama.
-      Sí señor, gracias señor –saludé, retirándome de allí.
Suponía que querrían la unidad para chequear todo el trayecto que habíamos realizada y a qué velocidad lo debíamos de haber realizado. Durante una semana estuvimos haciendo ejercicios para mantener nuestra forma física mientras poco a poco fueron llegando los miembros del barracón que faltaban. Seis meses antes, el barracón veinticinco empezó con cuarenta miembros, tras esta prueba únicamente quedábamos treinta y siete. Tres personas habían muerto en el intento, bien por accidentes, ataques de fieras o cualquier otra causa. Tan solo el barracón catorce salió indemne de la prueba, pero todos los demás, perdieron gente en ella. Tras esto tuve muy claro que lo que dijeron al principio sobre lo difícil y peligroso que sería graduarse aquí, iba completamente en serio del todo.
Después de estos meses, que según lo denominaron los profesores, solo era una suave introducción, todo se volvió infinitamente peor. Nuestro entrenamiento se empezó a parecer muchísimo más al de las fuerzas especiales, a los grupos de comandos del ejército, o a los marines de Asalto de la flota, una formación muy especializada, pero en este caso ya de antes era diez veces más dura, por lo que ahora, fue infinitamente peor. Las clases teóricas se centraron en el control, manejo y uso de todo tipo de armas que uno se pueda imaginar, incluido diferentes tipos de explosivo. En este periodo vino la primera sorpresa desagradable de verdad, por las noches nos vimos obligados a usar un generador de ondas de aprendizaje, o lo que es lo mismo, una maquinita diseñada para poder aprender mientras duermes. Era peligroso, no sería ni la primera, ni la última vez que la puñetera maquina le freía el cerebro a alguien.
Solo un mes después de empezar con estos estudios y la maquinita, hicieron el primer examen que pasamos casi todos, solo fallaron seis personas entre todos los barracones. Las seis murieron al explotarles el artefacto que tenían que desactivar, por lo visto se lo tomaron a broma y cuando se confundieron, les exploto, matándolos en el acto. Por fortuna nadie de mi barracón hizo el imbécil, todos nos pusimos muy serios para desmontar la bomba, pese a no saber que eran de verdad. Sé que alguno protesto cuando se enteró, pero la respuesta que le dieron nos hizo pensar a todos...
-      ¡¡Cómo!! ¿Qué porque eran bombas de verdad? Pues creo que está muy claro, para que entrenen en condiciones reales, si algún imbécil considero que esto era un juego, peor para él. Le aconsejo que proteste menos y este más pendiente, o terminara por morir como esos idiotas que creyeron que estábamos jugando.
Os puedo asegurar que la contestación que dieron se corrió por todos los barracones como un incendio en hierba seca. Nadie estaba dispuesto a renunciar para nada, entre otras cosas porque tampoco teníamos muy claro si era algo que fuesen a permitir, pero desde ese instante, empezamos a tomárnoslo todo de otro modo, se terminaron las confianzas con cualquier cosa que nos mandasen. Durante los tres siguientes meses el generador de ondas hizo estragos en los barracones, en el nuestro, de treinta y siete que éramos, pasamos a veintiocho, nueve personas, cuatro mujeres y cinco hombres murieron como consecuencia del maldito cacharro.
Tras esos meses el generador nos fue retirado, nuestros cerebros habían acumulado una serie de conocimientos de todo tipo, nuestro entrenamiento con armas y combate cuerpo a cuerpo nos había convertido en auténticas máquinas de matar. Dudaba muy seriamente que cualquier Marine de Asalto o Comando del Ejército estuviese a nuestra altura en esos instantes, pese a saber más que de sobra en carne propia como de duros eran en sus instrucciones. Llevábamos allí diez meses y el método era brutal del todo, según nuestros instructores, estábamos condensando un entrenamiento de diez años en apenas dos... Nos quedó claro que éramos las cobayas del gobierno de la Confederación.
Tras esto, pasamos a entrenar en gravedad cero en unas cámaras especiales que había bajo la montaña, por fin se nos abrió la gran puerta del complejo. No teníamos el menor problema con el dominio del movimiento en el espacio, o al menos eso nos pensábamos nosotros hasta el nefasto día en que tuvimos que poner a prueba todo lo que sabíamos. Nos hicieron subir a una lanzadera por barracones, de barracón en barracón. La lanzadera bajaba de nuevo, abría sus puertas, salía el barracón anterior y subía el siguiente. Lo primero que notamos es que siempre subían más de los que luego bajaban, lo que significaba que el número de víctimas entre los barracones aumentaba.
Cuando por fin nos tocó el turno, por los ventanales de la lanzadera pudimos ver en órbita las dos grandes masas de dos corbetas de exploración. Una era la "Hades", y la otra la "Infierno", vimos como nuestra lanzadera se dirigía al hangar de la primera mientras veíamos como la segunda empezaba a moverse saliéndose de orbita, alejándose lentamente del planeta con dirección a la estrella del sistema. Para nuestra sorpresa nuestra prueba iba a ser entrenar con Marines de Asalto en las cercanías del gigante ígneo. Ellos nos aconsejarían como hacer lo que se nos iba a pedir, aunque al final, tendríamos que ser nosotros solos quienes llevásemos la operación a término. La misión era muy simple, usar armaduras blindadas de asalto, y con las dos corbetas en marcha, pasar de una a otra en pleno vuelo usando lo que creyéramos conveniente, semejante cosa nos pareció a todos una auténtica locura ya que al estar cerca de la estrella si alguno se salía de la protección de la masa de la otra corbeta, seria incinerado casi en el acto. Todos lo vimos muy negro, excepto claro, aquellos que procedían anteriormente de los Marines de Asalto, que estaban acostumbrados a este tipo de ejercicios de vacío.
Cuando me tocó el turno, salí de la esclusa para situarme sobre el casco de la nave, antes de salir había memorizado las características de ambas corbetas. Use una especie de ancla de sujeción que lance sobre la otra nave, fijándose sobre su casco, tensando luego el cable que portaba fijándolo a la nave de la que había salido. Pase por el sujetándome bien fuerte, tuve la suerte de estar casi en el final cuando debido a las, aunque mínimas, alteraciones de velocidad este se partió en dos. Por suerte pude trepar por él sin salirme de su sombra, con enorme esfuerzo logré llegar a la superficie de la nave, buscando una escotilla por la que poder entrar.
Una vez dentro fui recogida por Marines de Asalto, me tomaron datos, hora, estado físico, etc, y conducida directamente a la bodega de la corbeta, donde esperaban también los otros miembros de mi barracón que habían terminado y estaban allí esperando a los demás. Nuevamente se produjeron bajas, dos de nosotros no lo conseguimos, también a ellos se les partió el cable con la mala suerte de ir a parar tras los motores de la nave que les incineró en el acto, irónicamente no había sido la estrella la que lo hizo, que era lo que nos preocupó a todos al conocer el ejercicio que tendríamos que hacer. El barracón había bajado a 26 personas.
A estas alturas del entrenamiento, ninguno teníamos ni puñetera idea de a qué demonios se iba a dedicar exactamente el SISI, pero desde luego, por un lado esas siglas ya no nos hacían gracia a ninguno cuando salían a relucir, y por otro, todos teníamos muy claro que todo lo que nos explicaron al principio de que solo se saldría de este entrenamiento de dos modos, había ido muy, pero que muy enserio, siendo miembro del SISI… o muerto. Lo peor es que de momento, ambas opciones parecían estar equiparándose con rapidez en número de estudiantes, y aún nos quedaba mucho tiempo que pasar allí.

CONTINUARA





7 comentarios:

  1. Magniico relato, siempre haces que valga la pena esperar por tus relatos.

    ResponderEliminar
  2. Genial el capítulo 2. Espero con impaciencia a ver a dónde nos lleva, así como también el desarrollo de la trama general (¿estos hechos son anteriores o posteriores a los narrados en el libro anterior?¿Contra quién es la guerra que se está librando? etc.

    Por poner un pero: En el capítulo anterior empazaste la narración en tercera persona y después cambiaste a primera persona sin ninguna transición. Me alegra ver que en éste has mantenido el estilo durante todo el capítulo (es indiferente uno u otro, lo molesto es el cambio).

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Xan, si te fijas en el inicio de cada capítulo aparece la Fecha, precisamente porque la historia va a ir dando saltos en el tiempo dependiendo del personaje del que trate. El motivo principal de que tarde tanto, aparte de la falta de tiempo, es ese, al entrecruzarse los personajes en las historias tengo que ir con mucho cuidado.

      Tienes razón en lo del capítulo anterior, pase de tercera a primera persona, no me di cuenta de marcar la separación, lo siento, un fallo gordo. Tus dudas se iran resolviendo poco a poco, te ruego paciencia.

      Eliminar
    2. Muchas gracias por la aclaración. No me había dado cuenta del detalle.

      Saludos.

      Eliminar
  3. gracias por el capitulo estaba esperándolo, la historia se ve bastante entretenida
    aunque al ritmo que van muriendo los participantes del curso nos vamos a quedar
    sin protagonistas :)

    saludos


    ResponderEliminar
  4. Gran trabajo, por momentos me has recordado a Tropas del espacio de Heinlein o al Juego de Ender de Scott Card. No hablo de plagio, me refiero al espíritu. Hay que aplaudir el valor para meterse en una historia de este estilo. Te está quedando muy digna, te lo dice alguien que se ha leído a todos los clásicos, cada entrega es mejor que la anterior. Animo y sigue, que eres un crack. Estoy disfrutando de la lectura.

    ResponderEliminar
  5. Muchas gracias por compartir el relato.

    ResponderEliminar