Confederación Imperial Galáctica
Libro - 2
La Guadaña
Fecha estelar -
5315
Sistema Desconocido
Planeta Desconocido
Emplazamiento Secreto
Centro de Instrucción
para miembros del SISI
Por fin llego el primer día de "clases", y
fue auténticamente soporífero del todo. Empezamos corriendo varios kilómetros,
continuamos con ejercicio, seguimos con natación, y terminamos corriendo de
nuevo. Todos y cada uno de los presentes estábamos en perfecta forma física
como quedó demostrado ese primer día, y por lo que pude observar de los
miembros de otros barracones con que nos encontramos, no éramos los únicos,
todos parecían estar también en plena forma. Durante la primera semana todo lo
que hicimos se podría resumir en una sola palabra, "correr".
La segunda y terceras fueron más de lo mismo, hasta el
punto de que la gente empezaba a estar descontenta con todo aquello, y las primeras
voces se empezaban a escuchar. Al inicio de la cuarta semana, cambio toda la
situación, se nos entregaron terminales portátiles con capacidad de proyección
tridimensional, y nos facilitaron un tríptico con una serie de horarios de
estudios, sin que por ello el esfuerzo físico amainara en absoluto, de hecho si
bien disminuyo en tiempo, aumento de forma considerable en intensidad y dureza.
A partir de la primera semana al nuevo ritmo, no quedó nadie con fuerzas
suficientes como para levantar la voz y emitir la más leve queja, en caso de
que alguno nos hubiésemos atrevido, claro.
Estuvimos estudiando todo tipo de legislación
imperial, después del segundo mes con ello hubiésemos sido completamente
capaces de enfrentarnos a un abogado en un juicio de habernos puesto en esa
tesitura. Nadie, en ningún barracón, entendíamos que narices se suponía que
estábamos haciendo, creíamos que seriamos los nuevos integrantes de un cuerpo
especial, pero aquello que estábamos haciendo, en nuestra opinión no servía
para nada. Por fortuna o por desgracia, no sabría decir bien que, todo esto
cambio en el tercer mes, todos los alumnos, con independencia del número de barracón
fuimos llamados a una reunión, mil personas en una gran explanada, todos y cada
uno de nosotros con un microauricular para poder escuchar al
"Coronel" en lo que nos tuviese que decir, y desde luego, no tuvo el
menor desperdicio.
Nos informó con voz suave, de que todo lo que habíamos
estado haciendo y aprendiendo durante estos tres meses, podíamos olvidarlo
porque no servía para nada, excepto para confundirnos, enfadarnos, hastiarnos y
que nos fuésemos olvidando poco a poco de cualquier idea preconcebida que
tuviésemos de acuerdo a nuestras experiencias individuales, en resumen, nos
habían sometido a un proceso de lavado de cerebro y embrutecimiento
acelerado... hasta cierto punto nada más por lo que nos contó. Según él, desde
ese mismo instante empezaba nuestro entrenamiento en serio, y añadió que no
todos los presentes lo lograrían terminar con éxito, tras su discurso hizo que
todos nosotros fuésemos conducidos a un lugar muy concreto fuera de los límites
de la base.
No os quiero decir el efecto que ese sitio tuvo sobre
todos nosotros, se trataba de un lugar acotado dentro de la jungla, debidamente
protegido y aislado de cualquier tipo de animal que quisiese entrar allí, pero
lo que más nos impresiono, fue lo que ese sitio era, un enorme cementerio. Estaba
muy ornamentado, en la sección que nos estaban enseñando se veían un total de
veinticinco pequeñas edificaciones tumularias, no hacía falta ser muy listo
para saber que se trataba de panteones mortuorios, y que cada uno de ellos
pertenecía a uno de los barracones de los alumnos. El responsable, profesor, o
cómo demonios se quisiese llamar, nos dejó claro que todo ese espacio se iría
llenando poco a poco, y que sus primero inquilinos saldrían de nuestra
promoción. Después de esto, nos instó a que dejásemos a un lado nuestra forma
anterior de pensar y nos abriésemos a los conocimientos que nos serian
impartidos, o alguno terminaría en aquel lugar antes de lo que ninguno de
nosotros pudiésemos creer, tras decir esto volvió a abrir la marcha para regresar
a la base.
Desde el primer día vimos que efectivamente todo el
programa había cambiado de forma drástica. Las clases legales fueron
sustituidas por clases de táctica, estrategia, investigación, dispositivos de
alta tecnología, ingeniería, idiomas y un largo etc de nuevas asignaturas a
cual más compleja o complicada. La parte física también sufrió un cambio
sustancial, pasamos de correr, a entrenar en tácticas de combate cuerpo a
cuerpo, tácticas de combate con armas de proyectiles, laser, repulsaras y manejo
de todo lo imaginable que sirviese para matar. El combate cuerpo a cuerpo fue
lo más duro al empezar, se trataba de un arte llamado Pikhup-thall, y desde
luego era un arte extremadamente duro y agresivo, con él se aprendía a matar en
toda la extensión de la palabra, únicamente eso, a matar.
Como Guerrera Valkirr cometí el más grave de los
pecados que una Valkirr puede cometer, el de la complacencia y la
autosuficiencia. El maestro de Pikhup-thall, un hombre llamado TaoTki, me
eligió como contrincante, era un humanoide que daba risa, sobre un metro
cincuenta frente a mi metro ochenta y cinco, cuando estuvimos frente a frente
le mire por encima del hombro menospreciándole gravemente, además haciéndolo de
modo que todos los presentes pudiesen notarlo, el único que no parecía
enterarse de ello, era precisamente nuestro maestro. La situación en que me
coloco fue para mí de lo más instructiva, y creo que para todos los demás
también.
-
Bueno, vean todos ustedes
a mi contrincante, una guerrera Valkirr, como verán es tal y como siempre
soñamos que son estas mujeres, dos metros de altura, rubia, fríos ojos azules y
formidables senos que nos podrían cachondos a todos... jejejejejejeje -dijo
mirándome sarcástico.
-
Soy una Guerrera Valkirr
-masqué apretando los dientes ante el insulto-, pese a mi aspecto soy una
Guerrera, ser inmundo -ataque nada más terminar de hablar.
El combate duro poco, solo segundos, lo primero que el
profesor dijo nada más empezar fue que no subestimáramos a nadie, justo lo que
yo estaba haciendo con él, así que en solo segundos me dio una durísima lección
que sufrí en carne propia. En ese tiempo y pese a que yo "sabia"
pelear, me rompió una pierna, me disloco un hombro, y cuatro costillas también
sufrieron por sus caricias. Quede tendida sobre el suelo de gimnasio apretando
los dientes con fuerza para evitar que ningún sonido de dolor partiese de mí,
mientras el profesor se dirigía al resto de la clase...
-
Selena -dijo señalándome
con un dedo-, es una Guerrero Valkirr, su bisabuela procedía de otro mundo,
ella heredo sus rasgos y no los de su madre, que como cualquier otra Valkirr
era Rubia, de ojos azules y más de dos metros de estatura. No obstante, sí que
ha heredado de las Valkirr sus peores características, orgullo, orgullo,
orgullo y más orgullo, pues bien, esta es su primera lección -dijo mirándome
fijamente-, o se olvida de su orgullo o morirá.
Después de eso llamó y vinieron de la enfermería a por
mí, para asombro de todo el mundo, la primera yo, hizo que toda la clase
siguiese a la camilla repulsora donde era retirada del gimnasio para tratamiento.
No sabía a qué podía venir esto de llevarles a todos tras de mí, pero no tardé
mucho en averiguarlo. Para cualquier asunto de huesos, incluido para cualquier
problemas tras colocar un dislocamiento, existía una maquina casi milagrosa que
regeneraba el tejido óseo o cartilaginoso en poco tiempo, eso sí, era
terriblemente doloroso, por lo que el paciente siempre se sometía a la maquina
en un fuerte estado de sedación, aunque no necesariamente inconsciente.
En mi caso me metieron en la maquina tras inyectarme
algo en el hombro que supuse que serían los fuertes sedantes. Como cualquiera
desde tiempos inmemoriales no dude en hacer la estúpida pregunta de turno...
-
Eso eran los sedantes,
¿verdad? -pregunté al medido que me los pasó.
-
No, eso solo era un
inhibidor para evitar que pierdas la consciencia por el dolor cuando empiece el
tratamiento -respondió el profesor para asombro de todo el mundo.
-
Pero... -me
interrumpieron al empezar el tratamiento-, ¡¡¡¡¡¡AHHHHHHHHH!!!!! -no puede
evitar gritar presa del dolor.
-
Todo alumno que sufra una
herida será tratado sin medios calmantes o anestésicos, dependiendo del grado
de culpabilidad en ella, incluso en tiempo post-tratamiento también permanecerá
sin ellos. De este modo aprenderán ustedes que un error, una distracción, una
estupidez, cualquier cosa que les lleve a sufrir un daño, tendrá consecuencias
muy desagradables.
Me hubiese gustado poder rebatirle, pero en esos
instantes estaba con todo el cuerpo en tensión debido al dolor. Yo tensaba
todos mis músculos, mi cuerpo se estremecía, lo que hacía que el tratamiento,
por los continuos espasmos que sufría, fuese aún mucho más doloroso. Tras el
tratamiento de media hora, el cual por causa de mis continuos movimientos se
dilato durante una hora más, fui conducida a mi cámara en el barracón, donde me
dejaron para que me recuperara, y como dijo el profesor a los demás en su
explicación, sin calmantes de ningún tipo puesto que todo lo sucedido había
venido por mi estupidez, todo por mi culpa y negligencia. Resultado dos días en
cama entre terribles dolores, mientras todo en mi organismo volvía a su estado
normal.
Cuando me reincorpore a las clases de lucha, a la
semana el profesor intentó volver a sacarme de mis casillas, y desde luego,
esta vez no lo consiguió. Me insultó de formas mucho peores que la primera vez,
pero no piqué, no entre en su juego, ni perdí los nervios ni un solo instante. ¿Perdí
mi combate?, si, desde luego que sí, pero fue por la diferencia de
conocimientos, no por culpa de ninguna imprudencia mía. Al finalizar recibí un
saludo de respeto por su parte con una semíinclinación de su torso, justo en el
instante que yo iba a imitarlo lanzó su ataque, por fortuna tras la paliza del
primer día no me fiaba ya ni de mi sombra, por lo que pude escapar de él,
¡¡ojo!!, escapar, que no pude hacer otra cosa, mi intento de contraataque
instintivo a punto estuvo de salirme caro, nuevamente me escape de él por los
pelos.
Durante tres meses los entrenamientos con el profesor
TaoTki fueron absolutamente brutales, la presión a la que nos sometía era
bestial por completo, trabajábamos con el todos los días, además de tener que
asistir a un montón de clases, incluida una aburridísima de fauna local que,
todos pensábamos del mismo modo, no servía absolutamente para nada, excepto
para crearnos problemas y aumentar mucho más aun nuestra carga de trabajo.
Resultaba brutal del todo por lo que estábamos pasando, y para terminar de
rematarlo las noticias sobre la guerra que la Confederación Imperial estaba
librando no eran nada halagüeñas, por lo que nos comunicaban, quedaba claro que
estábamos perdiendo, y por lo que parecía, de mala manera. La última noticia
que nos había llegado informaba de una nueva emboscada sufrida por la Flota,
con la perdida de cinco Acorazados más tres Cruceros de Batalla, junto con un
número indeterminado de Cruceros Pesados, Cruceros Ligeros y otras naves
menores. La pérdida total de ocho naves capital en un solo golpe era un
completo desastre en toda regla. Como comprenderéis la moral no estaba muy allá
que dijéramos.
A los seis meses de entrenamiento en serio llego la
primera gran prueba para todos los alumnos. Nos suministraron equipo de
acampada, brújulas, mapas detallados del planeta, una unidad portátil de imagen
tridimensional, diverso equipo de primeros auxilios junto con algunas armas
blancas, un machete, dos dagas y una ballesta o arco, según preferencias, con
cincuenta proyectiles. También nos dieron una especie de alforja con varias
piezas de comida preparada y un par de recipientes con agua, suministros
suficientes como para dos o quizá incluso tres días en el exterior. Una vez que
todos estuvimos listos, dieron la orden de que nos fuésemos subiendo a las
cuatro lanzaderas que nos esperaban. Solo media hora después nos dejaban en
algún punto del planeta que desconocíamos, nuestra misión era muy simple:
Primero localizar donde nos encontrábamos exactamente para luego completar la
segunda parte, regresar a la base.
Lo primero que hice según me dejaron en el suelo, fue
situarme en un lugar seguro, luego verificar mi posición exacta, llevándome una
desagradabilísima sorpresa, me encontraba a más de dos semanas de la base, y
eso si iba rápida, todo lo rápida que pudiese. Estuve analizando la zona en que
me habían dejado, intentando refrescar mi memoria sobre los principales
depredadores y peligros de la zona en contrato, encontrándome con que así a
priori, podía recordar como una media docena de ellos.
Tenía varias opciones para regresar a la base,
diversos caminos que me llevarían más o menos rápidos y con más o menos
seguridad. Al final opte por uno que me pareció no excesivamente peligroso y lo
bastante rápido como estar allí en unas tres semanas, esperaba que algo menos
que eso.
Tres días después de estar viajando empecé a
comprender la razón de este "entrenamiento", todos estos meses
anteriores nos habían pulido físicamente, nos habían, incluso podría llegar a
decir, torturado sicológicamente y echo pasar de puta pena, pero sin embargo,
en esos momentos es cuando de verdad agradecía todo lo que había pasado. Mi
cuerpo se fatigaba por el esfuerzo, pero mis músculos acostumbrados a él se
reponían con inusitada rapidez con solo unas pocas horas de descanso. Notaba
también como poco a poco mi atención a los detalles en mi camino había mejorado
exponencialmente, diría incluso que pudiese ser que a un nivel totalmente
subconsciente. En un par de ocasiones me distraje y salí de mi estado de
ensoñación de forma brusca, alertada por algo que no habría definir correctamente
hasta unos segundos después. Mi estado de alerta era completo.
Durante esas tres semanas que pase de viaje, tuve que
hacer uso de mi ballesta y machete, del segundo para abrirme paso, y de la
primera para defenderme de depredadores, o para cazar para sustentarme. No diré
que entendiese perfectamente la necesidad de todo esto cuando según nos habían
explicado al entrar, seriamos un cuerpo de control e investigación, era algo
que me tenía completamente desconcertada por completo. Al final logré alcanzar
la base, me disponía a entrar por la puerta con toda la calma del mundo cuando
los centinelas me indicaron que debía de pasar por el despacho de nuestro
responsable según llegase y como llegase, sin cambiarme, lavarme o descansar,
directamente, fueron muy claros al respecto. Me dirigí allí, haciéndome pasar
de inmediato nada más anunciarme...
-
Bien, veo que por fin
llegó.
-
Si señor, ¿podría decirme
cuantos han llegado ya?
-
Usted es la trigésimo
quinta, en hacerlo. Por favor, su unidad de imágenes, déjela encima de la mesa
y retírese. Le aconsejo que se pegué una buena ducha y aproveche para dormir en
una auténtica cama.
-
Sí señor, gracias señor –saludé,
retirándome de allí.
Suponía que querrían la unidad para chequear todo el
trayecto que habíamos realizada y a qué velocidad lo debíamos de haber
realizado. Durante una semana estuvimos haciendo ejercicios para mantener
nuestra forma física mientras poco a poco fueron llegando los miembros del
barracón que faltaban. Seis meses antes, el barracón veinticinco empezó con
cuarenta miembros, tras esta prueba únicamente quedábamos treinta y siete. Tres
personas habían muerto en el intento, bien por accidentes, ataques de fieras o
cualquier otra causa. Tan solo el barracón catorce salió indemne de la prueba,
pero todos los demás, perdieron gente en ella. Tras esto tuve muy claro que lo
que dijeron al principio sobre lo difícil y peligroso que sería graduarse aquí,
iba completamente en serio del todo.
Después de estos meses, que según lo denominaron los
profesores, solo era una suave introducción, todo se volvió infinitamente peor.
Nuestro entrenamiento se empezó a parecer muchísimo más al de las fuerzas
especiales, a los grupos de comandos del ejército, o a los marines de Asalto de
la flota, una formación muy especializada, pero en este caso ya de antes era
diez veces más dura, por lo que ahora, fue infinitamente peor. Las clases
teóricas se centraron en el control, manejo y uso de todo tipo de armas que uno
se pueda imaginar, incluido diferentes tipos de explosivo. En este periodo vino
la primera sorpresa desagradable de verdad, por las noches nos vimos obligados
a usar un generador de ondas de aprendizaje, o lo que es lo mismo, una
maquinita diseñada para poder aprender mientras duermes. Era peligroso, no
sería ni la primera, ni la última vez que la puñetera maquina le freía el
cerebro a alguien.
Solo un mes después de empezar con estos estudios y la
maquinita, hicieron el primer examen que pasamos casi todos, solo fallaron seis
personas entre todos los barracones. Las seis murieron al explotarles el
artefacto que tenían que desactivar, por lo visto se lo tomaron a broma y
cuando se confundieron, les exploto, matándolos en el acto. Por fortuna nadie
de mi barracón hizo el imbécil, todos nos pusimos muy serios para desmontar la
bomba, pese a no saber que eran de verdad. Sé que alguno protesto cuando se
enteró, pero la respuesta que le dieron nos hizo pensar a todos...
-
¡¡Cómo!! ¿Qué porque eran
bombas de verdad? Pues creo que está muy claro, para que entrenen en
condiciones reales, si algún imbécil considero que esto era un juego, peor para
él. Le aconsejo que proteste menos y este más pendiente, o terminara por morir
como esos idiotas que creyeron que estábamos jugando.
Os puedo asegurar que la contestación que dieron se
corrió por todos los barracones como un incendio en hierba seca. Nadie estaba
dispuesto a renunciar para nada, entre otras cosas porque tampoco teníamos muy
claro si era algo que fuesen a permitir, pero desde ese instante, empezamos a
tomárnoslo todo de otro modo, se terminaron las confianzas con cualquier cosa
que nos mandasen. Durante los tres siguientes meses el generador de ondas hizo
estragos en los barracones, en el nuestro, de treinta y siete que éramos,
pasamos a veintiocho, nueve personas, cuatro mujeres y cinco hombres murieron
como consecuencia del maldito cacharro.
Tras esos meses el generador nos fue retirado,
nuestros cerebros habían acumulado una serie de conocimientos de todo tipo,
nuestro entrenamiento con armas y combate cuerpo a cuerpo nos había convertido
en auténticas máquinas de matar. Dudaba muy seriamente que cualquier Marine de
Asalto o Comando del Ejército estuviese a nuestra altura en esos instantes,
pese a saber más que de sobra en carne propia como de duros eran en sus
instrucciones. Llevábamos allí diez meses y el método era brutal del todo,
según nuestros instructores, estábamos condensando un entrenamiento de diez
años en apenas dos... Nos quedó claro que éramos las cobayas del gobierno de la
Confederación.
Tras esto, pasamos a entrenar en gravedad cero en unas
cámaras especiales que había bajo la montaña, por fin se nos abrió la gran
puerta del complejo. No teníamos el menor problema con el dominio del
movimiento en el espacio, o al menos eso nos pensábamos nosotros hasta el
nefasto día en que tuvimos que poner a prueba todo lo que sabíamos. Nos
hicieron subir a una lanzadera por barracones, de barracón en barracón. La
lanzadera bajaba de nuevo, abría sus puertas, salía el barracón anterior y
subía el siguiente. Lo primero que notamos es que siempre subían más de los que
luego bajaban, lo que significaba que el número de víctimas entre los
barracones aumentaba.
Cuando por fin nos tocó el turno, por los ventanales
de la lanzadera pudimos ver en órbita las dos grandes masas de dos corbetas de
exploración. Una era la "Hades", y la otra la "Infierno",
vimos como nuestra lanzadera se dirigía al hangar de la primera mientras
veíamos como la segunda empezaba a moverse saliéndose de orbita, alejándose
lentamente del planeta con dirección a la estrella del sistema. Para nuestra
sorpresa nuestra prueba iba a ser entrenar con Marines de Asalto en las cercanías
del gigante ígneo. Ellos nos aconsejarían como hacer lo que se nos iba a pedir,
aunque al final, tendríamos que ser nosotros solos quienes llevásemos la
operación a término. La misión era muy simple, usar armaduras blindadas de
asalto, y con las dos corbetas en marcha, pasar de una a otra en pleno vuelo
usando lo que creyéramos conveniente, semejante cosa nos pareció a todos una
auténtica locura ya que al estar cerca de la estrella si alguno se salía de la protección
de la masa de la otra corbeta, seria incinerado casi en el acto. Todos lo vimos
muy negro, excepto claro, aquellos que procedían anteriormente de los Marines
de Asalto, que estaban acostumbrados a este tipo de ejercicios de vacío.
Cuando me tocó el turno, salí de la esclusa para
situarme sobre el casco de la nave, antes de salir había memorizado las
características de ambas corbetas. Use una especie de ancla de sujeción que
lance sobre la otra nave, fijándose sobre su casco, tensando luego el cable que
portaba fijándolo a la nave de la que había salido. Pase por el sujetándome
bien fuerte, tuve la suerte de estar casi en el final cuando debido a las,
aunque mínimas, alteraciones de velocidad este se partió en dos. Por suerte
pude trepar por él sin salirme de su sombra, con enorme esfuerzo logré llegar a
la superficie de la nave, buscando una escotilla por la que poder entrar.
Una vez dentro fui recogida por Marines de Asalto, me
tomaron datos, hora, estado físico, etc, y conducida directamente a la bodega
de la corbeta, donde esperaban también los otros miembros de mi barracón que
habían terminado y estaban allí esperando a los demás. Nuevamente se produjeron
bajas, dos de nosotros no lo conseguimos, también a ellos se les partió el
cable con la mala suerte de ir a parar tras los motores de la nave que les
incineró en el acto, irónicamente no había sido la estrella la que lo hizo, que
era lo que nos preocupó a todos al conocer el ejercicio que tendríamos que
hacer. El barracón había bajado a 26 personas.
A estas alturas del entrenamiento, ninguno teníamos ni
puñetera idea de a qué demonios se iba a dedicar exactamente el SISI, pero
desde luego, por un lado esas siglas ya no nos hacían gracia a ninguno cuando
salían a relucir, y por otro, todos teníamos muy claro que todo lo que nos
explicaron al principio de que solo se saldría de este entrenamiento de dos
modos, había ido muy, pero que muy enserio, siendo miembro del SISI… o muerto. Lo
peor es que de momento, ambas opciones parecían estar equiparándose con rapidez
en número de estudiantes, y aún nos quedaba mucho tiempo que pasar allí.
CONTINUARA
Magniico relato, siempre haces que valga la pena esperar por tus relatos.
ResponderEliminarGenial el capítulo 2. Espero con impaciencia a ver a dónde nos lleva, así como también el desarrollo de la trama general (¿estos hechos son anteriores o posteriores a los narrados en el libro anterior?¿Contra quién es la guerra que se está librando? etc.
ResponderEliminarPor poner un pero: En el capítulo anterior empazaste la narración en tercera persona y después cambiaste a primera persona sin ninguna transición. Me alegra ver que en éste has mantenido el estilo durante todo el capítulo (es indiferente uno u otro, lo molesto es el cambio).
Saludos.
Xan, si te fijas en el inicio de cada capítulo aparece la Fecha, precisamente porque la historia va a ir dando saltos en el tiempo dependiendo del personaje del que trate. El motivo principal de que tarde tanto, aparte de la falta de tiempo, es ese, al entrecruzarse los personajes en las historias tengo que ir con mucho cuidado.
EliminarTienes razón en lo del capítulo anterior, pase de tercera a primera persona, no me di cuenta de marcar la separación, lo siento, un fallo gordo. Tus dudas se iran resolviendo poco a poco, te ruego paciencia.
Muchas gracias por la aclaración. No me había dado cuenta del detalle.
EliminarSaludos.
gracias por el capitulo estaba esperándolo, la historia se ve bastante entretenida
ResponderEliminaraunque al ritmo que van muriendo los participantes del curso nos vamos a quedar
sin protagonistas :)
saludos
Gran trabajo, por momentos me has recordado a Tropas del espacio de Heinlein o al Juego de Ender de Scott Card. No hablo de plagio, me refiero al espíritu. Hay que aplaudir el valor para meterse en una historia de este estilo. Te está quedando muy digna, te lo dice alguien que se ha leído a todos los clásicos, cada entrega es mejor que la anterior. Animo y sigue, que eres un crack. Estoy disfrutando de la lectura.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir el relato.
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