domingo, 25 de noviembre de 2012


  Confederación Imperial Galáctica
Libro - 1

U.E.P.  Estrella Oscura

3


Orbita exterior del Planeta T’rtraa XVI
Sistema T’rtrra (I.S. 596)
Imperio Shilrrurs

Hacía ya cuatro días que estábamos situados en órbita sobre el decimosexto planeta del sistema T’rtrra, nuestros sistemas de rastreo estaban trabajando a toda potencia en modo pasivo, registrando todo el trafico del sistema, con especial interés en toda nave que entraba o salía de la base estelar de la flota Shilrrurs. Estaba pensando detenidamente en como deberíamos de proceder cuando el Teniente Coronel Samuel me entregó un comunicado cifrado procedente de la inteligencia de la Confederación, en el acto me retire a la sala de reuniones para decodificarlo personalmente y verlo.

Después de leer la información que me habían mandado a petición propia, estuve casi una hora pensando detenidamente en la viabilidad del plan que pretendía ejecutar. Ciertamente iba a ser extremadamente peligroso y arriesgado, aunque si teníamos éxito, la amenaza Shilrrurs cesaría casi por completo en todo el 10º Cuadrante durante algunos años, si fallábamos... Pensé que más nos valía no fallar con el plan, especialmente por nosotros mismos, decidiendo continuar adelante con él. Llame a mis oficiales principales a una reunión para dos horas después, quería echarme un rato para estar despejado cuando planteara mis intenciones, llevaba más de quince horas planificando concienzudamente nuestros movimientos únicamente a falta de la información que me acababa de llegar.
Dos horas después, los principales oficiales de la nave estábamos reunidos en la sala a tal efecto, sentados en torno a la mesa, todos ellos pendientes de que el tripulante que nos estaba sirviendo la bebida que habíamos solicitado se retirase. Una vez que lo hizo, entre en materia…
- Bien, como ya saben los tres cruceros pesados que atacaron el 10º cuadrante tienen su base en este sistema. Las ordenes son encargarnos de ellos allá donde se encuentren, y en estos momentos los tenemos al alcance de la mano –dije sonriendo.
- Perdón Señor, pero esos cruceros están ahora mismo amarrados a la base estelar más poderosa de los Shilrrurs en este sector y posiblemente incluso la más poderosa defensivamente hablando de todas las de su imperio, yo no los veo tan a mano como usted dice –repuso el Teniente Coronel Samuel.
- Almirante, quizá no sea la más indicada para hacérselo notar, pero en esa base hemos detectado amarradas más de cuarenta naves de distintas categorías, incluyendo dos Acorazados y seis Cruceros de Batalla. Me parece un poco optimista su apreciación de que los tenemos al alcance de la mano –dijo la Coronel Samantha.
- Señor, no aguantaríamos prácticamente nada, y aun si pudiésemos conectar a la vez el encubrimiento con la cobertura, o pasar de uno a otro al instante, jamás podríamos salir luego de allí, después del primer disparo las propias baterías defensivas de la base nos despedazarían, se lo garantizo –dijo el Teniente Coronel Peter.
- ¿Tú no dices nada Sandra? –pregunte a mi primer oficial a ver que permanecía callada.
- Opino como ellos señor, pero si nos ha reunido aquí es porque tiene algo en mente, prefiero escucharle antes de opinar. Aún recuerdo perfectamente algunas de sus jugarretas imposibles durante la guerra, de modo que seré paciente, y esperare a que usted exponga su plan –repuso sonriéndome.
- Jajajajajaja, vale, entiendo. Bueno pues como la Coronel Sandra ha dicho, tengo una idea de cómo arreglar cuentas con los Shilrrurs, solo que no será nada sencillo de hacer. Coronel Samantha –dije volviéndome hacia ella.
- Señor –contesto de inmediato.
- Necesitare sus dos mejores escuadrones para lo que tengo en mente, y que el resto de su Regimiento este preparado para servirles de apoyo.
- Todos mis hombres son igual de… -le interrumpí.
- Coronel, no me interesa todo lo buenos que son sus hombres, quiero que escoja a los dos mejores escuadrones para la misión, si es necesario ármelos desde cero con los mejores hombres del Regimiento. Pero esos hombres tienen que ser los mejores de todos, ¿queda claro? –dije con tono duro.
- Si señor, tendrá a los mejores –corroboro la Coronel apretando los dientes.
- Peter –me volví hacia mi ingeniero jefe.
- Si señor, ¿qué quiere que haga?.
- Necesitaremos que amplíe y refuerce el sistema de cobertura en todo este sector de la nave, ¿cuánto crees que se tardaría en hacerlo? –dije.
Pulsando varios botones en mi mesa hice que un proyector holográfico se pusiese en marcha, mostrando la imagen tridimensional de un sector de la parte superior de la nave. El ingeniero se levanto y empezó a pedir instrucciones concretas sobre cuando se debía de reforzar el sistema. Después de escuchar mis indicaciones sobre lo que quería exactamente ante las caras de sorpresa de todos los demás al escucharme, se sentó de nuevo, permaneciendo en silencio durante un par de minutos, pensativo, dándome después la estimación que le había solicitado.
- Necesitaremos reprogramar al menos tres o cuatro de los seis satélites de repuesto que llevamos para el sistema de cobertura, e integrarlos después en esa parte para que aumenten la eficacia en ese sector, pero solo funcionara allí señor, no lo garantizo fuera de los limites de esa zona –me aclaró.
- No te preocupes, solo será necesario en esa zona –le conteste.
- Si señor, si me disculpa me pondré en el acto con ello –se estaba levantado cuando se lo impedí.
- No Peter, eso que lo hagan tus hombres, para ti junto con tus tres mejores ingenieros tengo otra tarea diferente, y considerablemente más complicada que esa.
- ¿Qué mas va a necesitar señor? –preguntó.
- Quiero que desarmes la cabeza de uno de los misiles de Antimateria y la prepares para detonarla mediante un temporizador –dije tranquilamente mientras todos se ponían palidos.
- Pero Almirante, no puede pedirle eso al señor Peter, hacer eso aquí es casi un suicidio –saltó la Coronel Samantha.
- Coronel, más le vale preocuparse de su parte, porque son usted y esos dos escuadrones que le dije los encargados de colocar esa cabeza donde yo les diga –repuse viendo como su palidez se tornaba en lividez-, deberán de moverse exclusivamente por el sector que les prepararan los hombres del señor Peter y no salirse de el por ningún motivo. La colocación solo será posible desde ese sector, un solo fallo y quedaremos al descubierto.
- Que ha pensado exactamente señor –me preguntó mi segundo muy seria.
- Dentro de exactamente ocho días llegara a esa base el Tren de Carga* que reciben cada cuatro meses. Se compondrá de una gran cabeza tractora con más de medio millar de cabinas contenedores de carga, sobre unas setecientas exactamente, e ira fuertemente escoltada. Su manifiesto de carga es secreto, aunque sabemos que se trata de suministros para los servicios de mantenimiento de la base.  Según inteligencia en el irán varios contenedores de Antimateria para el astillero junto con Kripmium refinado y diversos repuestos para los diversos sistemas de armas de su flota o base.
- ¿Qué se espera de mis hombres y de mi? –pregunto la Coronel Samantha.
- Se espera que coloquen esa cabeza en ese tren de carga Coronel, justo donde transportan sus contenedores de antimateria para sus naves. Tendrán aproximadamente tres minutos para realizar la operación atraves de ese sector de nuestra nave –señale al holograma que aún permanecía sobre la mesa- y uno de margen para que sus hombres se sitúen a salvo después de eso, también debiendo regresar por el mismo sector.
- ¿Cómo lo haremos?, eso que nos pide es casi imposible –repuso.
- Tenemos su ruta exacta de aproximación. Debido a sus características y tamaño no se desviara ni medio metro de ella. Estaremos encubiertos en este punto de su ruta –señale en un mapa holográfico que sustituyo al sector de nuestra nave-. Quedaremos por debajo del tren a una distancia de menos de un kilometro, sus hombres seguirán en todo momento protegidos por la cobertura de la nave reforzada en ese sector, tendrán tres minutos para colocar la cabeza de antimateria… ¡¡exactamente aquí!! –señale un punto entre dos cabinas contenedores-. Cuando lo hayan hecho, el resto de su regimiento debería de tirar de ellos con todas sus fuerzas y ayudar a sus mochilas a sacarlos de allí, si en cuatro minutos desde que se inicie la operación, no han conseguido estar sobre el casco de la nave, los motores de empuje traseros del tren los incinerarán.
- No será posible en ese tiempo señor, seria mandar a mis hombres a la muerte –dijo la Coronel.
- La cabeza ira sujeta a la nave por tres cables de seguridad dado que mantendremos menor velocidad que el tren, aunque por muy poco, durante ese tiempo ya que no queremos perderla si hay que cancelar. Una vez colocada soltaran los cables y se aferraran a ellos. Que el resto de sus hombres tiren con todas sus fuerzas y que sus comandos que coloquen la cabeza usen sus mochilas a toda potencia para regresar, aunque se queden sin combustible en ellas, nuestra propia retirada ayudara a sacarlos de allí. Con ayuda del cable se les podrá recuperar sin problemas pese a los cambios de dirección de la nave, pero deben de salir de la estela de esos motores como sea, el resto de su regimiento deberá de usar sus propias mochilas para frenarlos y que no mueran al estrellarse contra el casco de nuestra nave. Hable con Peter para ver cómo hacer eso en el menor tiempo posible y con el menor riesgo para sus hombres –dije.
- No se preocupe coronel, no será muy complicado, añadiré unos pernos de sujeción en la cubierta y pondremos tres pequeños motores de remolque que muevan los tornos de alta velocidad a los que les sujetaremos. Con ellos deberíamos de ser capaces de recuperarlos a todos una vez que se hayan agarrado a los cables que llevaran con los portantes de la cabeza en veinte segundos, treinta como mucho, aunque luego tendrán que frenarlos  antes de que choquen con la nave o morirán –dijo el ingeniero jefe volviéndose hacia la coronel Samantha, que asintió, continuando yo entonces.
- Una vez que nos separemos, tendremos que dirigirnos con mucho cuidado de nuevo a esta misma posición que ahora ocupamos, solo que pasaremos a orbitar la cara opuesta. Dejaremos una sonda sensora en la parte alta de su atmosfera y nos cubriremos de la explosión tras el planeta.
- ¿Y las escoltas del Tren de Carga señor? –preguntó Sandra.
- Un centenar de kilómetros antes de donde empezaremos a colocar la cabeza se habrán separado, se dirigirán a la base para reabastecerse para el camino de regreso hasta sus bases. Desde que el Tren entre en el sistema serán las patrullas de la base las que se ocupen de su protección, sus escoltas se marcharan cuando sean reemplazadas. Pero si no sospechan nada, seguirán su procedimiento habitual para estos casos, se limitaran a formar un arco externo al tren a varios miles de kilómetros de distancia de él -expliqué.
- Y la velocidad del tren señor, aún estando en deceleración será elevada, seguro que podremos hacer eso, me parece muy alta para un Tren de Carga, la verdad –preguntó el Teniente Coronel Samuel.
- Y tienes razón Samuel es excesivamente alta, esos trenes necesitan decelerar con mucha antelación, de hecho para no correr riesgos debería de empezara a hacerlo casi nada más entrar en el sistema y no donde lo hace. Por eso las escoltas le dejaran solo durante ese tramo final quedándose a varios miles de kilómetros, y por eso mismo nosotros vamos a poder hacer esto. Les sucede pocas veces, pero en alguna ocasión alguno de estos trenes se ha desmontado por completo al decelerar tan bruscamente en la fase final de aproximación, saliendo sus cabinas contenedoras cada una en una dirección diferente, igual si fuesen misiles. Pero ese es un riesgo que tenemos que correr, y como digo, les sucede muy pocas veces –expliqué tranquilo, aunque por lo que vi debía de ser el único tras la explicación.
Después de aclarar unos cuantos puntos más, todo el mundo se fue a preparar su parte del cometido en el plan. Nadie menciono el efecto que la cabeza de antimateria tendría en la base y sus consecuencias. En una base de la importancia y tamaño de esa, sería fácil que cuando detonara hubiese a bordo de unas setenta mil, a más de trescientas cincuenta mil almas, contando entre tripulantes de la base y tripulaciones de las naves. Aunque lo normal es que no hubiese tantos como debería de haber, ya que habitualmente gran parte de las tripulaciones estarían sobre el planeta de descanso mientras sus naves son puestas a punto, o llamadas para el servicio. Dependiendo de donde detonara, los daños serian más o menos serios, pero por poco que hiciese, al menos entre un 15 y un 30% aproximadamente  de esa cantidad moriría. Los tres cruceros pesados que eran nuestro objetivo estaban amarrados muy cerca del muelle de descarga que usaban los transportes, con lo que, pasase lo que pasase, esas tres naves estaban condenadas si teníamos éxito y explotaba.
Todo el mundo estaba trabajando a marchas forzadas preparando la nave para mis planes, la infantería de asalto estaban entrenándose para recuperar a sus compañeros, tanto usando los tornos que ingeniería les había instalado, como por ordenes mías expresas, bajarlos a toda velocidad a fuerza de músculos con los portantes de la cabeza. Tras eso debían de realizar un repliegue a toda velocidad al interior de la nave tras dejar perfectamente anclados al casco los tres cables portantes que habrían servido para mantener en su sitio las cabezas. Únicamente se vieron obligados a interrumpir su entrenamiento el quinto día, ya que una patrulla de dos corbetas estuvo rastreando nuestra zona de forma rutinaria, por lo que todos los sistemas fueron dispuestos al mínimo. La cobertura funciono perfectamente y no fuimos detectados.
El séptimo día nos pusimos en marcha, teníamos un total de veintiocho horas para colocarnos en posición, una vez que el tren se acercara, únicamente podríamos hacer pequeños movimientos inerciales para situarnos adecuadamente sin ser detectados. Una vez en posición, cuando el tren pasase sobre nosotros, tomaríamos 2.3sg de impulso máximo, era la parte más arriesgada, pero confiaba en que la propia masa e interferencia del tren nos camuflase de los sensores de la base. Eso nos daría los tres minutos que teníamos para colocar la cabeza en un reducido espacio entre dos cabinas contenedoras concretas, justo las dos que llevaban módulos de antimateria, de ese modo aun en caso de ser detectada la antimateria antes de que este llegase, se tomaría como que alguno de los módulos de las cabinas tenía problemas de estanqueidad y los sistemas de seguridad del modulo estaban controlándolo, ese tipo de fugas era algo fácil de solucionar con Kripmium. Cuando la cabeza detonara, esos mismos módulos podrían ocultar la realidad, si no del todo en caso de una investigación extremadamente concienzuda, si al menos desviar las investigaciones  el tiempo suficiente como para que reaccionasen de inicio y darnos tiempo a salir de allí antes de que nos empezasen a buscar.
Apenas a tres horas de que el tren pasase y con nosotros centrados por completo en ajustar nuestra situación a la ruta que nuestros sistemas nos indicaban que llevaba, vimos para nuestra consternación, que el Crucero Pesado T’nilar salía de la base estelar adquiriendo rápidamente su velocidad de crucero, entrando solo media hora después en el Interespacio, escapando así de nuestras manos.
Registramos su posible ruta, y mientras los demás se ocupaban de situarnos correctamente, me encerré en la sala de reuniones a intentar discernir donde podían haber ido en solitario, ya que según los informes de inteligencia desde hacía seis meses esas tres naves siempre habían salido juntas bajo el mando del Almirante Shrroer’ls, cuya nave insignia era el T’aalgs. El único consuelo es que al menos él no se escaparía, excepto que hubiese cambiado de nave, algo que rarísimamente se hacía entre los Shilrrurs, excepto que una nave más poderosa se adhiriera a la flota asignada a su mando.
Media hora antes de que el tren nos alcanzase el regimiento completo de infantes de asalto con la coronel Samantha a la cabeza tomo posiciones, situando la peligrosísima cabeza de Antimateria anclada sobre el casco y sujeta con los larguísimos cables portantes de ferrocreto de acero Kliss. Todo el mundo en el puente miraba de reojo con gran nerviosismo el bulto que hacia esa cabeza, todos sabían lo que pasaría si en lugar de ser adherida con suavidad al tren, esta chocaba contra él. Cuando el Tren de carga entro sobre nosotros a poco más de setecientos metros de distancia todo el mundo palideció, una simple variación por su parte de una centésima de grado en cualquier dirección y la columna de cabinas contenedores se terminaría estrellando con nosotros al estar tan cerca.
Cuando el punto exacto entro en el radio establecido para iniciarse la operación vimos por los polarizados ventanales, como la infantería se ponía en movimiento con la cabeza de antimateria entre ellos, subiendo rumbo al tren de carga mientras controlaban que no diese bandazos. La cabeza fue colocada sin el menor contratiempo, en exactamente 2:39sg, luego todos los soldados se aferraron a sus cables, usando sus ligeras mochilas de impulsos para propulsarse a máxima velocidad en dirección a nuestra nave y acelerar de ese modo su salida de allí.
Estuvimos a punto de perder a cuatro hombres de los cincuenta al no poder engancharse a tiempo antes de que se iniciase la recogida de los portantes a toda velocidad, pero el resto de sus compañeros se las apañaron para mantenerlos con ellos hasta llegar al casco. El motivo para que todo el regimiento estuviese sobre la cubierta, no era realmente para traerlos hacia la nave, sus mochilas podrían hacerlo sin dificultad junto con los cables, el problema era que un mal cálculo de un grado les haría pasar de largo, y que aún en caso de ir todo correcto, sus mochilas no tendrían capacidad para que evitasen un violento choque contra el casco. Para evitar ese choque es para lo que estaban sus compañeros, cuando les faltasen diez o veinte metros, deberían de usar sus propias mochilas para irles al encuentro en grupos mínimos de tres o cuatro hombres por cada uno, y frenarlos.
La recuperación de los dos escuadrones que colocaron la cabeza supuso una veintena de heridos por contusiones, ya que a la propia inercia de sus compañeros, había que sumar el que la nave se puso en movimiento complicándoles mucho el poder retenerlos de forma eficaz a la primera. Los heridos habían sido principalmente debido a golpes de los cables portantes, el impulso inicial de los comandos cuando se recogían los habían convertido en algunos puntos en látigos que golpearon al alcanzar la nave. Por suerte, el que estuviesen en el espacio en gravedad cero, y los trajes blindados de los soldados les protegieron, evitando que los partiese por la mitad.
Media hora después de que todos los soldados estuviesen dentro, y los heridos en la enfermería, la Coronel Samantha entro en el puente de mando mirando fijamente la pantalla mientras se dirigía hacia mí.
- Misión cumplida señor, hemos tenido veintiocho heridos, que ya están en la enfermería bajo atención, ninguno en peligro –asentí a su informe-. Perdone la pregunta, ¿pero se sabe algo del T’nilar?
- Nada Coronel, todavía no sabemos nada. Supongo que de esta se escapará, pero creo que tengo una posible idea de donde se ha podido marchar…
- ¿Señor? –pregunto ansiosa.
- No se preocupe que no se nos va a escapar, pero primero –señale la pantalla que nos mostraba la gigantesca base estelar- acabemos de ocuparnos de eso y ver cuánto daño hemos causado. Si se encuentra en condiciones, por favor, ocupe su puesto.
- Si señor –ocupó en el acto su puesto de oficial táctico.
Doce tensas horas después, alcanzamos la cara oculta del planeta, previamente en la órbita contraria habíamos dejado un pequeño satélite rastreador dotado con cámaras de gran potencia. Cuarenta y cinco minutos después de estar en la órbita se produjo la detonación de la cabeza de antimateria. Fue el infierno, su potencia destructiva dependía por completo del numero de cabinas contenedoras que hubiesen sido transferidas del tren a la base, contra más cerca estuviese de esta la que contenía la cabeza, más cerca de sus escudos y por tanto más daño haría. Pero por otro lado, si llegaba a la base antes de que detonara, la cabeza seria descubierta en el acto, y si bien no podrían neutralizarla, quizá si tuviesen tiempo para meterla en alguna lanzadera y mandarla en dirección al sol, lejos de donde pudiese hacer daño. Sin contar que con esta opción, toda nave de guerra en el sector se pondría a buscarnos en el acto.
Por el sitio que vimos luego, en la repetición de las grabaciones, que se inicio la detonación, la cabina contenedor debía de estar la cuarta o quinta para su transferencia, casi pegada al límite de los escudos de contención de la base. La explosión desintegro prácticamente una quinta parte de la estación, y dos quintas partes más resultaron devastadas, como en todas estas estaciones, estaban protegidas por poderosos escudos de contención con el fin de aguantar sin desarmarse, los “leves” choques de las naves al amarrar. Además, los módulos de descarga siempre solían estar en unos de sus extremos y con blindajes especiales, en previsión de una deflagración fortuita de material de guerra, pero esas precauciones era pensando en detonaciones de misiles, torpedos, etc, no en antimateria, que era casi imposible que un modulo de ella explotara. Solo en un caso entre un trillón mas o menos, era el cálculo sobre un accidente de ese tipo con ellos. Esos módulos en caso de tener fugas solían explotar al intentar pasar sus naves al Interespacio, pero no mientras te limitases a moverte en el espacio normal, y menos estando como en ese caso inertes al no estar acoplados a ningún sitio, en que la probabilidades de un accidente aún eran infinitamente menores.
Otra consecuencia adicional de la magnitud de la explosión y los daños, es que sacaron de orbita la estación, iniciando un lento pero progresivo descenso hacia el planeta. Los dos cruceros pesados desaparecieron junto con un gran número de naves amarradas en aquella zona. De las ocho principales naves amarradas, uno de los acorazados y cuatro de los cruceros de batalla también habían sido destruidos por completo, de uno de los cruceros solo se veía un negro armazón retorcido, flotando aún unido a los restos de su amarre. Por las imágenes, el acorazado y los dos cruceros de Batalla restantes no podrían ir a ningún sitio, si lograban soltarlos del amasijo de escombros donde estaban, tendrían que remolcarlos a un astillero, y les llevaría meses volver a ponerlos de nuevo en operación.
Según nuestros cálculos aproximadamente treinta naves de guerra habían sido completa y totalmente destruidas, ocho más estaban tan dañadas que si podían sacarlas de los restos de la base antes de que esta cayese, necesitarían meses de astillero para volver a ser operativas, puede que incluso alguna de ellas no mereciese la pena el esfuerzo, dinero y trabajo a invertir debido a los gigantescos daños que se apreciaban.
Solo veinticuatro horas después, la base de desplomó sobre el planeta, provocando una autentica catástrofe. T’rtrra IV donde había estado situada la base, era uno de los planetas con mayor numero de habitantes de todo ese sector, varios miles de millones de seres inteligentes. La base fue a impactar en una zona de alta densidad de población, según las estimaciones que luego se informarían, el desastre provoco cerca de cuarenta millones de muertos y varias decenas de millones más de heridos al caer sobre la cuarta ciudad más poblada del planeta. Una ciudad que tenía aproximadamente antes del impacto unos ciento cincuenta millones de almas.
Tras comprobar la eficacia de la cabeza sobre la base y el fin de esta, di orden de recuperar el satélite e interponiendo el decimosexto planeta entre nosotros y sus sistemas de rastreo, saltar al Interespacio con rumbo al sistema *IS-398 según nuestras cartas, primer punto que establecimos como posible destino del Crucero Pesado T’nilar, que se nos acababa de escapar de entre las manos.


CONTINUARA


*IS (Imperio Shilrrurs). Desde hacía más de trescientos años las cartas de la flota de la Confederación Imperial reflejaban todos los sistemas por nomenclatura numérica. Primero iban las iniciales del estado al que pertenecían, y luego su número de asignación de sistema en ellas, de ese modo se evitaban confusiones de nombres, ya que las distintas razas los llamaban de diferente forma, pero en algunas ocasiones, nombraban del mismo modo sistemas diferentes, siendo poco menos que un caos. Durante todos estos años el sistema ciertamente se había demostrado muy eficaz.
* Tren de Carga. Estos trenes llevan una poderosa nave capaz de arrastrar enormes masa y pesos tras de sí por el Interespacio, controlarlos y manejar su inercia debido a las diferentes tracciones gravitatorias de la estrella, planetas, esteroides, cometas, etc, algo que requería de extraordinaria potencia para ello. Son terroríficamente lentas, pero su capacidad para transporte sería el equivalente a más de cien cargueros hiperpesados. Económicamente solo son rentables si van completamente cargados y no llevan mercancía cuya importancia resida en la velocidad de llegada a sus mercados, restringiendo en mucho su valía. Su principal utilidad es en explotaciones mineras, donde un sistema continuo de Trenes de Carga hacia los principales almacenes de las compañías, anulan por completo esas desventajas de velocidad, al mantenerlos suministrados constantemente realizando viajes de manera periódica.

3 comentarios:

  1. Felicidades buena secuencia de relato, ¿estas seguro que este Almirante no tiene ningun parenesco con un tal Val?, ¡es bastante facilito para matar!

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  2. Haaaaa, magnifico llevaba 15 dias esperandolo.

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